Libertades
Acciones en América Latina para frenar la violencia machista en internet

2018 ha sido un año funesto para las libertades en América Latina. Por un lado, una ofensiva conservadora y religiosa, homófoba, machista y antiderechos. Por otra, una gigantesca protesta descentralizada y espontánea. La disputa se ha dado, además de en las calles y las plazas, en el mundo digital, especialmente en las redes sociales y en las herramientas de mensajería instantánea.

Vigilia Buenos Aires Aborto Congreso
Mujeres en la vigilia durante el debate en el Congreso que se ha prolongado durante más de 20 horas. La Vaca Nacho Yuchark
25 nov 2018 06:00

¿Cómo se desata el nudo de las crisis políticas actuales y su entresijo con la tecnología? ¿De qué forma se realza la conflictividad y la violencia en tiempos de enfrentamientos digitales? ¿Cómo se relaciona la represión en las calles con el uso de nuestras mascotas digitales? La idea de un internet feminista concentra las principales preocupaciones vertidas.

Un grupo considerable de activistas del sur global vienen reflexionando acerca de la posibilidad de un internet feminista. Desde las demandas de empoderamiento de más y más mujeres y personas de la disidencia sexual para disfrutar enteramente de nuestros derechos, involucrarse en actividades lúdicas y placenteras, y desmantelar el patriarcado, también desde internet.

El problema reside en que para la mayor parte de los gobiernos, los ataques digitales no constituyen violencia real

Debatir una internet feminista desde las múltiples capas de la discusión implica cuestionar la lógica capitalista que impulsa a la tecnología hacia una mayor privatización, un mayor beneficio y un mayor control empresarial. Pero por sobre todas las cosas para entender qué está en juego cuando hablamos de internet, tecnologías y usos de datos personales sin el consentimiento de las personas. Compartir el conocimiento y destacar la expresión creativa que resiste a los discursos de odio.

El problema reside en que para la mayor parte de los gobiernos, los ataques digitales no constituyen violencia real. Para un gran público, todavía, los hostigamientos en internet no constituyen mayor preocupación. Por ello, la campaña Dominemos la Tecnología es un esfuerzo para evidenciar la violencia relacionada con las tecnologías, que sigue ninguneada o silenciada, pero que es eficaz en amedrentar a las mujeres y personas LGBTIQ+ en internet.

Durante los últimos diez años, esta campaña se ha hecho de recursos creativos digitales para señalar las formas de censura que se derivan de los ataques en internet. “Para nosotras esto es una expresión de la violencia sistemática hacia las mujeres. Cuando comenzamos nos dimos cuenta que si no le prestábamos atención en ese momento estaríamos en condiciones mucho más preocupantes conforme creciera internet”, explica sobre los inicios de la campaña Erika Smith, coordinadora de las múltiples acciones que durante 16 días su organización prepara para enfrentar la violencia de género en internet.

Por todo esto, Dominemos la Tecnología propone a la estrategia de documentación de la violencia en internet como un reto urgente. La denuncia y el cuidado por los datos personales en contextos como el brasilero, argentino o nicaragüense es vital para evitar la revictimización de las personas. Un buen punto de partida es repensar nuestras identidades digitales, observar si nos es posible salir del nombre y la identidad real digital en los tiempos que navegamos. Crear nuevas identidades colectivas de denuncia, como bien lo hacen Las Malcriadas en Nicaragua.

¿Qué podemos hacer?...
Llevar estos debates, lecturas y sonidos a nuestras comunidades, universidades, trabajos, mesas de café. Participar de los debates de los 16 días de activismo para erradicar la violencia hacia las mujeres y personas LGBTI+ con la etiqueta #InternetFeminista. Alzar la voz y sacudir las ideas para politizar las herramientas que usamos desde una lógica interseccional, es decir: que tenga en cuenta cómo las marcas de clase, raza, etnia, edad, idioma y género también son datos ineludibles en la internet.

 Internet se disputa en América Latina 

Pocas personas podían imaginar un año atrás los recientes acontecimientos a lo largo de América Latina, donde el recorte de derechos humanos avanza a pasos agigantados. Argentina rozó la legalización total del aborto seguro y gratuito. Muchas otras jamás pensaron que en Brasil ganaría la opción más derechista. Otra gran parte, aun tapando el sol con la mano, percibiría la infructuosa tarea de negar la ola de represión en Nicaragua a manos del propio Gobierno. Para todos estos desafíos hay un nudo tecnopolítico a desenmarañar, los usos de las tecnologías por las feministas dan la pauta y señalan un camino a seguir.

La realidad supera a la ficción, los algoritmos que regulan nuestras interacciones virtuales no colaboran en la lectura del presente, menos en la legibilidad del futuro cercano. Estos hechos marcados por los discursos de odio y las burbujas informativas tienen mucho que ver con usos y apropiaciones que hacemos de las tecnologías.

“Nuestros cuerpos son territorios es disputa. Internet es un territorio en disputa. Los algoritmos son un territorio en disputa. Hay una tendencia de ánimos imperialistas que busca limitar las posibilidades de nuestros cuerpos, sus afectos, relaciones y tránsitos para el servicio mercantil de quienes deciden cómo se narra la historia y el mundo”, señalan Lili Anaz y Natasha Akhmatova, activistas tecno-feministas latinoamericanas, leyendo de manera sabia y problemática los desafíos en nuestro horizonte.

Los sistemas de mensajería instantánea y las redes sociales siguen siendo las trincheras de organización tanto para personas y organizaciones que luchan por más derechos como para aquellos que tienen como meta lo contrario: avanzar hacia el conservadurismo y la reducción de justicia social.

En Argentina, Brasil y Nicaragua, las redes sociales han jugado un papel clave en la ofensiva conservadora y las luchas feministas para hacerles frente.

Pañuelazo Argentina Aborto 4 de Junio 2
El pañuelo verde se ha convertido en un símbolo de la movilización para despenalizar el aborto en Argentina. Alejandro Rodríguez

Argentina: año de la ola verde

En Argentina, fueron millones las personas que se movilizaron entre marzo y agosto de 2018, meses en los que se debatió en el Congreso de la Nación la ley de interrupción voluntaria del embarazo. La marea verde dio lugar a cuestionamientos de políticas públicas integrales relativas a derechos sexuales y salud reproductiva.

En internet, el debate se había expresado durante los últimos tres años con hashtags como #YoAborté #JuntasAbortamos #LibertadParaBelen #AbortoLegalYa, junto a la presencia constante de los “pañuelazos”, marchas y concentraciones públicas dieron consistencia real y urgente a un reclamo que quema. El reclamo, que lleva más de 20 años colocado en la agenda de movimientos sociales gracias a la tenacidad de las feministas históricas de Argentina, dejó por fin de ser eludido.

Argentina
El Senado no frena la lucha del derecho a decidir

La primera muerte de una mujer en Argentina tras la negativa del Senado a legalizar el aborto es el marco en el que la periodista Laura Salomé Canteros rememora una movilización histórica para las mujeres y el poso que ha dejado.

Sin embargo, al rechazo del Senado, por muy pocos votos de diferencia y con la movilización a favor del derecho a decidir más grande de la historia argentina, y la falta de solución de la inseguridad y la criminalización de los abortos clandestinos en el país, le siguieron las agresiones físicas y verbales. A estas acciones le siguieron las amenazas presenciales y virtuales y el intento de persecución a mujeres que deciden abortar y a activistas de derechos humanos que brindan información, de parte de grupos antiderechos que parecían estar agazapados y esperando en las sombras.

“Estamos luchando contra una institución que tiene 2.000 años de dominio en la historia de la humanidad, dominio de los cuerpos, de los deseos, de la vida, de todas nosotras. Entonces tenés un enemigo fuerte enfrente, con muchos recursos y muchos años; que por supuesto tiene el apoyo de los gobiernos, pero nosotras tenemos el apoyo de todas”, resumió Celeste Mac Dougall, una de las activistas mas visibles por el aborto en Argentina.

En el caso argentino, un caso reseñable de ataques a la libertades en las redes fue la apertura y difusión de la plataforma virtual de denuncias de la Fundación +Vida, que pretende “confeccionar un mapa del delito del aborto”. Dicha iniciativa digital de los antiderechos convierte a las víctimas en victimarias al sostener que el aborto es un delito comparable con el homicidio y convierte en virtuales jueces y policías a la ciudadanía, alentando a denunciar a las virtuales condenadas.

Desde organizaciones feministas señalan que este tipo de mapeos, donde grupos que dicen “defender la vida” recolectan información personal de redes de socorristas y colaboradoras en el acceso al aborto seguro, puede ser utilizado para ataques de doxing, es decir, divulgación de datos personales como domicilios, datos financieros o teléfonos privados.

Los ataques de doxing pueden derivar directamente en ataques físicos, así como en actos de difamación y aumento del discurso de odio. Por tanto, estas prácticas han de ser observadas con atención y denunciadas como formas de ataque y persecución a las personas.

Lula Sao Paulo
Lula arropado por sus seguidores en São Paulo el 20 de julio 2017. Foto: Paulo Pinto/Agência PT

La tristeza no tiene fin en Brasil y Nicaragua

En este mismo medio nos preguntábamos a inicios del año: “¿Qué está pasando en Brasil, el país que más mata personas LGTB+ en el mundo?”. Un fenómeno de violencia en aumento registrado no solo en las calles sino también con mob attacks (ataques masivos) dirigidos a activistas en las redes sociales comerciales.

Entre las diversas formas de expresión de la violencia se registran cada vez más ataques organizados en enjambre por grupos homofóbicos en redes sociales digitales, la censura en museos y las violencias directas contra los cuerpos de las personas LGBT+. Este año, en Brasil, el clima de inestabilidad política fue mayor a causa de un año electoral plagado de persecuciones judiciales y campañas mediáticas de descrédito dirigidas al expresidente Lula da Silva, quien lideraba las encuestas en el momento de ser encarcelado.

Las campañas políticas se centraron en la circulación masiva de mensajes a través de WhatsApp, con una dudosa transparencia en el uso de datos personales para el envío de mensajes hiper-personalizados por medio de estos vehículos digitales.

En el caso de Nicaragua, la represión del Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo ya ha provocado la muerte de más de 300 personas, mientras que cientos de personas están desaparecidas.

La crisis, que estalló a raíz del descontento social que la población arrastra desde hace años con el Gobierno del FSLN, sobrepasó ampliamente las garantías de cumplimiento y respeto de los derechos humanos: la represión, las agresiones físicas y el miedo psicológico, se convirtieron en vías para intentar restablecer el orden, la razón de Estado y extinguir la protesta social.

Las redes se llenaron de memes, hashtags y los ya célebres apoyos con foto y cartel llegados desde todo el mundo. También se difundieron flyers con denuncias concretas de personas —estudiantes y activistas particularmente— que estaban siendo secuestradas a plena luz del día.

Protestas en Nicaragua
Protestas en Nicaragua contra la reforma de la Seguridad Social. Jorge Mejía

Una serie de colectivos feministas nicaragüenses se organizaron como enjambres en las redes sociales comerciales para mantenerse firmes en las denuncias de violaciones a los derechos humanos, así como en la acción, difusión, divulgación y debate sobre la grave crisis que vive el país. Ellas no son individualmente identificables, sino que toman cuerpo en el perfil de Twitter de Las Malcriadas, donde puede leerse: “La gira feminista #FlorecerásNicaragua llama a la acción y a la solidaridad feminista internacional dentro del conflicto sociopolítico que enfrenta nuestro país”.

“Las Malcriadas surgen para responder al contexto, somos un montón y no nos conocemos, nos hemos conectado a través de un sitio de chat seguro: de una amiga que conectó a otra amiga y así fuimos creciendo y hemos logrado básicamente cubrir los territorios. Nuestro nombre representa algo muy profundo: es una mala crianza ante un sistema opresor que ahora está respondiendo al régimen de Daniel Ortega y sus allegados, pero que va a responder a cualquier cosa que se nos venga encima porque estamos dentro de un contexto de un sistema capitalista global y no vamos a dejar de ser malcriadas”, nos cuenta Carla Verónica, periodista nicaragüense exiliada que corre la voz de la denuncia en la región.

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