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Derechos Humanos
Yanis Mhamdi: “Israel es el Estado que mata más periodistas en todo el mundo”

El 1 de junio partieron de Catania (Italia) diez voluntarias humanitarias y dos periodistas a bordo del buque Madleen formando parte de la campaña 2025 de la Flotilla de la Libertad. El destino de esta misión de solidaridad civil era Gaza. Allí, la hambruna es utilizada como una más de las armas de guerra. El objetivo de estas defensoras de los derechos humanos era romper el bloqueo de ayuda humanitaria de una manera real, pero también simbólica, denunciando que el silencio y la inacción internacional no equivalen a neutralidad, sino a complicidad con la limpieza étnica que sufre la población palestina.
Entre su tripulación se encontraba Yanis Mhamdi, periodista del medio de prensa independiente francés Blast, para ejercer su profesión documentando esta misión. Mhamdi lleva tiempo cubriendo la actualidad en Palestina, y ha realizado el documental Netanyahu: Portrait d'un criminel de guerre. En él, además de analizar los orígenes y la ideología de un personaje contra quien la Corte Penal Internacional ha emitido una orden de arresto por cargos que incluirían crímenes de guerra y contra la humanidad, presta también atención a otros factores que han determinado que el sionismo haya radicalizado más si cabe su discurso e intensificado el genocidio del pueblo palestino.
Yanis Mhamdi fue liberado finalmente el 16 de junio. Ha podido recuperar la mayor parte del material que le había sido arrebatado por los miembros de las fuerzas armadas sionistas después de haber sido secuestrados ilegalmente en aguas internacionales. A partir de septiembre se pondrá a trabajar en un nuevo reportaje para documentar su travesía por el Mediterráneo a bordo del Madleen.
¿Cuál fue la razón principal por la que decidiste enrolarte en el Madleen y tomar parte en la Flotilla de la Libertad?
La razón principal fue que yo soy periodista y tenía la oportunidad de filmar y documentar a una serie de personas que estaban dispuestas a arriesgar su vida por evidenciar el bloqueo de ayuda humanitaria a Gaza. Ese era el primer objetivo, y el segundo era mostrar que después del 7 de octubre de 2023 hay un bloqueo informacional sobre Gaza, donde ningún periodista internacional está autorizado a entrar. Yo esperaba que si el barco llegaba finalmente a la Franja, podría de alguna manera levantar ese bloqueo informacional entrando allí como un periodista occidental.
¿Podrías describirnos qué sucedió la noche del lunes 9 de junio?
A las 2h de la mañana dos tripulantes del Madleen hicieron sonar la señal de alarma. Estábamos todos dentro de la cabina viendo qué podía haber sucedido, cuando escuché el ruido de un dron. Ese dron comenzó a soltar un líquido blanco, creo que se trataba de pintura, pero no lo puedo asegurar. Entonces apareció un segundo dron que emitía un ruido ensordecedor. Llegó un barco del ejército israelí que nos abordó, yo estaba filmando con mi cámara lo que sucedía. De repente decenas de soldados se subieron a nuestro barco, y me encontré a uno de ellos de frente. Apuntó su arma sobre mí y me ordenó que dejara mi cámara o me dispararía. Inmediatamente, fuimos detenidos. Nos colocaron sobre la cubierta del barco durante algunas horas, bajo un frío intenso, y cuando comenzó a hacer calor, nos metieron en el interior del barco sin dejarnos salir de allí. Llegamos al puerto de Ashdod sobre las 21h después de una larga travesía de más de 19h. ya que fuimos interceptados en aguas internacionales, a unos 200 km de Gaza.
“No podíamos saber en qué hora vivíamos, la celda estaba llena de chinches. Era muy difícil dormir porque dejaban la luz encendida, por lo que perdíamos la noción del día y la noche”
¿Qué tipo de documento te instó a firmar el ejército israelí una vez que llegasteis al puerto de Ashdod?
Nada más llegar al puerto me preguntan “¿Quieres regresar pronto a tu casa? Entonces tienes que firmar este documento”. Ese documento recogía que yo había entrado ilegalmente en territorio israelí, hacía referencia a un artículo de una ley desconocida para mí y me prohibiría la entrada en Israel durante 100 años. Yo rechacé firmar ese documento porque obviamente yo no había entrado ilegalmente en territorio sionista, sino que su ejército había sido quien nos había venido a buscar e interceptar. Las consecuencias de no firmarlo fueron que yo sufrí una semana de prisión. Alegué que era periodista, que no era uno de los militantes de la Flotilla de la Libertad, y que tenía el derecho de poder contar lo que sucedía, pero para ellos yo formaba parte también de lo que ellos llamaban “los criminales del barco”.
¿Podrías describirme bajo qué condiciones estuviste detenido?
Primero fuimos llevados al comisariado donde fuimos interrogados y posteriormente, los que rechazamos firmar el documento, conducidos a la prisión. Allí, los soldados no nos violentaron, pero estuvimos retenidos bajo lo que yo considero como “tortura psicológica”. Quiero decir que los otros prisioneros tenían derecho a la televisión y a la lectura, y nosotros no. Teníamos una salida (al patio) por la tarde, de una duración de entre 30 y 45 min. No podíamos saber en qué hora vivíamos, la celda estaba llena de chinches. Era muy difícil dormir porque dejaban permanentemente la luz encendida, por lo que perdíamos la noción del día y la noche. A todo esto se unió que el viernes 13 de junio tuvo lugar el ataque sionista a Irán, por lo que se cerró el espacio aéreo y me encuentro bloqueado ilegalmente, sin además poder ver a mi abogado.
Cuando tú eres un periodista occidental tienes más suerte que los periodistas palestinos, que son asesinados sin reparo
¿Llegaste a pensar que podrías no salir de esta situación de arresto ilegal?
Por supuesto, he tenido miedo. Entre el jueves 12 y el viernes 13 de junio la jueza le hizo saber a mi abogado que yo sería de los últimos en ser liberado por hacer ver a los periodistas que se pudieran enrolar en el futuro en la Flotilla que eso tendrá consecuencias y podrán afrontar un largo tiempo en prisión. Además como he dicho, el espacio aéreo estaba cerrado, por lo que la situación se hacía más estresante porque tenía la sensación de que no podría regresar. A eso le debemos sumar que el Estado sionista ha asesinado a más de 200 periodistas palestinos desde el 7 de octubre de 2023, porque ellos eran periodistas y estaban documentando el genocidio. Por lo tanto, el sionismo persigue de una manera deliberada a los periodistas. No me mataron por mi condición de periodista occidental, pero terminé en prisión. Cuando tú eres un periodista occidental tienes más suerte que los periodistas palestinos, que son asesinados sin reparo. Esa es la realidad, es el Estado que mata más periodistas en todo el mundo.
Una parte de la prensa francesa te ha calificado como activista o militante, desdeñando tu trabajo como periodista, ¿a qué crees que se debe?
Eso ha sido consecuencia de la propaganda sionista esparcida por Francia, negando los derechos derivados de mi condición periodista con la intención de validar mi detención ilegal. Nuestro intento de llegada a Gaza para romper el bloqueo humanitario e informativo está amparado en términos del Derecho Internacional y del Derecho Humanitario, pero obviamente la prensa francesa no ha hablado de eso. Me ha calificado de militante, con la intención de desacreditarme. Es igual que cuando la prensa francesa dice que los periodistas palestinos que son asesinados por el sionismo no son periodistas, sino que son próximos a Hamás, que ellos no ejercen su profesión. Es una manera de negar que la potencia ocupante asesina periodistas. Pero, por el contrario, yo considero que los que no son realmente periodistas son esos que difunden la propaganda sionista y ellos sí que son verdaderos militantes pro-israelís. Mientras, yo soy un periodista que intentaba documentar una acción humanitaria, en relación a la cual el propio informe de la ONU afirma que ese barco debería poder pasar.
El mismo día de nuestra interceptación, el cónsul francés hizo todo lo posible para que firmáramos el documento al que nos instó Israel y así ser repatriados, cuestión que yo no acepté
¿Cómo te sienta ese menosprecio?
Lo cierto es que yo soy categorizado en Francia como un militante por esa gente que trabaja para los multimillonarios que compran los medios de prensa y las cadenas de televisión francesas. El 80 % de la prensa francesa está en manos de multimillonarios que buscan y consiguen alcanzar una mayor influencia sobre los políticos para ganar un poco más de dinero, difundiendo una ideología racista de extrema derecha y de naturaleza capitalista. Esto les permite enriquecerse. Pero incluso el Ministerio de Interior francés, a pesar de toda la manipulación que ha habido, comprendió que yo soy periodista y que debía ser liberado.
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Con respecto al gobierno francés, ¿qué piensas después de que no condenara el asalto que supuso tu arresto en aguas internacionales?
Es simplemente la lógica después de muchos años de política de colonización sionista. Israel goza de impunidad. Evidentemente, gracias a la movilización de una parte importante de nuestra sociedad, el gobierno francés quería que pudiéramos ser liberados lo más rápido posible. Puedo decirte que el cónsul francés, el mismo día de nuestra interceptación, hizo todo lo posible para que firmáramos el documento al que nos instó Israel y así ser repatriados, cuestión que yo no acepté. Francia quería que fuéramos liberados pero siempre siguió las directrices que le marcaban las autoridades sionistas.
El verano pasado estuviste en los Territorios Palestinos Ocupados para filmar un documental sobre la colonización ilegal. ¿Cuál es el trato que el Estado sionista le da a los periodistas en ese territorio?
Es realmente muy difícil trabajar en Cisjordania tratando de documentar la ocupación, estás invadido todo el tiempo por una sensación de miedo. Yo he sido agredido y perseguido, más aún por la policía sionista que por el ejército. De hecho la policía es más violenta y reprime todavía con más dureza que el ejército. Cisjordania, en virtud de los Acuerdos de Oslo, está dividida en 3 partes: las zonas A, B y C. Entonces, estar en la zona C es peligroso, porque es la zona controlada por el ejército israelí y que es controlada administrativamente por Israel, es una verdadera zona de ocupación. Pero, realmente la que es más peligrosa es la zona A, que está controlada en teoría por la Autoridad Palestina, pero que el ejército sionista coloniza a todos los niveles y donde los colonos te pueden matar en cualquier momento. Antes de llegar a Belén para filmar mi documental incluso había consultado un psiquiatra sobre los efectos traumáticos que este trabajo podría tener sobre mí.
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¿Puedes contarnos algo más sobre ese proyecto?
Sí, el documental que estuve filmando el verano pasado se titulará Alice in Setterland [“Alicia en el país de los asentamientos”]. Saldrá probablemente en septiembre u octubre de este año. En el narraré la colonización a través de una persona que tiene la ciudadanía israelí, pero es de origen palestino. La protagonista tiene un restaurante y vive con un miedo permanente a los colonos, que cometen asesinatos de manera frecuente en ese área. Con esto intentaré desmontar la propaganda sionista que intenta hacer ver que los árabes que tienen la ciudadanía viven normalmente en lo que hoy se considera Israel. Esto está lejos de ser cierto, los palestinos que viven allí, incluso si tienen la ciudadanía, no tienen los mismos derechos que los colonos, que son protegidos además por la policía y el ejército.
Durante el viaje de la Flotilla de la Libertad, rescatasteis un barco de refugiados que cruzaban el Mediterráneo. ¿Cómo viviste este episodio?
Este episodio nos transmite el verdadero cementerio que es el mar Mediterráneo, donde los refugiados arriesgan su vida para intentar cruzarlo y llegar a Europa en busca de un futuro mejor. Es un viaje realmente arriesgado, en un contexto donde la Unión Europea le paga a Libia millones de euros, a través de Frontex, para evitar que esos barcos lleguen a territorio europeo y por repatriar los refugiados allí (a Libia), donde muchos de ellos son encarcelados, torturados, e incluso vendidos como esclavos. Y todo esto está financiado por la Unión Europea. Por lo demás, en el episodio que vivimos con el barco de refugiados logramos salvar a cuatro personas que habían saltado de la embarcación en la que navegaban, para evitar ser capturados por la guardia costera libia. Para nosotros fue un momento muy importante, que sirvió como una especie de episodio fundador del espíritu del Madleen. Todos los que viajábamos en él nos implicamos por salvar a esas cuatro personas.