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Fiestas populares
Apuntes para un frustrado estudio antropológico de la sierra madrileña
Una antropóloga investiga el folklore y etnografía de las fiestas patronales de Santiago Apóstol.
Estimado Dr. Phil:
Me hallo en el pueblo de C., en las inmediaciones de la Sierra de Guadarrama, a 899 metros de altitud y 38% de humedad. Me dispongo a comenzar mis investigaciones doctorales en torno al folklore y etnografía de las fiestas patronales de Santiago Apóstol. Lo que era alegría y entusiasmo por el comienzo de mi nuevo trabajo es ahora tristeza y desolación. Debería haberme ido a San Fermín. Paso a comentarle la sesión de hoy:
21.00 Elección de la Reina y Rey infantil de las fiestas de C. Me acerco con la intención de recoger datos sobre el uso del traje regional y/o costumbres autóctonas; me encuentro con chándales, gorras de béisbol y calzado deportivo. Parece que no he salido del Campus de Cambridge.
21.38 Deduzco que una mujer rubia es la presidenta del jurado porque lleva una camiseta que pone “Seamos felices porque total locos ya estamos”.
22.15 Comienza el desfile de participantes. En el público hay una señora de unos 85 años con una manta. Según el célebre antropólogo Peter Scott, en verano, en todos los pueblos españoles, siempre hay una señora con manta.
22.20 Tercera participante: Baile a ritmo de “Despasito”. Cuarta participante: Baile bachata. Quinto participante: Baile reguetón. Esto parece la MTV y yo en directo desde Miami.
Entrevisto a la ganadora: Me dice entre otras cosas que como C. no hay nada, que por cultura española entiende las paellas y los toros pero que ella prefiere una buena pizza a la barbacoa con extra de piña. Concluyo que en C. lo único que queda de español es la bandera raída que ondea en el centro de la plaza y los atardeceres amarillos de El Escorial que retrataba Unamuno.
Ah, y la señora de la manta de todos los espectáculos.
Madeleine Preacher
Estimada Madeleine:
En Miami no se está tan mal. Se lo digo yo que llevo aquí quince días hablando en spanglish. Una vez al año conviene olvidarse de tanta reliquia etnográfica y empaparse de verdadera contracultura. Ayer vi a Shakira cenando con Kofi Annan. Otro mundo. Ni mejor ni peor.
Anímese. Entre usted y yo le comento: No se preocupe tanto por sus trabajos académicos. Probablemente y casi con toda seguridad no los lea NADIE. NUNCA.
Tómese algo.
Mueva su cucú.
Dr. Phil
Le escribo a tiempo real desde un campeonato de chito en C.
Chito: Palo vertical al final del campo.
Tanga: Disco de chapa
Objetivo: Dar con la tanga en el chito. Cuanto más mejor.
El jugador de chito tiene 65 años de media y está marrón. Asegura que las condiciones climáticas favorables para este juego son 43º grados bajo el sol. Su uniforme consiste en bermudas, zapatos con calcetín blanco y torso descubierto. Solo un jugador no lleva la gorra con banderita rojiamarilla y en su lugar lleva un gorro de paja de rayas como de mujer. He visto algunos parecidos en Ascot. Entre lanzamiento y lanzamiento beben limonada. El jugador con gorro de mujer mueve las caderas cada vez que una tanga choca con un chito. Sea de su equipo o no.
Yo también bebo limonada.
En el recuento de los puntos de todos los jugadores, intercepto la siguiente conversación entre el Juez y el jugador con sombrero de mujer al que llamaremos M.:
M.: Yo tengo el que más puntos o qué.
J: No lo sé.
M: Pero sí que tengo la mejor jugada o qué.
J: No lo sé.
M.: A estilo yo gano, sí o no.
J: …
M.: Ya te lo digo yo que sí. [Mueve las caderas]
Infiero que el jugador de chito es competitivo y tiene una gran autoestima.
Demasiada limonada. Quizás me caiga.
Siempre suya.
Siento comunicarle que el chito no es autóctono de la Sierra de Madrid. Otro préstamo cultural. Le escribo desde Qatar. Llevo 48 horas de centro comercial en centro comercial sin salir a la superficie. Soy como ese varón que iba de árbol en árbol en ese libro de ese escritor…
En vacaciones me olvido de todo.
Dr. Phil
Asunto: No apto para turistas
Acabo de salir pitando del Valle de los Caídos. Todo me da vueltas. He llegado a primera hora de la tarde recomendada por una japonesa de la pensión que me ha dicho que el Valle de los Caídos es muy bonito y que está muy bien preparado para los turistas. Y me he dicho: ¿Qué soy yo? Pues una turista.
Cuando he llegado un autobús se iba derrapando por la vereda lleno de guiris con cara de susto. En ese momento he levantado la cabeza y he visto la cruz gigantesca coronada de nubes. Yo no sé si era por la limonada o qué, pero no sabría decir qué se estaba moviendo, si las nubes, la cruz o yo.
Ligeramente impresionada por el efecto, me decido a tomarme otra limonadita en el bar y entro en la basílica. Mis pupilas, de por sí dilatadas, triplican su tamaño. Una tienda de souvenirs. Compro dos imanes para la nevera y un abanico.
Avanzo por el pasillo central de la basílica. El suelo es negro como mi futuro académico. Las paredes están adornadas con ocho tapices:
Tapiz uno: Las siete trompetas del Apocalipsis. Tapiz dos: Los sellos del Apocalipsis. Tapiz tres: El Cordero. Tapiz cuatro...
Me entra como un mareíllo.
Tapiz cinco, seis, siete y ocho: el Apocalipsis, el Apocalipsis, el Apocalipsis y el Apocalipsis.
Entre tapiz y tapiz vírgenes de los ejércitos y de la guerra, para distender.
Entro dando tumbos a la capilla donde según el folleto de mano están enterrados 33.833 almas con sus correspondientes cuerpos. Y en ese momento es cuando escucho cristalino: SÁCANOS DE AQUÍ, POR FAVOR.
Lo siguiente Dr. Phil fue correr y dejar atrás la basílica, el guía, los pinos del valle, el valle, la cruz, C. y la comarca de C.
Ahora me encuentro en Soria, abanicándome e intentando discernir si lo que he vivido es ficción o realidad. El imán de nevera con la cruz me termina de convencer de que sí estuve allí. En qué hora.
Siempre suya
Madeleine Preacher
Hoy es el día oficial del pregón de C. a cargo de su alcaldesa a la que según un lugareño —con el que he compartido a las once de la mañana unos callos, tres limonadas y un café con coñac— el año pasado le tiraron una botella de cerveza a la cabeza. Yo le he dicho que me parecía muy mal y él por toda respuesta se ha bebido la limonada de trago.
Pregón de C.:
21.30 La alcaldesa sale al escenario con el pelo muy cardado —por si acaso— y los ojos muy brillantes. Abucheos de las peñas del Paraíso, del Amor y del Pico de Oro.
21.32 Al lado de la alcaldesa el Rey y la Reina de las fiestas de C. hacen posturas como de photocall. Morritos y piernitas.
21.37 La alcaldesa abre la boca como para hablar. Abucheo de las peñas.
21.40 La alcaldesa pide perdón por los recortes. Abucheo general esta vez sin botella.
21.42 Un cartel muy grande se alza en mitad de la plaza: D.E.P Fiestas de C. Pregunto al peñista que lo sujeta que como eran las fiestas de antes de C. y me contesta: FIESTAS DE VERDAD.
21.56 La alcaldesa le pasa el micrófono a un hombre con careta de Michael Jackson cuando era negro. No logra decir nada inteligible.
21.58 Le tiran una botella que esquiva y va a dar al bafle que deja sin sonido a toda la plaza.
22.10 La alcaldesa en un gesto heroico, con los ojos cuajados de lágrimas y rímel dice a pulmón: Vivan las fiestas de C., Viva C. y Viva España.
22.11 En un único grito que refieren haber escuchado en Burgos, todas las peñas logran decir:
Viva tu puta madre. (sic)
Madeleine Preacher