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Opinión
Libertad para las Seis de la Suiza
Ayer, 10 de julio, seis personas cruzaron las puertas de una prisión por haber ejercido su derecho a defender a una compañera trabajadora. Se las conoce como “las seis de La Suiza”, pero detrás de ese nombre hay historias reales, con nombres propios, familias, amistades... Ayer no entraron seis sindicalistas en la cárcel, entraron la dignidad de muchas, la voz de muchas más y, con ellas, un trozo de nuestra democracia.
Los hechos se remontan a un conflicto laboral en una pastelería de Gijón, en el que la CNT denunció la vulneración de derechos laborales, incluidos los de una trabajadora embarazada. Las protestas sindicales que se organizaron desde entonces fueron públicas, pacíficas y visibles. Sin embargo, por ello seis personas han sido condenadas a tres años y medio de prisión bajo acusaciones de coacciones y obstrucción a la justicia. Una sentencia que, más allá del caso concreto, lanza un mensaje inquietante: protestar puede salir caro.
CNT
Sindicalismo ‘Morala’: “Como las seis de La Suiza, fuimos condenados para dar escarmiento por unos hechos que no cometimos”
Nos quieren hacer creer que defender derechos es cruzar una línea peligrosa. Pero no nos engañemos: el sindicalismo no es un delito. Es un derecho. Es el instrumento que ha hecho posible cada avance en derechos laborales que hoy damos por hecho. Que seis personas entren en prisión por ejercerlo no solo es injusto: es una amenaza directa contra todas las que luchan, protestan y se organizan.
La gravedad de esta condena ha sido señalada por juristas, sindicatos de todas las siglas, organizaciones sociales y cargos públicos. Hay una petición de indulto sobre la mesa. Pero más allá de medidas excepcionales, lo que está en juego es algo mucho más profundo: el derecho a luchar sin miedo.
Laboral
Laboral Yolanda Díaz asegura que el Gobierno tramitará el indulto a las Seis de la Suiza
Hoy escribo esta carta no solo por empatía o compromiso. Lo hago porque la represión no se combate con silencio. Porque si dejamos que este caso quede como una anécdota judicial, habremos normalizado que la cárcel es el castigo para quien alza la voz.
Por eso, pido con urgencia:
La tramitación inmediata del indulto para las seis compañeras.
Una reflexión social y política sobre los límites actuales del derecho de protesta.
Y, sobre todo, que no olvidemos sus nombres, sus historias y sus razones.
Porque cuando el sindicalismo entra en prisión, lo que está encerrado es mucho más que una protesta. Es el eco de todas las veces que dijimos “basta”.
Esto, además de una reivindicación, es una reflexión hecha por una chavala de 19 años, que ha visto cómo la amiga de su madre ha entrado en prisión por luchar por el porvenir, luchar por derechos laborales, luchar por un salario digno, luchar por no estar asfixiados por los jefes… Es triste que una joven aún en formación tenga que poner palabras a una realidad que muchos prefieren ignorar. Ojalá dichas palabras no se pierdan en la bandeja de entrada, como se ha perdido la voz de estas compañeras en tantos espacios donde debería haber resonado. Si no, luego nos llevaremos las manos a la cabeza cuando ya no haya marcha atrás.
No es solo sindicalismo, es democracia.
Libertad para las seis de La Suiza.
Porque defender derechos no puede ser un crimen.
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