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Trabajo doméstico
Nace el primer sindicato de trabajadoras del hogar
“Queremos estar sentadas en las mesas donde se negocian nuestros derechos y negociarlos nosotras”, resume Rafaela Pimentel, una de las tres mujeres que registró ayer el primer sindicato a nivel estatal de trabajadoras del hogar.
“Estamos cansadas de que hablen por nosotras. Queremos estar sentadas en las mesas donde se negocian nuestros derechos y negociarlos nosotras”, resume Rafaela Pimentel. Ella es una de las tres mujeres que ayer registraron el Sindicato de Trabajadoras del Hogar y los Cuidados, organización que pretende ser el primer sindicato a nivel estatal para un sector que ocupa a más de 600.000 mujeres en condiciones laborales que quedan al margen de muchos mínimos.
Sus objetivos son la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, es decir, pasar a formar parte del régimen general de la Seguridad Social, que aún las considera en régimen especial, las inhibe de tener derecho a paro y permite a sus empleadores, a través de la figura del desestimiento, despedirlas de un día para otro sin contar con una cobertura social.
El Sindicato de Trabajadoras del Hogar y los Cuidados (SINTRAHOCU) nace de la reflexión colectiva y la necesidad de un sindicato propio del sector para exigir y defender la equiparación de derechos laborales y poner los cuidados en el centro. Nos sobran razones...👇🏽🧵#SINTRAHOCU
— SINTRAHOCU (@sintrahocu) October 16, 2020
Su segundo objetivo es que se les aplique el Estatuto del Trabajador y la Ley de prevención de riesgos laborales. Por último, reivindican la derogación de la Ley de Extranjería, “que sitúa a las trabajadoras migrantes en una situación de vulnerabilidad frente a la explotación”, recuerdan.
Pimentel alerta de que las empleadas del hogar “no somos un objetivo político de los grandes sindicatos y hay estructuras sindicales que tampoco permiten que asociaciones como las nuestras se sienten a negociar”, por lo que solo han sentido arropo en algunas centrales pequeñas. Tras años de lucha en diversos colectivos de Madrid, Pimentel y sus dos compañeras, Graciela Gallego y Marina Díaz, tomaron la decisión de ser ellas mismas las que levanten su propio sindicato, con intención de llegar al máximo número posible de compañeras y participar en las negociaciones de sus derechos laborales en primera persona.
En Barcelona, y con unos objetivos similares, nació en 2011 Sindillar (Sindihogar), que en 2017 recibió el premio Ciutat de Barcelona por su proyecto pedagógico de acciones formativas con el objetivo de desarrollar, visibilizar y empoderar al colectivo de mujeres migradas y trabajadoras del hogar y los cuidados.
Precariedad laboral
Abrir las puertas del sindicato para reconectar con las bases
Hace dos años, el sindicato LAB decidió abrir sus puertas a las trabajadoras del hogar. Les dejaron las llaves del local, materiales de oficina y asesoramiento. Las sindicalistas responsables de feminismos adecuaron su horario laboral y participaron en asambleas las tardes del sábado y domingo, y juntas tejieron una estrategia para conseguir un convenio colectivo.
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Tres objetivos justos que fuerzas de izquierdas llevan en sus programas. La presión del los sindicatos de trabajadoras del hogar sobre el Gobierno para que sus reivindicaciones sean atendidas es imprescindible. Ya el Gobierno de coalición está trabajando en esa dirección (ratificación Convenio 189 de la OIT). La parte socialista no está, por ahora, por derogar la Ley de Extranjería.
En este país para estar sentadas en la mesa de negociación no basta con montar un sindicato, que es importante, sino que hay que modoficar la Ley orgánica de libertad sindical para que no negocien solo los sindicatos verticales (CC.OO y UGT) que viven de la falta precisamente de que otros sindicatos no tengan la libertad para negociar y para convocar elecciones. Y le llaman Ley orgánica de libertad sindical!.