Okupación
La vida, ese problema común

La ciudadanía intenta recuperar los espacios comunes arrebatados por siglos y siglos de desposesión.

Victoria de Quién
Victoria de Quién. Proyección de un documental sobre gentrificación en el solar recuperado en el barrio de Lagunillas. Larissa Saud

Suele decir la filósofa catalana Marina Garcés que la vida no es otra cosa que un problema común. En efecto, una sociedad no puede llegar muy lejos sin reconocer que existen toda una serie de bienes, saberes y riquezas que son comunes a todas las personas que la integran. Sin embargo, hoy día se está dando la paradoja de que cada vez son más los bienes comunales que están siendo gestionados por manos públicas y privadas sin mostrar el más mínimo respeto hacia ellos, poniendo trabas a su conservación y mejora e incluso patrocinando su destrucción. Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de bienes comunes? ¿Qué son? Sin duda, son elementos diversos, aunque esenciales para el mantenimiento y reproducción de la vida. Hablamos de los recursos naturales, como la tierra, el agua, las masas forestales o el aire, pero también de otros recursos inmateriales como el conocimiento, la cultura, los cuidados, la sanidad o la educación, además de creaciones, instituciones y sistemas sociales, como pueden ser internet, un parque o un derecho adquirido. Los bienes comunes no son de nadie y, a la vez, son de todo el mundo.

Una historia de desposesión

Los commons han constituido tradicionalmente el epicentro de un modo de vida determinado, aquel que pone en el centro la colectividad y la cooperación por encima de la individualidad y la competencia. Por eso, como se han encargado de evidenciar en sus obras E. P. Thompson o Silvia Federici, los bienes comunales son difíciles de enmarcar dentro de la realidad material y cultural de una sociedad regida por las normas de una economía capitalista. No es casualidad que la autonomía y gestión de los bienes comunes hayan sido uno de los principales blancos de ataque del Estado moderno y luego del Estado-nación contemporáneo. La historia sobre los cercamientos rurales en la Inglaterra de los siglos XVII, XVIII y XIX, en paralelo a la génesis y desarrollo de la Revolución Industrial, muestra que este proceso no solo buscaba la destrucción económica de la comunidad, mediante la universalización de la propiedad privada individual, sino también cercenar la autonomía y la capacidad de gestión colectiva de los recursos, así como de los valores e instituciones ancestrales del pueblo llano. La historia europea está plagada de ejemplos que evidencian que la construcción del poder político moderno, que culmina con el triunfo del liberalismo burgués en el siglo XIX, está intrínsecamente unida a la enajenación y sustracción de los bienes comunes.

Ya en la Baja Edad Media estos ataques intentaron contrarrestarse con regulaciones emanadas del poder real —Carta del bosque y Carta Magna, en Inglaterra (1215), o Las siete partidas de Alfonso X, en Castilla (1256)—, garante todavía en un contexto feudal en vías de disolución de los derechos consuetudinarios de campesinos, villas y ciudades frente a los intereses nobiliarios. No obstante, a partir de estos siglos, el conflicto entre los bienes comunes y su usurpación se hará cada vez más latente, en paralelo al reforzamiento del poder político de los reyes, con una dimensión estatal cada vez más totalizadora. Pero será, finalmente, la ofensiva burguesa y el desarrollo durante la Ilustración de tesis económicas como la fisiocracia y el liberalismo lo que origine que las situaciones de desposesión que se dan tanto en el mundo rural como en los contextos urbanos consigan desmantelar por completo las atávicas condiciones que hacían practicable la vida de amplios sectores sociales, al tiempo que la economía de mercado y la propiedad privada se sitúan como elementos básicos del desarrollo social y económico. Se generó, de esta forma, un total desequilibrio de poderes, así como también un distanciamiento abismal entre las formas de vida de las dos principales clases sociales que se consolidan en el siglo XIX, el proletariado y la burguesía.

La historia del capitalismo es, pues, una historia de desposesión continua, de extracción de todo lo que se ha producido o produce colectivamente. En la base de este modelo injusto está lo que Marx denominó “acumulación originaria”, que hace referencia a ese salvaje proceso que dejó al campesinado sin sus tierras comunales. Por su parte, la historiadora y militante feminista Silvia Federici sitúa como elemento constitutivo de tal proceso la persecución y quema de “brujas” durante la Edad Moderna. Anular a la mujer, normativizar su cuerpo y usurpar sus modos de existencia, por cuanto que la invisibilizaba y recluía en el hogar, era un paso necesario para derrotar todas las herejías heterodoxas y movimientos campesinos y urbanos que, como el liderado por el clérigo alemán Thomas Münzer en 1524-1525 bajo el lema de Omnia Sunt Communia o el de los diggers ingleses durante el mandato de Cromwell, reivindicaban y ponían en práctica distintos experimentos de vida comunal y reparto de la riqueza.

La propiedad privada y la capitalización de la economía pasaron a ser el mejor reflejo de esas expropiaciones generalizadas, causantes de la pésimas condiciones de vida que han tenido que afrontar amplios sectores populares desde comienzos del siglo XIX. Es por ello por lo que Kropotkin acabará postulando sus famosas tesis del apoyo mutuo y el derecho al bienestar, vinculadas directamente con la reapropiación de los comunes, y base del anarcomunismo o comunismo libertario que tanta implantación tuvo en los territorios ibéricos durante el primer tercio del siglo XX: “¡Todo es de todos! (…). Lo que nosotros proclamamos es el derecho al bienestar, el bienestar para todos (…). Ya es tiempo de que el trabajador proclame su derecho a la herencia común y que tome posesión de esta” (La conquista del pan, 1892).

¿Cómo recuperamos lo común?

Tras esta genealogía, nos es imposible hoy día entender la existencia de los bienes comunes en base a una ley concreta o a un título de propiedad, sino hacerlo vinculada a una reivindicación por el uso y aprovechamiento de los mismos. Esto quiere decir que los comunes en la actualidad están estrechamente relacionados con las luchas por la continuidad y extensión del sujeto comunitario.

En esta idea se basa, por cierto, la legitimidad de la ocupación por parte de la ciudadanía activa de edificios y espacios urbanos infrautilizados o directamente abandonados, evitando así que se conviertan en otro nuevo recurso común expoliado a manos de la especulación inmobiliaria y los intereses individuales. Por esta razón, la cuestión de los bienes comunes se puede centrar en la ciudad actual. Resulta muy difícil ir más allá de los consensos actuales sobre las lógicas de la ciudad neoliberal, son tan poderosos y están tan extendidos que nos impiden ver que la ciudad es una producción social, que nace del conflicto, de la potencia que las relaciones entre individuos pueden desplegar mediante sus iniciativas y formas espontáneas de vida.

¿Cómo recuperamos entonces lo común? ¿Cómo recuperamos la ciudad y el espacio? El derecho a la ciudad pone encima de la mesa la intervención en la toma de decisiones sobre la producción del espacio, así como en el propio uso del espacio. Se trata de entender el espacio urbano como común, como elemento esencial de soporte y reproducción de la vida y, al mismo tiempo, como invención y experimentación de otras formas de vida posibles.

Archivado en: Okupación
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda Juicio rápido en desalojos: otro bulo más, otra razón más para seguir okupando
Desde el movimiento de vivienda consideramos imprescindible desmentir jurídicamente este bulo, al mismo tiempo que planteamos una denuncia política de la situación y un apoyo a la okupación como herramienta de supervivencia y lucha contra el sistema.
Okupación
Okupación en Cáceres Cumplido el plazo para el desalojo del CSOA La Muela de Cáceres
Mientras que hoy, 25 de noviembre, concluye el plazo concedido por el Ayuntamiento de Cáceres para el desalojo del inmueble, desde la asamblea del CSOA La Muela afirman que siguen adelante con su proyecto.
Okupación
Desalojo Ordenan desalojar Txirbilenea, un centro social autogestionado del que dependen 16 mujeres migrantes
La asamblea del espacio liberado en la antigua escuela de aprendices de Altos Hornos de Sestao advierte que han recibido un aviso de expulsión del Ayuntamiento solo cinco días antes.
Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro
Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.

Últimas

Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Un tercio de los asesinatos de periodistas en 2024 fueron obra del ejército de Israel
Reporteros Sin Fronteras documenta la muerte de 18 periodistas en Palestina y Líbano este año “asesinados deliberadamente por hacer su trabajo” y habla de una “masacre sin precedentes” de profesionales del periodismo.
Crisis energética
Análisis Los aerogeneradores no son molinos, son gigantes
El megaproyecto eólico del Clúster Maestrazgo, punta de lanza del capitalismo verde, destruirá un área natural de alrededor de 1325 campos de fútbol.
Ecofeminismo
COP29 La brecha de género en las Cumbres del Clima
VV.AA.
Las cumbres del clima no están aisladas del resto de espacios políticos y también están atravesados por las dinámicas patriarcales, pero ¿en qué lo notamos? ¿cómo abordan las negociaciones climáticas las políticas de género?
Más noticias
Galicia
Galicia Activistas de Greenpeace instalan ‘una celulosa’ en la sede de la Xunta en protesta contra Altri
Los ecologistas han realizado una acción en la sede del Gobierno gallego de Alfonso Rueda para animar a gallegos y gallegas a asistir a la manifestación de este domingo en la Praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
Comunidad de Madrid
Educación pública El Gobierno de Ayuso recula y aplaza hasta junio los despidos masivos en Educación
Integradoras sociales, enfermeras, educadoras, auxiliares y otros perfiles de personal laboral se enfrentaban a la incertidumbre de ser cesados en plenas vacaciones de Navidad.

Recomendadas

Fronteras
Túnez Túnez endurece la represión contra las ONG de ayuda a las personas migrantes
Mientras el presidente Kaïs Saied se prodiga en discursos racistas, el estado persigue a las entidades solidarias con quienes llegan al país, bajo el silencio cómplice de la Unión Europea.
Galicia
Economía ¿Quién lidera el negocio del eucalipto en Galicia al que Altri quiere sumarse?
El estallido social que ha producido el intento de la multinacional Altri y la Xunta de instalar una nueva celulosa en Galicia abre la necesidad de poner el foco en el sector forestal, donde se encuentran algunas de las mayores fortunas del Estado.
Siria
Rojava El rompecabezas sirio que estalló en Alepo
El nuevo escenario sirio se ha gestado bajo la intervención implacable de Turquía, patrocinadora del Ejercito Nacional Sirio y otros grupos yihadistas que libran la guerra de Erdogan contra el pueblo kurdo.