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Migración
Los barcos de rescate humanitario exigen a Italia que ponga fin al bloqueo y les permitan zarpar “de inmediato”
Mientras el mar Mediterráneo continúa sin barcos civiles de rescate humanitario, el Kurdi y el Aita Mari llevan más de tres semanas paralizados por la Guardia Costera italiana, que alega “deficiencias técnicas” y no permite zarpar a los buques.
Los únicos barcos que realizaron operaciones de rescate durante el estado de alarma que trajo consigo el covid-19 están ahora detenidos por las autoridades italianas. Ningún barco civil de rescate humanitario está operativo en el Mediterráneo desde que a principios de abril el Alan Kurdi y el Aita Mari rescataran a dos centenares de personas en la zona SAR, cerca de las costas de Libia. En ese momento, después de 12 días de bloqueo en el mar, Palermo facilitó el traslado y el desembarco, una vez cumplidas las dos semanas de cuarentena para prevenir cualquier posible contagio.
Anclados frente a la bahía de la capital siciliana para realizar este proceso de cuarentena tras el rescate de 194 personas, ambos buques desembarcaron en el puerto de la ciudad para proceder a una desinfección del barco conforme a las instrucciones dadas por las autoridades italianas. La sorpresa llegaba unos días más tarde, cuando durante la noche del martes 5 de mayo, varios inspectores de la Guardia Costera italiana, llegados desde Roma especialmente para la ocasión, declaraban el “fermo amministrativo” a ambas embarcaciones, prohibiéndoles salir del puerto y obligándoles a permanecer anclados alegando “deficiencias técnicas” que afectaban a la seguridad de las operaciones de rescate.
Han pasado ya 21 días desde la detención de los buques, que han acometido las reparaciones que, efectivamente, eran necesarias y que han contestado con todas las certificaciones requeridas para navegar. Ante la falta de respuestas por parte de las autoridades italianas, las organizaciones al mando de los barcos han iniciado una campaña de presión a nivel europeo con la intención de exigir la liberación del Alan Kurdi y del Aita Mari, para que les permitan retomar sus movimientos de navegación y los cambios de tripulación necesarios, con el fin de reactivar cuanto antes las operaciones en el mar.
Han pasado ya 21 días desde la detención de los buques, que han acometido las reparaciones y han contestado con todas las certificaciones necesarias para navegar
Los informes realizados por estos inspectores indican, por ejemplo, que el Alan Kurdi no tiene baños suficientes para atender a 150 personas, que fue la cifra de su último rescate, pero desde la tripulación del Kurdi replican que su buque está preparado y certificado para realizar rescates y acudir con las personas rescatadas al puerto seguro más cercano, en ningún caso para mantenerse en el mar durante doce días, mientras se bloquea su desembarco. “Las embarcaciones de la Guardia Costera italiana, que son mucho más pequeñas que el barco de Sea Eye y no tienen ni un baño, han rescatado a más de 130 personas y no se les ha cuestionado la seguridad a bordo”, explica Salvador Perelló, rescatista valenciano en el Alan Kurdi durante el último rescate.
Las autoridades alemanas, a través de un comunicado del Ministerio de Transporte, también se mostraron en desacuerdo con las preocupaciones en torno a la seguridad que habían registrado sus homónimos italianos en el Alan Kurdi. “Desde el punto de vista de la Administración del Estado de bandera alemán, las irregularidades identificadas por las Autoridades italianas no suponen ninguna deficiencia de seguridad seria”, denuncia el manifiesto de la campaña que ya cuenta con cerca de 4.000 firmas. “Pedimos al Gobierno italiano que ponga fin al bloqueo de inmediato y que comience a apoyar el trabajo humanitario que ambos barcos realizan”, expresa el documento con el que pretenden hacer un llamamiento al ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas, “para que abogue por la liberación de ambos buques de rescate”, y al ministro del interior, Horst Seehofer, “para que ofrezca a Italia y a Malta apoyo y para que trabaje en una distribución justa dentro de la Unión Europea de las personas que han sido rescatadas en el mar”.
Denuncian en el escrito que “solo los barcos de rescate civil están recibiendo este trato severo por parte de Italia”
Además, denuncian en el escrito que “solo los barcos de rescate civil están recibiendo este trato severo por parte de Italia”. De hecho, el barco mercante MV Marina también rescató personas en situación de emergencia durante el mes de abril y pudo atracar en un puerto siciliano a los pocos días. “A diferencia del Alan Kurdi y el Aita Mari, se le permitió volver inmediatamente sin necesidad ni de inspecciones técnicas ni de cuarentena”, añaden. En este sentido, son varios los colectivos y organizaciones que vienen exigiendo durante estas últimas semanas la liberación de ambas embracaciones. Carovane Migranti, LasciateCIEntrare, Ongi Etorri Errefuxiatuak y Caravana Abriendo Fronteras son algunas de las plataformas que también se manifestaron para exigir el fin del bloqueo.
En el caso del Aita Mari, que ya tenía desde el inicio de la pandemia la intención de volver a su puerto en Pasaia (Guipuzkoa), reclaman que durante la inspección de la Guardia Costera se han aplicado “sorprendentemente” criterios para una categoría superior a la que les corresponde por el tipo de buque. “Nos han dicho que tenemos que tener un depósito de tratamiento de aguas negras. Ese depósito es casi del tamaño de una furgoneta, en un barco como el Aita Mari no tenemos espacio físico para tener ese tipo de equipamiento, y tampoco es obligatorio para los barcos de nuestra categoría”, apunta Íñigo Gutiérrez, coordinador de la organización vasca Salvamento Marítimo Humanitario (SMH).
“En Palermo pagamos cada día que permanecemos en puerto. Son gastos obligatorios, no estamos aquí por nuestra voluntad, sino que estamos obligados. Nos tienen detenidos y pagando la detención”, señala haciendo referencia a que el presupuesto del Aita Mari es muy pequeño y económicamente esta detención también les está suponiendo un desgaste de recursos que podrían estar utilizando para salvar vidas. “Hemos solicitado a las autoridades españolas, al Ministerio de Fomento y la Directora General de la Marina, que interceda ante las autoridades italianas, porque esta inspección también afecta a la clasificación internacional del pabellón español”, explica Gutiérrez. “Cumplimos más que de sobra los requisitos para que al menos nos dejen volver nuestro puerto en Pasaia”, añade.
Aún así, la ruta migratoria del Mediterráneo central sigue activa y la tensión política está llevando a las organizaciones a documentar las actuaciones que vulneran los Derechos Humanos y los tratados internacionales sobre el rescate obligatorio de cualquier embarcación que se encuentre en peligro en el mar. “La gente sigue saliendo de Libia y lo que hay detrás no es un efecto llamada, sino un efecto huida. Salen porque lo que tienen detrás no puede esperar”, concluye el coordinador del Aita Mari.