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Galicia
Vecinos y vecinas se movilizan para acoger migrantes tras el cierre de centros de Rescate Internacional en Galicia
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Mamadou llegó a la isla del Hierro (Canarias) tras nueve días de travesía en un cayuco desde Senegal. En febrero lo trasladaron al dispositivo de acogida de Mondariz-Balneario que gestiona la ONG Rescate Internacional en el Hotel Cemar. Tiene 26 años y habla castellano fluido: “Aprendí en las clases del Ayuntamiento y en la biblioteca, la ONG no tenía profesores”. Ahora estudia Electromecánica mientras intenta sacarse el carnet de conducir.
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El dispositivo de acogida de Mondariz-Balneario cerrará a finales de mes, pero Mamadou, como muchos otros de los casi 300 usuarios que residen en él, prefiere quedarse en el municipio pontevedrés. “Me dijeron que me trasladaban a otro sitio de España, pero he empezado a estudiar aquí y le dije que prefería quedarme”, explica. “Me dieron 48 horas para abandonar el dispositivo”. Ha solicitado el asilo pero aún no tiene resolución y desde hace una semana se aloja en la casa de un vecino del pueblo.
Ibrahima, natural de Guinea, ha tenido menos suerte. Su solicitud de asilo fue denegada el 5 de mayo y Rescate Internacional le comunicó que debía abandonar el dispositivo en 15 días. Ahora, varios voluntarios intentan buscar una alternativa habitacional para que pueda continuar sus estudios de Chapa y Pintura en A Cañiza.
“Lucía trabaja mucho más que la ONG, ellos reciben dinero para ayudarnos pero no hacen nada”, dice Ibrahim mientras la mira con una sonrisa. Lucía —nombre ficticio— es una de las muchas vecinas y voluntarias que, de manera altruista, intenta suplir las carencias de asistencia de Rescate Internacional. Ibrahima recuerda que, cuando se puso enfermo, desde la ONG le dijeron que debía esperar una semana a que le dieran cita. “El otro día acabamos en urgencias y vieron que tenía una infección muy grave en la boca”, exclama Lucía.
Según explican Mamadou e Ibrahima, cuando necesitan medicinas tienen que comprarlas utilizando los 50 euros de su ayuda de bolsillo mensual. A veces también utilizan parte de ese dinero para ir al supermercado. “En el hotel nos daban sobre todo pasta y arroz; pollo solo una vez a la semana”, explica Mamadou: “El mes de Ramadán fue muy duro para nosotros”.
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Pulgas en la cama
A Mamadou Diop, un joven senegalés de 30 años, le comunicaron el traslado a otro centro debido al cierre del dispositivo de Mondariz-Balneario. “El centro de Padrón es peor que el de Mondariz, hay pulgas en todas las camas”, afirma en una conversación con este diario. Según relata, no había personal de cocina los fines de semana, por lo que la comida era la misma viernes, sábado y domingo.
A los pocos días de su estancia en Padrón, contactó con una de las voluntarias de Mondariz-Balneario para poder marcharse de allí. Ahora vive en A Cañiza, en la casa de un vecino y estudia Electromecánica junto a otros compañeros mientras espera su resolución de asilo.
Hace un mes El Salto publicó una serie de irregularidades en los centros de acogida gestionados por la ONG Rescate Internacional, dejando en evidencia el deterioro de las condiciones de vida de las personas refugiadas. Poco después, otra investigación reveló varias denuncias por presuntas explotación laboral y agresión sexual por parte de varios migrantes en situación irregular alojados en dispositivos gestionados por la organización.
Rescate Internacional recibe fondos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para la gestión del Sistema de Acogida de Protección Internacional y Temporal (SAPI). Este medio ha tenido acceso a una de las cartas que varios usuarios remitieron al Ministerio en junio del 2023, denunciando la atención de la ONG a las personas migrantes.
En el documento se alude a la reducción de la plantilla de trabajadores sociales y los consecuentes “retrasos en la intervención y mediación de conflictos”. El usuario, que ha preferido mantener el anonimato, también afirma haber “pasado hambre” debido al retraso de las ayudas económicas. El Ministerio respondió a los pocos días afirmando que estudiaría el caso, pero según denuncia el afectado, la administración no ofreció seguimiento ni solución alguna.
Los vecinos y las vecinas se organizan ante la inacción de las instituciones
Sofía —nombre ficticio— es una de las 16 profesoras voluntarias que organizan clases de castellano en el Ayuntamiento de Mondariz-Balneario y en la biblioteca municipal. “Llegamos a tener 190 chicos”, explica. “Veíamos que venían con los zapatos rotos, o con chanclas en pleno invierno; y muchas veces sin comer”.
Vecinos y vecinas del municipio pontevedrés construyeron una pequeña red para donar ropa y comida, que las profesoras se encargaban de repartir en las clases. Tras las quejas respecto a la gestión de Rescate Internacional, el Ayuntamiento de Mondariz-Balneario creó una comisión de seguimiento de la situación con representantes del ejecutivo local, voluntariado, vecinas y ONG. “Nos aseguraron que cambiarían el menú, pero no han hecho nada”, explican varias voluntarias a este medio. “Los chicos nos envían fotos de la comida y es la misma; arroz, patatas y pasta”, añaden.
La red de voluntariado local también se encargó de atender otras necesidades: “Los ayudamos a gestionar la tarjeta bus, acompañarlos al INEM o anotarlos en las formaciones en las que están actualmente”, afirma Sofía. Ahora, las vecinas han constituido una asociación para buscar alternativa habitacional a los usuarios a los que deniegan el asilo y se ven obligados a abandonar los centros de acogida y también a los que no quieren ser trasladados a otra comunidad autónoma.
Este medio se ha puesto en contacto con la ONG Rescate Internacional para preguntar el motivo del cierre de los dispositivos en Galicia, así como para conocer cómo se está gestionando el traslado de los usuarios a otros centros del Estado. La organización ha derivado nuestras preguntas al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, alegando que se trata de una decisión institucional. Sin embargo, tras haber solicitado información tanto al propio Ministerio como a la Delegación del Gobierno en Galicia, este diario no ha recibido respuesta por parte de ninguna de estas entidades.
Según relatan varias vecinas; a muchos los trasladaron en menos de 24 horas a otras ciudades del Estado. “No les dejaron ni siquiera despedirse de la pequeña red que habían creado aquí. Los deshumanizan totalmente”. A medida que los dispositivos de acogida en Galicia gestionados por Rescate Internacional echan el cierre, el futuro de personas como Mamadou o Ibrahima queda suspendido en una incertidumbre todavía mayor ante el nuevo contexto político.
Mientras el Gobierno pone en marcha el nuevo Reglamento de extranjería, en municipios como Mondariz-Balneario decenas de solicitantes de asilo se quedan fuera del sistema, obligados a abandonar centros sin una alternativa clara y sin respuestas.