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Derecho a la vivienda
KKR y el negocio del ladrillo: de vender pisos en territorios ocupados a gestionar las viviendas de la Sareb

Un artículo de investigación publicado el 13 de mayo en El Salto revolucionó la escena musical en España. Casi un centenar de grupos y artistas ha renunciado a participar en los macrofestivales adquiridos por el fondo de inversión estadounidense KKR, un grupo empresarial con intereses en compañías de ciberseguridad israelíes y negocios inmobiliarios en los territorios ocupados palestinos.
Pero este fondo de capital riesgo no se dedica solo a vender pisos en Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán, territorios que Israel se anexionó ilegalmente según decenas de resoluciones de la ONU. También los vende en España y a miles. Y no vende cualquier tipo de pisos. Desde julio de 2022, este fondo de inversión gestiona, a través de su filial Hipoges, el 55% del patrimonio inmobiliario destinado al mercado residencial de la Sareb. Esta entidad que se nutrió de cientos de miles de activos —viviendas, suelos, locales, hoteles, préstamos— embargados a promotoras y bancos quebrados en la crisis de 2008 había sido nacionalizada unos meses antes, en enero de 2022, cuando el Estado decidió pasar a ser el socio mayoritario del banco malo.
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El resto de patrimonio residencial de la Sareb es gestionado por las filiales de Blackstone —Aliseda y Anticipa— y Servihábitat (Lone Star), que se encarga de la vivienda social. En conjunto, estos fondos de inversión, que tienen en su haber un largo historial de denuncias y conflictos abiertos por acoso inmobiliario y operaciones especulativas, asumieron la gestión de un patrimonio de unos 25.300 millones de euros en inmuebles, suelos, hipotecas y préstamos impagados.
En verano de este año finaliza el contrato con Hipoges/KKR y las filiales de Blackstone. Y el Gobierno español, del que depende la Sareb en última instancia, tendrá la oportunidad de demostrar si comparte la visión del ministro de Cultura, Ernest Urtasun (Sumar), quien declaró este 17 de mayo que este tipo de fondos “no son bienvenidos en España”.
Desde abril de 2022, este fondo de inversión gestiona, a través de su filial Hipoges, el 55% del patrimonio inmobiliario destinado al mercado residencial de la Sareb. Este verano el Gobierno debe decidir si renueva su contrato
El otro gran gestor del patrimonio de la Sareb tampoco se libra de complicidad con el genocidio en Gaza. El 12 de octubre de 2023, cuando la operación venganza de Israel ya había dejado miles de víctimas civiles asesinadas, Blackstone ofreció una donación de siete millones de dólares a Israel, y el 6 de mayo de 2025 el presidente del fondo, Jonathan Gray, donó otros 125 millones a una universidad de Tel Aviv, donde el fondo ha abierto una oficina en 2021. Además, este fondo que dispone de 700.000 millones de dólares en activos por todo el mundo, ha ampliado en los últimos años las inversiones en Israel en ciberseguridad y tecnología. Todas estas entidades son controladas a su vez, por tres de los mayores fondos de inversión del mundo —BlackRock, Vanguard y State Street— con inversiones de decenas de millones de euros en la industria armamentística israelí que ha sustentado el genocidio del pueblo palestino.
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Por su trabajo militante con hogares en situación de vulnerabilidad social, Diego Sanz conoce bien cómo trabaja esta filial de KKR dentro y fuera de la Sareb. “Hipoges es el poli malo. Si pasan tu expediente a Hipoges estás jodido, ya es para venta”, cuenta a El Salto este activista de PAH Vallekas y el Plan Sareb, organización que reúne a más de 300 familias afectadas por las políticas del banco malo.
Entre las especialidades de Hipoges destaca la compra de activos tóxicos, entre ellos hipotecas impagadas o impagables, en muchas ocasiones de hogares que van a ser desahuciados. En 2021 cerró un acuerdo con el BBVA para adquirir una cartera de 700 millones de euros en hipotecas tóxicas y en marzo de este año Hipoges creaba otro vehículo financiero de 100 millones para hacerse con deuda hipotecaria de difícil cobro, deudas que, por ser “demasiado pequeñas” para los grandes bancos o fondos, se quedan olvidadas. Según cuenta Sanz, desde Hipoges “instan muchos desahucios, son los que te llaman para reclamarte la deuda hipotecaria, ‘hipojetas’ les llamamos”. Entre las tareas que realiza Hipoges dentro de la Sareb se incluye la gestión de parte de los procesos de desahucio, reconocen desde el banco malo.
“Hipoges es el poli malo. Si pasan tu expediente a Hipoges estás jodido, ya es para venta. Los llamamos 'hipojetas'”, cuenta un integrante del Plan Sareb y de PAH Vallekas
Entre miles de casos, Hipoges es el gestor de la deuda de Antonia Monsterrat, a quien el BBVA pretende desahuciar de su casa de Alicante en la que vive hace 25 años y cuya hipoteca ya no puede pagar. El pasado 14 de mayo ambas entidades convocaron una subasta para vender su piso con ella dentro. Según denuncia la afectada, que padece ceguera, Hipoges cortó las vías de diálogo y se ha negado a ofrecer cualquier tipo de solución.
Un futuro incierto
Aunque Hipoges sigue operando como uno de los principales gestores de activos de la Sareb, su futuro no está claro. El pasado 13 de enero el presidente español, Pedro Sánchez, anunció la creación de una nueva empresa pública con buena parte del patrimonio inmobiliario de la Sareb y, el 20 de marzo, el banco malo anunció el “cese temporal” de la venta de sus activos residenciales, una decisión justificada por la propia Sareb como un paréntesis para identificar las viviendas y suelos “que puedan ponerse a disposición de la nueva empresa pública de vivienda”.
Algunas de las incógnitas serán despejadas el 30 de junio, cuando la entidad haga pública su estrategia y decida qué viviendas pasarán a la futura empresa pública y cuáles se quedarán en la Sareb para ser vendidas por KKR y Blackstone. En ese momento, dicen en un comunicado, “se podrán retomar las ventas de los activos residenciales que no cumplan con los requisitos para ser transferidos a la gran empresa pública de vivienda y suelo”.
También en este mes de junio, la Sareb —que depende del Ministerio de Economía— tiene que decidir si renueva el contrato con KKR/Hipoges y las dos filiales de Blackstone para otros dos años más. Según admiten desde la Sareb, la entidad está estudiando qué papel jugará Hipoges y los otros servicers en el periodo de transición a la empresa pública de vivienda y también, incluso, más allá de 2027, año en el que la Sareb tiene previsto desaparecer.
El cese de la venta del patrimonio residencial de la Sareb no ha sentado bien a los grandes fondos de inversión, que han visto cómo se recortaban sus beneficios. Ahora presionan para renovar sus contratos con condiciones ventajosas
La suspensión de la venta del patrimonio residencial de la Sareb no ha sentado bien a los grandes fondos de inversión, que han visto cómo se recortaban sus beneficios y el valor de sus carteras. “Evidentemente se han visto afectados por la decisión de tener que parar su actividad durante tres meses”, admite María Vega, jefa de prensa de la Sareb, a El Salto.
El anuncio ha afectado especialmente a KKR, que ya estaba desde finales de 2024 buscando comprador para Hipoges, algo que no va a tener fácil hasta que se clarifique si Sareb renovará su contrato, si tendrá pisos para vender o cuál será su rol en una entidad pública que, por ahora, no tiene infraestructura ni personal suficiente para gestionar tantos activos y viviendas.
Tampoco ayuda a la valoración de estas empresas la decisión previa del Gobierno, en diciembre de 2024, de suspender la venta en bloque de la inmobiliaria Árqura Homes, la joya de la corona del banco malo, que reúne las mejores propiedades y activos de la entidad, aunque estas se han seguido vendiendo a particulares. En la cancelación de esta venta mucho han tenido que ver las fuertes presiones de las organizaciones por el derecho a la vivienda y de los partidos parlamentarios a la izquierda del PSOE.
La falta de certezas sobre el futuro de la Sareb es absoluta. De hecho, esta incertidumbre llevó el 21 de enero de 2025 a dar por muerto el Proyecto Viena, una iniciativa público-privada para construir 3.770 viviendas de “alquiler asequible”, después de que ninguna promotora privada quisiera pujar por él.
Pese al anunció de que la Sareb no realizaría más ventas residenciales desde el 20 de marzo hasta el 30 de junio, algunas operaciones han continuado, confirma la jefa de prensa de Sareb. Entre ellas, las que ya tenían firmado el contrato de arras. También se ha flexibilizado el criterio en algunas ventas a personas jurídicas “todavía no escrituradas”. En las operaciones más avanzadas, se analizará “caso por caso”, subrayan desde el banco malo, y se cancelarán “siempre que sea posible”. Las ventas de otros activos de la Sareb, como suelo no residencial, locales, hoteles o suelo industrial, han continuado con normalidad.
La disminución de ingresos durante estos tres meses no es el único motivo de preocupación para Hipoges y las filiales de Blackstone. Más dudas surgen sobre lo que puede pasar después del 30 de junio. “Lo que les preocupa es qué va a pasar el año que viene, si Sareb va a volver a vender o se lo va a llevar todo Sepes”, dice Vega en referencia a la actual entidad pública estatal de vivienda. El escenario principal, confirman desde prensa de la Sareb, es negociar con Hipoges y el resto de inmobiliarias proveedoras de servicios una prórroga del contrato que incluya nuevas funciones que podrían ser necesarias en la transición a esa empresa pública estatal, entre ellas, la adecuación de las viviendas que vayan a ser traspasadas al Sepes. “Cuando sepamos exactamente cómo quedará la foto de Sepes y Sareb, habrá que hablar con Hipoges para renegociar el contrato que tenemos para que sigan siendo ellos los proveedores”, continúa.
La prensa económica coincide en subrayar el perjuicio provocado a Hipoges y Blackstone por un cambio en el contrato que implicaría una “enorme merma de ingresos” ya que cobran por cerrar operaciones, y sostienen que para evitar un “tormenta de pleitos” la Sareb buscará compensar a estos fondos con una prórroga y una renegociación ventajosa de los contratos.
“Si anda como un buitre, parece un buitre, come como un buitre y grazna como un buitre, pues será un buitre”, resume Fátima Martín, investigadora del CADTM
Fátima Martín es investigadora del Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas (CADTM) y lleva años siguiendo los pasos de la Sareb, una entidad avalada con fondos públicos y que ha aumentado en decenas de miles de millones de euros la deuda pública española para rescatar a la banca privada. Para esta investigadora resulta “llamativo que el ministro Ernest Urtasun diga que KKR no es bienvenido en el mundo de los festivales de música cuando el mismo Gobierno le dio la gestión del patrimonio del banco malo en 2022 y sigue gestionando ese patrimonio”.
Según explica a El Salto, KKR es un fondo de capital riesgo y, como tal, “lo único que le interesa es el beneficio fácil y rápido”, adquirir empresas, mejorar su rendimiento sin mayores consideraciones y venderlas para compensar a sus inversores, entre ellos, los mayores fondos de inversión del mundo, quienes financian y se lucran con los grandes contratos de armamento con destino a Israel: Vanguard Group (6,4%), BlackRock (5,4%), Capital International (3,2%) o State Street (3,1%). Después de vender sus participaciones, buscan otros negocios rentables en otros lugares o sectores: “Si anda como un buitre, parece un buitre, come como un buitre y grazna como un buitre, pues será un buitre”, resume Fátima Martín. En pocas semanas, el Gobierno deberá decidir si quiere que la nueva empresa estatal de vivienda se levante sobre estos lodos.