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Francia
¿Unas primarias de la izquierda francesa? La idea seduce a socialistas y verdes pero Mélenchon la rechaza

Hace prácticamente un año de una noche que aún recuerdan los militantes y simpatizantes de la izquierda francesa. El 7 de julio de 2024, el Nuevo Frente Popular (NPF) dio la sorpresa y venció por la mínima las elecciones legislativas anticipadas, contradijo, así, los sondeos que daban como vencedora a la ultraderechista Reagrupación Nacional. Entonces, esa coalición unitaria, compuesta por la Francia Insumisa, el Partido Socialista, los verdes y los comunistas, suscitó un interés que sobrepasó las fronteras de Francia. Eso no solo se debió a su buen resultado, sino también al mérito de haber reunido a formaciones con líneas distintas.
Un año después, sin embargo, el panorama para la gauche resulta menos esperanzador. El presidente francés, Emmanuel Macron, no respetó el resultado de las urnas y compuso una coalición entre los partidos afines y la derecha tradicional de los Republicanos. Aunque ese Gobierno frágil no cuenta con el apoyo de la mayoría de la Asamblea Nacional y el primer ministro, François Bayrou, va camino de ser destituido con una moción de censura en otoño —lo mismo le sucedió a su predecesor, Michel Barnier, el pasado diciembre—, a las formaciones del NFP no les ha sentado bien este último año en la oposición.
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La división ha vuelto, y se han recrudecido las tensiones entre la Francia Insumisa (afines a Podemos o Sumar) y el Partido Socialista (PS). Como si la campaña del pasado verano hubiera resultado solo un oasis. De cara a los comicios municipales del año que viene, estas formaciones pactarán o se enfrentarán en función de la situación en cada localidad. Probablemente, habrá varios candidatos de izquierdas en las próximas presidenciales, previstas para dentro de dos años. No obstante, algunos de los principales dirigentes progresistas se han conjurado contra este escenario y han invocado el espíritu de la campaña unitaria del año pasado. Esta semana organizaron un acto cuyo lema era “Frente Popular 2027”.
“Necesitamos a un candidato común”
La economista y alta funcionaria Lucie Castets, propuesta el año pasado para encabezar un Gobierno del NFP, convocó el pasado miércoles de julio a los dirigentes de las principales formaciones progresistas. El PS, los Ecologistas y representantes disidentes de la Francia Insumisa acudieron a esa reunión, algo descafeinada debido a la ausencia de Jean-Luc Mélenchon y de la plana mayor del movimiento insumiso, del Partido Comunista y de Plaza Pública del socio-liberal Raphaël Glucksmann.
Tras meses de tensiones internas en el PS, la reelección de su secretario general, Olivier Faure, ha reforzado la apuesta por la unidad de esta formación. El ala derecha de los socialdemócratas exigía romper las relaciones con la Francia Insumisa, pero fue derrotada en el Congreso Nacional
“Hemos acordado que necesitamos un candidato común para 2027”, anunció Castets en la rueda de prensa posterior al encuentro. Ese aspirante al Elíseo será designado seguramente a través de unas primarias abiertas a los representantes de las distintas formaciones progresistas, y en las que podrán votar militantes y simpatizantes de ese espacio. Antes de ese proceso interno, que tendrá lugar entre la primavera —después de las municipales— y principios del otoño de 2026, las formaciones implicadas en este proceso quieren acordar un programa.
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La idea de estas primarias también seduce a los insumisos disidentes François Ruffin y Clémentine Autain. Después de un año de fuertes discrepancias con la dirección insumisa, estos diputados, muy mediáticos, abandonaron el partido de Mélenchon. Han fundado sus respectivas formaciones, aunque se trata de estructuras débiles, con pocos militantes. “La unidad es un factor importante para la movilización ciudadana. Da una mayor credibilidad a la posibilidad de ganar y gobernar el país”, defendió Autain tras la reunión del 2 de julio, a la que asistieron, asimismo, representantes de la CGT —segundo sindicato del país— y Oxfam.
¿Los insumisos se sumarán a estas primarias?
“La puerta sigue abierta” para los otros partidos, defendió Castets, que había invitado a todas las formaciones en ese encuentro. A pesar de la presión de las bases y de los precedentes de 2017 y 2022, en que la dispersión del voto comportó que ningún candidato de izquierdas se clasificara para la segunda vuelta, Mélenchon, Glucksmann y el comunista Fabien Roussel ven con malos ojos estas primarias. Además de la mala fama que tienen en Francia estos procesos de participación ciudadana, que en la última década comportaron que la derecha republicana y los socialistas eligieran a malos candidatos, se oponen a esta iniciativa porque no quieren renunciar a la candidatura de su respectivo líder en caso de que perdiera.
¿Hay alguna posibilidad de que los insumisos maticen su negativa a estas primarias? “Me parece imposible”, asegura el periodista Pablo Pillaud-Vivien
“El hecho de unirse a partir del rechazo a una fuerza política [la Francia Insumisa] puede servir para unir temporalmente a un puñado de ambiciosos y que ya están convencidos. En cambio, el hecho de unirse en torno a un programa y la voluntad de transformar la vida de la gente sirve para ganar”, defendió la diputada insumisa Clémence Guetté para justificar el rechazo de su formación a esta iniciativa, en una entrevista para la revista Politis.
“La Francia Insumisa tiene mucho más que perder que ganar participando en unas primarias de ese tipo”
¿Hay alguna posibilidad de que los insumisos maticen su negativa a estas primarias? “Me parece imposible”, asegura el periodista Pablo Pillaud-Vivien, jefe de redacción de la revista Regards y cercano al entorno de Clémentine Autain. Este analista, bien informado sobre la vida interna de la gauche, lo atribuye a “la voluntad hegemónica de la Francia Insumisa” y “la falta de cultura democrática dentro de esta formación”. “No cuenta con reglas para designar a sus candidatos y considera que todos estos procesos internos son demasiado lentos. Además, reivindica la eficacia como algo fundamental en su manera de hacer política”, explica sobre este partido con un fuerte componente personalista.
“La Francia Insumisa tiene mucho más que perder que ganar participando en unas primarias de ese tipo”, matiza Palombarini. Según este profesor de la Universidad París 8, “si se presentan, deberá suavizar aspectos de su programa”. Y en el caso de que ganara Mélenchon, “probablemente, el ala derecha del PS y de los verdes no lo apoyarían. Hay dirigentes de esos partidos que lo consideran el diablo en persona”, añade este politólogo, quien recuerda que a mediados de junio el diputado socialista Jérôme Guedj insultó al líder insumiso tachándole de “cabrón antisemita”.
“Un problema de espacio político”
El analista considera que, si Mélenchon y Glucksmann mantienen sus candidaturas oficiosas para 2027, “el tercer candidato que salga de las primarias sufrirá un problema de espacio político”. El dirigente insumiso y el de Plaza Pública representan las dos almas del progresismo galo. Por un lado, una izquierda altermundialista que apuesta por romper con el neoliberalismo. Por el otro, otra de atlantista, partidaria del rearme europeo y con una posición ambigua respecto al modelo neoliberal.
No obstante, los impulsores del “Frente Popular 2027” confían en beneficiarse de un supuesto declive de la figura del veterano dirigente insumiso, de 73 años. “A diferencia de lo que ocurría en 2017, su figura ya no representa una novedad en el paisaje político francés y sufre el desgaste de haber perdido en los anteriores comicios presidenciales en que se presentó (2012, 2017 y 2022)”, afirma Pillaud-Vivien. Este periodista señala, además, como el gran punto débil de una hipotética cuarta candidatura de Mélenchon “aquellos sondeos que predicen que perdería con claridad si se enfrentara a la ultraderechista Marine Le Pen —o a su sucesor Jordan Bardella— en la segunda vuelta”.
Los impulsores del “Frente Popular 2027” confían en beneficiarse de un supuesto declive de la figura de Jean-Luc Mélenchon, de 73 años
“La apuesta de los impulsores de las primarias de la izquierda es que habrá un efecto de voto útil y los electores progresistas apoyarán al candidato mejor posicionado para vencer a la extrema derecha”, defiende Pillaud-Vivien. “Hay toda una campaña mediática para decir que Mélenchon es un mal candidato para vencer al lepenismo”, responde Palombarini. Según este politólogo, la gauche se dirige hacia un escenario parecido al de 2022, cuando hubo hasta seis candidaturas. “Pero esta tendencia puede cambiar en función de los resultados en las municipales”, declara.
Quizás la novedad consistirá esta vez en que el espacio del macronismo también se fragmentará. El presidente, cada vez más impopular, no podrá presentarse debido al límite constitucional de dos mandatos. Numerosos dirigentes de su órbita, como Édouard Philippe, Gabriel Attal, Bruno Retailleau o Gérald Darmanin han expresado sus ambiciones respecto a la próxima carrera hacia el Elíseo. Y la posibilidad de que organicen unas primarias de todo el centro y la derecha cotiza a la baja en estos momentos. La división ya no es un problema exclusivo de la izquierda.
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El mapa político de la izquierda francesa poco tiene que ver con el español, sin ir más lejos, es impensable ver al PSOE en una unidad electoral de la izquierda... por muchas razones. Creo que la Francia Insumisa fue el principal dinamizador de ese Frente Popular y sin ellos va a ser difícil que se vuelva a replicar con éxito. Con todo, a pesar de las enormes dificultades de una "unión de distintos", creo que deberíamos fijarnos en el éxito de hace un año e intentar formar algo similar para el estado español en las próximas elecciones. Obviamente la fórmula SUMAR no vale, ahí están las encuestas que lo van indicando. Es un espacio que genera de todo menos apego y si no que se lo digan a los propios partidos que lo componen con discrepancias internas. Habría que abrir el abanico e intentar integrar también a EH Bildu, BNG y ERC. Sería una unión de diferentes en el que se respetara la autonomía de los partidos pero en el que hubiese una unidad de acción política y programática para un momento puntual como son unas elecciones generales y con una premisa que sirviese de pegamento bien clara: el antifascismo. ¿Sería la izquierda española lo suficientemente madura para saber leer el momento histórico? esperemos que sí porque el fascismo avanza en todo el mundo a pasos agigantados.
El dicho popular es muy expresivo: "entre todos la mataron y ella sola se murió". Los insumisos fueron los que con claros principios de izquierda propiciaron el Nuevo Frente Popular y movilizaron a las clases populares para superar al macronismo y frenar el fascismo de Le Pen. Ahora son el peligro a conjurar por todos los partidos sistémicos. Como pasó con el laborismo de Corbyn y, sin ir más lejos, con Podemos. El parteaguas está claro, quien quiera seguir engañándose sabrá, o no, por qué.