Infancia
Nur y la utopía

Aunque no tenga experiencia en confinamientos ni pandemias, y lleve semanas muda de utopías, esto puedo contártelo ya: todo lo bueno se construye contra quienes lo quieren todo para sí y los suyos, mientras niegan lo básico para los otros. Nuestras utopías son su derrota.

18 may 2020 06:00

Llevo semanas rastreando utopías para ti, Nur. Ventanas para mirar más lejos que el bloque de ladrillos de enfrente que fue tu horizonte y el de tu hermana, por más de dos meses, paisajes más allá del estado de alarma que ha configurado últimamente nuestros ritmos. Cumpliste cinco años en mitad de esta distopía empijamada, de esta mudanza continua de estados de ánimo que resultó ser el abismo que mucha gente se olía en forma de hecatombe climática o emergencia fascista y apareció en forma de plaga.

Al principio del confinamiento te agarrabas a las rejas de nuestras ventanas y gritabas a las ocho de la tarde, “¡viva la sanidad pública!”, con esa voz de pequeña bosquímana con la que empezaste a hablar al año y medio y que te resistes a dejar atrás. Cuando algún vecino replicaba con un “¡viva!” te volvías a mirarme con una sonrisa triunfal, sintiéndote parte de algo que no comprendías del todo pero presentías bueno y necesario.

Estábamos más cerca entonces, con la disrupción del todo fresca como un tajo en la inercia, de poder inventar. En tu voz y la de los vecinos, y la de miles de vecinas en toda la ciudad, había incertidumbre creativa, y había emoción común, materia prima necesaria para elaborar cualquier camino nuevo. Se señalaba lo esencial, mientras todo lo demás quedaba en silencio.

En seguida, el mundo de antes se superpuso al de ahora, y empezamos a mirarnos las heridas que dejó la anterior crisis y que se hicieron crónicas en un cuerpo social enfermo de precaridad e inseguridad vital

Pero duró poco Nur, en la casa empezaron a tomar forma nuevas rutinas que incorporaban una novedosa hornada de precarios equilibrismos. No parecían mejores que los madrugones, carreras, lenguafuerismo, malestares y estrés previos al confinamiento. Afuera, en seguida, el mundo de antes se superpuso al de ahora, y empezamos a mirarnos las heridas que dejó la anterior crisis y que se hicieron crónicas en un cuerpo social enfermo de precaridad e inseguridad vital. Las incertidumbres creativas duran poco Nur, las neveras vacías, las cuentas corrientes en rojo, la progresiva fragilidad del suelo que la gente pisa, se comen la creatividad y regurgitan miedo.

En esa etapa cumpliste años, tras más de un mes de confinamiento. Ya no me preguntabas mucho sobre qué estaba pasando, sobre el virus ese de la corona, monarca que había decretado nuestro encierro, sobre cuándo saldríamos de casa. Sospechabas que en esto andábamos empatadas en falta de experiencia, que no tenía pistas que darte, ni mejores respuestas que alguna vaguedad y una poco convincente sonrisa.

Un complot tejido entre la rutina y la inercia nos hizo ahondar en el confinamiento, y salir de ahí por primera vez, a investigar una primavera aún virgen, no fue fácil pero valió la pena. Mirábamos la ciudad desde lo alto de nuestro parque, una ciudad llena de más niños y niñas de los que nunca habíamos visto a la vez en la calle, y en esa nueva disrupción de la normalidad, con el polen flotando entre gritos y risas infantiles, pensé que quizás sería más fácil pensarte utopías por tu quinto cumpleaños, aunque llegasen tarde, como los regalos que te esperan en las casas de los abuelos.

Opinión
Caracoles en cuarentena

Hace un mes que mi hija perdió la mayor parte de sus referencias. En su lugar, llegaron otras. Ahora, a los dragones les ponen multas. A ella, su madre le miente a la cara diciendo: “Todo irá bien”.

Pero en seguida llegó nuestro virus casero con su correspondiente cuarentena. Y en ella, dentro y fuera de nuestra casa, se acabó condensando todo lo peor del sistema. Supimos que no había test ni para el personal sanitario forzándonos a darle una vuelta de tuerca más a la emergencia conciliatoria que está suponiendo esta crisis, aislándonos completamente. Pero no aprovechamos el parón, ni la resaca de delirio que traen las altas fiebres, para sentarnos a armar utopías caseras que plantar en conversaciones y lemas. Muy al contrario, le rendimos culto a la inercia idiota del teletrabajo y las pantallas.

Tras cada pequeña batalla doméstica me di cuenta de que ya no éramos nuevas en esto ninguna de las dos, que en proporción, tú eras mucho más senior en confinamiento y distancia social. Al remitir las rabietas, las tuyas, pero también las mías, nos abrazábamos como veteranas de una guerra intrascendente.

“¿Qué te pasa con la chica de las pizzas?”, me preguntasteis un día mientras, frente al ordenador, afianzaba mi adversión por Ayuso. No es ninguna disrupción, Nur, que muchos de quienes tienen poder no consideren humanos dignos a los demás y mercadeen con lo esencial a cambio de prebendas. Y no hay nada de novedoso, ni siquiera en los apellidos, ni en las ropas, ni en los peinados, ni en la insolencia, en quienes con sus cacerolas suman una ración extra de ruido a la incertidumbre que sigue calando la ciudad. Y quien dice la ciudad, dice el mundo, pequeña, donde se enfrentan quienes luchan por sí mismos a costa de los demás, y quienes pelean por todos. Y aunque no tenga experiencia en confinamientos ni pandemias, y lleve semanas muda de utopías, eso puedo contártelo ya: todo lo bueno se construye contra los primeros, quienes lo quieren todo para sí y los suyos, mientras niegan lo básico para los otros. Nuestras utopías son su derrota.

No hay nada de novedoso, ni siquiera en los apellidos, ni en las ropas, ni en los peinados, ni en la insolencia, en quienes con sus cacerolas suman una ración extra de ruido a la incertidumbre que sigue calando la ciudad

El viernes fuimos diciéndole adiós a nuestra cuarentena, nuestra disrupción hogareña tan desaprovechada, mientras la gente recordaba el 15M. Tímidamente, en las redes, se reivindicaba esa incertidumbre creativa, ese sentirse parte de algo aún incomprensible, pero bueno y necesario, en torno a lo esencial, a lo realmente importante de la vida. El sábado pude salir sola por primera vez en meses a nuestro parque, lejos de las pantallas y de las calles pijas que quieren ser las plazas a las que la vida mira. Nada bueno se nos va a ocurrir escuchándoles.

En nuestro parque del sur, la gente paseaba, corría, andaba en bici, charlaba o descansaba en un banco. Nadie miraba el móvil ansioso, nadie vigilaba a los demás con la mirada torcida, la gente se tomaba su tiempo, fuera de las tiendas, las terrazas y los gimnasios, fuera del consumo, entre la vegetación asalvajada.

Y discúlpame Nur, que te llegue con este remedo de disertación sobre la utopía más de un mes después de tu cumpleaños. Pero creo que por fin tengo algo, algunas pistas para regalarte. Intuyo que cualquier otro camino pasa por polinizar disrupciones, sentirse parte de algo bueno y necesario, sembrar fuera de la inercia y del consumo, blindarse contra el ruido, no olvidar nunca que el poder estará en frente, y pensar siempre, siempre, por fuera de sus marcos. Y dejar de calificar las transformaciones sociales, los horizontes políticos que sabemos justos, urgentes y necesarios, de utopías.

Coronavirus
Una cuarentena en el alfeizar de la ventana

Hoy he oído llorar a mi hijo. De las pocas veces que lo ha hecho. Se estaba probando sus zapatillas deportivas y ya no le valían. Sus pies, que crecen a una velocidad vertiginosa, no han respetado la cuarentena. De fondo, las palabras del ministro de Sanidad aseveraban que no había llegado su momento para pisar el suelo.

Sobre este blog
Un abordaje distinto de los temas de crianza, educación y cuidados.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión socias
Crianza Maternar y ser
Algunos pensamientos sobre qué es ser una madre y ser, a la vez, una misma.
Feminismos
June Fernández “Estoy abierta a reconocer modelos en los que haya personas cuyo rol sea gestar”
La periodista June Fernández publica ‘Sueños y vasijas’, un volumen sobre la gestación subrogada que no quiere sacar a nadie de su posición, pero sí sumar elementos para analizarla con perspectiva feminista.
#61013
18/5/2020 15:03

Gracias por la lectura, dolorosa pero necesaria. Nuestra generación echó el 15M a perder. Espero que la de Nur pueda y sepa hacerlo mejor, cuando le llegue su momento en las plazas. Gracias por enseñarla a vivir.

9
1
#61046
18/5/2020 23:53

Precioso.
Yo tb tengo hijos de esas edades. Trasladarles todo este horror. Me identifico totalmente.
Gracias

1
0
Sobre este blog
Un abordaje distinto de los temas de crianza, educación y cuidados.
Ver todas las entradas
Andalucía
Genocidio en Palestina El fondo proisraelí KKR impulsa la privatización de la Formación Profesional en Andalucía
En 2021, el fondo proisraelí KKR compró la compañía malagueña de educación MEDAC, impulsora de la universidad privada online UTAMED avalada por la Junta de Andalucía y empresa líder de la privatización de la FP en la comunidad.
Opinión
Opinión No seas idiota (según los griegos)
Así se llamaba en la Atenas clásica a los ciudadanos que se desentendían de los asuntos públicos eran llamados. No era un insulto a su inteligencia, sino a su falta de implicación.
Gordofobia
Lara Gil “Es más peligroso para la salud una cirugía de reducción de estómago que ser una persona gorda”
Lara Gil (Madrid, 1988) es antropóloga y activista antigordofobia. Ha escrito un libro, 'Manual para romper un cuerpo', en el que cuenta como una cirugía bariátrica ha destrozado su cuerpo. Denuncia que nadie habla sobre las consecuencias de mutilar el estómago cuando está sano.
València
València Indignación por la paliza de la policía a una familia afrocolombiana en València
El presidente Petro exige explicaciones al gobierno español y el movimiento Regularización Ya lanza un comunicado de apoyo a la familia agredida.
Lince
Conservación La población de lince ibérico crece hasta los 2.400 ejemplares y duplica su tamaño respecto a 2020
La especie ha vivido una tendencia demográfica muy favorable gracias a la cría en cautividad, pero aún está lejos de dejar atrás el fantasma de la extinción.

Últimas

Eventos
Evento Un Salto al periodismo desde el barrio: acompáñanos en un directo sobre periodismo situado
El Salto organiza un evento centrado en el potencial de los formatos sonoros para transmitir información veraz y fiable de forma cercana. Para hacer periodismo desde el barrio y barrio desde el periodismo.
Ocupación israelí
Ocupación Israelí Juristas por Palestina pide que el embargo de armas a Israel se apruebe de forma urgente como decreto ley
Esta organización de jueces, abogados y fiscales denuncia que el comercio de armas con Israel continúa y pide al Gobierno de coalición que tome medidas inmediatas “para no ser parte de un crimen”.
Análisis
Análisis El ascenso de Chega y la crisis de la democracia de los claveles
Por primera vez, en estas elecciones, la suma de centroizquierda y centroderecha no alcanza los dos tercios del Parlamento. Un reflejo más de la erosión de la democracia portuguesa nacida de los claveles.
Opinión
Opinión ¿Qué somos?
Lo cierto es que fuimos algo, con el primer beso tibio, con el primer paseo de la mano, con aquellas cartas secretas (que era mejor que nadie descubriera).
Jaén
Reem Skaik Hegazi “Perdí la esperanza de volver a España, pensé que moriríamos en Gaza”
Tras 20 meses esquivando la muerte, la familia Hegazi, hispanopalestinos de Linares (Jaén) han logrado salir de la Franja, denuncian la falta de contundencia de Europa y los países árabes para salvar a su pueblo de la aniquilación
Más noticias
Literatura
El Salto Radio Centenari de Josep Maria Llompart
Demà fa un segle del naixement d’aquest poeta mallorquí que sacrificà la seva vocació per mor de les exigències de la cultura que abraçà.
Ocupación israelí
Palestina El Congreso abre la puerta a un futuro embargo integral de armas a Israel
La mayoría de la investidura respalda la toma en consideración de la propuesta de reforma de la Ley 53/2007, que permitiría un embargo total de armas a Estados investigados por genocidio o crímenes de guerra.

Recomendadas

Comunidad de Madrid
Exclusiva Ayuso oculta cuántos pacientes atendió el Hospital Isabel Zendal en 2024
La Comunidad de Madrid inadmite una petición de este diario para conocer cuántas personas han sido atendidas durante el último año en este hospital. En 2023 se produjeron 1,1 ingresos de pacientes al día.
Comunidad de Madrid
Coral Latorre “Las siete de Somosaguas somos un ejemplo más del retroceso democrático que estamos viviendo”
Una protesta contra la presencia de Espinosa de los Monteros en la Complutense ha acabado con la apertura de diligencias penales contra siete estudiantes, acusados de delitos como desórdenes públicos, coacciones y delitos de odio.
Música
Música Vuelve Stereolab, la célula pop que imaginó la música del futuro con sonidos del pasado
El grupo musical Stereolab, que citaba al pensador marxista Cornelius Castoriadis como una de sus grandes inspiraciones, regresa a la actividad con un nuevo disco 15 años después del anterior.