Jaén
Reem Skaik Hegazi: “Perdí la esperanza de volver a España, pensé que moriríamos en Gaza”

Tras 20 meses esquivando la muerte, la familia Hegazi, hispanopalestinos de Linares, (Jaén), han logrado salir de la Franja tras la mediación de las autoridades españolas. Supervivientes de un genocidio aún en marcha, denuncian la falta de contundencia de Europa y los países árabes para salvar a su pueblo de la aniquilación.
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Reem Skaik Hegazi en su casa de Linares (Jaén) Javier Díaz Muriana

Reem Skaik Hegazi (52 años) es una superviviente del campo de exterminio en el que Israel ha convertido la Franja de Gaza. Ella, licenciada en Filología Inglesa, junto a su madre Raida (78), su hija Nur (23) y el pequeño de la familia, Ismael (10), salieron el pasado 16 de abril de una Franja en la que la vida es peor que imposible; es una “lenta condena a muerte”, como subraya ella misma.

No parábamos de escuchar misiles, gente gritando por las calles, llorando al otro lado de las paredes, cristales rotos, piedras cayendo… Solo esperábamos nuestro turno para morir

Reem no tarda en confirmar la entrevista. Quiere hablar para “denunciar la situación” que vive su pueblo, para el que pide “misericordia y que paren las bombas”. Su marido, Emad (58 años), que no ha parado de hacer campaña para lograr su salida de la Franja y que fue entrevistado por el Salto, le acompaña en toda la entrevista. Él se confiesa “aliviado” tras haberlas recuperado, mientras le aprieta la mano y le seca las lágrimas que emanan de sus ojos al recordar el asesinato de sus familiares, vecinos y amigos.

¿Cómo vivió el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás realizó un ataque sorpresa sobre Israel? 
Nuestra idea era volver en diciembre. Estábamos allí visitando a mis padres, que estaban muy enfermos y necesitaban ayuda. Mi padre murió hace meses en Gaza; era muy mayor. Pero ocurrió algo inesperado. Era sábado, y yo me encontraba preparando al niño para ir al cole. 

Fue sorprendente. De repente veíamos una lluvia de cohetes, pero no sabíamos si iban o venían. La sensación era diferente. Llamamos a todo el mundo y nos dijeron todos lo mismo: que nos quedáramos en casa. “Está pasando algo raro”, nos decían. Es la primera vez que veíamos esto. En seguida se fue la luz y la conexión telefónica. 

Yo pensaba que esto iba a ser como las veces anteriores. Varias semanas de bombardeos, quizá un par de meses antes de otra tregua y entonces, podríamos volver a salir. Pero no. Todo se volvió irrespirable de la noche a la mañana. 

¿Por qué no pudisteis huir en ese momento?
Estábamos en la lista de nombres para salir en noviembre, pero era muy arriesgado hacerlo porque dividieron la Franja en dos y nosotras estábamos al norte del “Corredor de Netzarim”, (llamado así por Israel por el antiguo asentamiento israelí de Netzarim en Gaza) y era muy arriesgado cruzar por los francotiradores y los bombardeos. Así que decidimos quedarnos. 

Al octavo día llamamos a Emad. Todos lloramos como niños pequeños para despedirnos de él. Ismael le gritó por teléfono “¡Papá, sácanos de aquí!”. 

No parábamos de escuchar misiles, gente gritando por las calles, llorando al otro lado de las paredes, cristales rotos, piedras cayendo… Solo esperábamos nuestro turno para morir. En ese momento perdí la esperanza de volver a España. Pensé que moriríamos en Gaza. Mi hermana me dijo: “Si escucháis los gritos, es que han bombardeado en otro lugar. Cuando vengan a por nosotros, no lo vamos a escuchar”. 

¿Dónde os refugiasteis? 
El edificio donde vivíamos en Tal El Hawa (تل الهوا), era una gran torre de varios pisos y, como sufrió graves daños por varios bombardeos, decidimos huir. Mis sobrinos acudieron al rescate de mis padres, que no pueden moverse, y los bajaron 7 plantas a pulso. Nos fuimos al casco antiguo de Gaza, a una antigua casa de mis padres. Allí nos reunimos con el resto de la familia, que se fue uniendo poco a poco para darnos apoyo y consuelo. Llegamos a ser más de 20 durmiendo en el suelo. 

De ahí nos hemos tenido que mover hasta en 8 ocasiones por las órdenes de evacuación de Israel. No había ningún lugar seguro para nadie. Hemos perdido hasta 10 casas familiares por los bombardeos. Tuvimos incluso que alquilar un sitio para quedarnos. 

Hemos sufrido enfermedades en la piel, la gente tiene piojos, hay cadáveres en descomposición entre los escombros…

Cada vez que te trasladas, solo coges lo más importante, por lo que cada vez vas dejando atrás más y más cosas… Ismael preguntaba mucho por sus juguetes, por su equipación del Real Madrid, por su libreta para dibujar… Pero todo eso eran lujos que tuvimos que dejar atrás cada vez que huíamos. 

¿Cómo sobrevive la gente sin comida ni suministros?
El pueblo de Gaza es resiliente. Y las ofensivas pasadas han servido para aprender a sobrevivir con poco. Las placas solares nos suministraban electricidad para cargar los móviles. Sólo para los móviles. 

No hay agua potable. No hay agua corriente tampoco. El agua de lavar las manos sirve para los baños y el aseo. Nos duchamos una vez al mes, solo cuando se puede. 

A veces comíamos un trozo pequeño de pan al día. Es lo que había. Otras veces hacíamos harina de legumbres secas. E incluso de macarrones. La escasez de alimentos hizo que los precios se dispararan. Hemos visto una caja de huevos por 100 dólares. Nos sentimos culpables por no haber comprado comida al principio, aunque estuviera cara. Pero no sabíamos que se iban a disparar los precios de esa manera. 

También han vuelto enfermedades que tienen que ver con la higiene. Huda cogió Hepatitis, hemos sufrido enfermedades en la piel, la gente tiene piojos, hay cadáveres en descomposición entre los escombros… Han hecho la vida imposible. Pero no nos dejan marchar, porque quieren eliminarnos. 

Huda, vuestra hija mayor, ha decidido quedarse. ¿Cómo se explica esa decisión?
Recuerdo cuando hace 8 años Huda decidió quedarse porque quería estudiar inglés en la Universidad en Gaza en vez de en Granada, donde estaba matriculada. En aquel momento me dijo que se arrepintió en el momento de la despedida. 

A los cinco días de irnos a la casa de la ciudad antigua, llamaron diciendo que habíamos perdido a mi sobrino Rushdi Al Sarraj, cuando nos avisaron no sabíamos si estaba entero o había volado en pedazos

Ahora es distinto. Lo hemos intentado de todas las maneras. Pero nadie puede convencerla de salir de allí porque allí tiene un propósito. Trabaja para Hispan TV. Es la única periodista española allí. La única de habla hispana nativa. Su cometido es informar al público hispanohablante. Allí Huda es alguien. Allí la llaman “la española”. 

Me dijo: “Mamá, tengo que transmitir lo que está pasando. Hay mucha gente que me escribe de Latinoamérica, de España, de todo el mundo para darme ánimo”.

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Huda, hija de Reem Skaik Hegazi es periodista en Palestina


Pero se está jugando la vida… 
Ella lo sabe. Es consciente. 

Nosotros estamos muy preocupados. Pero no podemos hacer nada. Ella es adulta y libre de tomar sus decisiones. 

Desde el 7 de octubre no ha parado de trabajar. Lo hacen desde la puerta de los hospitales, porque allí tienen garantizado cierta continuidad de suministro eléctrico, información sobre heridos y lugares de bombardeo y se supone que debería ser un lugar protegido, aunque no siempre es así. 

¿Habéis perdido a gente cercana?
A los cinco días de irnos a la casa de la ciudad antigua, llamaron diciendo que habíamos perdido a mi sobrino Rushdi Al Sarraj, también periodista, de 30 años. El que días antes había ayudado a bajar a pulso a mi padre de nuestro piso. Cuando nos avisaron no sabíamos si estaba entero o había volado en pedazos. No pudimos verlo ni despedirnos de él. Es cruel. 

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Rushdi Al Sarraj, sobrino de Reeem

Su hermana está destrozada por no haberse podido despedir de él. Me contó que pudo hacerlo en un sueño, y que tras eso logró descansar.  

Rushdi era un famoso documentalista que producía para todo el mundo árabe sobre Gaza. Él podía haberse librado porque se encontraba en Arabia Saudí, pero quiso volver a Gaza para contar la historia de su pueblo. Murió haciéndolo.

Tres días antes de la tregua también murió mi otro sobrino, Mahmoud, hermano de Rushdi. También periodista. Yo no podía creérmelo porque tres días antes había hablado con él. 

ReemGaza-Mahmoud
Mahmoud, sobrino de Reem

¿Qué piensa la gente de Gaza sobre lo que está pasando? 
Israel quiere que el pueblo de Gaza se divida para crear conflicto. Una guerra civil. Están enfrentando a la gente contra Hamás. Pero a la gente le da igual. Todos asumimos que vamos a morir y que lo vamos a hacer en nuestra tierra. 

Al principio de la guerra no tuvimos tiempo ni de llorar. Teníamos que sobrevivir. Pero tras la tregua, que sirvió para recomponernos y llorar a los muertos. 

La gente esperaba mucho más del mundo. No tanto de Europa. Pero del resto de países árabes. En especial de Jordania y Egipto, que siguen con las fronteras cerradas. 

¿Y sobre la Autoridad Nacional Palestina de Mahmoud Abbas?
¿Qué están haciendo para apoyarnos? Nada. Tan siquiera dejan que hablen sobre lo que está pasando en Gaza. ¡Si hasta la propia policía palestina está ayudando a Israel a matar y a arrestar a su propia gente en Jenin!

No esperamos nada de Abu Mazen. 

¿Qué piensa del trato recibido por España?
Estamos orgullosas de España. Pero nadie puede con Israel. Nadie puede. Ni siquiera ellos. Ni siquiera España. Aunque podrían hacer más, como cortar la venta de armas, de petróleo y de comercio. Pero no lo hacen. 

La gente habla de España bien, porque es uno de los pocos países que está diciendo no a Israel públicamente. Aunque solo sean palabras, ya sabes. 

Israel ha puesto España en la diana tras el reconocimiento del Estado y las declaraciones de Sánchez. 

¿Por qué tardaron casi 20 meses en sacaros de la Franja?
Las negociaciones fueron lentas y secretas. El periplo comenzó el día 30 de marzo, cuando Emad recibió una llamada del cónsul español en Jerusalén (Javier Gutiérrez). Le dijo que los sacarían el día 2 de abril. Luego les informó de un aplazamiento para el día 9, luego al día 16. 

Al parecer Israel estuvo aplazando la salida hasta en tres ocasiones, hasta que el 16 de abril nos avisaron para que nos desplazáramos al sur para pasar por Karm Abu Salem, el cruce en Gaza para las mercancías que usaba Israel antes del genocidio. 

¿Cómo es posible que el mundo siga tal cual mientras nos matan?... Mi hijo Ismael no supo lo que era la infancia durante un año y medio. No sabía lo que era ir al cole, o jugar con sus amigos al balón, o salir a la calle sin miedo

Nosotras seguíamos en el norte, y tuvimos que tomar un tuctuc (Israel no permite que circulen vehículos no descapotables) para llevar a mi madre, que está en silla de ruedas, por la carretera de la playa hasta Deir Al Balah, donde nos recogió un vehículo de la Media Luna Roja hasta Abu Salem. 

Al cruzar, los soldados israelíes nos trataron muy mal. Nos humillaron. Tuvimos que dejar todo lo que llevábamos allí, en el cruce. Ni pañales para la abuela nos dejaron. 

Estuvimos a punto de darnos la vuelta cuando una soldado nos dijo “si queréis llevar vuestras cosas, volved a Gaza con vuestra gentuza y quedaros ahí”. Nos hizo sentir como ratas. Fue humillante.

Una vez cruzamos, la gente del Consulado nos dijo: “Ya, el sufrimiento ha terminado”. 

ReemGaza- aeropuerto
Reem Skaik Hegazi y su familia en el aeropuerto a su llegada a España | Plataforma Linares con Palestina

¿Qué pensasteis en ese momento?
En ese momento te cambia la vida. Como en el 7 de octubre cambió. Son momentos en los que tu vida da un vuelco. En ese momento de ver a la gente del consulado, también cambió. 

Me sorprendió mucho cómo la vida seguía igual. Los coches circulaban normal, no había destrucción, ni ruido de misiles…. 

¿Cómo es posible que el mundo siga tal cual mientras nos matan?... Mi hijo Ismael no supo lo que era la infancia durante un año y medio. No sabía lo que era ir al cole, o jugar con sus amigos al balón, o salir a la calle sin miedo… Cuando salía a la calle, llamaba a mi marido para debatir si le dábamos permiso o no. Por si le pasara algo, no tuviera yo sola la culpa. 

Pero al otro lado, el mundo sigue impasible con su día a día. Es aterrador. 

Cuando comes, cuando te das una ducha de agua caliente… te sientes culpable. No soy mejor que ellos. Cada bocado que pongo en mi boca le pido a Dios que lo ponga en la boca de aquellos que no tienen que comer en Gaza. 

¿Pasasteis mucho miedo? 
Los días que pasamos al lago del Hospital Al Shifa, durante el asedio de Israel, pasamos 14 días y 15 noches rodeados de tanques israelíes…, lanzaban bombas y se movía todo el edificio. El día en que se marcharon, ametrallaron el edificio para cargarse todo y a todos. 

Ha habido días que tenía tanto miedo que no quería ni moverme, por si ellos detectaban movimiento y nos lanzaban una bomba. Solo llegué a alcanzar a mi hija que estaba llorando de pánico. 

Dormíamos todos juntos en el suelo, yo abrazando a mi nene, por si moríamos, hacerlo juntos. ¿qué dirían si muere el pequeño y yo estaba en otro lado de la habitación? ¿qué sería de él en Gaza, con 10 años y sin padres? 

Sólo pedimos que paren las bombas. Que se deje de vender armas a Israel. Es muy sencillo

Hemos pasado mucho miedo, pero hemos intentado ayudar a nuestros vecinos y amigos. Siempre intentábamos tranquilizar al resto. Que resistieran. Compartir la comida. Compartir el refugio. Compartir la poca fuerza que nos quedaban

¿Cómo vivíais las noticias de apoyo que os daban vuestras vecinas de la Plataforma Linares con Palestina? 
Nos reconfortaban. Nos hacían sentir que no estábamos solas allí y que mi marido tampoco estaba solo. 

Mi marido nos pasaba dinero, por el que hemos llegado a pagar hasta un 45% de tasas. Nosotros tenemos suerte de tener a Emad, pero otra gente no tiene nada. Y claro, hemos repartido a mucha gente. Por ejemplo a las madres de los niños de la clase de Ismael. A vecinos. E incluso a proyectos que organizaba el Ayuntamiento para dar ayuda humanitaria. ¡Hemos repartido desde Khan Younis (en el sur) hasta Yabalia (en el norte)! 

¿Qué futuro le espera a Gaza? 
Sólo pedimos que paren las bombas. Que se deje de vender armas a Israel. Es muy sencillo. 

Netanyahu dijo todos lo que viven en Gaza, incluso los fetos, son culpables. Que son de Hamás. Piensan exterminar a todos para que no quede ninguno. 

Tras la tregua la situación es mucho peor, incluso, que antes de ella. Están utilizando otro tipo de armamento. Mi hermana sigue allí y nos dijo hace unas semanas que la hambruna se nota cada vez más. 

Pero Gaza saldrá de esta. La gente es muy resiliente. Es muy fuerte. Fabricamos combustible de los escombros. Sacamos agua de cualquier boquete. El ingenio se agudiza cuando no tienes nada y necesitas de todo. Hemos aprendido a sobrevivir. La gente sabe que fuera de Gaza solo les espera mirar desde lejos el genocidio. Por eso Gaza se reconstruirá y volverá a renacer. Ya lo ha hecho antes. 

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Grego
22/5/2025 19:25

Estremecedor testimonio que da cuenta del horror que transcurre en el día a día de cientos de miles de personas mientras que el resto seguimos girando en la rueda mirando desde lejos.. psicópatas desatados con total impunidad y una misión clara que como siempre está al servicio de los intereses de la minoría.. que desgracia de humanidad.. ojalá la historia haga justicia con esos desalmados

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