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Universidad
Las universidades españolas han firmado 44 proyectos con Israel desde septiembre de 2024

El 1 de abril de 2025, la Universidad de Navarra firmó con la Bar Ilan University de Ramat Gan (Israel) un acuerdo para la investigación de terapia celular y génica cuyo coste total es de más de doce millones de euros; casi ocho millones serán aportados por la Unión Europea en el contexto del programa Horizon Europe.
Es el último acuerdo en la línea cronológica de hasta 20 contratos de este tipo —convocatorias pathfinder— que evidencian que, a pesar de los compromisos adquiridos por distintas universidades de todo el Estado y de las resoluciones por parte de las instancias de derecho internacional, la academia ha mantenido los vínculos con Israel en pleno genocidio. Sumando los proyectos de investigación con participación española, son 44 los que se han firmado desde septiembre de 2024.
Este lunes 26 de mayo, un informe de la Red Universitaria por Palestina (RUxP) detallaba cómo se han sostenido esas relaciones. El documento es la evaluación del compromiso adquirido hace justo un año, en mayo de 2024, por la Conferencia de Rectores y Rectoras de las Universidades Españolas (CRUE) que anunciaba una revisión de los acuerdos de investigación con actores israelíes que no se comprometan con la paz.
Doce meses después, los datos recopilados por Red Universitaria por Palestina muestran que los contactos comerciales-académicos entre las universidades españolas con centros del mismo tipo en Israel han seguido con la línea de los “negocios como siempre”. Eso, a pesar de que, además del anuncio de la CRUE, los claustros y los consejos de Gobierno de trece universidades públicas aprobaron mociones en la línea de “revisar y, en su caso, suspender los acuerdos de colaboración con universidades y centros de investigación israelíes que no hayan expresado un firme compromiso con la paz y el cumplimiento del derecho internacional humanitario”.
Pese a esas mociones, las universidades han tendido a mantener las colaboraciones científicas y de investigación, y solo una de cada cinco universidades ha puesto en marcha mesas de seguimiento que evalúen la implantación de las medidas ordenadas desde la CRUE.
Genocidio
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En el caso de una Universidad como la de Santiago de Compostela, a pesar de que se llegó a adquirir el compromiso de “no firmar nuevos acuerdos de colaboración, ni a mantener ningún tipo de relación científica o académica con universidades e instituciones israelíes, proyectos internacionales, grupos de investigación, investigadores y docentes” este no se ha cumplido. En el caso de la universidad gallega, el 1 de octubre de 2024 arrancó un programa en el que participa también el Instituto Weizmann. Un mes después, se puso en marcha otro de similares características.
“El informe es tan claro y preciso, mientras prosigue el genocidio, que debería ser el punto de no retorno para que las universidades públicas cesen toda colaboración con universidades y entidades israelíes”, clarifica Víctor Alonso Rocafort, doctor en Políticas de la Universidad Complutense de Madrid.
“La Universidad de Granada han demostrado por ejemplo que es perfectamente posible interrumpir toda colaboración científica e investigadora con Israel”, explica Rocafort. El informe de la RUxP explica que este centro andaluz ha mantenido su compromiso de “no participar en nuevos convenios, acuerdos o proyectos de investigación en colaboración con universidades, organismos o instituciones israelíes”.
Acuerdos académicos a pesar del genocidio
El programa Horizon Europe es uno de los principales vehículos de esa colaboración. Para la Red Universitaria por Palestina, la opinión consultiva emitida el 19 de julio de 2024 por la Corte Internacional de Justicia “compromete la continuidad de todas las colaboraciones de investigación en el marco del programa Horizon Europe, así como exige revisar y/o rescindir los acuerdos de colaboración científica y el propio Acuerdo de Asociación UE-Israel”.
En marzo de este año, los eurodiputados del grupo político de La Izquierda del Parlamento Europeo denunciaron la inclusión de Israel en este programa y la posibilidad de que esto suponga posibles delitos de “complicidad en crímenes de guerra en el extranjero”.
Según este grupo, la UE había aprobado 130 proyectos de investigación de Horizon Europe desde el 1 de octubre de 2023 hasta marzo, y ha seguido haciéndolo después. La última entrada en la web de seguimiento de Horizon Europe muestra convenios firmados hasta el 14 de mayo de 2025.
No se trata del único programa en el que están implicadas las universidades españolas. El Fondo Europeo de Defensa ha sido el marco en el que la Universidad de Oviedo ha entrado a formar parte del proyecto TICHE sobre “Identificación de amenazas mediante vehículos colaborativos para salvar vidas humanas contra explosivos”.
En febrero, Nortes informaba de que Uniovi por Palestina iba a llevar a los tribunales la continuidad de la institución en este proyecto de investigación con la industria militar israelí. “La participación de empresas militares en el proyecto [en referencia a TICHE] y el hecho de que cuente con protección limitada del Ministerio de Defensa, esto es, que solo personas autorizadas puedan acceder a la información del proyecto y que el citado ministerio supervise su desarrollo, son indicios adicionales de su carácter bélico. Estas circunstancias contravienen claramente los Estatutos de la Universidad de Oviedo según los cuales: La Universidad no financiará ni participará en líneas de investigación relacionadas con fines bélicos” señalaban desde Uniovi por Palestina al medio asturiano.
El informe publicado este lunes por la Red Universitaria por Palestina añade otras dos vías de colaboración de las universidades españolas con Israel. Una, la compra sistemática del software Alma, registrado por la compañía israelí Ex Libris, que hoy día forma parte de un grupo multinacional. Se trata de un sistema de gestión bibliotecaria que ha sido adquirido también por la Biblioteca Nacional de España y por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Asimismo, la Red Universitaria por Palestina, que tiene miembros activos en más de 50 universidades públicas, señala la complicidad de las instituciones académicas con el banco Santander, uno de los principales financiadores de las empresas armamentísticas que están aportando el material para un exterminio en el que, a 27 de mayo, ha habido 54.000 víctimas mortales y más de 123.000 heridos.