Ecofeminismo
Yeguas, un cortometraje ecofeminista
Mariola Olcina es la autora de esta pieza documental de apenas 60 segundos. Se trata de un relato ecofeminista, en forma y fondo, que nos permite conocer a Cundina, una mujer rural que, junto a otras, tejió la red de cuidados que encontró la autora durante su embarazo.
Mariola Olcina tenía unos planes, pero la vida le buscó otros. Y en la espera, si es que se puede llamar así a ninguno de nuestros días, acabó en un valle cántabro donde creó su primer cortometraje ecofeminista: “Yeguas”.
Hay que insistir en lo de “primer” porque Mariola Olcina ha seguido creando, y seguro que seguirá explorando el concepto de audiovisual ecofeminista. Según su propia definición “una obra audiovisual ecofeminista es aquella que visibiliza lo invisible en forma y contenido. Es contar la historia de una persona o grupo de personas mientras se pone en valor que somos ecodependientes e interdependientes”.
Pero no solo en la historia que se cuenta; el ecofeminismo también implica consciencia en lo práctico, en la forma en la que se desarrolla el proyecto artístico. Es decir, que “también es tener en cuenta los límites físicos del planeta durante el proceso de guión, rodaje, producción y edición” como ella explica. Limitar los impactos, no generar residuos, dejar el lugar como lo encontraste o, por supuesto, no realizar ningún tipo de maltrato animal para conseguir las imágenes deseadas. Pero además, la producción artística ecofeminista, también implica “cuidar a las personas que participan en el proceso, ya sean protagonistas de la historia o el equipo técnico que hay detrás de la cámara”.
La autora de “Yeguas” explica que la creación audiovisual “a la manera ecofeminista, no sólo es narrar una lucha ecologista protagonizada por una mujer, sino que el reto está en aplicar la filosofía a todo el proceso: ser eficiente en la producción y no malgastar recursos, y sobre todo, preocuparse por el bienestar del equipo humano”. En cuanto al contenido, a Mariola Olcina le interesa particularmente “rescatar las acciones e historias de gente normal, contarlas desde un enfoque que empodere a las personas protagonistas, que inspire a otras, y hacerlo sin caer en estereotipos ni en encasillamientos heteropatriarcales para desafiar culturalmente nuestro imaginario”.
“Yeguas” dura apenas un minuto y, sin embargo, consigue llevarnos al valle cántabro y respirar junto a Mariola y Cundina esa libertad que tantas veces, y solo por el hecho de ser mujeres, nos es arrebatada. Y precisamente, el viaje de Olcina comienza con un regalo de libertad “pasar un mes sola antes de dar a luz para dedicarme única y exclusivamente al placer de crear cine, de crear en audiovisual”. No solo eso. Arropada por la complicidad feminista que la rodea recordó -parece mentira pero aun sigue haciéndonos falta a veces- que “eres libre y que eres dueña de tu cuerpo”.
Aunque, como todas sabemos, no podríamos ser si no es junto a otras. La interdependencia mencionada unas líneas más arriba. Por eso “Yeguas” también visibiliza la relación establecida entre Cundina y Mariola. Y aunque no fue el objetivo inicial de la grabación, que no pretendía ser más que un recuerdo personal, acaba sirviendo para “dar visibilidad a lo que ella había hecho por mí”. Que no es otra cosa que haberla cuidado durante ese mes en el que fueron vecinas.
La pieza podría haberse llamado “Cundina”, pero también “Isa” o “Yayo” que, aunque no aparecen en el video, forman parte de esta red y comunidad de cuidados. Quien escribe estas líneas, también disfruta, de vez en cuando, del valle y los paseos por la mies gracias a estas mujeres que te hacen hueco en su casa. Que te regalan la posibilidad de disfrutar de la belleza y la libertad de estar en un lugar en el que, por otro cambio de planes orquestado por la vida, probablemente hubiera sido difícil encontrar.
Saben, como tantas mujeres rurales, a quienes, por cierto, está dedicado el documental, que “como las yeguas que van juntas, se cuidan unas a otras”, porque sin ello, reflexiona Mariola Olcina, “sería imposible seguir habitando los pueblos de la España vaciada”.
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