Pacifismo
Las madres feministas no queremos la guerra

La guerra es el resultado de seguir con las lógicas extractivistas, las mismas que roban toda la riqueza que producimos las madres. Es contrario a la lucha que tenemos en marcha para conseguir poder vivir desde la versión más ética posible.
Protesta contra la guerra Ucrania Rusia en Londres 05
Manifestación en Londres contra la invasión de Rusia en Ucrania y la expansión de la OTAN. Marzo de 2022 Byron Maher
27 mar 2022 09:27

Al igual que a todas las que cuidan de sus niñas y niños, las imágenes de las madres ucranianas entrando en el túnel vital de tener que abandonar sus hogares, andamiajes sociales, anclajes de sus criaturas, apegos y paisajes familiares nos abre las carnes. Partiendo que la guerra es el gesto de sublimación del extractivismo más atroz, lo contrario al cuidado, contrario a la actividad humana de sostener a las otras, a lo otro, hay una pregunta que me viene una y otra vez: ¿cómo puede ser que hayamos normalizado la respuesta macho-belicista cómo única estrategia para mantener el orden socio-político-económico internacional?

¿De donde viene esto de plantear la guerra, que arrasa con toda la trama que posibilita la vida, como resolución de un conflicto?

Desde nuestros deseos como feministas que cuidamos, como responsables de generar condiciones vitales para nuestras hijas e hijos, y para nuestros propios cuerpos, no viene. Desde nosotras, como madres feministas, como cuerpo/entrada a este planeta o como territorio —sin el requisito consanguíneo— de sostén de nuestras criaturas, tampoco.

La guerra es incompatible con las condiciones vivibles, con las condiciones que ansiamos para que las crianzas salgan de las coordenadas actuales de pobreza y violencia

Viene como única salida a los macho-líos-patriarcales (líos que no hemos generado nosotras) desde los que subyace una retícula geopolítica compleja, como parte de una cultura de acumulación de capital, sea cual sea el origen del capital —sea robando cuerpos, robando recursos, robando energías humanas y no-humanas o ficcionado dinero desde la ingeniería de especulación o desde la creación de crédito bancario.

Las madres feministas nunca hemos querido, ni querríamos, la guerra. Es incompatible con las condiciones vivibles, con las condiciones que ansiamos para que las crianzas salgan de las coordenadas actuales de pobreza y violencia. La guerra es una solución ficcionada por el macho-paterfamilias como consecuencia de sus delirios, en su deriva neurótica de acumulación de capital. Las personas feministas que cuidamos de cuerpos dependientes no acumulamos, porque somos sistemáticamente ninguneadas y robadas.

La guerra es el arrase de todas las tramas sociales que posibilitan la vida, para que sólo podamos mirarlo a él —al macho-paterfamilias— cuando ya no haya nada, después de que lo haya destruido todo y, que perversamente, sea él mismo el que proyecta una reconstrucción que, a su vez, sigue generándole acumulación de capital. El mismo que nos hace creer que la guerra es un acontecimiento universal, con su envidia del pene, con su Freud a la espalda.

La guerra es una respuesta desde sus consensos, desde esos “hombres blancos buenos y justos” de los que habla Rouseau en su contrato social donde las madres, ni mucho menos madres feministas, no estábamos —ni seguimos estando— incluidas.

La guerra no es el resultado de un sedimento sociohistórico decidido por las personas que cuidan a otros cuerpos dependientes. La guerra es el resultado de seguir con las lógicas extractivistas, las mismas que roban toda la riqueza que producimos las madres. Es contrario a la lucha que tenemos en marcha para conseguir poder vivir desde la versión más ética posible.

¿Será que las riquezas que hemos generado, que nos han sido expropiadas, todo el dinero que nos deben a millones de madres desde siglos atrás, significaría que ya no hay capital acumulado para inyectarlo en la industria de la guerra?

¿Será que las riquezas que hemos generado, que nos han sido expropiadas, todo el dinero que nos deben a millones de madres desde siglos atrás, significaría que ya no hay capital acumulado para inyectarlo en la industria de la guerra? ¿Se puede monetarizar los costes de la industria de la guerra como única salida a sus macho-líos-territoriales y no se puede monetarizar la guerra silenciosa desde hace siglos contra los cuerpos de las madres? Las madres, no. Las personas que cuidan, no, que es problemático.

La guerra sí que es la que mantiene el blanco-orden, y el tinglado geo-económico. Estamos ya hastiadas, hasta con parte de los propios feminismos, de esta cosa de que no se pueda exigir dineros por los cuidados, por los trabajos maternos, por el sostén de criaturas a cargo, por cuidar de menores desde madres con enfermedades crónicas. Estamos cansadas de estas atroces normalizaciones bélicas que no son parte de nuestros consensos. No son parte de todo lo que hacemos, día a día, para que la vida de nuestros cuerpos y de los cuerpos que dependen de nosotras, continúe.

Teniendo presente lo que nos cuesta levantar un contexto social amable, unos apegos seguros, un entorno deseable, un tejido cálido y unos aprendizajes no castrantes en el que puedan crecer nuestras criaturas, y también nosotras —ya que nuestro proyecto de vida, más allá de las crianzas, sigue. La guerra no es el resultado de las decisiones de las madres feministas, es consecuencia del engorilamiento de un macho-paterfamilas que se resiste a asumir que su película ya no nos vale.

Sobre este blog
Un espacio de encuentro y debate para personas que participan o están en los alrededores de ese difuso cuerpo conocido como Movimientos Sociales.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Violencia machista
Machismo Ver para creer: ha llegado la hora de acabar la misoginia visual en las redes sociales
VV.AA.
Todas estas formas de misoginia contemporánea están aumentando a medida que se generaliza el uso de la inteligencia artificial generativa para fabricar imágenes falsas.
Justicia
Sentencia Condenado un trabajador de Vox por arrastrar a una activista de Femen
Un trabajador de Vox ha sido condenado como autor de un delito leve de lesiones a la pena de 180 euros y a indemnizar con 250 a la activista de Femen Lara Alcázar.
Opinión
Opinión Prohibir no es liberar: una reflexión feminista sobre el uso del hiyab
La idea de que prohibir el hiyab nos abrirá la puerta a una vida más libre no solo parte de un prejuicio, sino que se convierte en otra forma de imposición. Y ninguna liberación real puede construirse desde la fuerza o la exclusión.
Sobre este blog
Un espacio de encuentro y debate para personas que participan o están en los alrededores de ese difuso cuerpo conocido como Movimientos Sociales.
Ver todas las entradas
Comunidad de Madrid
Protocolos de la vergüenza Suspenden la declaración como testigo del asesor sanitario de Ayuso en la pandemia al considerarle imputable
Antonio Burgueño reconoce en sede judicial que fue nombrado mando único durante la pandemia, tras ser llamado a declarar en un juzgado de Leganés por la no derivación hospitalaria de residentes enfermos durante los meses más duros del covid.
Derecho a la vivienda
Contra la mercantilización de la vivienda El movimiento por la Vivienda protesta contra el negocio de este derecho y el pago de 94.000 euros en multas
Afectadas por hipotecas y alquileres abusivos así como por la falta de acceso a vivienda digna convocan una concentración frente al Ministerio de Economía este martes a las 17H.
Partidos políticos
Partidos políticos El Constitucional avalará el grueso de la Ley de Amnistía y el PP lo suma a su traca de verano
Los conservadores anuncian una denuncia contra Leire Díez por sus audios sobre la Unidad Central Operativa. La manifestación contra la “mafia” incluirá protestas contra la lectura del Constitucional de la ley de perdón.
Laboral
Laboral Los 6 de la Suiza agotan los recursos judiciales y entrarán a prisión
El juzgado de lo penal número 1 de Xixon desestima la suspensión de la condena en contra del criterio de la Fiscalía. Este jueves hay convocada una concentración de apoyo.
Galicia
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar a Altri
Queremos investigar a los responsables políticos y empresariales del que podría ser el mayor atentado ambiental de la historia reciente de Galicia.
Sevilla
Medio ambiente La mina de Aznalcóllar volverá a producir en 2028: viejas heridas, nuevos vertidos
La Junta de Andalucía ha dado luz verde definitiva a la reapertura de la mina de Aznalcóllar a manos de la compañía Grupo México, un proyecto que pretende verter más de más de 17 mil millones de litros de aguas tóxica al río Guadalquivir.
República Democrática del Congo
República Democrática del Congo La población civil sigue atrapada en el conflicto del este del Congo
El M23, la milicia apoyada por Ruanda, mantiene el control en 8.000 kilómetros cuadrados en la RDC; el presidente del país ofrece un acuerdo de minerales a cambio de seguridad a Washington
Violencia machista
Machismo Ver para creer: ha llegado la hora de acabar la misoginia visual en las redes sociales
VV.AA.
Todas estas formas de misoginia contemporánea están aumentando a medida que se generaliza el uso de la inteligencia artificial generativa para fabricar imágenes falsas.
Infancia
Pobreza Solo uno de cada cinco niños y niñas de familias con pocos recursos va a campamentos de verano
Apenas el 36% de los alumnos y alumnas que reciben beca comedor tienen la alimentación garantizada durante el periodo estival, afirma un estudio de la ONG Educo.

Últimas

Hazlo Posible
Hazlo posible Un año de investigaciones en El Salto: más impacto y visitas que nunca
En el último año El Salto ha publicado decenas de trabajos de investigación, con más impacto y visitas que nunca: desde la exclusiva de los festivales de KKR a la foto manipulada de Mazón, pasando por los agentes infiltrados en colectivos sociales.
País Valenciano
Laboral Seis trabajadores despedidos tras convocar elecciones sindicales luchan en los tribunales por su readmisión
Los empleados de Qatium, una de las ramas de Aguas de Valencia, fueron despedidos de un día para otro tras el preaviso de elecciones. Consideran que se trata de represión sindical y piden el despido nulo.
Opinión
Opinión Madres somos muchas, atención pediátrica urgente solo hay una
Han quitado las urgencias pediátricas del Hospital Comarcal del Bidasoa en Irún, ya que dice Osakidetza que no son necesarias.
Energía
Gas fósil La cautela tras el apagón añade euros, emisiones y energía verde desperdiciada a la factura de la luz
La mayor penetración de gas y nuclear en el mix aumentará la factura, aunque la subida quedará algo amortiguada por la energía barata de mayo. Las emisiones de la producción eléctrica subirían en 6.800 toneladas de CO2 equivalente.

Recomendadas

Extrema derecha
Extrema derecha Llámalo X: cómo y por qué las élites tecnológicas cabalgan la ola del posfascismo
Los “broligarcas” de las grandes tecnológicas han tomado el relevo de las masas de desamparados del primer trumpismo para llevar las ideas de extrema derecha y antiilustradas a un nuevo estadio.
Literatura
Edurne Portela y José Ovejero “Nuestras protagonistas hicieron historia, pero no están representadas en ella”
En ‘Una belleza terrible’, Edurne Portela y José Ovejero novelan a cuatro manos la historia de un puñado de mujeres y hombres que pusieron sus vidas al servicio de la revolución.