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Genocidio
Las letras británicas e irlandesas se posicionan contra el genocidio que Israel está perpetrando en Gaza
El escritor escocés Irvine Welsh, padre de la saga Trainspotting; la londinense Zadie Smith, autora de Dientes blancos; el creador de El buda de los suburbios, Hanif Kureishi; el historiador experto en la biografía de Hitler Ian Kershaw, el músico Brian Eno o el novelista Ian McEwan son algunas de las figuras más relevantes del listado de más de 400 nombres y apellidos de las letras británicas e irlandesas que han firmado una carta abierta para denunciar el genocidio sobre el pueblo palestino que está llevando a cabo el gobierno israelí del primer ministro Benjamin Netanyahu. Los firmantes, que se presentan como escritores de Inglaterra, Gales, Escocia, Irlanda del Norte y la República de Irlanda, demandan a “nuestras naciones y a los pueblos del mundo que se unan a nosotros para poner fin a nuestro silencio e inacción colectivos frente al horror”.
La carta, hecha pública a finales de mayo, plantea tres exigencias básicas: un alto el fuego inmediato que garantice la seguridad y la justicia para todos los palestinos, la liberación de todos los rehenes israelíes y de los miles de prisioneros palestinos retenidos arbitrariamente en cárceles israelíes; la distribución inmediata y sin restricciones de alimentos y ayuda médica por parte de la ONU en toda Gaza; y la imposición de sanciones al Estado de Israel si el gobierno israelí no atiende al llamamiento a un alto el fuego inmediato.
Palestina
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La misiva comienza recordando a la poeta palestina Hiba Abu Nada, asesinada en octubre de 2023 por un ataque aéreo de Israel. “En su poema Una estrella dijo ayer imaginó un refugio cósmico para la gente de Gaza, algo completamente distinto del constante peligro letal que ahora enfrentan”.
Los firmantes recuerdan que el gobierno de Israel ha renovado su ataque contra Gaza “con una brutalidad desenfrenada” y que “las declaraciones públicas de los ministros israelíes Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir expresan abiertamente intenciones genocidas”. Consideran que el uso de las palabras “genocidio” o “actos de genocidio” para describir lo que ocurre en Gaza “ya no es objeto de debate entre expertos jurídicos internacionales ni organizaciones de derechos humanos”, sino que está aceptado por varios organismos internacionales como una definición apropiada.
En la carta se lee que el término “genocidio”, según la Real Academia Española de la Lengua el “exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad”, no es un eslogan y conlleva responsabilidades legales, políticas y morales. “Así como es adecuado calificar las atrocidades cometidas por Hamás contra civiles inocentes el 7 de octubre de 2023 como crímenes de guerra y de lesa humanidad, hoy es adecuado calificar el ataque contra el pueblo de Gaza como atrocidad genocida, crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos a diario por las Fuerzas Armadas de Israel, bajo las órdenes del gobierno del Estado de Israel”.
“No se trata solo de nuestra humanidad común y de todos los derechos humanos; se trata de nuestra idoneidad moral como escritores de nuestro tiempo, la cual disminuye cada día que nos negamos a denunciar este crimen”, se lee en la carta
El texto también destaca que “los palestinos no son las víctimas abstractas de una guerra abstracta” y habla del papel que juega el lenguaje en este contexto, mencionando que, con demasiada frecuencia, “se han usado palabras para justificar lo injustificable, negar lo innegable y defender lo indefendible. Con demasiada frecuencia, también, las palabras correctas —las que importaban— han sido erradicadas, junto con quienes podrían haberlas escrito”.
La carta concluye asegurando que “este genocidio nos afecta a todos. Somos testigos de los crímenes de genocidio y nos negamos a aprobarlos con nuestro silencio”. Los firmantes también recuerdan su rol como agentes culturales y la responsabilidad que, desde esa posición, deben cumplir: “Nos negamos a ser un público de espectadores que aprueban lo que sucede. No se trata solo de nuestra humanidad común y de todos los derechos humanos; se trata de nuestra idoneidad moral como escritores de nuestro tiempo, la cual disminuye cada día que nos negamos a denunciar este crimen”.