País Valenciano
Seis trabajadores despedidos tras convocar elecciones sindicales luchan en los tribunales por su readmisión

El 19 de noviembre de 2024 se celebraron elecciones sindicales en la empresa valenciana Deep Tech Solutions S. L. La compañía, que es una rama del gigante Aguas de Valencia y más conocida como Qatium por la herramienta que desarrolla, se dedica al software para la gestión hidráulica en los municipios. Cualquier trabajador que aquel día quiso elegir a sus representantes legales ante la empresa se encontró con que no existía lista a la que votar. Al siguiente día laborable de realizar el preaviso de elecciones, desde Qatium despidieron a los siete empleados que promovieron la creación del comité. Ahora luchan en los tribunales para que se reconozca que este despido es nulo. Defienden que represalias sindicales motivaron su salida.
Una de estas trabajadoras despedidas, actualmente radicada en Madrid, cuenta a sus 42 años que desde hacía meses llevaban trabajando en una candidatura de la mano de CCOO. “La empresa nunca había tenido representación sindical. Éramos 60 empleados, así que podíamos tener cinco delegados, y conseguimos dos más suplentes debido a la alta rotación en el sector”, comenta.
Fue el viernes 25 de octubre cuando la encargada del sindicato consiguió contactar con Qatium para informarles de la convocatoria. “El lunes siguiente, por la noche, nos dieron de baja en la Seguridad Social a los siete que componíamos la lista sin decirnos absolutamente nada”, denuncia. No lo supieron hasta la mañana siguiente, cuando no consiguieron entrar a su correo electrónico ni herramientas corporativas. Esta trabajadora afirma que, en ese momento, hasta 20 compañeros podían conocer su estrategia de conseguir representación sindical en la empresa.
La empresa ha alegado un despido objetivo a todos ellos con diferentes argumentos. A esta antigua empleada de Qatium le comunicaron por burofax que sus funciones no eran tan importantes y que las asumiría el resto del equipo. “Poco tiempo después entraron en el equipo otras dos personas con el mismo rol de product manager, lo que confirma que sí nos necesitaban”, responde.
La comunicación, esencial para la organización
Otro de estos trabajadores que reside en Valencia se ha encontrado con el despido a sus 40 años. En su caso, desarrollaba funciones de diseñador de producto y llevaba casi tres años en Qatium. “Yo decidí participar en la candidatura sindical porque eso significaba poder ayudar en el bien de los trabajadores. No pensé que supondría un problema”, admite.
La empresa alegó en su despido que el producto estaba lo suficientemente maduro como para seguir requiriendo sus servicios. “Ya han contratado a una diseñadora nueva. Lo preguntaremos en el juicio, que dónde queda ese motivo que alegaron. En general, todas las excusas que nos han puesto son pueriles y fácilmente contestables”, relata. A pesar de que desde El Salto ha escrito al equipo Legal de Qatium, a la hora del cierre de este artículo no ha recibido respuesta.
“Solo queríamos presentarnos a unas elecciones sindicales. Quizá esto ha sido un aviso a navegantes", explica una trabajadora
Por otro lado, afirma que siempre tuvo unas buenas condiciones laborales en Qatium. Aquello se acabó de la forma más abrupta. “Solo queríamos presentarnos a unas elecciones sindicales. Quizá esto ha sido un aviso a navegantes por si a alguna otra empresa del grupo se le ocurre hacer lo mismo”, se queja. Desde el despido, este diseñador de producto no ha dejado de buscar trabajo.
Todos los entrevistados en este artículo señalan que un aspecto fundamental en el proceso ha sido la comunicación. En Qatium la mayoría de los empleados trabaja en remoto, por lo que la preparación de la candidatura la organizaron mediante una herramienta interna de mensajería instantánea. “Les tiene que haber venido bien que no hubiera una máquina de café en la que poder hablar entre nosotros cara a cara”, dice este último empleado despedido.
Una empresa con miedo a los sindicatos
Algo similar piensa uno de sus compañeros, también represaliado por formar parte de la candidatura. Radicado en Granada y con 39 años, este ingeniero civil de profesión fue una de las personas que tuvo la idea inicial. “Yo entré cuando en la empresa éramos pocos y la cosa era mucho más horizontal. Al tiempo llegaron los manager y vimos que podían peligrar nuestras condiciones, que eran buenas. Por eso decidimos crear un comité”, explica.
Con retrospectiva, considera “naíf” pensar que Qatium no movería ficha tras conocer el preaviso de elecciones. “Todavía no sé a qué tiene miedo la empresa. No entiendo su aversión a los sindicatos”, subraya. Para él, el despido fue un duro golpe: “He currado en África, Edimburgo, Nueva Zelanda y España. Por primera vez he sentido que estaba en un equipo profesional con ganas, con un objetivo claro que yo también compartía”.
“Creo que vamos a ganar el juicio. Quiero ir a la guerra, porque no he hecho nada malo y no me merezco esto”, asegura una de las despedidas
Todavía no ha empezado a buscar trabajo. Desde su salida de la compañía se ha dedicado a reformar la casa en la que vive. “No he buscado otras opciones porque yo quiero volver a Qatium, y creo que vamos a ganar el juicio. Quiero ir a la guerra, porque no he hecho nada malo y no me merezco esto”, asegura.
La diseñadora que vive en Madrid afirma tajantemente que estos despidos se deben a “una represión sindical en toda regla”. “Lucharemos en los tribunales por el despido nulo, además de una indemnización por daños morales”, comenta. Según afirman los trabajadores, por el momento la empresa se ratifica en que los despidos son objetivos. “A la conciliación de febrero ni siquiera se presentaron”, añade. Aquellas elecciones sindicales, finalmente, quedaron desiertas.
Miedo ante la posible desaparición de la empresa
Melina Perugini, abogada de los afectados, considera que Qatium ha incurrido en una vulneración de los derechos fundamentales de los trabajadores, que siempre estuvieron bien considerados en la empresa y cuyos puestos eran completamente necesarios, defiende. “Lo que ha pasado es que la empresa se ha enterado de quiénes eran y lo que querían hacer, que es algo perfectamente legal, y les ha despedido fulminantemente”, resume, y recalca que en su experiencia como abogada laboralista nunca ha visto un caso tan flagrante.
“La empresa ha conseguido que no haya ningún sindicato que defienda a sus trabajadores. Es un claro atentado al derecho fundamental a la libertad sindical constitucionalmente protegido que tiene impacto sobre los trabajadores despedidos pero también sobre el resto de la plantilla que se quedan sin una representación real”, sostiene la letrada. La vista oral del juicio a estos seis antiguos trabajadores de Qatium, pues uno sí ha pactado con la empresa, tendrá lugar en julio y septiembre de 2026. “No sabemos si en la puerta querrán llegar a un acuerdo. Por el momento no se han movido de su posición”, reitera Perugini.
Para entonces, habrán pasado casi dos años del despido. Además, tanto los despedidos como su abogada temen que la empresa pueda desaparecer en este tiempo, como ha sucedido con dos compañías similares de la misma matriz. “En este caso, ni los podrían reincorporar ni cobrarían si hay insolvencia”, comenta la experta. Por último, la abogada destaca que también lucharán por impugnar esas elecciones, ya que la jurisprudencia recoge que los trabajadores despedidos después del preaviso de elecciones sindicales sí pueden ir en las listas como elegibles.
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