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Un año de investigaciones en El Salto: más impacto y visitas que nunca

Este último año, la redacción de El Salto ha echado humo. En el último trimestre y gracias a meses de trabajo incesante, conseguimos alcanzar los mejores datos de audiencia de nuestra historia: nada menos que millón y medio de personas nos leen mensualmente. Solo en marzo hemos superado los cuatro millones de visitas a la web. Desde mayo de 2024, hemos tenido más de 35 millones.
Esto es algo insólito para un medio horizontal, asambleario y con la mirada puesta en los movimientos sociales, independiente de grandes empresas y partidos políticos, y no solo aquí, sino en el contexto europeo y latinoamericano.
Desde finales de 2023, nuestro equipo, cada vez más descentralizado por todo el Estado, ha publicado investigaciones exclusivas que han conseguido sacarle los colores a muchas grandes empresas, Gobiernos autonómicos y también, por supuesto, al Gobierno central.
El pasado 13 de mayo, un artículo de El Salto revolucionaba la escena musical española y comprometía los intereses del fondo proisraelí KKR que se había hecho con el control de todos los grandes festivales de España. Las cancelaciones de más de un centenar de grupos ha obligado a posicionarse a todos los actores del sector, incluido al propio Gobierno español.

Aún más repercusión tuvo la exclusiva de El Salto publicada en marzo en la que detallábamos la manipulación que sufrió la ya famosa foto de Carlos Mazón entrando en el Cecopi la tarde de la dana. La exclusiva obligó a la justicia ampliar sus pesquisas y ahondar en lo que pasó aquella tarde. El trabajo de la redacción en el País Valencià permitió señalar quién se estaba lucrando con los presupuestos para la reconstrucción. Y sí, eran los mismos de la Gürtel y los de la caja B de la época más turbia de Francisco Camps y Rita Barberá.

Del mismo modo, el equipo de O Salto Galiza sacó a la luz los cientos de contratos a dedo que la Xunta de Galicia adjudicó a la empresa de la hermana de Alberto Núñez Feijóo —y a otros familiares como su cuñado— llegando a forzar, incluso, una comisión de investigación en el Parlamento autonómico. Fueron 4,8 millones, por si no lo recuerdas, y el método lo replicaron tanto Feijóo como Rueda para engordar las cuentas de otras empresas. Por ejemplo, las de los medios de comunicación más escorados a la derecha.

Junto a la Directa, desvelamos la identidad de 12 agentes de policía infiltrados en los movimientos sociales. En nuestras páginas has leído el caso de Juancar, infiltrado en colectivos de Moratalaz (Madrid); el de Sergio, metido hasta la cocina en el movimiento antirrepresivo de Madrid; el de ‘Marta la estupa’, la agente más veterana empotrada en organizaciones políticas; el de Mavi, que se paseaba a sus anchas por buena parte de los centros sociales y los colectivos ecologistas de base; o el de Nieves, otra policía que llegó a militar dentro de colectivos ecologistas como Rebelión o Extinción y Fridays For Future.

También este año investigamos, escuchamos, acompañamos y, cuando así lo vieron conveniente las víctimas, denunciamos públicamente un caso de abusos sexuales a nueve alumnas por parte del director de la Escuela de Teatro La Seducción en Granada. Un caso que sobrecogió a la ciudad y que ha hecho que, por ahora, el centro haya tenido que cerrar. A principios de mayo, otra exclusiva de El Salto desvelaba los abusos sexuales denunciados por decenas de mujeres en un centro de terapia Gestalt de Barcelona.
En la Comunidad de Madrid, llevamos dos años investigando y detallando cómo el Partido Popular de Ayuso y Martínez-Almeida riegan de dinero público medios afines de ultraderecha.
En Euskal Herria, la labor de Hordago - El Salto ha conseguido destapar y seguir de cerca la red vasca en la trama de mascarillas del “caso Koldo” que rodea al cuñado del exlehendakari Patxi López y que nadie se atrevía a señalar. Al igual que demostró la complicidad de Kutxabank, Siemens Gamesa y las renovables con el greenwashing de la ocupación israelí; y vigiló de cerca cuando casi nadie lo hacía las maniobras del Gobierno vasco para tratar de llevar a cabo la atrocidad ambiental y urbanística del nuevo Guggenheim en Urdaibai.
Todo este trabajo de investigación y de periodismo en profundidad ha sido posible gracias a la independencia que nos permite nuestra forma de financiarnos y de funcionar, sobre todo gracias al apoyo que recibimos de una comunidad de 10.000 personas socias.
Hemos podido hacer todo esto sin apoyo de las grandes empresas del Ibex35, sin el respaldo y el dinero de bancos que desahucian, multinacionales que contaminan o que tienen negocios con Israel, empresas que explotan a sus trabajadores. Todo esto lo hemos hecho sin su ayuda. Imagínate lo que podríamos hacer con la tuya.