Marxismo, desarrollo histórico y crítica al eurocentrismo: Hacia una revisión de la perspectiva histórica de Marx

Las siguiente líneas tratan de aportar ideas al antiguo pero actual debate sobre la polémica interpretación de Marx (una entre tantas), esto es, la concepción (o no) del Marx eurocéntrico. Trataré de desarrollar los puntos más importantes a destacar a partir de reflexiones ya formuladas en las obras de Néstor Kohan y Álvaro García Linera, a la luz de los textos y trabajos inéditos traducidos al castellano del propio Marx. Dichos textos están insertos en el libro “Comunidad, nacionalismos y capital” (2018) (1) -especialmente me apoyaré en el primer capítulo de éste-, editado por la Vicepresidencia del Estado plurinacional de Bolivia y presentado en La Paz y en Cochabamba en mayo de 2018 por el legítimo (y en el exilio) Vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera (acompañado por el investigador y profesor en la UBA, Néstor Kohan).

Iván López @ivanlpz26
28 may 2020 13:48

La interpretación eurocéntrica de Marx va ligada, como explican diferentes autores, a la concepción de un Marx evolutivo o lineal, esto es: determinista, y por tanto, mecanicista y simplón (“está bien pero desfasado, da para lo que da”). La lucha por el sentido (común) también se debe de disputar en el campo del marxismo, o lo que es lo mismo, dotar a Carlos Marx de una lectura en perspectiva histórica justa, frente a la fragmentada construcción hermenéutica eurocéntrica que se le hace a éste, seleccionando textos de aquí o allá sin ningún tipo de contexto y/u orden lógico. Una persona que curse Sociología, Antropología o Filosofía en cualquier Facultad del Estado español (y fuera de sus fronteras), puede acabar su respectiva grado -¡y después ser docente¡- sin haber leído ningún -¡ya no libro!- texto escrito a manos del que redactó El 18 Brumario. El formato hegemónico para el estudio de Marx es vía manual (universitario), meras interpretaciones caricaturescas, sin ningún tipo de contexto y reificados hasta la eternidad. En un capítulo de 50 hojas tratan de aglutinar lo que escribió el de Tréveris durante más de 40 años.

Según muchos manuales y algunos intelectuales, Marx produjo categorías suprahistóricas basándose en ciertos países feudales del Norte de Europa (Inglaterra, Francia o Países Bajos, entre otros) que podían ser aplicadas mecánicamente a cualquier país, más allá de sus especificidades o características propias. O sea, que a partir de un amalgama de países de la Europa Septentrional “se abstrae” la tesis que va a explicar el camino y la dirección (en diferentes ritmos) de todos los países hacia -y por- la emancipación de los subalternos de las garras del capital y el fin de la sociedad de clases (da igual la sociedad o el pueblo que sea, Palestina, el Congo o Canadá). Se presenta la supuesta cosmovisión que tenía Marx sobre la humanidad mediante un vulgar esquema evolutivo de “quita y pon”, que explicaba y mostraba a todos los países lo malo que era Europa y el capitalismo, pero que para la superación de éstos habría que tomar la receta occidentalista y pasar por la etapa forzada del modo de producción capitalista, hasta llegar al socialismo. Desde esta perspectiva, ¿por qué del capitalismo se llegaría al socialismo?, por el carácter social de la producción en contraposición y contradicción con el carácter privado de la propiedad burguesa o capitalista; las relaciones de producción y dominación capitalista frenan el desarrollo orgánico de las fuerzas productivas, lo que potencia la llegada del socialismo. 

¡Qué fácil!, la historia entera de la humanidad es “la sucesión de los modos de producción en escalera” como explicó Néstor Kohan (2), ridiculizando las leyes inexorables que Stalin publicó en su famoso texto “Sobre el materialismo dialéctico y materialismo histórico” (1938) donde todas las sociedades pasaban por distintos estadios: comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo, capitalismo y, por fin: comunismo (pasando previamente por la dictadura del proletariado). Este texto del oficialismo burocrático soviético (¡en 2020!) es la base, aún, de algunas organizaciones comunistas, al igual que es la interpretación que se le adjudica a Marx desde los manuales y libros de muchas universidades, y por tanto, la matriz pensante de muchos/as alumnos/as: “Marx dió la vuelta de forma materialista a las categorías heredadas por Hegel para explicar el proceso evolutivo-progresivo y unilineal de la historia de la humanidad, paso por paso, de manera abstracta y universal”.

Implícitamente, esta explicación ignora el nivel de la lucha de clases en el plano internacional, el nivel subjetivo y organizativo (que tanto interesó a Lenin), y/o factores religiosos, políticos o culturales (conocidos como “supraestructurales”) de un país, ya que son “simples reflejos mecánicos de la base material”. A partir de cierto desarrollo de la “infraestructura” llegaremos forzosamente al socialismo; las condiciones objetivas llevarán a una nueva formación económico-social históricamente determinada. A esperar entonces...

Esto es una nefasta interpretación, como entendieron otros marxistas que trataron (con los textos que estaban publicados de Marx en ese momento) y tratan la temática de manera más o menos implícita o explícita (Lenin, Gramsci, Mariátegui, Walter Benjamin, Enrique Dussel, Michael Löwy, Atilio Borón, Murzban Jal, Álvaro García Linera, Néstor Kohan...), esta no es la mirada y la interpretación de Marx, sino una lectura dogmática, eurocéntrica, determinista (economicista), unilineal (teleológica-hegeliana), stalinista, y por tanto: burguesa. ¿Cuantos “-ismos” han salido a partir de la crítica a esta -errónea- interpretación?, o lo que es peor, ¿cuanta energía y tiempo, de personas críticas con el status quo, se podría haber “empleado” en la construcción de una estratégia y un horizonte común?, los pueblos subalternos y las clases desposeídas no tienen tiempo para el deleite erudito-académico (y aún menos para las nefastas interpretaciones). Tratemos de mostrar el desarrollo y el giro epistemológico (que no corte/ruptura como promulgaba Althusser) en la obra de Karl Marx, para vislumbrar ciertos apuntes que nos aproximen a una (posible) noción multilineal de éste. 

Néstor Kohan explica (3) que Marx llevó a cabo un giro epistemológico (y no exclusivamente en sus últimos años de vida, aunque sí lo reforzó). El investigador argentino narra como Marx (y Engels) rompió con los esquemas apriorísticos hegelianos, que tanto le(s) influenció hasta “La ideología alemana” (1846), como se puede apreciar al final de los “Grundrisse” (1857-58) en “las formas que preceden a la producción capitalista” donde referencia a incas, mayas y aztecas. En esa fecha, como entendió García Linera (4), Carlos Marx trató de perfeccionar ciertas categorías en formaciones socioeconómicas donde no existía la propiedad privada sobre la tierra, como en la sociedades agrarias. Categorías tales como: propiedad comunal/estatal y de posesión individual. Se observa por tanto cierta inquietud por parte del de Tréveris sobre realidades no-capitalistas fuera del continente europeo. Continente que no era un todo homogéneo, ni era una abstracción de ciertos países grises y fríos de la Europa del Norte generalizable a los del sur. Como explica Kohan en “Marx en su (tercer) mundo” (1998), el que redactó “El Capital” no metía en “el mismo saco” a países como Irlanda, Portugal, Italia o España en la triada occidentalista: Alemania, Inglaterra y Francia.

El interés de Marx sobre formas de explotación fuera de occidente también se refleja en el concepto “modo de producción asiático” (5), que lo trabajó durante la década de los 50 del siglo XIX para clasificar, en un primer momento, a países como China y la India, y posteriormente desarrollaría en el primer borrador de “El capital”: los “Grundrisse”. Esta categoría, como entiende Lawrence Krader (6), ejemplificaba una formación económico-social relativa a la aparición y a la entrada de “la sociedad de clases y el Estado” en la que la aldea era la “unidad de producción y reproducción social”. Esta categoría es una vía/línea más que usa Marx (entre otras) para explicar el desarrollo y la historia de la humanidad, como demostró Krader en “The asiatic mode of production” (7) (1975). Según explica Krader, el modo de producción asiático era una de las tesis (entre otras) que tenía Marx hasta el primer tomo publicado de “El Capital” (1867) para explicar el desarrollo de la humanidad. García Linera en la presentación en La Paz (8) llevó a cabo un esquema-resumen (9) sobre la(s) concepción(es) de Marx (antes de la redacción del primer tomo de “El capital) sobre el desarrollo de la naturaleza y el ser humano en constante interacción.

El esquema del vicepresidente boliviano muestra como Marx en un primer lugar, “en los inicios de la era”, entiende que existía un punto común, que denominó “comunidad primitiva” (agricultura/propiedad común de la tierra/trabajo común) que devino en “familia patriarcal con algún tipo de comunidad” (10). Es a partir de ésta donde Marx, en los Grundrisse, explica que no hay y que no existe un tipo de desarrollo lineal y universal, o lo que es lo mismo: existen distintos ritmos y distintas características en el desarrollo de y entre: Asia/Europa/A.Latina. Para el primero utiliza el concepto que mencionamos antes de “modo de producción asiático” (posesión de la tierra por la comunidad/propiedad de la tierra por el Estado; trabajo no libre/servidumbre; comunidad en ruinas), para el segundo, en cambio, Marx no aplica esa categoría, entiende que la siguiente fase de Europa fue el “esclavismo”, seguido del “feudalismo” hasta llegar al “capitalismo”. Para A.Latina (México & Perú), la “comunidad primitiva” deviene “comunidad natural y Estado”, seguido del “colonialismo”. En el mismo esquema de García Linera, se observa el desigual (a lo que espacio-tiempo se refiere) intercambio de mercancías (representado por una línea discontinua que traza las distintas zonas) entre los distintos modos de producción (y las distintas fases y especificidades dentro de cada uno). Es decir, sin mencionar por ahora los últimos textos inéditos traducidos al castellano en 2018; y tampoco parte de lo que escribió desde 1867 hasta 1882; encontramos un Carlos Marx que no tiene nada que ver con las lecturas y las interpretaciones hegemónicas que nos llegan de él. Vemos, aunque quizás de manera parcial, un Marx multilineal, con distintos caminos/fases y recetas para explicar el desarrollo de la humanidad en diversos espacios/tiempos.

«Ya en los Grundrisse de 1857, Marx señala cuatro caminos distintos de transformación y desarrollo de la antigua comunidad original: la comunidad eslava; la comunidad germánica; la comunidad asiática o peruana, que luego dio lugar al modo de producción asiático; y la comunidad antigua, de donde surgió la sociedad esclavista europea»(11)

En “El capital”, encontramos importantes textos para corroborar lo esbozado hasta ahora en el presente artículo. En el famoso capítulo XXIV “la llamada acumulación originaria” Marx realiza una profunda crítica a Europa en su etapa de desposesión, expolio y conquista de las comunidades de la India, China, África y México. En este capítulo (12) se redacta la imposibilidad de entender el capitalismo industrial, su origen pasado y su desarrollo sin la interacción centro-periferia. Dice Marx (13): “El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, el exterminio, la esclavización y el sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros: tales son los hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos representan otros tantos factores fundamentales en el movimiento de la acumulación originaria”.

El politólogo italiano Marcello Musto (14) cuenta como Marx, burlándose de un ruso que lo cita desde una perspectiva eurocéntrica, recomienda a éste leer la edición francesa de “El capital” en vez de la rusa, ya que la francesa, en el capítulo XXIV muestra de manera clara, explícita y enfática la negativa del pruso de interpretar la historia de manera unilineal. No es una explicación universal aplicable de manera mecánica, hay que estudiar las especificidades y características de cada pueblo/continente. La conquista y el genocidio son vectores que articulan el origen y la institucionalización del capitalismo. Por lo que no hay un desarrollo orgánico-lineal, la dominación de clase no se entiende per se, hay que estudiarla desde una dominación relacional (y global): clase/etnia. Al igual que entendió Frantz Fanon con su brillante dialéctica clase-raza y como hizo y se aprecia a las críticas que Marx realizaba a la guerra civil en los Estados Unidos, entre otros textos. 

Como explica Kohan (15) , en los últimos años de su vida, entre 1879 y 1882; Marx invirtió mucho tiempo en estudiar lo acontecido con anterioridad a esa fecha, desde una preocupación ético-política y a partir de una crítica al presente capitalista, que lo llevó dialécticamente, hacia atrás. Realizó un cuaderno (“Cuaderno Kovalevsky” (1879)) sobre los apuntes y estudios de su amigo Kovalevsky, un antropólogo, etnógrafo e investigador ruso. Lo realizó motivado por los libros y análisis que el científico social ruso le dejaba sobre: las distintas tipologías de propiedad (comunal) de la tierra (en Argelia, en la India y de nativos de las américas -en particular, comunidades andinas y mesoamericanas-) subyugadas a la colonización y dominio: francés/español/británico respectivamente. Lo que incentivó también mucha curiosidad en Marx sobre: el desarrollo de las distintas formas familiares desde principios de la humanidad, la dominación colonialista, la temática rusa (ligado a su comuna rural) y las formas de propiedad (cooperativa/colectiva/comunitaria) de la tierra. El Cuaderno Kovalevsky está compuesto por 3 volúmenes (16), y es gran parte de lo ya esbozado por Lawrence Krader en “Los apuntes etnológicos de Karl Marx ” (1988) -los dos últimos volúmenes- y “The asiatic mode of production” (1975) -en el que Krader publicó parte del primer volumen-. Lo restante y por tanto inédito, fue parte de lo traducido en castellano en Bolivia: “Comunidad, nacionalismos y capital” (2018). Según Kohan (17), Krader no lo publicó por completo por haber enfocado su empeño analítico solo en la categoría “modo de producción asiático”, sobretodo en Argelia (país en el que vivió Marx unos meses) y la India. Por lo que dejó en el olvido, largos escritos de Marx sobre la historias de los “dakotas, pieles rojas, botocudos, esquimales, nutkas, incas, aztecas, náhuatl, entre otros”, “la dinámica de su organización familiar y sus lazos de parentesco, sus formas de propiedad de la tierra y, fundamentalmente, el sometimiento, la expropiación y el exterminio a los que fueron sometidos por el colonialismo español durante los primeros siglos que siguen a la conquista europea de 1492”(18).

Estos cuadernos son de suma importancia para entender en perspectiva histórica justa la obra de Marx. Fue el propio Kovalevsky el que le enseñó a Marx & Engels el famoso e importante texto sobre las investigaciones del antropólogo H. Lewis Morgan (19), de donde Engels, tras el fallecimiento de su compañero de ideas en 1883 y teniendo en cuenta cierta críticas que “el moro” hizo sobre el trabajo de Morgan, llevaría a cabo “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado” (1884). En las investigaciones de Morgan sobre la sociedad primitiva, los escritores de la Ideología Alemana dotaron de especial énfasis a las investigaciones empíricas y a las críticas que éste hizo sobre: el desarrollo de los principios de nuestra era, las relaciones de parentesco, las formas y tipologías de propiedad (y Estado) y las comparaciones sobre distintas instituciones (y sus respectivas génesis). 

En los propio Cuadernos Kovalevsky (20) esta pretensión por reconfigurar ciertas definiciones, por parte de un Marx más maduro, “aumenta”, encontramos una crítica sólida y feroz a la concepción eurocéntrica del materialismo histórico y una pretensión por el estudio de formaciones socioeconómicas pre-capitalistas comunitarias sometidas al yugo colonial. Cree que es imposible usar la categoría “propiedad” que se aplicaba para Europa, en zonas donde la tierra no se puede ser objeto de venta (llegando a cambiar todos los títulos que usaba Kovalevsky para hablar de “propiedad”; sustituyendolos por “posesión”). Marx también criticó, como vemos en el Cuaderno, la intención del etnólogo ruso de usar la tesis occidentalista y lineal del feudalismo para explicar el desarrollo de la India. Se ve de forma clara, por las notas y tachones que le hacía al propio Kovalevsky, donde se negaba a aplicar mecánicamente las “recetas” para estos países del Norte de Europa en otras sociedades no-occidentales. Escribía Marx en 1877 (21) a una revista rusa: “[se] quiere convertir mi esbozo histórico sobre los orígenes del capitalismo en Europa occidental en una teoría filosófico-histórica sobre la trayectoria general a que se hallan sometidos fatalmente todos los pueblos, cualquiera que sean sus circunstancias históricas que en ellos concurran (...).

En el mismo Cuaderno Kovalevsky que vio la luz (de manera no parcial) en 2018, Marx estudia, reafirmando esa concepción multilineal, lo que antecede a la “comunidad primitiva”. Y no estudia precisamente a los pueblos de Europa; analiza y se interesa por formas arcaicas de los primeros seres humanos que vivían en América: dakotas, esquimales, pieles rojas, botocudos, y “habitantes del Perú””(22). Donde estudia escenarios y realidades previas a la institucionalización de la familia y a los roles de género, y hace una clara diferencia entre: la formación primaria (con algún tipo de comunidad; son arcaicas) y la formación secundaria (cuando existe la propiedad privada, surgida -¡en algunos casos, no todos!- de la comunidad agraria). Vemos como Marx no tiene ningún problema en combinar distintas propiedades, relaciones y especificidades. Formas comunitarias que cohabitan con formas privada-capitalistas; encontramos formas de propiedad/posesión, trabajos y relaciones sociales, que surgen antes en un modo de producción en un espacio-tiempo a la vez que esas mismas categorías (con distintas modificaciones) surgen también a posteriori de ese mismo modo de producción en otro espacio-tiempo. Rompiendo con cualquier concepción lineal o supuestos esquemas teleológicos preestablecidos, concibiendo múltiples formas abiertas de transformación.

En el Cuaderno, recientemente traducido al castellano, Marx da otra vuelta de tuerca, casi 30 años después, al análisis teórico sobre la categoría “modo de producción asiático”, dotando de importancia a las comunidades y a la vinculación de éstas sobre la tierra. La propiedad comunal que se articulaba para con las relaciones de parentesco y el linaje, como en la India, que a su vez viven/coexisten (en el mismo país) con la propiedad aldeana indivisa vinculada al territorio, coexistiendo ambas con formas de posesión familiar campesina de la tierra (23). No solo rechaza categóricamente la concepción y la aplicación “feudal” para zonas como la India y pueblos originarios de la América Latina, que eran economías articuladas en el conflicto: comunidad/colonización. También es consciente de la limitada capacidad heurística de la categoría “modo de producción asiático” (aunque muchos marxistas hayan tratado de encajar “a palos” esa categoría”) para algunos de esos lugares. Por lo que llegó hablar de sociedades “semiasiáticas” (24).

Cómo entiende Néstor Kohan (25), la dialéctica de Marx es abierta, y por tanto, la historia también. El fin de las contradicciones y el progreso/desarrollo de la humanidad no está predeterminado desde una lógica positivista “sino por la contingencia de la lucha de clases”. Debemos tener una concepción de la dialéctica y la metodología hegeliana (26)“abierta y crítica, y tener claro que no son sinónimos, el método del sistema hegeliano”. El método dialéctico, explica el investigador y profesor marxista en la UBA, si lo concebimos con esas premisas, es una herramienta para comprender la “modernidad occidental, el etnocentrismo europeo” y el dominio del hombre-blanco-burgués. Situando en el centro del estudio/acción, desde una mirada multilineal y en un plano internacional(ista), a los pueblos subalternos. Lo que potencia la interpretación de un Marx anti-colonialista y el entendimiento (y superación) de la “antinomia: modernidad acrítica (27) y la “anti-modernidad absolutista y excluyente” (28). De la primera, en occidente, beben muchos partidos eurocomunistas y algunas cabezas pensantes. Lo que nos lleva a situaciones y posiciones reaccionarias en muchos casos, como la vergonzante actitud de gran parte de esa antinomia mencionada ante el golpe de Estado del pasado noviembre en Bolivia.

Una lectura o relectura desde una mirada multilineal, abierta y crítica en la obra de Marx, esto es: en perspectiva histórica justa, nos puede llevar a debatir, reflexionar e introducir las lecturas “del moro” en los llamados, y muy hegemónicos en la academia, estudios poscoloniales y la epistemología decolonial. Al igual que nos puede llevar a criticar las supuestas “nuevas” (que son muy antiguas) lecturas de Marx en nombre de un supuesto renovado y sutil “posmarxismo” (29). Posmarxismo que en muchos casos nace a partir de una errónea interpretación (aunque se podría decir: “parcialmente entendible”) economicista, lineal y determinista de Marx. Posmarxismo(s), que como denuncia Kohan (30), lleva(n) a cabo una apología acrítica de la modernidad, al repliegue de la institucionalización burguesa, la fetichización del orden-jurídico, la defensa en abstracto de la democracia/libertad y el apoyo en la recomposición de la democracia-liberal-burguesa. Posturas que en algunos casos terminan reproduciendo aquello mismo que denuncian. Como ha ocurrido en el Estado español (y en aumento tras la “llegada” de Vox), o en la propia Europa y el fantasma que lo recorre, que no es el comunismo, es el neoliberalismo en su fase más reaccionaria.

Pensemos y leamos (y accionemos) a Marx en perspectiva histórica justa.

__________________________________________________________________________

(1) Compuesto -la edición de la Vicepresidencia de Bolivia- por 3 partes, de manera desordenada en el tiempo, 1) el cuaderno de Kovalevsky (1879), con introducción de Álvaro García Linera, 2) una crítica de Marx a Friedrich List (1845), con otra introducción de Álvaro García Linera y 3) los Manuscritos de 1861-1863 cuadernos I y II; con una introducción de Enrique Dussel y el capítulo tercero: el Capital en general.

(2) En “De ingenieros al Che: ensayos sobre el marxismo argentino y latinoamericano” (2000)

(3), (12), (15), (17), (18), (19), (22), (23) En “El Marx tardío y la concepción multilineal de la historia” (2020) en la revista “Utopía y praxis latinoamericana”

(4), (20) En “Introducción al Cuaderno Kovalevsky de Karl Marx” (1989)

(5) Categoría que como explica el profesor indio, Murzban Jal: “a pesar del uso de Marx del concepto, esta idea no ha sido aceptada por los marxistas desde que Stalin decretó el fin de todos los debates sobre el modo de producción asiático a principios de 1930. La lectura acrítica de la izquierda india del marxismo a través de las gafas tintadas de los burócratas soviéticos llevó a interpretar el marxismo de una manera burocrática”https://www.sinpermiso.info/sites/default/files/textos//jal.pdf

(6) Historia y significado del modo asiático de producción (1990)

(7) Donde desarrolló parte del primer volumen de los Cuadernos Kovalevsky de Marx

(8) Sobre Comunidad, nacionalismos y capital” (2018)

(9) Basándose en el libro de Krader “The asiatic mode of production” (1975)

(10) Como viene escrito -y lo resaltó García Linera en la presentación de la Paz- en los Grundrisse y en el Capitalhttps://www.youtube.com/watch?v=PAFP5fSxuDg&t=1s

(11) Álvaro García Linera en Introducción al Cuaderno Kovalevsky de Karl Marx (1989:37-38)

(13) El Capital Vol 1: Cap XXIV: (2002:139)

(14) En “Tras las huellas de un fantasma: La actualidad de Karl Marx” (2011)

(16) Según la clasificación citada por Kohan del Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam.

(21) Cita extraída de “Marx en su (tercer) mundo: hacia un socialismo no colonizado” - Néstor Kohan (1998:245)

(24) Karl Marx, El señor Vogt, México, Juan Pablos, 1977 e “Historia diplomática secreta del siglo XVI”, en Cuadernos de Pasado y Presente, No. 87, 1980 y Maximilien Rubel (ed.), Marx y Engels contra Rusia, Buenos Aires, Libera, 1965. Extraído de: Introducción al Cuaderno Kovalevsky de Karl Marx - Alvaro García Linera (1989)http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/coedicion/linera/1.1.pdf

(25) En “Marx en su (tercer) mundo” (1998)

(26), (30) Kohan en “Marx: dialéctica, historia y colonialismos” (2018), un video del proyecto “Memoria del futuro”

(27) Como el buen Negri y Hardt en “Imperio” (2000) -que no en otras etapas anteriores- que recibió y recibe (brillantes) críticas por parte de intelectuales Latinoamericanos como Atilio Borón en “Imperio e Imperialismo: lectura crítica de un libro de Michael Hardt y Antonio Negri” (2002), Alan Rush en el capítulo “La teoría posmoderna del Imperio (Hardt & Negri) y sus críticos” del libro “Filosofía política contemporánea: controversias sobre civilización, imperio y ciudadanía” (2003) compilado por Atilio Borón, en el que el propio Kohan tiene también un capítulo “el imperio de Hardt & Negri: más allá de modas, ‘ondas’ y furores”.

(28) Dotando de legitimidad (exclusiva) para la lucha y el análisis político al “sujeto oprimido”, que explica Kohan, acaba reproduciendo las mismas lógicas eurocéntricas.

(29) Puede interesar: ¿Posmarxismo? Crisis, recomposición o liquidación del marxismo en la obra de Ernesto Laclau - Atilio Borón

(30) Ver “Marx: dialéctica, historia y colonialismos” (2018)
https://www.youtube.com/watch?v=lqKWh33Hs7w&t=3437s 

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