Opinión
Lo de Torre Pacheco tiene un nombre: terrorismo supremacista blanco

“Altercados”, “disturbios”, “tensiones”, “escalada de violencia”... llama la atención cómo la mayoría de los medios de comunicación utilizan diferentes calificativos para referirse a lo que está ocurriendo en Torre Pacheco, pero evitan nombrar lo que subyace a esta violencia: el terrorismo supremacista blanco.
Porque lo que está pasando en este municipio de Murcia a raíz de un hecho puntual de violencia sufrido por un hombre de 68 años, que fue agredido por unos jóvenes “presuntamente de origen magrebí”, es la expresión de una visión concreta del mundo, un supremacismo en el que intervienen elementos como la nación, el idioma, la etnia y la religión, y que ha servido durante siglos para deshumanizar y negar derechos a las personas no blancas.
Esta violencia supremacista se expresa en los actos contra la población migrante en Torre Pacheco, pero también en la masacre de Melilla de 2022, en la que fallecieron al menos 37 personas y donde desaparecieron otras 76. Por eso, cuando el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, afirma que lo de Torre Pacheco es “consecuencia de los discursos de la ultraderecha”, olvida que lo ocurrido en Melilla -cuyos responsables políticos continúan en la impunidad- alimenta la narrativa supremacista que valida y sustenta precisamente esos discursos de ultraderecha que él tanto critica.
¿En qué se diferencia una política migratoria que deja morir y agonizar a seres humanos por el solo hecho de intentar ingresar en suelo español, con la turba racista de ultraderecha que está causando terror en Torre Pacheco? En ambos casos el mensaje es el mismo: algunas vidas no importan, algunas personas son desechables.
Lo de Torre Pacheco está lejos de ser un hecho aislado. Lo que está sucediendo allí ocurre en el marco de un sistema de dominación basado en la jerarquización racial del mundo y cuyo brazo armado es el supremacismo blanco
Es importante tener esto en cuenta para entender por qué lo de Torre Pacheco está lejos de ser un hecho aislado. Lo que está sucediendo allí ocurre en el marco de un sistema de dominación basado en la jerarquización racial del mundo y cuyo brazo armado es el supremacismo blanco, una ideología política que opera desde el surgimiento del racismo como categoría social por allá por 1492, y que a pesar de ir cambiando de nombre y de forma, sigue manteniendo el poder económico, político y cultural, y el control de los recursos materiales e intelectuales, asegurándose una serie de ventajas no ganadas, sino adquiridas per se, en el marco de un sistema de dominio que privilegia la blanquitud.
Los gobiernos y las instituciones europeas y occidentales se deben hacer cargo de su responsabilidad en la construcción y validación de este supremacismo. Cada vez que se aprueba una ley o reglamento que impide o dificulta el derecho a migrar, se alimenta y legitima esa supremacía. Lo mismo ocurre, por ejemplo, cuando una editorial publica una obra que esencializa a las poblaciones del sur global, cuando un periódico criminaliza con su lenguaje a determinados grupos raciales, cuando los creadores audiovisuales encasillan a las personas migrantes en roles de delincuentes y traficantes o cuando la publicidad ridiculiza e inferioriza a las poblaciones racializadas.
No nos equivoquemos, lo que está pasando en Torre Pacheco no solo es culpa de los discursos de odio de Vox, es culpa de un sistema que propicia y alimenta discursos como los de Vox
Cada uno de estos actos “no violentos” termina legitimando y validando la narrativa supremacista que da paso a hechos de violencia física como los que estamos viendo estos días. Así que no nos equivoquemos, lo que está pasando en Torre Pacheco no solo es culpa de los discursos de odio de Vox, es culpa de un sistema que propicia y alimenta discursos como los de Vox.
Por ello, los gobiernos, las instituciones tanto públicas como privadas, los medios de comunicación y todos los partidos políticos tienen el deber de reflexionar y preguntarse de qué forma son también responsables del terror racista que están viviendo los y las vecinas migrantes y racializadas de Torre Pacheco. Aquí no vale mirar para el lado y sacudirse la culpa, porque mientras no se reconozca el racismo presente dentro de las propias instituciones, difícilmente se podrá erradicar este tipo de violencia, un terrorismo que hoy ataca este municipio de Murcia, pero que en el futuro se puede trasladar a otras localidades o dirigir contra otros grupos demográficos que interfieran en sus intereses.
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