Construcción en el barrio de Tetuán
Edificios en construcción en el barrio de Tetuán, Madrid Álvaro Minguito

La semana política
Ir más lejos

Unidas Podemos presenta un acuerdo con el PSOE para la Ley de Vivienda que se aleja de la letra pactada hace semanas con otros partidos, sindicatos y el movimiento de vivienda.

El dictamen de Pablo Iglesias sobre la propuesta de Ley de Vivienda avanzada el pasado martes por el Gobierno de Coalición es una buena síntesis de las dificultades que tiene Unidas Podemos tanto entre su vector de influencia política, incluyendo a quienes lo influyen, como respecto a quienes quieren acabar, a ser posible por vía de urgencia, con la coalición. “A muchos nos gustaría que la Ley de Vivienda fuera más lejos y ojalá los movimientos y activistas sociales tengan la fuerza para exigir a los ayuntamientos y comunidades su aplicación, pero es la reacción de los adversarios, la que, como siempre en política, mide su significado”, escribió el expresidente, liberado ya de exigencias como la de mostrar euforias.

Iglesias acompañaba su tuit con dos titulares de dos periódicos. En el primero, del periódico El País, se destaca que el sector inmobiliario “carga” contra el acuerdo. El segundo, de La Vanguardia, anuncia que el PP lo recurrirá ante el Tribunal Constitucional y no la aplicará en los Ayuntamientos. Dos adversarios, mercados y populares, que a menudo se confunden entre sí, a los que se sumará el propio Constitucional cuando sea su turno. 

No son los únicos titulares que generó el anuncio. En uno de ellos se lee que el Gobierno concederá, si se aprueba la ley, una moratoria de 18 meses para bajar alquileres a grandes fondos. Poco después lo reconocía Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales, aunque aseguraba que su grupo tratará de rebajar ese plazo, durante el que los alquileres permanecerán congelados pero no será obligatorio rebajarlos. 

Ley de Vivienda
Ley de Vivienda Un acuerdo de regulación de alquileres para otros tiempos
El acuerdo para la Ley de Vivienda parece indicado para una época en donde los alquileres no vienen de años de burbuja y no hubo una pandemia que golpeó a los ingresos de los hogares. Las medidas necesarias para salir de la emergencia habitacional deben ser mucho más valientes.


Las plataformas de vivienda y los sindicatos de inquilinos han
 levantado la voz contra el excesivo triunfalismo de quienes han presentado el acuerdo. Debido al afán por separar a los “grandes tenedores” —fondos de inversión, Socimi, bancos— del rentismo particular, lo que se sabe ahora de la ley es que irá varios pasos por detrás de la normativa aprobada en Catalunya en septiembre de 2020.

Los movimientos han criticado una propuesta que se queda muy lejos del acuerdo registrado en septiembre, que incluía aspectos que se han quedado fuera de este acuerdo como la dación en pago, la obligación de alquileres sociales, la cesión de uso obligatoria de viviendas vacías o la socialización del 100% del parque de la Sareb. También que mediante el cheque joven de alquiler y las nuevas deducciones fiscales se apuntala otro gran problema de las “manos muertas” en el mercado inmobiliario, el pequeño y sucio secreto de la reproducción de las clases medias en España.

Quizá sea demasiada tarea para dos partidos desmontar el sistema actual para rescatar a las rentas bajas, que son las que no están en el secreto de las herencias y la propiedad

El acceso en diferido de esas clases medias a los beneficios del rentismo se constituye como un problema ético y es la principal diferencia con los países del entorno, donde el fenómeno de la inversión inmobiliaria de los particulares no se ha producido con la misma intensidad. Un ajuste de la vivienda acercándolo a su valor de uso, rompiendo la burbuja actual, es un nuevo acuerdo social, algo que en términos electorales siempre da miedo invocar. Porque la expectativa de beneficio de un bien inmueble es transversal a las ideologías.

Las medidas que reclaman la PAH o el Sindicato de Inquilinos de Madrid son aquellas destinadas a quienes no están en el secreto de las herencias y la propiedad, aquellas que gastan más de la mitad de sus salarios en tener un techo; las que multiplican las estadísticas de desahucios, embargos o se ven forzadas a okupar. Lo que defienden quienes apoyan la Ley es que es el primer paso que se ha dado en décadas para cambiar el modelo. Y la reacción atribulada del PSOE y su entorno confirma que les cuesta encajar cualquier cambio. 

La discrepancia con los mensajes de Ione Belarra o Pablo Iglesias es si el cuerpo legal presentado esta semana servirá para poner las primeras bases para desmontar el endemoniado problema del acceso a la vivienda o si es un efecto placebo y, por tanto, contraproducente. Si se trata de un aprobado o de un insuficiente.

El elemento que adultera ese debate es el segundo factor tras la correlación de fuerzas, que es el argumento principal del tuit de Iglesias: la posición de poder de los adversarios.

El segundo factor

La mente del centrista conservador liberal en España vive en un mundo muy complejo. Acorralados por medidas comunistas y sintiéndose al mismo tiempo como águilas que sobrevuelan el éxito. Entre el infierno y el nirvana. Entre la burla al débil Gobierno de coalición y el estupor al ver que es capaz de destruirlo todo, desde la Transición hasta el lenguaje o la hombría del mismísimo James Bond.

El PP y su entorno (o sea, los restos de Ciudadanos) juegan hace tiempo la baza de la agonía: dicen que ellos nos salvarán del caos, lo que conlleva que a sus ojos todo tiene que presentarse como caótico: la sociedad debe vivir colgada de un acantilado a la espera del rescate principesco. 

La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, no pudo disimular la alegría que le produjo el anuncio de acuerdo sobre vivienda. Villacís, experta del mercado inmobiliario por vía sanguínea, aplica el viejo refrán “la oportunidad llama al ladrón” y propone que se redoble la presión inmobiliaria en Madrid —donde los alquileres han subido el triple que los salarios en la última década— por la vía de un redoble de la inversión extranjera. En un giro muy propio de la época, el entusiasmo de la vicealcaldesa le hace apreciar la rabia de Carles Puigdemont y Gabriel Rufián por algo sobre lo que no se han pronunciado. 

Los adversarios de los que habla Iglesias se centran en la más banal de las discusiones políticas. Caos o salvación. Okupas o laboriosos inversores. Seguridad jurídica o guerra civil. Por más imbéciles que sean, esas dicotomías aumentan la dimensión del dilema en el que viven los movimientos y activistas sociales: qué tipo de movilización o de presión puede servir para el objetivo de transformar el estado actual de cosas en el acceso a la vivienda. Frente al Gobierno o contra los heraldos del caos. La respuesta no es sencilla ni para el más ferviente admirador de Podemos. 

Como en la experiencia previa de los “ayuntamientos del cambio”, la crítica a las nuevas normas por insuficiente se produce en medio del exceso de ruido por quienes las presentan como demasiado radicales. Quizá porque se resolvió mal, en este momento no hay nadie que pueda generar ruido o movilización para que esa demanda de mayor ambición supere la histeria por la inseguridad jurídica (el caos) en el que se aterrizará cuando la ley comience a aplicarse. Una inseguridad de la que no se habla cuando un alcalde o una presidenta de la Comunidad de Madrid anuncia que no transpondrá una ley de rango superior. 

De fondo, hay una batalla cultural sobre la que se se superpone esa otra guerra cultural en la que todo es caos. La primera, la soterrada, es la importante. Y trata sobre desmantelar esa cultura del pelotazo inmobiliario por la que el rentismo sale tan a cuenta. Algo para lo que no basta un pacto de mínimos sino que se cuestione la subordinación del interés general al interés particular, incluso si este es el de las clases medias y no solo el de los bancos y los fondos buitre. 

La segunda guerra cultural es la que vivimos todos los días. En esa, los adversarios a los que se refería Iglesias estarán en contra de cualquier medida, por insuficiente que parezca y por poco que les toque.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Solo para socias
Solo para socias Nueva carta mensual: “Redactor en crisis”, por Pablo Elorduy
Después de La Semana Política, el coordinador de Política de El Salto regresa a un formato periódico.
La semana política
La semana política Lo que pasó, pasó
Hora de algunas despedidas. Ada Colau tiene difícil volver a ser alcaldesa de Barcelona y la izquierda tiene difícil volver a convocar el espíritu de una época en la que pudieron cambiar muchas cosas.
La semana política
La Semana Política La nave del misterio electoral
La compra de votos en Melilla y otros puntos del Estado agita la última semana de campaña y muestra el auge del conspiracionismo.
Laboral
Laboral Jornadas de 50 horas semanales haciendo tareas de categoría superior: así se trabaja en hostelería
Es uno de los sectores con más sanciones e intervenciones de la Inspección de Trabajo, con más de 12.000 trabajadores extranjeros aflorados en las intervenciones y que cuenta con el 21% de las sanciones emitidas por este organismo.
Genocidio
Genocidio Israel asesina a diez niños que esperaban suplementos nutricionales en un hospital
La Unión Europea sigue evitando la imposición de sanciones al régimen de Tel Aviv. Estados Unidos anuncia sanciones contra la relatora de la ONU que ha denunciado el lucro de las empresas colaboradoras de Israel.
Fronteras
Fronteras europeas Un año más, la Caravana Abriendo Fronteras denuncia las políticas antimigratorias de Europa
Desde Baiona y Girona saldrán los grupos que recorrerán puntos críticos de fronteras europeas como Irún, Calais, Dunkerque y Toulouse donde se encontrarán con otros colectivos para movilizar la solidaridad con las personas migrantes.
Opinión
Opinión Libertad para las Seis de la Suiza
Cuando el sindicalismo entra en prisión, lo que está encerrado es mucho más que una protesta. Es el eco de todas las veces que dijimos “basta”.
Migración
Migraciones Entre la incertidumbre y la esperanza
El aumento de las muertes en el último año está relacionado con las condiciones cada vez más peligrosas con que se encuentran las personas para llegar a Reino Unido.
Opinión
Opinión Del malismo al imbecilismo
Los patanes en traje con poder que infestan nuestro ecosistema como moscas plastas, son el reflejo de un régimen que busca la imbecilidad masiva.
Derechos Humanos
Flotilla de la Libertad Yanis Mhamdi: “Israel es el Estado que mata más periodistas en todo el mundo”
Este periodista de Blast fue uno de los integrantes de la Flotilla de la Libertad. En esta entrevista cuenta cómo transcurrieron las horas en las que este grupo de defensores de derechos humanos estuvieron bajo detención ilegal en Israel.
Tribuna
Tribuna Discurso y poder del extractivismo o cómo se legitima el saqueo en nombre del “desarrollo”
Los discursos institucionales, mediáticos o corporativos configuran las formas en las que se perciben los megaproyectos. Estos se presentan como proyectos de nación o como una oportunidad para el desarrollo, el empleo y la transición verde.

Últimas

Salud laboral
Salud laboral Ser migrante y cosechar a más de 40 grados: el impacto del calor en un invernadero de Almería
La mitad de los trabajadores de la agricultura encuestados en Almería, Huelva y Lleida admitió haber experimentado al menos tres síntomas relacionados con enfermedades por calor durante las temporadas de verano.
Kenia
Kenia 31 muertos por violencia policial en Kenia en las últimas manifestaciones contra la nueva Ley de Finanzas
La sociedad civil keniana retoma las protestas tras tumbar un proyecto similar hace un año. El país se enfrenta a una crisis fiscal causada por el aumento de pagos de la deuda externa.
Falsos autónomos
Falsos autónomos El juez del caso Glovo carga contra el Estatuto de los Trabajadores y la libre competencia
El texto en el que el magistrado libra a la empresa de reparto de la demanda que le interpuso Just Eat es un ataque a las sentencias del Tribunal Supremo y a la Ley Rider, pero también a la seguridad jurídica que la derecha dice defender.
Más noticias
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición Sánchez sale del Congreso escaldado pero vivo tras su comparecencia por el Caso Koldo
El Gobierno anuncia un nuevo Plan Estatal contra la corrupción. Sánchez recuerda en sede parlamentaria las corruptelas pasadas de las administraciones de Felipe González, José María Aznar y Mariano Rajoy.
Dependencia
Dependencia Denuncian “olvidos” y errores en los datos de Dependencia
Desde la asociación de directoras y gerentes de Servicios Sociales apuntan a que no se tratan de “listas de espera” si no de “listas de incumplimiento de la Ley”.

Recomendadas

Genocidio
Genocidio La segunda consultora más importante del mundo es señalada por su papel en el despiece de Gaza
Boston Consulting Group está considerada una de las “big three” del sector. Ahora, una serie de informaciones señalan cómo ha estado detrás de la fundación antiUnrwa encargada de la distribución de ayuda y de los planes de expansión en la costa.
Unión Europea
Unión Europea La sociedad del miedo al declive
La angustia ante el futuro acompaña a las sociedades europeas desde hace tiempo y precede a la Unión Europea. Se manifiesta con mayor claridad en los períodos de declive económico y las turbulencias políticas y sociales que los acompañan.