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Historia
¿Cuándo nació Extremadura?
Este jueves, 21 de mayo, el colectivo de Guías-Historiadores de Extremadura organiza su VII Café con Historia (virtual) para debatir sobre los orígenes de la región extremeña.
Empezaré diciendo que no existe acta de nacimiento, ni de Extremadura, ni de España, ni de la inmensa mayoría de regiones y países del mundo. Dependiendo del punto de vista que adoptemos, como en casi todo, podremos amoldar una u otra respuesta a nuestra interesada cuestión. Vaya esto por delante.
Ahora bien, entendiendo Extremadura como la actual comunidad autónoma española, claro está, podemos dar la fecha de la aprobación del estatuto de autonomía extremeña: 25 de febrero de 1983. Si, por el contrario, queremos ahondar en los límites administrativos de la región y de sus dos provincias podemos ofrecer la del año 1833, o, si se prefiere, la del proyecto de 1822. De aquellos inicios del siglo XIX datan 49 de las 50 provincias españolas. Sin embargo, a diferencia de varias regiones de la España de nuestros días –léase comunidades autónomas-, casos de Madrid, Cantabria, La Rioja e incluso de las actuales Castilla y León, Castilla-La Mancha y Región de Murcia -que se fijaron como ahora están durante la Transición-, Extremadura ya era reconocida regionalmente en aquel momento decimonónico.
¿Quiere decir esto de que Extremadura es una región histórica? Pues, perdonen de nuevo el subjetivismo, depende de lo que entendamos por histórica (e incluso por región, pero dejemos esto para otro día). Muchos consideran que en España “las históricas” –sean supuestas regiones, reinos, naciones o nacionalidades- son aquellas que tuvieron a punto o llegaron a aprobar su estatuto de autonomía antes del estallido de la Guerra Civil en julio de 1936. No obstante, proyectos durante la II República fueron más de tres, pero, por una u otra causa, estaban tardando más en llevarse a cabo cuando saltó todo por los aires. Es decir, tardarían más o menos pero es probable que se hubieran constituido varias “autonomías” más allá de Cataluña, País Vasco y Galicia.
Extremadura, como muchas otras, puede reconocerse como ente regional –provincial en terminología del Antiguo Régimen– desde hace muchos siglos
¿Dónde establecemos entonces el momento histórico? No hay respuesta y, además, no justificaría ninguna realidad ni proyecto actual. Es mi opinión.
Pero la Historia pesa, es cierto. Y Extremadura, como muchas otras, puede reconocerse como ente regional –provincial en terminología del Antiguo Régimen– desde hace muchos siglos.
Tras la conquista –no reconquista– portuguesa, leonesa y castellana del territorio que fue taifa andalusí de Badajoz (antes Lusitania, región de carácter atlántico), durante los siglos XII y XIII, se irían constituyendo los fundamentos extremeños, no antes. El corónimo Extremadura no refiere en sus orígenes a la actual región, sino a la tierra de frontera (extremo = confín) de los reinos cristianos. De hecho, el término se documenta por primera vez en el siglo X en el área de Viseu, actual Portugal. En la Plena Edad Media (siglos XI-XIII), por tal Extremadura se conocerá una amplia franja territorial entre el río Duero (la terminación -dura no deriva del nombre del río sino del sufijo latino –tura) y el Sistema Central.
A partir de los siglos XIV y XV, la voz Estremadura quedará identificada progresivamente, dentro de la Corona de Castilla, con los obispados de Plasencia, de Badajoz, de Coria, a menudo también con el de Ciudad Rodrigo y con los maestrazgos de las Órdenes Militares de Alcántara y de Santiago en su Provincia de León. De todas maneras, los límites territoriales resultaron muy imprecisos durante gran parte de la Edad Moderna debido a la complejidad jurisdiccional del territorio. Acaso fue el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, con sede en Llerena desde comienzos del siglo XVI, el primer organismo que aglutinó todo el ámbito territorial citado. Sin embargo, desde el punto de vista de la representación en las Cortes de Castilla, todas aquellas jurisdicciones extremeñas estaban incluidas en lo que se llamó la Provincia de Salamanca, dividida a su vez en tres partidos: de Salamanca, de Trujillo y de León de la Orden de Santiago.
El corónimo Extremadura no refiere en sus orígenes a la actual región, sino a la tierra de frontera (extremo = confín) de los reinos cristianos
Insistimos en que los límites de aquellos partidos o provincias de Trujillo y de León no se correspondían exactamente con la actual Extremadura. Por poner algunos ejemplos: parte del noroeste extremeño se insertaba en el obispado de Ciudad Rodrigo, parte del actual sur salmantino estaba unido a Granadilla y a Plasencia, una extensa área de Villuercas-Ibores-Jara y la Siberia pertenecían a la archidiócesis de Toledo, el condado de Belalcázar (Córdoba) se vinculaba a la provincia de Trujillo, Guadalcanal (Sevilla) a la provincia de León de Santiago, Fregenal de la Sierra a la de Sevilla y, hasta 1801, Olivenza era territorio portugués. Como se vislumbra, la cosa no es tan sencilla.
Lo que sí está claro es que durante los siglos XVI y XVII existe un ente regional, aunque difuso, llamado Extremadura. Son numerosas las referencias a la Provincia de Estremadura, incluso para lugares que, en principio, no se enclavan en ninguna de las jurisdicciones extremeñas. Anotamos únicamente, por llamativa, la siguiente alusión a Guadalupe: “Y a ti, nación extremeña, mucho la virgen te honró, pues en tu tierra gustó, ocultarse entre una breña” (Fray Diego de Ocaña en su Comedia a la Virgen de Guadalupe, 1615). Para los más pasionales, tengan cuidado con la palabra nación, cuyo significado dista considerablemente del contemporáneo.
Las primeras raíces de la conciencia popular se desarrollarán mucho después, a inicios del siglo XX
Precisamente en ese tránsito entre los siglos XVI y XVII se inscriben las obras de autores extremeños que parecen desarrollar una cierta conciencia regional. Baste citar a Sorapán de Rieros o a Fray Francisco de Coria. Este último escribió la primera historia de Extremadura (Descripción e Historia de la Provincia de Estremadura, 1608) que, dicho sea de paso, aún carece de edición moderna. Es entonces también cuando afloran las historias locales que plasman curiosas menciones a la región. Bernabé Moreno de Vargas, por ejemplo, en su Historia de Mérida (1633), todavía considera el obispado de Ciudad Rodrigo como parte de Extremadura. En aquella generación de escritores se encuentra, a mi juicio, el nacimiento de la conciencia extremeña, sea lo que fuera aquella provincia, entre las élites más instruidas de la región. Las primeras raíces de la conciencia popular se desarrollarán mucho después, a inicios del siglo XX.
Todas estas líneas para decir que, a mediados del siglo XVII, una serie de personalidades concejiles de varias ciudades y villas de Extremadura, a iniciativa de Plasencia, se unen para comprar el voto en Cortes. Se conseguirá en 1652, en plena Guerra de Restauración de Portugal, y Extremadura se constituirá entonces como provincia fiscal. En palabras de quien ha estudiado mejor este tema, Felipe Lorenzana, “Extremadura pasaba de ser a estar”. Ese sería el origen de Extremadura como región administrativa, lo que cristalizará en 1790 con la creación de la Real Audiencia de Estremadura, con sede en Cáceres. La región extremeña ya estaba crecidita cuando se dio la división provincial de Javier de Burgos en 1833, por eso nunca se dudó de su personalidad regional.
Para saber más de esta cuestión será ineludible asistir virtualmente al VII Café con Historia (jueves 21 de mayo de 2020, 19:00 h.), que organiza el colectivo de Guías-Historiadores de Extremadura, de la mano de quien escribe este texto y con el ponente invitado Felipe Lorenzana de la Puente. Se trata de una excelente oportunidad para reflexionar y debatir sobre el origen de Extremadura.
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Es increible que no encuentre una relación linguística del nombre Extremadura, necesito saber cómo se llamó antes, en otras épocas. Nada más. Muchas gracias
artículo muy necesario, la historia de nuestra tierra es muy desconocida
De acuerdo en su mayoría con usted... Pero porqué decimos Lusitania, esa provincia la direron nombre los Romanos, pero es que anteriormente era Vetonia territorio celta, era la actual provincia de Cáceres. Lusitania era territorio portugués, al conquistarlos los romanos unieron todo ése territorio llamándolo Lusitania. Pero en Cáceres sabemos que nuestros ancestros eran vettones no lusitanos.
Completamente de acuerdo. Antes de Lusitania, nombre que pusieron los romanos. Cáceres era Vettonia. Porque se olvida siempre?