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Educación
Relatos salvajes: la vuelta al cole contada por los directores
Ocho historias sobre la planificación del inicio de curso en los centros de primaria y secundaria del País Valencià. Líderes educativos se han visto obligados a desplazar los aspectos pedagógicos para centrarse en las medidas sanitarias que contengan los rebrotes de covid-19. A pesar de los esfuerzos de la Consellería de Educación, la mayoría de los colegios e institutos acumulan años de desinversión en educación y políticas erráticas. Aquí se muestran las grietas.
Tarde de verano en la plaza de Las Chimeneas de Elche. Sentados en las terrazas de los bares, muchos adultos disfrutan de una bebida fría. La mayoría de los niños, en cambio, juegan. Algunos, los de la etapa de Infantil, se divierten en la zona vallada de los columpios sin mascarillas ni distanciamiento, sonríen, gritan, se tocan, una niña presta amablemente su juguete a otro.
A unos metros están mezclados cerca de 30 niños que cursan primaria, algunos patean la pelota, otros corren, bromean, se empujan, se abrazan, pasan tres en patinete; tienen entre seis y 12 años. Los adolescentes, por su parte, están distribuidos por distintas zonas en pequeños grupos. El nueve de septiembre volverán a clases bajo estrictas medidas de seguridad sanitaria. Quizá por las tardes vuelvan a las plazas, al ritual del contacto y el juego. O no.
En Castellón, Toni Solano, director del Instituto de Educación Secundaria (IES) Bovalar, confiesa: “Nos hemos acostumbrado a que la escuela pública sea una gestora de miseria”. El IES Bovalar es un Centro de Acción Singular (CAES), que tiene un alto porcentaje de alumnado en riesgo de exclusión social. Fue planificado para 600 alumnos y en la actualidad atiende a 700, mientras que las aulas están hechas para una ratio de 25, pero son ocupadas por más de 30, en algunos casos.
“Desbordado”, así dice sentirse Modesto Gascón, director del CEIP Canales y Martínez de Almoradí, mientras mira cómo los albañiles convierten el comedor de su centro en dos aulas
Solano relata el ambiente del centro para preparar la vuelta a clases: “La Jefa de Estudios hace matrículas con la administrativa, los conserjes recogen documentación y llevan el banco de libros y yo me dedico a medir y colocar mesas y sillas. Seguimos a la espera de que nos envíen la administrativa que nos falta”. Durante las últimas décadas, los equipos docentes se han acostumbrado a convertirse en multitareas y a asumir responsabilidades por la falta de personal o de inversión. La crisis del covid-19 ha acentuado esta situación.
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“No somos arquitectos”
El colegio público Sagrados Corazones de Redován, en el Bajo Segura, resume la arquitectura variable de los centros valencianos. El primer edificio, que data de la década del 60 del siglo pasado, tiene aulas que miden entre 50 y 51 m2. En otro pabellón construido en los 80 el tamaño se reduce a los 42 m2, mientras que en el último anexo, del año 2007, las aulas alcanzan los 62 m2. Estas estructuras cuentan una historia similar a la de las leyes educativas, de acuerdo a épocas y gobiernos se toman decisiones dispares y, en este caso, irreversibles. Es lo que hay.
Cuando Amparo Puertas, la directora del CEIP Sagrados Corazones comprobó esta realidad junto a su equipo, tuvo que reorganizar todo el centro para adaptarlo al plan de contingencia de la vuelta a clases de la administración valenciana. Este programa incluye más de 200 millones de euros en inversión, la contratación de cerca de 4.500 maestros más para adaptar las plantillas de cada centro a la nueva realidad, así como acopio de material de higiene, digitalización y seguridad: 3 millones de mascarillas, 86.000 litros de gel hidroalcohólico, 29.000 tabletas y material de señalización. Además, cada centro ha recibido recomendaciones de actuación basadas en criterios científicos, un plano detallado de los distintos espacios que los conforman y autonomía para organizar el inicio de curso.
La Conselleria de Educación también ha recomendado a los centros de primaria crear grupos estables de convivencia o “grupos burbuja” de hasta 25 alumnos por aula, desde Infantil 3 años hasta 2º curso de primaria. La idea central es que a lo largo del horario lectivo, los niños de un mismo grupo solo se relacionen entre ellos y nunca entren en contacto con el resto. En cambio, desde 3º hasta 6º se permite agrupar al alumnado con criterios de distanciamiento social, por eso en el colegio público Sagrados Corazones las aulas más pequeñas albergarán a los grupos burbuja y las de 50 y 62 m2 a los cuatro cursos de primaria restantes.
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Los niños y adolescentes que comparten aula representarán un grupo de convivencia estable, por lo que todos son considerados como contactos estrechos. En el caso de que uno dé positivo en PCR, todo el grupo será aislado en cuarentena. La escuela, no. El protocolo prima la seguridad de la comunidad escolar, pero también que los niños y adolescentes puedan retomar su vida educativa.
Algo diferente ocurre en el CEIP Julio María López Orozco de Elche. Fue construido en la década de los 80 y tiene aulas de 47 m2. El director, Santiago Soriano, dice que crearon grupos estables de convivencia en todos los cursos, con un máximo de 20 alumnos por aula, “porque no es posible mantener la distancia social en aulas tan pequeñas”. Mientras observa las obras de reformas señala: “hemos tenido que ocupar todos los espacios, tirar paredes y levantar tabiques para crear siete nuevas aulas”. En el López Orozco ya no cuentan con aula de inglés, ni de música, ni de religión, ni biblioteca, ni sala de profesores, ni salón de actos.
“Desbordado”, así dice sentirse Modesto Gascón, director del CEIP Canales y Martínez de Almoradí, mientras mira cómo los albañiles convierten el comedor de su centro en dos aulas. “Ahora la biblioteca será el nuevo comedor”, dice. En el patio, los dos barracones, destinados a seis grupos de 3º y 4º de primaria, ya no son suficientes para atender a los 710 alumnos de este centro, cuya estructura está hecha para un máximo de 450 discentes.
En el CEIP Jorge Guillén de Elche hay indicaciones para entrar por la puerta izquierda y salir por la derecha. El director Inocencio González apunta: “hemos establecido un sentido único de circulación en el centro”, unas flechas en el suelo indican la ruta. También han habilitado una puerta en el patio, para que las familias circulen sin cruzarse entre ellas. González coordina las obras en los aseos, porque cada grupo debe utilizar uno de manera exclusiva. “Mucha inquietud, nerviosismo e inestabilidad”, esas son sus sensaciones.
En secundaria, en el IES Nit de l’Albà de Elche, han habilitado dos patios que hasta ahora permanecían cerrados, que serán de uso exclusivo para el alumnado de Bachillerato y Formación Profesional (FP). Invertirán entre 3.000 y 4.000 euros para realizar estas reformas. También han habilitado un aula de aislamiento, “por si se presenta un caso de covid-19”, dice la directora del centro, María José Carrillo.
Por su parte, en el IES Misteri d’Elx han tenido que acondicionar los ventanales para garantizar la circulación del aire. “Se abren hacia dentro y ocupan la mitad de las aulas y pesan tanto que se pueden descolgar y causar más problemas que soluciones”, señala Arantxa Martín, directora del centro. “Hemos recurrido a una empresa especialista con quienes ideamos unos tirantes metálicos en la parte superior de cada ventana”.
No somos técnicos en prevención de riesgos
La plaza de Las Chimeneas está ubicada en Carrús, el barrio más populoso de la ciudad, habitado por 70.000 personas. Cuenta con 15 colegios públicos, tres concertados y cinco Institutos. Estos datos permiten tener una idea de las posibles interacciones que puede tener el alumnado que acude a esta plaza a socializar en tiempos del virus SARS-CoV-2. A diferencia del modelo de socialización que puede tener el alumnado fuera del aula, en los centros educativos las rutinas están siendo pensadas de forma milimétrica, aunque no siempre pueden garantizarse los protocolos, porque faltan recursos.
El 40% de los estudiantes del IES Bovalar, 280 adolescentes, llega al centro en transporte. La ruta se realiza en función de los barrios donde vive el alumnado y no porque estudien en un mismo nivel. “Consellería nos ha dicho que no se duplicará el número de autobuses”, señala Toni Solano. El otro problema es que la administración tampoco puede garantizar la distancia social en estos medios de transporte. “El otro día nos dejaron caer que los niños tendrán que ir pegados unos a otros...”.
En los centros educativos las rutinas están siendo pensadas de forma milimétrica, aunque no siempre pueden garantizarse los protocolos, porque faltan recursos
En el caso de secundaria, la organización de los centros es diferente. Los grupos que asistirán todos los días a clase son los de 1º de la ESO, así como los que pertenezcan al Programa de Mejora de Rendimiento Académico (PMAR), al Programa de Refuerzo de 4º de la ESO (PR4), así como a los grupos de la Formación Profesional Básica (FPB) y las aulas específicas que atienden al alumnado con diversidad funcional. El resto, de 2º a 4º de la ESO, los Bachilleratos y los grados medio y superior de FP, asistirán días alternos: lunes, miércoles y viernes una semana, y martes y jueves la siguiente.
Para Solano, la asistencia en días alternos pone en riesgo a los absentistas. “Cuando venían, en condiciones normales, muchas veces no sabían el horario ni la clase ni el grupo que les tocaba. Tengo claro que ahora no van a venir y hacerles seguimiento va a ser muy difícil”, comenta. La razón es que las horas que dedicaba el centro a generar un programa específico de absentismo se ha invertido en la creación de más grupos. “Sin covid-19 tendríamos siete grupos en 1º de la ESO, que ahora debemos repartir en 10 para cumplir con el plan de contingencia, con una ratio máxima de 20 alumnos por aula”.
Otro aspecto con el que deben cumplir todos los centros de secundaria, de acuerdo al decreto que regula la organización y el funcionamiento de los centros (ROF) 252/2019, es con el trabajo por ámbitos en 1º de la ESO. En el IES Misteri d’Elx han creado tres: Castellano y Valenciano es uno, Biología y Geografía el segundo, y Matemáticas y Tecnología el tercero.
La directora Arantxa Martín compartirá docencia en el ámbito lingüístico. “Es una propuesta muy interesante, pero no era el momento porque ahora se impone sobrevivir y no estamos dotados de recursos”. La creación de los ámbitos ha supuesto sacrificar las horas de los “proyectos de teatro, de lectura o preparación para olimpíadas. También hemos reducido la oferta de asignaturas optativas para Bachillerato”. Señala que prima la seguridad por encima de la educación, “pero quienes estamos dentro buscamos un equilibrio entre ambas, porque si seguimos esta senda la educación pública va a salir seriamente damnificada”.
Democracia y seguridad sanitaria en tiempos de COVID-19
Que cualquier ciudadano se siente en una plaza concurrida, como Las Chimeneas de Elche, para reflexionar, evaluar y valorar nuestro comportamiento social frente a la pandemia, es una característica de estos tiempos. Vivimos la época de la “modernidad reflexiva”, tal y como la definió el sociólogo Anthony Giddens. “Antes éramos libres y no lo sabíamos”, dice Santiago Soriano, que había optado por implantar un modelo de consenso en su claustro, “para evitar las votaciones que terminaban por imponer las decisiones de un bando sobre el resto. Compartíamos la misma información y luego debatíamos hasta llegar a un acuerdo”. A partir del confinamiento, dice, “solo podemos decidir sobre las opciones mínimas que te permite una crisis como esta”.
Los centros de secundaria del País Valencià habían decidido, de forma mayoritaria, crear “aulas materia”, en las que cada asignatura tenía la suya asignada con todo el material correspondiente. “Los alumnos se movían de una clase a otra del centro”, dice María José Carrillo. “Ahora volveremos a la antigua usanza, al modelo del aula grupo”. Por su parte, Toni Solano indica que con el cambio, perderá “el alumnado que viene con las manos en los bolsillos, porque en las aulas materia les proporcionábamos todo tipo de material como libros y libretas”. En el aula grupo, en cambio, no es posible almacenar recursos de 11 asignaturas diferentes.
En primaria el panorama es otro. En centros como el Canales y Martínez, los especialistas de Inglés, Música, y Religión Católica e Islámica, se han quedado sin sus aulas materia. A pesar de que la Conselleria ha enviado entre tres y cuatro profesores más a cada centro, en el López Orozco cada tutor deberá impartir todas las asignaturas, excepto Inglés, porque el resto de especialistas pasará a ser tutor de uno de los 25 grupos estables de convivencia. El problema añadido surgirá cuando “tengamos que sustituir la baja de algún o algunos docentes”, señala Soriano, porque “contamos con el número justo de profesores y no daremos abasto”.
En la clase de Informática del IES Nit de l’Albà envolverán con papel transparente el teclado, porque a los ordenadores no se le puede echar spray
En secundaria, el debate de la sustitución del profesorado puede resumirse en una pregunta de María José Carrillo: "¿qué hacemos con siete profesores menos durante dos semanas?”. En el caso hipotético de que se detecte un caso de covid-19 en un aula grupo, deberá decretarse la cuarentena de todo el alumnado, que se quedará en casa, pero también del profesorado que entra no solo a esa aula, sino que atiende a más grupos. Como mínimo, siete profesores, aunque podrían ser más.
La higiene y la limpieza es el otro gran tema. Los geles hidroalcohólicos estarán repartidos en la entrada de los centros y en cada una de las aulas. En la clase de Informática del IES Nit de l’Albà envolverán con papel transparente el teclado, porque a los ordenadores no se le puede echar spray. Tras el uso diario hay que desinfectar. También numeran y desinfectan el material de Educación Física, que se entregará en bolsas a los diferentes grupos y para volver a usarlo deberán pasar 48 horas. “Necesitamos una persona de limpieza durante el horario lectivo, para que desinfecte los espacios de más de un uso y los aseos de manera regular”, explica María José Carrillo.
En el colegio público de Educación Especial Virgen de la Luz, que matricula a alumnado con diversidad funcional de grave a severo, evitan dejar a la vista de los niños los productos de higiene y limpieza. “Ahora deberemos tenerlos visibles”, dice Sabina Brotons, directora del centro. “Parte de nuestro alumnado es curioso y quiere explorar. Si ven un bote de gel pueden llevárselo a la boca”. En este centro también se realizan cambios de pañales frecuentes a lo largo del día y se utiliza mucho material manipulativo, por lo que necesitarían una persona de limpieza. “Hay que cumplir protocolos y todo debe ser más exhaustivo”.
Jugar, comer, formarse, usar la mascarilla
Antes de la llegada del covid-19, los niños se divertían en los patios como juegan ahora en la plaza de Las Chimeneas. Cuando vuelvan a clases las cosas habrán cambiado. Colegios como el Jorge Guillén han establecido turnos de patio. El director Inocencio González explica que todo el alumnado permanecerá en el aula 10 de los 30 minutos del recreo, para comer el almuerzo.
En el caso de Infantil serán tres turnos en los que podrán jugar solo con los compañeros de su clase durante 20 minutos, en tres espacios diferentes. En primaria serán también tres zonas y los seis niveles se repartirán en tres turnos, dos para los grupos de convivencia estable de 1º y 2º curso, y el tercero para los grupos de 3º a 6º nivel, “que deberán respetar la distancia social recomendada”.
En el comedor del López Orozco han instalado siete mamparas y siete mesas con capacidad para 20 alumnos cada una. De los 25 grupos, 472 niños y niñas, 20 comerán en el centro, unos 360 alumnos. A las 14:00 se sentarán a la mesa siete aulas de 1º a 3º curso de primaria. Al terminar, las monitoras limpiarán mesas y sillas para que entren a partir de las 14:45 la seis aulas restantes de 4º a 6º nivel. “Los siete grupos de Infantil, al estar ubicados en la Planta Baja, comerán en sus respectivas aulas”, explica Soriano. “De esta forma, esperamos garantizar que no haya contacto entre el alumnado de diferentes aulas, porque entrarán por una puerta y saldrán por otra”.
Otro elemento que genera dudas es el uso de las mascarillas, pero en el plan de contingencia viene especificado. En el caso del alumnado, la administración ha indicado que en la etapa de infantil la mascarilla “no es obligatoria”, mientras que en primaria es de uso obligatorio “fuera del grupo de convivencia estable”. En secundaria, por su parte, será obligatoria “cuando no puede mantenerse la distancia interpersonal, de al menos 1,5 metros”.
En los que respecta al profesorado, los tutores de Infantil y Primaria pueden utilizar las mascarillas de forma voluntaria en los grupos de convivencia estables, pero su uso es obligatorio fuera de estos grupos. En Secundaria y el resto de especialidades su uso es obligatorio y debe mantenerse la distancia interpersonal. Toni Solano explica que hay múltiples escenarios posibles: alumnos que lleguen sin mascarilla, que se las quiten, que las pierdan en el patio. “Intentaremos solventarlo, pero son cosas que se añaden”.
Tras la experiencia vivida durante el confinamiento, algunos centros preparan formaciones. El IES Nit de l’Albà pasó unas encuestas a la Comunidad Educativa para identificar necesidades. En septiembre formarán al profesorado que llegue al centro para que conozcan el manejo de los programas digitales de Conselleria. Mientras que en las dos primeras semanas de clase, preven formar al alumnado en el uso del correo electrónico, hacer fotografías, subir archivos y trabajar en Aules. A las familias les tienen preparadas “píldoras de formación online y la realización de gestiones telemáticas para minimizar la presencia en el centro”, afirma María José Carreño.
En el CEE Virgen de la Luz, las necesidades son otras. Sabina Brotons señala que es una ventaja que el profesorado interino pueda repetir este curso en el centro. Entre las formaciones previstas, está que todos los profesionales aprendan las funciones y el uso de los productos de higiene, así como la concienciación para evitar que queden al alcance del alumnado.
En otro colegio, El CEIP López Orozco, tienen experiencia previa en la formación de familiares sobre el uso de las TIC “antes de que llegara la pandemia”, apunta Soriano. “Ahora estudiamos la posibilidad de repetirla online”. Al alumnado se le impartirá un curso sobre el uso de las herramientas digitales, “en función de los contenidos que trabajemos” desde 1º hasta 6º de primaria. “Es importante que conozcan cómo cumplir con los deberes de clase en caso de que volvamos al confinamiento”, detalla.
El retroceso de la inclusión
Cada 15 días el alumnado del CEE Virgen de la Luz salía del centro para participar en un taller de socialización. Visitaban cafeterías y cumplían con todas las rutinas: se sentaban a la mesa y elegían un almuerzo saludable. Los que no hablan, señalaban la tostada de su preferencia o utilizaban los pictogramas para pedir al camarero. Luego se iban al supermercado y compraban productos para reproducir la experiencia de la cafetería en el cole. Con la compra, una vez a la semana preparaban tostadas y zumos para venderlos a los profes a la hora del almuerzo. “Este curso no podremos hacerlo”, afirma Brotons.
Los niños y niñas que acuden al Virgen de la Luz no pueden llevar mascarillas, no entienden su uso y se las quitan, y la directora explica que el contacto es “una herramienta de comunicación más. No se puede trabajar de otra forma con ellos”. Tampoco podrán realizar actividades interniveles o con otros centros. “También se nos limitan las excursiones”, dice Brotons, y perderán a muchos voluntarios, incluidos familiares, que ya no podrán participar de las actividades “más lúdicas, todo lo bonito, lo que le da vida al cole”, explica la directora.
Dos aulas específicas tiene el colegio Jorge Guillén, a las que asiste alumnado con algún Trastorno del Espectro Autista. Compartían estos espacios en los que reciben la atención de Pedagogos Terapéuticos, con sus aulas de referencia, en las que pasaban de tres a cuatro horas diarias. Ahora no podrán asistir a las clases con sus compañeros de curso y se perderán “las excursiones, los patios o las actividades extraescolares”, indica Inocencio González. “Esto nos supone un grave problema y un paso atrás en el desarrollo y la evolución de estos niños”. Lo mismo ocurrirá con el alumnado que asiste a las aulas específicas del IES Nit de l’Albà o de los programas PMAR de todos los institutos.
El colegio López Orozco es una Comunidad de Aprendizaje, un proyecto de transformación social y educativa que potencia las interacciones entre todos los miembros de la Comunidad Educativa. La bolsa de familias voluntarias asciende a 200 participantes que dinamizan actividades instrumentales en Grupos Interactivos, pero también forman parte de las Comisiones Mixtas de Trabajo junto a profesores y alumnos. La crisis del covid-19 reducirá la participación de las familias al mínimo. Tampoco podrán acompañar a sus hijos hasta las aulas al inicio de las clases. “Lo único que mantendremos serán las excursiones, el Club de Valientes y las Tertulias Literarias, pero sin las familias”, apostilla Soriano.
Varias demandas realizan los directores de los centros educativos a la Conselleria de Educación. La primera es que se extienda el uso de Webex, la aplicación de videoconferencias, a los grupos de la ESO. La segunda es que permitan utilizar aplicaciones y plataformas distintas a las de la administración, “porque hay una brecha importante entre los colegios concertados y los públicos, en ese sentido”, destaca María José Carrillo. En secundaria, Toni Solano también pide potenciar “la figura del tutor por encima de la de los Jefes de Departamento”, porque son “quienes coordinan al equipo docente, a las familias y al alumnado de cada grupo”.
La crisis del covid-19 ha cambiado el panorama educativo y la vuelta a clases está llena de las dudas e incertidumbres que relatan Amparo Puertas, Arantxa Martín, Inocencio González, María José Carrillo, Modesto Gascón, Sabina Brotons y Santiago Soriano. La inversión en recursos materiales y humanos de la administración educativa valenciana resultan insuficientes frente a décadas de desinversión y políticas, en algunos casos erráticas, para que la escuela pública salga fortalecida de este gran reto.
Educación
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A río revuelto, ganancia de pescadores, los pescadores ahora son los gigantes empresariales, aquí cada cual, que piense en quién quiera. La vuelta al caos, en casi ningún caso se habla de sentimientos, y no me refiero al "miedo", que es el más extendido, sino al del resto de emociones que hacían más llevadera el regreso a las aulas (volver a ver a los amigos, intercambiar "secretos", descubrir "cosas" nuevas, cambiar (así, en general), jugar con tus iguales...Las medidas adoptadas por algunos colegios (destruyendo espacios vitales de convivencia de los centros), no servirán de nada, cuando los medios oficiales machaquen a sus oyentes con la NOTICIA ÚNICA E IRREPOCHABLE que guía sus titulares, una especie de pensamiento único que no da más opción que la sumisión y el acatamiento de lo desconocido, improvisado y quién sabe si manipulado. Quiénes se atrevan a cuestionar esto (más allá de grupos extremistas, sectas oportunistas, charlatanes a comisión y demás fauna), serán “castigados” siendo incluidos en los grupos anteriormente mencionados, evitando así, cualquier atisbo de réplica. Ahora todo el mundo es culpable hasta que se demuestre lo contrario. Ni las doce tareas de Hércules, harán sombra a la gesta de intentar acercarnos al Conocimiento Oficial y parece ser, que sentará precedente en nuestras insensatas vidas. Los que se muevan, no saldrán en la foto.
https://elpais.com/elpais/2020/05/15/mamas_papas/1589554177_339665.html