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Alemania
Alemania hostiga a un periodista de Red Media por su denuncia del genocidio en Gaza

“Decir la verdad ya no es suficiente. La verdad se está persiguiendo”. Así resume Hüseyin Doğru el precio que ha tenido que pagar por hacer su trabajo. Este periodista alemán de origen kurdo-turco y fundador de la plataforma Red Media tuvo que volver a Turquía tras haber sido objeto de una campaña de criminalización desde los medios, los sindicatos de periodistas y las instituciones alemanas. En el centro de la acusación está informar sobre Palestina sin plegarse al relato oficial. Ahora está de vuelta en Alemania.
Desde hace meses, el caso de Doğru se ha convertido en símbolo de una represión contra el periodismo independiente en Europa. Las sanciones impuestas por la Unión Europea a Red Media, junto con la apertura de causas penales en Alemania por presunta “difamación”, ilustran el giro autoritario que atraviesan las democracias occidentales cuando el foco se posa sobre Gaza, Israel o las responsabilidades europeas en el genocidio contra la población palestina. También en Francia, varios periodistas y activistas han sido recientemente detenidos, vigilados o deportados por manifestar su apoyo a la causa palestina.
El caso Doğru y el cerco institucional al periodismo en Alemania
Hüseyin Doğru tiene claro que su trabajo como periodista no es neutral: “Nuestro objetivo es informar desde el lado de los oprimidos, denunciar los crímenes del colonialismo, el apartheid y nombrar la complicidad de quienes los sostienen, también en Europa”. Fundó Red Media en Estambul como una plataforma de comunicación anticolonial y antifascista con alcance internacional. Desde allí, ha documentado las luchas de los pueblos del sur global, con una atención constante a Palestina. Pero fue en Alemania donde comenzó la ofensiva institucional que hoy lo mantiene en el exilio.
La campaña contra Red Media se intensificó tras lo sucedido el 7 de octubre de 2023. En julio de 2024, el diario conservador Tagesspiegel publicó un artículo acusando a Doğru de estar detrás de la ocupación de la Universidad Humboldt por parte de activistas propalestinos. “Decían que si teníamos acceso a fuentes internas, debíamos ser los organizadores. Un argumento delirante que, aplicado al revés, haría responsables a sus periodistas de la represión estatal”, denuncia Doğru.
Red Media ha sido incluida en una lista de sanciones de la UE por “difusión de desinformación”. Paralelamente, Doğru enfrenta una causa penal en Alemania por presunta difamación
La cobertura crítica del genocidio en Gaza convirtió a Red Media en un blanco sistemático de lo que su fundador describe como una “cámara de eco mediática” de artículos sin pruebas replicados entre sí, declaraciones políticas basadas en especulaciones previas y la fabricación de un enemigo público a través de la reiteración. El periodista señala que “no hay ninguna prueba. Solo un ciclo de citas mutuas que se presentan como hechos”.
El pasado 20 de mayo, Red Media fue incluida en una lista de sanciones de la Unión Europea por “difusión de desinformación”. Paralelamente, Doğru enfrenta una causa penal en Alemania por presunta difamación a raíz de una publicación en la que exponía el perfil profesional del periodista Nicholas Potter (autor en The Jerusalem Post, TAZ), conocido por su cobertura proisraelí. “Era una publicación basada en datos públicos, citando sus propias webs. La convirtieron en una campaña de odio para silenciar nuestras voces”.
“Nos han puesto bajo vigilancia. Mi familia puede ser deportada. Y lo peor es el silencio cómplice de quienes deberían defender la libertad de prensa”
El señalamiento fue reforzado por el sindicato de periodistas en Alemania DJU, liderado por Joerg Reichel, a quien Doğru acusa de actuar como un actor político al servicio de intereses estatales: “Desde su cuenta personal lanza acusaciones de antisemitismo sin base, retira credenciales, otorga permisos a activistas sionistas y colabora con la policía para identificar a quienes protestan”, explica a El Salto.
El resultado de todos estos meses es exilio, amenazas y un futuro incierto. “Nos han puesto bajo vigilancia. Mi familia puede ser deportada. Y lo peor es el silencio cómplice de quienes deberían defender la libertad de prensa”.
Francia también intensifica la represión contra las voces críticas con Israel
La censura y criminalización del activismo propalestino no se detiene en Alemania. En Francia, el patrón se repite con nombres y métodos distintos, pero con el mismo objetivo: desactivar la solidaridad con Palestina mediante la represión legal, el silenciamiento institucional y el señalamiento público, sobre todo de personas racializadas, con trayectorias públicas incómodas para el statu quo y comprometidas con una narrativa que desafía el discurso oficial sobre Israel.
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Uno de los casos más conocidos es el del periodista y activista franco-iraní Shahin Hazamy, arrestado en abril de 2025 bajo acusación de “apología del terrorismo”. Su detención, efectuada en su domicilio de forma violenta, frente a su pareja embarazada y sus dos hijos pequeños, fue denunciada por organizaciones de Derechos Humanos, entre ellas Samidoun, como un acto de intimidación política. Hazamy había compartido contenidos críticos con el asedio israelí a Gaza y era conocido por su participación en movimientos antirracistas y por su labor en medios comunitarios.
Uno de los casos más conocidos es el del periodista y activista franco-iraní Shahin Hazamy, arrestado en abril de 2025 bajo acusación de “apología del terrorismo”. Hazamy había compartido contenidos críticos con el asedio israelí a Gaza y era conocido por su participación en movimientos antirracistas
También fue detenida Mahdieh Esfandiari, académica y traductora iraní residente en Lyon, recluida desde febrero en régimen de aislamiento tras ser señalada por publicaciones en redes sociales que expresaban apoyo a la resistencia palestina. Privada de acceso a su familia y sin garantías consulares, su caso ha sido envuelto en un silencio institucional que preocupa a juristas y defensoras de los derechos humanos.
Un año antes, el cineasta y periodista Bashir Biazar fue directamente deportado por las autoridades francesas tras publicar opiniones críticas con el papel de Francia en el conflicto israelí-palestino. El procedimiento se ejecutó de forma sumaria, sin juicio ni posibilidad de apelación, lo que alimentó la sospecha de que no se trataba de una cuestión legal, sino política.
“El antisemitismo está siendo utilizado como arma contra quienes defienden a Palestina”, advierte Hüseyin Doğru. “No buscan combatir el odio, buscan borrar al disidente”
Estos tres casos demuestran un patrón de la instrumentalización de la legislación antiterrorista para acallar voces incómodas, muchas veces bajo acusaciones ambiguas y sin pruebas sustantivas. Como en Alemania, la represión se aplica selectivamente, y golpea con mayor dureza a quienes se expresan desde posiciones críticas con el colonialismo israelí o con las complicidades europeas. “El antisemitismo está siendo utilizado como arma contra quienes defienden a Palestina”, advierte Hüseyin Doğru. “No buscan combatir el odio, buscan borrar al disidente”.
Lo que une los casos de Hüseyin Doğru en Alemania y de Shahin Hazamy, Mahdieh Esfandiari y Bashir Biazar en Francia es la defensa pública de la causa palestina, desde posiciones críticas con las políticas de Israel y con las complicidades institucionales europeas. En este gesto, hoy, parece residir un umbral de tolerancia cada vez más estrecho y el uso de acusaciones como la “apología del terrorismo” o la “difusión de desinformación” marca un giro inquietante en la gestión del disenso por parte de las democracias europeas sobre Israel. “La libertad de expresión en Europa está cada vez más condicionada y se concede solo a quienes se ajustan a la línea política dominante”, concluye Doğru desde el exilio.
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La deriva europea va de mal en peor y a mucha más velocidad de la que algunos pesimistas, entre los que me cuento, habían vaticinado.
La noticia que antecede a estos comentarios ilustra lo que a mí me parece un escándalo tan difícil de entender como inimaginable hace no muchos años en esta Unión Europea (UE) de nuestros padecimientos.
“Red Media fue incluida en una lista de sanciones de la Unión Europea por difusión de desinformación”; una cadena que se limitaba a publicar noticias referentes a las represiones de los manifestantes pro-palestinos en Alemania o a ilustrar el genocidio sistemático del pueblo palestino por parte del gobierno sionista de Netanyahu. Y esto no pasaba en Turquía, o en los EEUU de Trump, no, pasaba en el corazón de la UE (con represalias semejantes, curiosamente, en la Italia de Meloni). En uno de los países más supuestamente democráticos y con el mayor respeto (también supuesto) a la libertad de expresión y a los derechos cívicos. Y todo ello en unos días en que la UE critica, ostensiblemente, la actuación genocida de Netanyahu en Gaza, también criticada por nuestro presidente (manteniendo, no obstante, las compraventas de armamento a Israel con variopintas justificaciones).
Ya sabíamos, cualquier ciudadano medianamente informado lo sabía, de los enormes y largos tentáculos del lobby israelí en la UE (de nuestro país no voy a hablar, ya sabemos de los negocios de la familia Aznar cuando ostentaban el poder en España y de lo que ha llovido desde entonces), pero algunos desinformados, entre los que me cuento, no sabíamos de los extremos de esa influencia.
Sorprende la unanimidad de las críticas de los medios progresistas alemanes contra Red Media y, sobre todo, contra su fundador Hüseyin Doğru y, lo que es aún peor, que todas esas críticas se basen en noticias demostrablemente falsas. Todo esto me recuerda mucho a las denuncias y las críticas que recibieron tanto Podemos como sus dirigentes, que incluso llegaron a denuncias judiciales, gracias a la corrupción judicial que impera desde hace décadas en España.
Ya se empiezan a leer críticas abiertas, y no pocas, de antisemitismo a cualquier europeo o medio de comunicación europeo que ose calificar lo que hace el gobierno y el ejército israelí en Gaza y Cisjordania como un genocidio. Netanyahu se pasea por países europeos o sobrevuela el espacio aéreo europeo con absoluta impunidad, a pesar de la orden de busca y captura de la Corte Penal Internacional. Al margen de los variados ejemplos citados en el artículo de EL SALTO, Israel lleva meses bombardeando abiertamente a cooperantes internacionales y a periodistas, una buena parte de ellos ciudadanos de la UE.
En Galicia tenemos un refrán que ilustra a la perfección esta situación: “Mexan por nós e dicimos que chove”. A mí me parece más adecuada la frase que Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) le decía a Clarice M. Starling (Jodie Foster) en la película que en España se tituló “El silencio de los cordero: “Todavía te despiertas a veces, ¿no? Te despiertas en la oscuridad y escuchas los gritos de los corderos”. Eso nos pasará a nosotros, los europeos, a no tardar mucho… al menos a los europeos con algo de corazón. A otros ni eso.
Aquí, en España, en cuanto gobierne la derecha, a los que denunciemos el genocidio, nos aplicarán la Ley Antiterrorista.