Tribuna
Pandemia y melancolía

Si el sufrimiento psíquico, sea este en forma de depresión o ansiedad, fue denominado por muchos la pandemia de nuestro tiempo, la pandemia vírica que nos ocupa no hará más que aumentarla, disparando los trastornos de salud mental como ya vaticinan muchas voces expertas. Hacia dónde llevemos ese dolor es una de las pocas cosas que ahora mismo está en nuestras manos.

Dipuada de En Comú Podem en el Congreso de los Diputados

2 may 2020 05:00

Tuve mi primera crisis de ansiedad a los dieciséis años. Una noche, tumbada en la cama, de repente apareció el aire. Sentía que tenía aire en la cabeza, aire por las venas, aire en las manos. Podía ver el aire a mí alrededor. Pero no podía respirarlo. Desde entonces, la ansiedad no se ha despegado de mí y forma parte, para todo, de mi personalidad. Y, sin embargo, aún soy incapaz de expresarla, al menos totalmente, en palabras.

Una de las cosas que me llevó hasta urgencias esa primera noche fue precisamente eso, la ruptura con el lenguaje. Y creo que es también por eso que decidí dedicar mi vida a él. Estudié literatura y profesionalmente me dedico a la edición, donde trabajo las palabras que escriben otros. Adonde mis palabras no llegan, la literatura se acerca hasta tocarme.

Y a pesar de ello, no sin temor, hoy saco mis palabras a pasear porque creo que mi experiencia en los bordes de la cordura puede ser de utilidad. En este inmenso luto que nos toca vivir, por las personas que se han ido pero también por las formas de vida que muy posiblemente no volverán, el sufrimiento es ese perro negro siempre en nuestro regazo del que hablaba Churchill y otros famosos melancólicos. Quizás mirándolo de frente, escuchándolo incluso, podamos brillar más en este pasaje por la incertidumbre.

El neoliberalismo ha sido un enemigo acérrimo de la melancolía, puesto que esta choca con sus imposiciones de competitividad y rendimiento a cualquier precio. Individualizado, el sujeto melancólico debe ser curado para que vuelva a sus niveles de productividad

Durante los años mi ansiedad ha ido mutando. En la década de los veinte tenía pánico a todo tipo de transportes y me recluía a menudo en casa, en lo que los especialistas llamaron episodios de agorafobia. A partir de los treinta, y sobre todo desde el nacimiento de mis mellizos, es la enfermedad la que me obsesiona y desata las crisis. En mi mente he pasado todo tipo de enfermedades, desde las más mundanas hasta las más exóticas, y en todas ellas me he sentido terroríficamente cercana a la muerte. Por eso, cuando se desató la alarma por el coronavirus, gente próxima se preocupó especialmente por mí. ¿Cómo podría una hipocondríaca pasar estos días? Y sin embargo, poco ha cambiado en mi vida. Los hipocondriacos vivimos con el aliento de la enfermedad en la nuca siempre, un aliento que va transformándose de forma constante en diferentes síntomas. De poco sirve que los médicos nos digan que esa sintomatología no corresponde a la realidad, pocas cosas he sentido tan reales en la vida como la inminencia de la muerte.

La ansiedad me ha hecho consciente de mi vulnerabilidad a cada paso, de la irracionalidad de la enfermedad, de la arbitrariedad de la desgracia. En estas fechas, estos sentimientos de angustia se han universalizado. Si el sufrimiento psíquico, sea este en forma de depresión o ansiedad, fue denominado por muchos la pandemia de nuestro tiempo, la pandemia vírica que nos ocupa no hará más que aumentarla, disparando los trastornos de salud mental como ya vaticinan muchas voces expertas. Hacia dónde llevemos ese dolor es una de las pocas cosas que ahora mismo está en nuestras manos.

En este inmenso luto que nos toca vivir, por las personas que se han ido pero también por las formas de vida que muy posiblemente no volverán, el sufrimiento es ese perro negro siempre en nuestro regazo del que hablaba Churchill y otros famosos melancólicos

Seguramente, toda la humanidad ha sufrido antes que nosotros de ansiedad y depresión. El spleen decimonónico, la acedía medieval, el Weltschmerz, la saudade. Todos los tiempos y todas las lenguas, todas las religiones y etnias, comparten un complejo conjunto de estados de ánimo relacionados con la tristeza y la desesperación. Los griegos le llamaron melancolía, de melan y cholia, literalmente “bilis negra”, el líquido que se creía que predominaba en el cuerpo de los melancólicos. A partir del siglo XX, con la psiquiatrización de los sentimientos, pasamos a llamarle depresión o trastornos ansiosos y a tratarla casi exclusivamente con medicamentos. Con ello, la melancolía se convierte en un problema biológico con el que acabar.

En la Antigüedad clásica, la melancolía se valoraba desde un punto de vista dual. Fuente de dolor, sí, pero también de energía. “Malencolia significa ingegno” (Melancolía significa genialidad), decía Aristóteles. A lo largo de nuestra historia, melancolía no ha sido solo un término médico, sino una palabra con resonancias filosóficas, una forma de mirar la vida con detenimiento, capaz de estimular la creatividad y dar salidas poéticas y solidarias al dolor de la pérdida.

El neoliberalismo ha sido un enemigo acérrimo de la melancolía, puesto que esta choca con sus imposiciones de competitividad y rendimiento a cualquier precio. Individualizado, el sujeto melancólico debe ser curado para que vuelva a sus niveles de productividad. La melancolía se acalla ante la charlatanería del pensamiento positivo. Y sin embargo, yo que tanto la conozco, que tanto la he sufrido y vilipendiado, que tanto dinero y horas he invertido en deshacerme de ella con terapias procedentes de medio mundo, creo que ha llegado el momento de celebrarla. Sin vítores ni alabanzas y con la racionalidad de la que tantas veces nos priva. Porque es posible que en estos días nos sea útil recuperar su antiguo nombre y su valor ambivalente.

Este valor ambivalente se muestra en el famoso grabado de Durero, Melancholia I. En él vemos a una melancolía personificada en mujer que apoya su cabeza en la mano en actitud meditabunda. Sus alas simbolizan su origen divino, pero con ellas Durero también nos señala su capacidad de mediar entre dos mundos, el terrenal y el celestial. Y es que la melancolía nos acompaña siempre en tiempos de crisis como el que estamos viviendo, desde la pérdida hasta la nueva realidad.

En esta pandemia no es en absoluto descabellado imaginar cómo algunos van a querer traficar con nuestros miedos para construir escenarios alejados de la libertad y los afectos

“Nadie me había dicho que el dolor se sintiera tan cercano al miedo”. Así empieza Una pena en observación, el libro de C. S. Lewis que reflexiona sobre la muerte de su esposa. El miedo es parte consustancial de la melancolía. Pero en lugar de servirnos para crear vínculos de solidaridad entre nuestras melancolías, este miedo ha sido utilizado muchas veces para distanciarnos los unos de los otros y crear enemigos externos a los que culpar de nuestro dolor.

En el ensayo La melancolía en tiempos de incertidumbre, la filósofa Joke J. Hermsen muestra cómo esta ha sido la estrategia usada por la ultraderecha en los últimos tiempos, y cómo también la usaban los sistemas totalitarios basados en el terror. Herta Müller cuenta cómo el Estado rumano, durante la dictadura de Nicolae Ceaușescu, “estaba construido sobre los cimientos del miedo”: “había traficantes de miedo, sufridores de miedo y gestores de miedo”.

En esta pandemia no es en absoluto descabellado imaginar cómo algunos van a querer traficar con nuestros miedos para construir escenarios alejados de la libertad y los afectos. Para combatir este tráfico, solo nos queda reconocer las posibilidades que nos brinda la melancolía y reivindicar su carga cultural e incluso social. Y eso implica cuestionar la noción neurobiológica en la que se basa la psiquiatría actual.

Para conseguir esta repolitización de la melancolía que reclama Mark Fischer debemos instaurar un modelo de atención psíquica basado en la empatía, y entender que la melancolía no debe encajarse ni en las cuatro paredes de una consulta ni en las de una casa

Bucear en la historia de la literatura para encontrar hermanas en nuestra melancolía es una acción política. Charlar con el vecino de balcón sobre nuestras dudas y temores es también una acción política. “La reducción del trastorno mental al nivel químico y biológico va de la mano de su despolitización [...]. La tarea de repolitizar el ámbito de la salud mental es urgente si la izquierda quiere ser capaz de desafiar el realismo capitalista”. Para conseguir esta repolitización de la melancolía que reclama Mark Fischer debemos instaurar un modelo de atención psíquica basado en la empatía, y entender que la melancolía no debe encajarse ni en las cuatro paredes de una consulta ni en las de una casa. La melancolía, como nosotros, necesita libertad para tornarse esperanza. Necesita poder gritarse, necesita ser atendida.

Desde hace años, como si de una biblia se tratara, mi mesilla de noche está presidida por la Anatomía de la melancolía. Escrita en 1611 por el bibliotecario Robert Burton, es un compendio de todos los conocimientos que se tenían en la fecha de las diferentes manifestaciones del sufrimiento psíquico, todo ello mezclado con su propia experiencia melancólica. Burton no idealiza la melancolía y narra con crudeza los infructuosos intentos de la humanidad por deshacerse de ella. Sin embargo, elige terminar sus más de mil páginas con esta advertencia: “Abrigad esperanza, infelices; temed, dichosos”. Porque si algo ha aprendido Burton en su interminable investigación, es que la melancolía alada como la que hoy nos abate lleva implícita una promesa, la esperanza de un nuevo comienzo.

En la inminencia del dolor de la pérdida, esa promesa nos parece inconcebible. No hay consuelo en eso que tan bien definió Rosa Montero como “la ridícula idea de no volver verte”. Hace diez años murió mi padre. Y lo hizo lleno de vida y amor. Sigo esperando que alguien me cuente dónde fue todo eso. Sigo odiando no sé qué cada día que me doy cuenta que no puedo contarle algo. Pero en los días de luto inmediato descubrí un libro que hizo ese dolor un poco más soportable. Lo escribió el poeta José Hierro en 1947 después de salir de la cárcel, donde ingresó por razones políticas. El libro se titula Alegría y es una vibrante conversación con el dolor. Hierro coge la melancolía y la estruja, y de ella es capaz de sacar tanta esperanza.

En su día sorprendió que un preso político escribiera un texto tan despolitizado. Y qué político me parece a mí este poemario ahora, cuánta revolución hay en esos versos. Porque Hierro nos indica un posible camino que podemos tomar con tanta melancolía a cuestas, y sorprendentemente, es el único camino en el que sentirnos ligeros. Uno de sus poemas, “Razón”, es un buen mapa para estos nuevos tiempos.

Tal vez porque cantamos embriagados la vida
crees que fue con nosotros lo que tú llamas buena.
Puedes aproximarte, puedes tocar la herida
de amargura y de sangre hasta los bordes llena.

Ganamos la alegría bajo un cielo sombrío,
mientras el desaliento nos prendía en sus redes.
Hemos tenido sueño, hemos tenido frío,
hemos estado solos entre cuatro paredes.

Vivimos... Llena el alma la hermosura más plena.
En países de nieblas también nacen flores.
Después de la amargura y después de la pena
es cuando da la vida sus más bellos colores.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Tribuna
Regadíos Regar con un agua que no tenemos ni tendremos
Se encona la lucha por el control de un agua de la que somos deficitarios, exponiendo amplios territorios a la desertificación y el abandono.
Tribuna
Tribuna El juicio del siglo contra Greenpeace y el derecho a la protesta
El juicio contra Energy Transfer arranca hoy, 2 de julio, en los Países Bajos, donde Greenpeace busca justicia invocando por primera vez la nueva Directiva anti-SLAPP de la UE.
Tribuna
Tribuna El secuestro de Europa
VV.AA.
El rearme no fortalece a la UE sino que da como resultado una Europa cada vez más dependiente y convertida en una periferia armada incapaz de pensar y actuar por sí misma.
#63972
24/6/2020 19:12

Precioso artículo. Destila humanidad.
(Por cierto, debajo de su nombre, el cargo que aparece es dipuada. Me
Dedico a la autoedición y es un defecto profesional)

0
0
#59401
5/5/2020 0:13

Enhorabuena por esta preciosidad de artículo. ¡Gracias!

1
0
#59322
4/5/2020 8:10

Por su capacidad de expresion , por la profundidad de sus palabras,
por relatar con tanta sinceridad sus sentimientos ......
Su articulo me ha impresionado profundisimamente
Por todo eso......Gracias!!!!!

0
0
Laboral
Laboral Yolanda Díaz asegura que el Gobierno tramitará el indulto a las Seis de la Suiza
La ministra de Trabajo reconoce sentirse “escandalizada” tras la reunión con las sindicalistas condenadas y asegura que no va a “aceptar retrocesos” en los derechos laborales
Laboral
Laboral Reivindicar los derechos laborales en microempresas, el reto de los sindicatos
Nuevas estrategias hacen frente a realidades como las de los falsos autónomos o los puestos en remoto, mientras el PP quiere restringir aún más los comités de empresa.
Palestina
Palestina Albanese presenta su informe ante la ONU: “Gaza es el escenario de un crimen”
El Consejo de Derechos Humanos atiende al reporte sobre el lucro de empresas y bancos en el actual genocidio de Gaza. The Guardian califica de “posible crimen de guerra” el ataque contra una cafetería en la que murieron 39 personas.
Política
Política Feijóo radicaliza al Partido Popular en medio del terremoto Cerdán con la vista puesta en las elecciones
Miguel Tellado será el nuevo secretario general del partido. Un movimiento con el que Feijóo consigue el control casi absoluto del PP y le come espacio del discurso ultra a Vox, pero que lo aleja de eventuales pactos con PNV y Junts.
Galicia
Galicia Galicia elige el rumbo de la lucha contra Altri en las elecciones a la directiva de la plataforma Ulloa Viva
Vecinos y vecinas de la comarca más afectada presentan dos listas separadas tras no llegar a una propuesta de consenso. Por un lado concurre una candidatura continuista y, por el otro, una alternativa que se acerca más al nacionalismo institucional.
En el margen
En el margen Aisetou Kajakeh: “Nosotras no estamos rompiendo techos de cristal, sino sorteando muros”
Esta socióloga española asegura que las asociaciones gambianas en España mantienen un vínculo directo con el lugar de origen, lo que hace que nunca pierdan la conexión con las raíces.
Madrid
Madrid Vecinas de Tribulete 7 presentan demanda colectiva por acoso inmobiliario contra Elix Rental Housing
Es la primera demanda colectiva que se presenta en España contra una socimi. El inquilinato quiere conservar sus hogares e impedir que se desarrolle el plan de pisos turísticos que pretende el propietario.

Últimas

Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Cae el techo de la entrada principal del Hospital Isabel Zendal
El hospital de pandemias, inaugurado por Isabel Díaz Ayuso en 2020 y que generó unos sobrecostes del triple de lo presupuestado en su construcción, ha visto cómo se desplomaba el techo de entrada.
Opinión
Opinión Espejismo España
La descomposición del Gobierno de coalición es un reflejo de la expansión de la ola ultraderechista, pero no implica que los movimientos de transformación no puedan organizarse para contrarrestar esa amenaza.
Naciones Unidas (ONU)
Cumbre de la ONU ¿Quién teme una arquitectura de la deuda justa?
Aunque muchos Estados habían presionado para que se establecieran compromisos de reformas estructurales ambiciosas, el texto final revisado del 'Compromiso de Sevilla' las eliminó o diluyó. La sección sobre deuda no es una excepción.
Córdoba
Turismo El número de pisos turísticos en Córdoba se reduce a los tres meses de la moratoria para nuevas licencias
Otras normas tratan de limitar la proliferación de las viviendas de uso turístico por la ciudad. Un portavoz de Stop Desahucios predice que estos pisos se trasladarán a los barrios no afectados por la moratoria.
Naciones Unidas (ONU)
Genocidio El Informe Albanese denuncia ante la ONU a las empresas que se han lucrado del exterminio en Gaza
La relatora presenta un informe al Consejo de Derechos Humanos en el que detalla la responsabilidad de decenas de empresas en las políticas de ocupación, apartheid y genocidio que está llevando a cabo Israel en Palestina.
Crisis climática
Datos El junio más cálido jamás registrado cierra con 330 fallecimientos por calor
103 personas han muerto en los primeros tres días de la ola de calor, según las estimaciones. Los datos de la Aemet señalan al pasado mes como el junio más caluroso; ha pulverizado la máxima anterior por 0,8 grados de diferencia.
Oriente Medio
Oriente Medio La plantilla de EFE en Oriente Medio denuncia salarios por debajo de los mil euros
La delegación, formada por 24 personas, anuncia paros en sus funciones al verse reducida más de un 25% su nómina sin opción a negociar.

Recomendadas

Salud mental
Laura Martín López-Andrade “La psiquiatría es una profesión potencialmente muy peligrosa”
La psiquiatra granadina defiende desde Málaga otro tipo de psiquiatría que huye de los diagnósticos y de la jerarquía y cambia la palabra tratamiento por acompañamiento.
Alquiler
Racismo y alquileres Siete de cada diez migrantes se ve en la necesidad de vivir de alquiler frente al 14% de los hogares españoles
“El precio del prejuicio” es el título del más reciente estudio del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona, IDRA, en el que disecciona la relación entre las personas migrantes y su acceso a la vivienda.
Malasia
Malasia Durian, la fruta fétida que triunfa en Asia
El durian es tan maloliente que su consumo está prohibido en interiores, pero la popularidad de esta fruta, considerada un superalimento, no deja de aumentar en China y en el resto de Asia.