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Racismo
Construyendo movimiento antirracista en el País Valencià
Desde siempre, las migrantes y racializadas tenemos enormes dificultades para articular un movimiento propio. Nos jugamos la libertad, la residencia en el Estado Español y la posible separación de nuestras familias. Nos jugamos la vida por el simple hecho de organizarnos, de plantar cara, de levantar la voz.
Como migrantes y racializadas estamos atravesadas por fuertes relaciones de opresión. A muchas de nosotras nos oprime la situación de pobreza y de género, pero también y muy importante, se nos oprime por no pertenecer a las privilegiadas, a las blancas. Antes, cuando salíamos con nuestras compañeras valencianas y españolas blancas a manifestarnos contra el CIE o la Ley de Extranjería, gritábamos: ¡Nativa o extranjera la misma clase obrera! Hoy hemos aprendido a reconocer que afortunadamente a nuestras compañeras con papeles y no racializadas, es decir, a nuestras compas blancas, no les atraviesa la Ley de Extranjería ni el racismo social e institucional.
Esta distinción es fundamental, por ejemplo, si el Estado manda perseguir migrantes para llenar un vuelo de deportación. A las compañeras blancas y con papeles, aunque clase obrera, no se les perseguirá, no serán víctimas de una redada racista. Simplemente no viven esta realidad. Ellas están abajo, nosotras en el sótano.
Desde siempre, las migrantes y racializadas tenemos enormes dificultades para articular un movimiento propio. Nos jugamos la libertad, la residencia en el Estado Español y la posible separación de nuestras familias.
Si el Estado manda perseguir migrantes para llenar un vuelo de deportación, a las compañeras blancas y con papeles, aunque clase obrera, no se les perseguirá
Nos jugamos la vida, por el simple hecho de organizarnos, de plantar cara, de levantar la voz. Las compañeras blancas, por suerte, pueden pedir permisos para hacer concentraciones, muchas tienen derecho a paro si las tiran del trabajo, pueden sindicalizarse, no las encerrarán en un CIE, ni las deportarán. Ellas, las compañeras blancas, pertenecen, como explicaba Frantz Fanon, a la zona del ser.
En esta zona los conflictos dentro del sistema-mundo son regulados, según Bouventura de Souza, “por métodos de regulación y de emancipación y de reconocimiento de códigos de derechos, laborales, derechos de la mujer, derechos humanos, etc. y reconocimiento de discurso emancipatorio como igualdad, libertad, autonomía, etc.” Es decir, las compañeras gozan de privilegios que les permiten resistir y luchar desde otra posición en el mundo.
Por el contrario, en la zona del no-ser, los conflictos se gestionan mediante el despojo y la violencia. Grosfoguel indica que “como su humanidad no es reconocida, todas sus formas de pensar, de existir, espirituales, de actuar y de ser, son consideradas inferiores.” No somos consideradas personas dignas de ejercer los derechos humanos. A nosotras sólo nos queda como respuesta a nuestros empeños emancipatorios la represión pura y dura o la muerte.
El gran aporte del pensamiento decolonial, es señalar al pensamiento de izquierdas que la modernidad surgida en 1492 no inauguró una fase de progreso y desarrollo como señalan ahora los libros de historia. La modernidad occidental y por tanto, el capitalismo neoliberal no se contrapone al racismo y al patriarcado, es parte de esta civilización que se globaliza. No podemos cambiar solamente la política económica sin destruir también en el proceso las opresiones de raza y género.
No podemos cambiar solamente la política económica sin destruir también en el proceso las opresiones de raza y géneroNuestra historia de lucha e invisibilización en el País Valencià es larga. Hay hitos que recordaremos por siempre: la resistencia clandestina en el boom de la construcción de los ochenta, los importantes encierros para conseguir la más grande regularización extraordinaria en 2001, la lucha por el centro de acogida y contra el desalojo de los que ocuparon el puente de Ademúz y la ex-fábrica de Bombas Gens, los motines y las fugas en el CIE de Zapadores, la resistencia ante las redadas policiales y muy importante, la actual lucha por justicia, ante la brutal agresión de la policial local del “ayuntamiento del cambio” de Valencia a nuestra compañera guineana Nieves Nfina.
El doble rasero del Ayuntamiento de Valencia –Compromís, València en Comú, PSPV- cuando de racismo institucional se trata es lamentable. Impulsan campañas para impulsar la interculturalidad, pero su silencio con el caso de Nieves Nfina, clama al cielo . El Ayuntamiento del cambio todavía no ha recibido a la Asamblea Ciudadana contra el Racismo para dar explicaciones. Asegura que no ha zanjado la investigación, pero no hacen públicos los resultados. Mientras tanto la compañera es doblemente victimizada, denunciada por “desacato a la autoridad” por la Policia Local.
En todo este recorrido de lucha las compañeras blancas, activistas y técnicas de organizaciones solidarias nos han acompañado. Especial mención hemos de hacer a la Campaña por el Cierre de los Centros de Internamiento para Extranjeras y a la Mesa de Entidades en Solidaridad con los inmigrantes. Así como a los medios alternativos más representativos de Valencia, especialmente Radio Klara y Radio Malva.
Las compañeras racializadas y empoderadas han conseguido a pesar de las críticas y descalificaciones, incluso del mismo tejido asociativo valenciano y de la izquierda, levantar la voz y participar en la primera marcha de las comunidades racializadas contra el racismo, 12N Por una Sociedad sin Racismo, organizada en paralelo en Madrid y Barcelona. En nuestro caminar nos hemos encontrado con el pueblo gitano, compañeras y compañeros que experimentan el racismo social e institucional como nosotras y que han querido sumarse al movimiento en Valencia.
Un nuevo sujeto feminista, político, antirracista y colectivo surgió el 12N en Valencia. "¡Somos las nietas de las indias y las negras! ¡Nunca más sin nosotras!"reivindicó Salomé Carvajal. Un nuevo sujeto feminista, político, antirracista y colectivo surgió el 12N en Valencia. "¡Nunca más sin nosotras!¡Somos las nietas de las indias y de las negras, que, aunque las violaron, no las pudieron extinguir! ¡Nunca más sin nuestras niñas y jóvenes!" Así reivindicó Salomé Carvajal, portavoz racializada, el protagonismo que han adquirido las compañeras en la lucha antirracista.
La concentración del 12N en Valencia “Por una Sociedad sin Racismo” marca un antes y un después en la lucha antirracista. Se trata de sólo el principio de un movimiento “tres veces rebelde” como señalaba nuestra compañera catalana María Mercè Marçal. Se trata de construir un movimiento antirracista, pero también antipatriarcal y anticapitalista. Este texto es un llamado a que las compañeras y compañeros racializados que se sientan aludidos se sumen al movimiento. Es un llamado a la sociedad civil valenciana para que nos acompañen. Es un llamado para fortalecer los movimientos sociales en el País Valencià.
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Y si no os sentís integrados porque insistís en quedaros?? No queremos parasitismo social.
Llamar privilegios a los derechos,refleja el pobre nivel critico del articulista.Se extrapolan conceptos y se sugiere un mix que en el fondo es igualmente racista.La lucha contra el racismo,es mucho mas que una oprtunidad para que ciertos plumiferos den rienda suelta a sus teorias funcionales al la peor reacción.