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Mi cuerpo, mi mente, y todo mi sentir, llevan desde que nací cambiando, mudando. No quiero imponer qué es más natural y qué no. Todo lo que pueda ocurrir y ocurra, es natural. Las cosas “buenas” y las “malas”. Lo que está bien o no está bien no tiene nada que ver con lo que sea más o menos natural, tiene que ver con la ideología de cada cual. Mucha gente cree que los cambios tienen más tendencia a producirse, y a ser más “naturales”, cuando eres pequeña, y que cuando nos hacemos mayores tendemos a ser más rígidas, menos cambiantes.
Esta no ha sido mi experiencia. Yo siempre he sido consciente de mis cambios, y gracias a ellos he sobrevivido y he podido salir de momentos complicados de mi vida. La vida para mí es cambio. Siempre me he sentido yo misma como una especie de proceso. No hace falta que nadie me diga que me estoy poniendo filosófica, yo ya sé que me pongo así muy a menudo, puede que sea una de las pocas cosas que no han cambiado en mí desde que tengo consciencia, y desde que con cinco años mi gran preocupación era comprender si todo lo que veía y sentía era real o no y qué era el “yo” y esa voz que retumbaba en mi cabeza. Pero con todo esto tampoco quiero dar la impresión de que soy un ser que sabe mucho o que se conoce mucho y sabe bien lo que quiere o siente. Al contrario. Simplemente soy una rallada de la vida, sin más. Cada una tenemos lo nuestro.
Salí del armario con una amiga y conmigo misma a la vez. Le dije a mi amiga “oye, quiero decirte una cosa”, y en ese momento no sabía ni lo que le iba a decir
Yo salí del armario como bisexual de forma muy confusa. De hecho, salí del armario con una amiga y conmigo misma a la vez. Le dije a mi amiga “oye, quiero decirte una cosa”, y ella me contestó “¿el qué?”. En ese momento no sabía ni lo que le iba a decir. “Que soy bisexual”, le dije. Y mientras lo dije la sorprendida fui yo. Seguramente más que ella. No hubo un razonamiento anterior, ni una crisis existencial, ni una duda mientras veía el mundo pasar. Nada, salió, así. Pero a partir de ese momento sí empecé a rayarme, como siempre, intentando entenderme un poco. También empezó una época muy complicada en mi vida, porque es lo que tiene la adolescencia, y más siendo una persona femenina, bisexual y autista. Pero hasta entonces mi vida había sido supuestamente heterosexual. O no. No lo fue. Me di cuenta en ese momento, rebuscando en mi pasado, que yo cuando era preadolescente era más lesbiana que otra cosa.
Sí, de eso me di cuenta en ese momento. O sea, cuando empecé a fijarme en personas de una forma más consciente, lo hacía básicamente con chicos. Y me atraían. Pero antes de empezar a experimentarme sexualmente, mi atracción era hacia chicas solamente. Y permitidme que sea así de binaria, no tenía más opciones en ese momento. Yo no tenía ni idea de que lo que sentía era atracción, o excitación. Obviamente aquí estaban el machismo y el heterosexismo bailándole a mi vida. Pero no solamente esto, también estaba el problema de ser autista, y muchos sentires míos me fueron vetados desde pequeña, algo que ha hecho que a lo largo de mi vida haya tenido que enmascarar demasiadas cosas de mí e imitar todo lo que me rodeaba, más que una persona neurotípica.
Opinión
Soy bisexual, confusa e indecisa
La existencia de la bifobia ha ido ganando un poco de reconocimiento, aunque pocas veces se la reconoce por lo que realmente representa en nuestras vidas.
No quiero que eso se lea como que mi orientación “verdadera” y “natural” es la lésbica y que después con toda la presión social me volví más heterosexual y/o me quedé en medio. No es eso. Tampoco quiero que se lea que pasé una fase sin importancia. Las fases existen, son importantes, tanto como lo que interpretamos como “no-fases”. A mí me gustan y son partes importantes de mi vida. Pero vaya, tampoco nos pensemos, porque mi bisexualidad en ese momento terminó por ser una fase también. La violencia a la que estuve sometida los dos siguientes años hizo que me cerrara en una relación monógama con un hombre. Creía que así estaba más segura. Al menos eso es lo que sentía. Y allí se acabó. Temporalmente, claro.
Muchas activistas bisexuales se obsesionan en decir que si tienes una relación monógama con una persona de un género concreto esto no te convierte en monosexual, o sea en heterosexual o en lesbiana, que sigues siendo bisexual, sin matices, sin contextos. Yo era una de estas personas que no paraban de repetirlo. Pero creo que depende de cada una, qué queréis que os diga. O sea, lo que creo es que no tiene por qué, y tampoco tenemos que obligar a la gente a que sí siga siéndolo. Las personas cambiamos y nuestras experiencias también. También las estructuras que nos atraviesan. Las experiencias y los contextos son distintos para cada una. Habrá que sientan que sí, habrá que sientan que no, y habrá que no lo saben o que sientan que tal vez.
Para mí esta retórica tiene una fuerte base monógama, con todo el rollo de que la bisexualidad solo parece poderse demostrar fuera de la monogamia, parece que a todas nos asuste tanto esta idea que queremos aferrarnos a esa identidad fija de nuestro ser. En mi caso, durante esos once años de relación monógama con un hombre pasé por varias fases: en algunas de esas fases seguía sintiéndome atraída por mujeres, pero tampoco me importaba y no lo expresaba, y tampoco sentía ser bisexual, así que el monosexismo no me afectaba; en algunas otras fases sí que me afectaba y sí sentía necesidad de expresar cierto sentir; y en otras fases simplemente me sentía heterosexual. Es así. Y estoy segura de que no he sido la única.
Los ejes de mi atracción no son el género. Pero para no hacerlo simple, que sería demasiado fácil, tampoco quiero decir que el género no cuenta para nada en mi atracción
Pero esas múltiples fases pasaron también. Dejé esa relación. Y mi atracción, o al menos como yo la percibo, se complicó. Los ejes de mi atracción no son el género. Pero para no hacerlo simple, que sería demasiado fácil, tampoco quiero decir que el género no cuenta para nada en mi atracción. Digamos que no filtro totalmente ningún género, y me puedo llegar a sentir atraída por una persona de cualquier género. Pero sí que es verdad que hay géneros que filtro más que otros. Eso no empezó siendo así hace casi diez años cuando dejé esa relación. En realidad, no filtraba nada en el género. Pero hay ciertas cosas que fui aprendiendo, y ciertas experiencias que también cambiaronmis atracciones. Me volví selectiva con algunas cosas, y mi propio cuerpo también. De hecho, una de mis fases fue la asexualidad. Durante dos años dejé de sentir atracción. Y creo que fue una bendición, realmente necesitaba eso. Necesitaba dejar de sentir ciertas cosas para curarme de muchas otras. Ahora soy alosexual. Y bisexual. Actualmente, mis ejes de atracción son más complejos que el género, y se dibujan y desdibujan a través también de posiciones políticas, activistas e ideológicas. No es solamente mi mente quien decide esto, es también todo mi cuerpo. Y me gusta ser así.
El contexto no nos permite cambiar según nuestras necesidades pero a la vez nos obliga a un constante fluir cambiante que nos inestabiliza, especialmente en lo económico y relacional
Me flipa mucho cuando hay gente que afirma con total rotundidad que la bisexualidad no es una fase. O que cualquier otra des/orientación tampoco lo es. Parece como que necesitamos ponerle énfasis a eso, ya que las fases y los cambios en nuestro contexto social no valen nada. Pero es irónico, este contexto social y estructural no nos permite cambiar según nuestras necesidades y contextos, es algo prohibido, quiere fijarnos en algunas de las cajas para jerarquizarnos, estigmatizarnos, colocarnos en algún lugar, sea el de productiva, sea el de “ser despreciable”.
Pero a la vez nos obliga a un constante fluir cambiante que nos inestabiliza, especialmente en lo económico y relacional. Una especie de fluir que es más bien un arrastre estructural que nunca sabes dónde te llevará.Y a las más vulnerables suele arrastrarlas a los lugares más precarios. Es verdad que hay un discurso en pro de las fases y de los fluires que es bastante liberal, que borra totalmente las estructuras que nos afectan y que simplemente se suman a una confusión apolítica intencionada. Pero lo contrario no tendría que pasar por negar nuestros cambios. Delante de todo esto prefiero pensar en otras vías. Vuestra bisexualidad podrá no ser una fase, pero la mía lleva siendo un gran desfase desde el primer día.
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"Permitidme que sea binaria" sólo hay dos sexos. Lo demás no importa. Me gustaría ser mujer, llevo el cabello largo la mayoría del tiempo. Mi atracción no se ve condicionada por el sexo de nadie, es que siempre me ha parecido absurdo siquiera fijarme en el sexo de una persona, la verdad. Es irrelevante, a menos que se trate de cuestiones fisiológicas concretas de cada sexo como embarazarse, eyacular semen, menstruar... fuera de eso no importa para nada y hasta que no reconozcamos esa irrelevancia no podremos vivir libremente muchas cosas, entre ellas nuestra sexualidad. Esto al margen de las luchas sociales que se libran a día de hoy porque, precisamente, tanta gente le da tanta relevancia al sexo. Soy hombre aunque no quiera, eso no importa, que igual si quiero hacer el amor con otro hombre lo haré y lo abrazaré tiernamente luego y al día siguiente lo haré con una mujer y yo la penetraré y ella me penetrará con un consolador y lo que sea que queramos hacer porque el sexo no importa ni me restringe de nada, sólo de menstruar, embarazarme, amamantar, pero de lo otro soy hombre aunque me ponga vestido o me vista de frac y eso está bien porque el sexo no importa, en verdad no importa.
Y encima esto lo digo sin haber tenido sexo nunca. No me atrae, o no me ha atraído nadie como para dejar que me toque, pero da igual. Mañana podría ser distinto, y tampoco tengo por qué ponerle un nombre. Más etiquetas no darán más libertad, eso sí se los aseguro.
texto insulso de una autora que probablemente sea talibana y no respeta que se la critique constructivamente
Me ha parecido muy interesante el artículo y queda claro el fluir y lo cambiantes que somos nosotras y nuestras relaciones. Con y sin fases. Con y sin etiquetas. Muchas gracias.
PS: Siendo un artículo de opinión y con el título que tiene no sé porqué hay gente que se sorprende del contenido, concuerda perfectamente. ¿No será un hombre blanco de mediana edad quejándose porque se está hablando de un tema en el que no es el centro? ¿O no es quizás un tema que le interese y que hubiera aprobado? ¿Que elitismo muestra la gente cuándo no se “escribe bien”? ¿Que significa eso? Le dijo la sartén al cazo: Men’s tears
Para vosotras, que os creéis el ombligo del universo, no existe el término "nosotros".
Y aunque no os plazca, somos el cromosoma XY, somos el 50% de la población.
Pd. Y yo adoro y amo el XY
Me ha costado terminar de leerlo. La autora escribe francamente mal. El artículo es vacío y reiterativo.
La orientación sexual de la autora me importa tanto como el precio de las ciruelas en Taiwan.
Y no es necesario hacer apologia con su ejemplo,
Yo soy un hombre gay y no lo voy vociferando públicamente, sencillamente por que lo veo necesario
pues quizás si que te sentaría bien hacerlo, nuestra vida es política ;)
Tú puedes decir tranquilamente (o callar) que eres un hombre gay precisamente gracias a que muchos hombres gays anteriormente hicieron una lucha por tí; a base de visibilizar, debatir, hacer lobby, reivindicar derechos, consiguieron que socialmente se aceptara (mejor) la homosexualidad masculina. Me parece triste darme cuenta de que parece molestarte que personas con una situación como la de la autora, hagan ese camino.
Mira querida, el 95% de las agresiones verbales y físicas a homosexuales son para los gays, debido principalmente al machismo de la sociedad.
Así que deja de emplear el deporte que más practicáis: VICTIMISMO