Opinión
No, por mí no tiembles
O lo que hay que hacer y lo que se debe hacer. Un clásico en filosofía. Y es que la ley y la moral no son siempre compatibles. De hecho, lo son mucho menos de lo que pensamos.
%20copia.jpg?v=63704310222 2000w)
Co-directora de Hogar
“No, por mí no tiembles: tu destino, prueba a enderezarlo”, decía Antígona a Ismene. ¿Qué había pasado? Antígona dio su vida por la de un muerto, porque la Justicia no entiende de beneficios. A Ismene, humana y racional, no le mereció la pena enfrentarse al tirano Creontes y enterrar a su hermano con dignidad. Para cuando se arrepintió ya era tarde.
Y es que los clásicos lo son porque son constantes. Porque hablan de nuestra naturaleza y resuenan como pulsaciones de la humanidad. Y Antígona, la loca, (moraleja, puro concepto) nos enseña que dicen más de nosotros nuestros muertos que nuestros vivos.
¿Y qué dicen nuestros muertos de nosotros, españoles? ¿Los unos y los otros? ¿Qué nos han dejado? Una herida, abierta. Es sabido. Una brecha para asomarnos al infierno, un país de fosas comunes. Y eso somos, y con ello vivimos. Una sombra de buitre oscuro sobre España. Una sombra con 500.000 nombres, muchos no quieren mirarla. Una identidad amputada y una conciencia colectiva invertida, haciendo un tabú de algo obligatorio. Opresión disfrazada de pudor.
¿A qué tenemos miedo?¿A reconocer que hemos sido engañados? ¿Que nada tiene esto que ver con ninguna otra cosa? Ya lo dijo Pablo Neruda, en su fortísimo Explico algunas cosas: “Y por las calles la sangre de los niños/ corría simplemente, como sangre de niños”. Sin más ni menos. Ni roja, ni negra, sin que ninguna conversación de bar ni ningún debate ni urna pueda cambiarlo. ¿Cómo pudo haber un pacto de silencio? ¿En qué nos hemos convertido?
¿Qué espacio deja el pacto del olvido para los muertos? Una bruma, un limbo falsamente laureado. ‘Los caídos por la libertad’. Por el fascismo, más bien. Y, más urgente, ¿en qué posición nos deja el pacto del olvido a los vivos? A día de hoy, seguimos siendo el país de los 100.000 desaparecidos. Y eso somos y con ello vivimos.
Hace unas semanas mi compañero de aventuras y yo hicimos, en una de nuestras investigaciones para el documental, una ruta por algunos pueblos de la Sierra de Aracena, en busca de historias de la Guerra. Dimos con Higinia, una señora cínica y preciosa. No quiso hablar. Se negaba en rotundo, por filósofa y por sabia. “¿Y qué vais a hacer si vuelven? ¿Ir a la plaza? ¿Pararlos con vuestras propias manos?”. Probablemente no.
Soy de las que piensan que lo que pasó no fue nuestra culpa. El miedo es peligroso, un mecanismo de control súper efectivo. Tiene un poder transformador asombroso. Si se presiona lo suficiente, cualquier persona estaría dispuesta a hacer lo que fuera por salvar a su familia. O no.
Entonces, ¿qué nos enseñan los clásicos de la guerra? ¿Qué nos enseñan de la justicia y del deber? ¿Hace cuánto que Sófocles ya hablaba de nosotros por la boca de Antígona? Como sociedad y como raza hemos tenido la oportunidad de Ismene. No hemos querido enterrar a nuestros abuelos. Seguimos sin querer.
Un clásico. Por mí no tiembles, España. Tu destino, prueba a enderezarlo.
Relacionadas
Murcia
Extrema derecha
La Fiscalía de Murcia investigará si el presidente de Vox Murcia ha incurrido en delitos de odio
Opinión
Integración, valores europeos, y otros grandes chistes racistas
Opinión
Lo de Torre Pacheco tiene un nombre: terrorismo supremacista blanco
Comunidad de Madrid
Los bomberos forestales madrileños inician una huelga de un mes
Economía
¿Cómo funciona el mecanismo de defensa que Europa podría activar contra los aranceles de Trump?
El Salto n.79
La celulosa o la vida: periodismo situado y lucha social para frenar un ecocidio
Dependencia
El Gobierno reduce al 27% la inversión en el sistema de dependencia
Maternidad
La discriminación de las familias monoparentales por los permisos de nacimiento llega al TEDH
Fronteras
Las devoluciones en caliente de solicitantes de asilo pasan a ser política oficial en Alemania
Últimas
Comunidad El Salto
El Salto estrena nueva página: una web como una casa
Palestina
Israel despeja la zona de Rafah para su “ciudad humanitaria”, denunciada como un futuro campo de concentración
Alicante
Denuncian cortes de suministro en pleno verano por parte de Aguas de Alicante
Junta de Andalucía
La Audiencia de Sevilla eleva a la UE la sentencia absolutoria del Constitucional del caso ERE
Sindicatos
Extremadura con Las Seis de La Suiza
Opinión
Redes sociales
Todos vivimos ahora en el castillo del vampiro
Palestina
La coordinadora europea contra el antisemitismo dice que los informes sobre la hambruna en Gaza “son rumores”
Euskal Herria
“No matan los ríos, mares ni montañas, matan las políticas migratorias”
Palestina
Más de mil caras conocidas de la cultura exigen al Gobierno que cese la venta de armas a Israel
Recomendadas
Málaga
Málaga, el punto de inversión para los fondos israelíes a pie de playa
Feminismos
Patricia Reguero
“Mis relatos están escritos al lado de otras, arropada por la escucha de otras”
LGTBIAQ+
Mana Muscarsel
“La amistad da más juego para salir de la lógica de la familia porque tiene menos reglas"
Barcelona
El reciclaje invisible: la relación entre la chatarra y la ciudad de Barcelona
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!