Energía nuclear
Garoña. Una pequeña lucha II

Historia de la lucha contra la central de Garoña desde sus orígenes hasta su cierre y el día después.

Garoña acción Greenpeace
Greenpeace ha realizado varias acciones reclamando el cierre de la central. En la imagen, protesta en noviembre de 2008. Pedro Armestre
Coordinadora contra Garoña y Ecologistas en Acción La Rioja
9 dic 2019 05:48

Viene de la primera parte.

Coordinando esfuerzos

La central nuclear está ubicada a orillas del rio Ebro en el Valle de Tobalina, un enclave casi en la muga de tres comunidades diferentes. En un radio de 80 km a la redonda se encuentra una población cercana a al millón y medio de personas: Burgos: 221.456 (15,18%), La Rioja: 141.395 (9,69 %); Cantabria: 53.661 (3,68%) y Euskadi: 1.042400 (71,45%).

A pesar de ello, la conciencia del problema en estas poblaciones era escasa. El desconocimiento de la existencia de la central nuclear era mayoritario –salvo en los núcleos más cercanos- y también lo era la conciencia sobre los riesgos a los que se estaba sometidas.

Las instituciones municipales y autonómicas ignoraban la problemática de Garoña, igual que los partidos con representación parlamentaria que no la recogían en sus programas. Garoña era casi un problema inexistente.

Los grupos antinucleares organizados en la Coordinadora contra Garoña eran conscientes de la gravedad y el riesgo que la nuclear generaba. Denunciaban el diseño viejo y tecnológicamente desfasado, su creciente oxidación, los numerosos accidentes y paradas, los escapes no controlados y constantes, la contaminación de las aguas del río Ebro, así como de los terrenos circundantes, dados los escapes de gases…

Ante esta situación la coordinadora orientó su trabajo en varias direcciones:
-Seguimiento sistemático y continuado de los problemas, fallos y accidentes de la central nuclear. Se realizó un seguimiento y análisis de los informes semestrales del CSN. Se plantearon preguntas y se demandó información a través de las instituciones. También se llevó a cabo un seguimiento directo en el valle a través de personas y ayuntamientos que sirvió para disponer de información detallada.
En este sentido, las comparecencias de la central nuclear en el Parlamento riojano para informar de diversos aspectos se produjeron tras las presiones realizadas por los grupos riojanos de la coordinadora. Asimismo, se realizó un amplio dosier por la Comisión de Peticiones y Defensa del Ciudadano de dicho parlamento, tras las demandas de la Coordinadora contra Garoña de La Rioja.
-Se desarrolló una gran actividad de concienciación, propaganda y movilización con el objetivo de crear una movilización fuerte a Garoña y en defensa del medio ambiente en todas las zonas afectadas.
Charlas, debates, películas, informes, carteles de propaganda y denuncias son otros medios que se utilizaron en la consecución de los objetivos.
Movilizaciones periódicas, en primavera y verano-otoño. Manifestaciones, marchas, acampadas, bajadas del río Ebro, festivales de música… se realizaron de forma sistemática desde el verano de 1986.
-Recogida de apoyos sociales contra la central nuclear y contra la instalación de una planta de incineración de residuos.
-2000 firmas de gentes de Logroño solicitando al Ayuntamiento su cierre.
-Se recogió un manifiesto de médicos y personal sanitario resaltando los problemas en materia de salud producidos por la radiación de la central nuclear.
-Asimismo se promovió un manifiesto de firmas selectivas, 70 organizaciones sociales y políticas, representantes sindicales, profesionales y personas de distintos sectores. El manifiesto se entregó al alcalde del Valle de Tobalina en apoyo por su oposición a la construcción de una planta de incineración de residuos radiactivos en Garoña.

La conciencia del problema en estas poblaciones era escasa. El desconocimiento de la existencia de la central nuclear era mayoritario –salvo en los núcleos más cercanos- y también lo era la conciencia sobre los riesgos a los que se estaba sometidas.

-En octubre de 1986, el ayuntamiento de Orduña (Vizcaya), aprobó una moción por el cierre y desmantelamiento de Garoña y el ayuntamiento de Vitoria en 1989 pidió el cierre de todas las centrales nucleares, empezando por Zorita, Garoña y Vandellós I. Estos ayuntamientos exhortan a lo ciudadanía a tomar conciencia de la gravedad de los riesgos de la energía nuclear y a tomar posición activa por el cierre de las centrales nucleares, al tiempo que se decide a promover reuniones y contactos con ayuntamientos de Euskadi, Castilla y León y La Rioja para procurar una unidad de actuaciones.
-Hasta llegar a la manifestación celebrada en Vitoria en diciembre de 1989 con una participación superior a 25000 personas, hay un largo tiempo de reuniones, muchos esfuerzos, pequeñas tareas y multitud de trabajo oscuro y gris.
-Pero es ya en los tres primeros meses de 1990, tras el accidente de Vandellós I, cuando se dedica un mayor espacio y tiempo, tanto en los medios de comunicación como en las instituciones, a los problemas derivados de la existencia de Garoña. Al llegar a este punto, el conocimiento sobre la central nuclear es un asunto público. La mayoría de la ciudadanía sabe de la existencia de Garoña y son conscientes de sus problemas y de nuestras denuncias.
-En ese año de 1990, el problema está presente en diferentes foros como:
El 1 de febrero: El pleno de las Juntas Generales de Álava expresa su “profunda preocupación por el uso de la energía nuclear”. Pide que se revise el PEN y se ponga en marcha el Plan de Protección Civil y de Emergencias. Apoyan PNV, EA, PSOE, EE, CDS y Grupo Mixto.
El 7 de febrero: El Congreso de los Diputados insta al Consejo de Seguridad Nuclear a que, en un plazo razonable, elabore un exhaustivo análisis sobre las centrales nucleares españolas. IU presenta una moción pidiendo el cierre de Vandellós I, Zorita y Garoña, que es rechazada.
El 10 de marzo: El Parlamento vasco rechaza pedir el cierre de Garoña. EA, EE y CDS presentan moción por el cierre: PNV, PSE-PSOE y PP están a favor de la continuidad de la central nuclear. El PNV contradecía así su postura anterior, en las Juntas Generales de Álava y en el Ayuntamiento de Vitoria, donde había votado por el cierre de Garoña.

No hay duda de que este tratamiento institucional, visto en su conjunto, puede desmoralizar, pero refleja una realidad ambivalente, con tensiones negativas al lado de otras más positivas. Garoña no merecía hasta entonces ningún tratamiento institucional. Pero tras el trabajo continuado de la Coordinadora contra Garoña y los acontecimientos en Chernóbil y Vandellos I, fue generando una sensibilidad creciente ante la problemática nuclear que convirtió a Garoña en un asunto de gran preocupación.

Todo ello, gracias a la presión activa de amplios sectores antinucleares y ecologistas, que dio como resultado positivo un reconocimiento, aunque parcial e insuficiente, de nuestras denuncias y reivindicaciones.

Continúa en la tercera parte.

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