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Crisis climática
¿Por qué no se habla ya de ‘cambio climático’ sino de ‘emergencia climática’?
Hay fundados motivos para la preocupación y el apremio en la toma de decisiones antes la crisis climática. Nos va en ello la supervivencia.
Cada vez vamos siendo más conscientes de la realidad del cambio climático, cuyas evidencias las observamos en el aumento global de las temperaturas medias, las olas de calor, los incendios forestales severos, las sequías, la pérdida de hielo polar y continental, las precipitaciones torrenciales o la fuerza inusual de tornados y huracanes. También por las informaciones que nos llegan sobre las Cumbres internacionales, en las que los representantes de los gobiernos intentan avanzar, con vacilaciones, para frenar las emisiones de los gases de efecto invernadero y favorecer la transición energética.
Sin embargo, en los últimos dos años, tanto los países más vulnerables, particularmente los insulares, como los movimientos que han surgido desde la sociedad civil, han ido modificando el antiguo término por el de ‘crisis ’ o ‘emergencia climática’. ¿Por qué este cambio?
Ya advertía el Panel de Científicos, el IPCC, en octubre de 2018, que disponíamos sólo de 12 años para lograr que los cambios en el clima no se volvieran irreversibles. Si tenemos en cuenta que la concentración actual de dióxido de carbono se sitúa alrededor de las 415 partes por millón —una cantidad desconocida en la historia de la humanidad— y que su evolución, como la del metano o el óxido nitroso —otros gases invernaderos más potentes—, son exponenciales, hay fundados motivos para la preocupación y el apremio en la toma de decisiones.
Patrimonio
Otro efecto del cambio climático: las lenguas que se perderán en el fondo de la historia
El calentamiento global y la migración por motivos climáticos tienen un efecto poco tangible pero peligroso: la pérdida de lenguas y, con ello, de culturas y sociedades.
Si continuáramos demorándonos, los océanos irían ganando temperatura y acidificándose. Un mar más cálido, acentuaría los procesos meteorológicos, haciéndolos más violentos, modificaría el sentido de las corrientes que regulan el clima de nuestro planeta e invadiría, por dilatación térmica y fusión de glaciares, el litoral, elevando su nivel entre 10 y 68 centímetros, avanzando así tierra adentro. Teniendo en cuenta que más de un 50% de la población vive a menos de 60 kilómetros de la línea de costa, los movimientos migratorios que se generarían serían difíciles de imaginar, provocando una reubicación sin precedentes de la población mundial.
Y si la temperatura continuara ascendiendo —hoy tenemos ya 1,1º como media sobre los valores normales—, el permafrost, esa capa helada que constituye la tundra en amplias zonas del norte de Europa, Asia y América, podría deshelarse liberando ingentes cantidades de metano (un gas invernadero 23 veces más potente que el dióxido de carbono), incluso virus de enfermedades erradicadas —como la viruela o la gripe española—, que se conservan fósiles a temperaturas muy bajas. El efecto sería entonces multiplicativo.
Se habla de emergencia, de crisis, de no perder tiempo para establecer compromisos vinculantes que conduzcan a la descarbonización
Hoy en ciencia se trabaja con escenarios, y los anteriores están entre los contemplados. Por ello, se habla de emergencia, de crisis, de no perder tiempo para establecer compromisos vinculantes que conduzcan a la descarbonización, dejando bajo tierra la mayor parte de los combustibles fósiles. Las administraciones autonómicas y locales, así como los ciudadanos también deben contribuir con políticas de ahorro y eficiencia en la edificación e interior de las viviendas, movilidad sostenible —lo que ayudaría también a limpiar el aire urbano—, dietas de proximidad y con bajo consumo de carne —por los impactos de la ganadería en el fenómeno— y reducción del consumo, el gran azote del medio ambiente.
Por esta razón, veremos en los próximos meses frecuentes movilizaciones, especialmente de los jóvenes, que ven razonablemente en riesgo su futuro. Estamos ante un gran desafío colectivo, desde los gobiernos a los ciudadanos, en el que la humanidad debe estar a la altura. Nos va en ello la supervivencia, no solo de gran parte de la biodiversidad del planeta —que no deja de enviarnos señales de alerta con su declive—, sino también —y esta vez va en serio— de nuestra propia especie.
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Me imagino que hace decenas de miles de años, cuando el mundo estaba entrando en la glaciación y había 2 especies bien documentadas de Seres Humanos en el Mundo, alguna parte de ellos también pensaron que "sólo hace un poco más frío de lo normal, que seguramente será pasajero y podrían aguantar"; el resto de seres humanos emigraron a otras tierras mientras que los otros se quedaron. Pero la glaciación duró miles de años. . . el resultado fue que el Hombre de Neandertal se extinguió junto a otras especies, mientras que los que emigraron a otras tierras y lucharon percibieron, y aquí estamos nosotros. Qué haremos? Volveremos a decir que esto es pasajero y que no es tan grave? O vamos a luchar?
Estan tratando de desviar la atencion del verdadero problema. La geoingenieria que ya esta implantada y que sufrimos diariamente por todo el planeta. Culpabilizan al ciudadano y le meten miedo para que acepten y pidan que por favor utilicen la geoingenieria para arreglar el problema que ellos mismos han causado.
la mayor estafa de la histria de la humanidad, ya mueve 10 veces el dienro de la droga mundial y una pija de 16 años cun un varco de un millon de dolares no es la solicon
El cambio climático es un hecho. Que la gente con pasta y poder quiera utilizarlo a su favor es otro hecho. Que la gente que no sabe por dónde les vienen las hostias, se inventen conspiranoias complejas para no caer en pánico es el tercer hecho que te debería hacer reflexionar.