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Machismo
Descubrir relaciones tóxicas en la cultura gracias a la revolución feminista
De Crepúsculo a 50 sombras de Grey, el paso del tiempo y la implantación del feminismo en el análisis cultural nos permite ver historias que siempre se habían catalogado de 'amor' desde otros puntos de vista. ¿Son relaciones tóxicas las que antes nos vendieron como intensas y emocionantes?
Dos de los fenónemos mundiales más recientes con romances por medio han sido las sagas de Crepúsculo por un lado y 50 sombras de Grey por otro. La saga de amor entre vampiros y hombres lobo recaudó en total 3.341 millones de dólares en cines, mientras que el affaire con sadomasoquismo recien finalizado alcanzó la no menospreciable cifra de 1.320 millones. Cifras mareantes que obligan a mirar con la perspectiva actual, relaciones que seguramente sean más tóxicas de lo que el merchandaising nos quiso hacer ver.
Como se ha comentado casi desde la publicación del primer tomo, resulta preocupante que el protagonista masculino de 50 sombras de Grey no haga saltar las alarmas a cualquier mujer que sepa lo mínimo acerca de la saga: Desde mostrar unos celos obsesivos hasta vender el coche de Anastasia sin su consentimiento, Christian Grey exhibe comportamientos que resultan altamente inquietantes en una relación en pareja.
Por otra parte, y por desgracia, este tipo de comportamientos distan de ser nuevos en ficción. De hecho, muchas de las lectoras y espectadoras de la saga de 50 sombras ya los encontraron, entre otros, en otro personaje protagonista de una saga que fue tremendamente popular en su momento: Crepúsculo.
Incluso antes de comenzar su relación como pareja, Edward espía a Bella, siguiéndola mientras se mueve por la ciudad vecina. Asimismo, se mete en su cuarto sin su permiso ni conocimiento, para verla dormir. Ya siendo pareja, algunas de sus actitudes reflejan hasta qué punto le importa poco su voluntad, como el hecho de que, contra su oposición expresa le organice una fiesta de cumpleaños que ella no quiere. Las cuestiones más graves, sin embargo, son siempre justificadas como necesarias para la seguridad de Bella, ya sea porque Edward insiste en que tiene mala suerte o (peor) porque la considera inconsciente del peligro, aparte de no argüir nunca en contra de la torpeza de la que ella se acusa continuamente.Así, la falta de respeto que tiene por sus propias capacidades para mantenerse segura se refleja bien a principios de la tercera novela, cuando la manipula para que vaya con él de viaje fuera de la ciudad, ya que estaría en peligro en caso de quedarse; sólo un tiempo más tarde, y por otros, se entera ella de lo que ha sucedido, viéndose así privada de la posibilidad de tomar sus propias decisiones acerca de su seguridad.
Poco más tarde, por similares razones, Edward encarga a su hermana Alice que se lleve a Bella a su casa, donde se ve obligada a permanecer hasta que el peligro desaparece, de nuevo sin tenerse en cuenta su opinión o ideas. A principios de la cuarta novela, Bella tiene la importante sospecha de que ha sido él quien ha roto su coche, para así regalarle uno más seguro y nuevo. Además, trata de alejarla de Jakob y sus otros amigos de la reserva cuando sabe que algunos de ellos son licántropos, de nuevo arguyendo que peligra su seguridad, lo cual, por otra parte, no deja irónico cuando el propio Edward es un vampiro particularmente atraído por el olor de ella.
Llega tan lejos como para organizar, sin consultarle, un aborto cuando se sabe que está embarazada de un bebé que podría matarla, lo cual obliga a Bella a conspirar con su cuñada para evitar que pueda pasar por encima de su voluntad al respecto.
A pesar todas estas conductas altamente preocupantes, Edward Cullen fue el símbolo romántico de una generación adolescente, lo mismo que ahora es Christian Grey, un personaje igualmente obsesionado por controlar a Anna Steele, a menudo en nombre de su seguridad. Probablemente porque, a través de los ojos de sus enamoradas, todas estas conductas se explican, dulcifican y justifican, aun cuando a ellas les preocupen o molesten, en nombre del amor que ellos dicen tenerles. Es decir, se romantizan así situaciones que corresponden a situaciones de abuso, manipulación y absoluta falta de respeto por ellas.
Han pasado muchos años y muchas reflexiones y revisiones feministas desde que Crepúsculo vio la luz por primera vez, hace ya trece años, y toda una década desde que fue adaptada por primera vez a la gran pantalla en 2008. Algunas de las actitudes de Christian Grey deberían preocupar bastante más de lo que lo hicieron en su momento las de Edward Cullen, y en efecto, las críticas han sido mayores… pero esto se ha debido a que también ha sido mayor el impacto de la saga, y en muchos sectores de la sociedad, mientras que Crepúsculo estaba más enfocada hacia los adolescentes. Sin embargo, esas adolescentes han crecido, y si bien algunas han visto los signos de alarma ante la llegada de Christian Grey, otras, desafortunadamente, estaban ya acostumbradas a romantizar a Edward Cullen.
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Me ha encantado este blog. Ma verdad, yo ya sabia que sagas como Crepúsculo o 50 sombras de Grey, eran muy machistas, pero este articulo me he abierto mucho los ojos, para poder ver muchas cosas que antes no era capaz de ver.