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Feminismos
Desde el margen hacia el centro: configurando un feminismo para todas
El 9 de junio, último día del Festival Antirracista, bajo el Sol y en pleno centro de Madrid, tuvo lugar una mesa sobre Feminismo y Alianzas donde cinco activistas expusieron sus cuerpos, voces e ideas en algo inédito: un debate sobre feminismo con mayoría de mujeres racializadas no-blancas.
Cuántas veces las mujeres que participamos de distintos espacios; feministas, antirracistas, de activismo, de cambio, nos hemos enfrentado al planteamiento de repensar si cuando hablamos de nuestra participación en dichos espacios de transformación estamos tomando en cuenta, realmente, todas las condicionantes que se interseccionan más allá del género. A mí me pasa con frecuencia; me planteo a conciencia las intersecciones, opresiones y determinados privilegios que se ciernen sobre mi cuerpo. Y constantemente navegan en mi cabeza cuáles podrían posarse sobre otras mujeres. Se han abierto, y tenemos pendiente abrir muchas más, conversaciones acerca del feminismo interseccional, acerca de los denominados “otros feminismos”, acerca de cultura, otredad, colonización y realidades.Y en un domingo que se ha marcado a fuego en mi memoria. El último día del Festival Antirracista organizado por SOS Racismo, bajo el sol y en pleno punto epicéntrico de Madrid, tuve el honor de moderar el espacio de debate Feminismo y Alianzas. Una conversación llena de riqueza y matices donde cinco mujeres activistas, feministas y antirracistas se atrevían, y nunca mejor dicho “se atrevían”, a exponer sus cuerpos, voces e ideas en algo en lo que todas coincidimos no haber vivido nunca antes: una mesa de debate sobre feminismo con mayoría de mujeres racializadas no-blancas.
Cuando el feminismo hegemónico nos menciona, insiste muchas veces en integrarnos o hacer un acto de aceptación hacia nosotrasMiriam Hatibi, Artemisa Semedo, Violeta Assiego, Jeannette Tineo y Pastora Filigrana, prestas a aceptar la invitación que les extendimos, suben a la tarima y conversan acerca de otros feminismos más allá de lo hegemónico. Dónde nos coloca la hegemonía. Cuando el feminismo hegemónico nos menciona, insiste muchas veces en integrarnos o hacer un acto de aceptación hacia nosotras. Miriam Hatibi lo deja claro: “La lucha no va de que ellas lo acepten, sino de que dé respuesta a las situaciones que yo vivo”, y agrega: “para poder, por ejemplo, ir tranquila a la mezquita no solo necesito el feminismo sino también el antirracismo, y para poder entrar necesito además del feminismo islámico”, y puntualiza que aunque reconoce las opresiones no las reconoce como víctima ni mucho menos acepta que se le denomine así desde fuera. Coincido totalmente con ella en que este tipo de perspectivas no se pueden obtener sin antirracismo. Y es que “el llamado feminismo blanco solo tiene una estrategia la de la contraofensiva” —sentencia Pastora Filigrana—, “y no está mal pero solo representa a unas, mientras las mujeres racializadas quedamos en el último escalón”.Y es precisamente el reconocimiento de que no vivimos las mismas opresiones el punto que demanda análisis. Jeannette Tineo apunta: “se pretende afirmar que todas vivimos lo mismo, (…) pero no puede hablarse de patriarcado sin racismo, ni de racismo sin patriarcado”. Violeta Assiego, por su parte, deja claro a qué considera que se debe atender de ahora en adelante: “La agenda feminista actual está dejando fuera las voces de muchas mujeres. Es importante nombrar las luchas y solo pueden nombrar las luchas quienes están sufriendo las opresiones”, señala.
Desde los márgenes, y en ese lugar
Cuando titulo este artículo pienso en el centro de forma literal, el centro de España. Horas antes de iniciar el Festival Antirracista se tuvo que cambiar la localización de la Plaza de Ópera a la de Puerta del Sol, y eso resignifico el debate. El Festival Antirracista se celebraría entonces a pocos metros del kilómetro 0. Así, nuestros cuerpos añadían a la escena una mayor carga política, la de hablar desde ese lugar. “Conversar aquí, en esta plaza, no es nada fácil, es un acto incómodo” decía Jeannette. Mientras, Pastora lo describía como “toda una declaración de intenciones” por la fuerza en sí del acto de exponernos a hablar desde allí. Artemisa, por su parte, lo veía desde el empoderamiento: “Es un espacio que realmente es blanco al que hoy estamos dando todo el color, porque también nos pertenece”. Hablar desde los márgenes, es también esto, resignificar espacios y lugares, algo que, como resaltaba Jeannette, nunca es fácil para nosotras. Se ejemplificaba a la perfección lo que es hablar desde estos cuerpos en un espacio público y empezar el debate sintiéndonos ajenas en el mismo espacio donde, minutos antes, hermanos manteros eran expulsados de la plaza.Es desde esta mezcla entre empoderamiento, declaración y dificultad desde donde debe plantearse el feminismo porque como recordaba Violeta, “si la revolución no viene desde los márgenes será una revolución ficticia”, a lo que Pastora agregaba: “Si el feminismo de verdad quiere hacer un análisis tiene que compartir estas ideas y tiene que ser antirracista, pero no porque quede bien, es que mientras no se entienda así no podremos desmontar el sistema”.Nosotras, la política
Les pregunto sobre política. El auge del feminismo y el aumento del liderazgo impulsado por mujeres a nivel internacional incluye a mujeres racializadas en candidaturas relevantes o en listas para conseguir una posición gubernamental destacada. Estamos en un país con grandes masas de comunidades racializadas, entonces, ¿por qué no pasa igual en España?El punto que destaca Artemisa es que “la política no dará respuesta a nuestras necesidades mientras siga negando que hay racismo”. Para Pastora, esta menor participación está propulsada por el orden económico, social e institucional: “Conceptos como partido político o huelga general son conceptos occidentales, las comunidades no-occidentales tienen sus propias lógicas para intervenir en lo público”, comenta. Miriam enfatiza en las posibles maneras en que nos relacionamos las racializadas con estos espacios: “Que participemos no garantiza que el espacio sea antirracista”, además hace énfasis en como, cuando las personas racializadas entramos en estos ámbitos, debemos competir entre nosotras por el mismo puesto. Y su reflexión nos pone a pensar en si realmente nos interesa participar y cómo. Para Jeannette hay un claro peligro en que hagamos el juego a una maquinaria política que legítima un solo tipo de participación, una a la que le faltan los afectos, una que no está tomando en cuenta que hay también una reparación pendiente.El debate se reenfoca en que más allá que estar representadas evaluemos si son estos los espacios que queremos ocupar, protegiéndonos desde nuestros cuerpos migrados, racializadosConcluimos que las causas de nuestra escasa participación provienen tanto de afuera como de adentro. El debate se reenfoca en que más allá que estar representadas evaluemos si son estos los espacios que queremos ocupar, protegiéndonos desde nuestros cuerpos migrados, racializados, analizando de qué manera vamos a incursionar en los ambientes políticos.Artemisa, Pastora y Jeannette coinciden en lo importante que es hacer comunidad, construir la narrativa desde nuestros propios espacios y poner en marcha mecanismos de cuidado y auto-gestión. Además de advertir sobre cómo la hegemonía se enfoca también en nuestras culturas: “Pongo en duda que sean nuestras comunidades las más machistas, cuando el racismo, principalmente, a quien está beneficiado es al varón blanco occidental. Al dueño de los medios de producción”,señala Pastora.Tanto Miriam, como Violeta manifiestan preocupación por que el activismo no pierda valor ni se vacíen las trincheras porque entren activistas en proyectos políticos y pasen a centrarse solo en estos, apartando su labor activista.Todas ellas, con sus ideas no solo se representan, son vistas también desde la miradas de otras que se sienten representadas en sus planteamientos. Me levanto de la mesa con la satisfacción particular que solo dejan las conversaciones altamente ricas, la atención que provocaron estas voces en la misma Puerta del Sol y la convicción de que este es un paso más hacia un feminismo que será para todas.
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