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Crisis económica
No comemos aire
EUSKARAZ BERRIAN
Comenzamos el año 2020 inmersas en la organización de una huelga general en defensa de trabajos, pensiones y vidas dignas en Euskal Herria. Pareciera que ha transcurrido un largo tiempo desde aquel ejercicio de lucha y articulación colectiva, pera ya por aquel entonces decíamos que se avecinaba una nueva crisis capitalista, que profundizaría, más si cabe, la irresoluble contradicción entre el proceso de acumulación de capital y la sostenibilidad de la vida. Las calles de Ezkerraldea fueron testigos de esas movilizaciones y evidenciaron que la juventud de extracción obrera y popular de nuestra comarca no estaba dispuesta a tragar con la imposición de un presente y futuro de precariedad, miseria y explotación.
"Si durante la pasada década gritábamos “no es crisis, es capitalismo”, ahora nos toca denunciar de forma enérgica que “no es coronavirus, es capitalismo”
La llegada de la pandemia de la COVID 19 aceleró el desencadenamiento de la crisis que estaba por venir y visibilizó lo que múltiples movimientos sociales, políticos y sindicales habíamos denunciado tras el estallido de la crisis financiera de 2007: los diferentes niveles de gobierno se habían dedicado durante una larga década a privatizar los servicios públicos y a debilitar un frágil Estado del Bienestar. Estos recortes sociales empeoraron las condiciones materiales de vida de la clase trabajadora durante la década de 2010 y la condenaron a un sistema de salud colapsado en los primeros meses de una pandemia global que azotó de forma diferenciada a las capas sociales más vulnerables.
Si durante el movimiento de los primeros años de la pasada década gritábamos “No es crisis, es capitalismo”, ahora nos toca denunciar de forma enérgica que “No es coronavirus, es capitalismo”, señalar que no es la COVID, sino el Sistema de Dominación capitalista, heteropatriarcal y colonial.
Huelga general
Voces después de la huelga
Dos semanas después de la huelga convocada en Euskal Herria abrimos un espacio para los análisis y el debate desde los movimientos. En lo próximos días publicaremos diversos textos de valoración.
Las restricciones sanitarias aplicadas no tienen sentido si no se interviene en el día a día del pueblo trabajador. Las medidas no sirven de nada mientras el metro siga yendo hasta los topes, mientras no podamos mantener la distancia de seguridad en el trabajo, en las escuelas y en las universidades. Las limitaciones impuestas tienen que ir de la mano de medidas sociales. ¿Cómo garantiza una trabajadora de hostelería un ingreso mensual mínimo? ¿Y un profesor de clases particulares? ¿Y una falsa autónoma trabajadora de Glovo? No comemos aire.
“Los medios de comunicación y los diversos altavoces de la derecha han tratado de culpabilizar a la juventud del aumento de los contagios, una juventud cada vez más precarizada y fuertemente azotada por la pandemia y las medidas neoliberales”
Las medidas excepcionales tomadas, sin ningún tipo de medidas sociales, solamente aumentan el control social y criminalizan a los y las trabajadoras. Limitar las reuniones detiene la actividad de los movimientos sociales y obstaculiza las redes populares, que son tan importantes en momentos de crisis para impedir la precarización de nuestras vidas. En clase 20, en el curro 200, en autobuses y metros a rebosar… pero para ir a organizarnos y a cuidarnos, nada de nada. La actividad de los movimientos populares es esencial para sostener nuestras vidas y defender nuestros derechos, para visibilizar que las respuestas a las crisis de diferente índole han de ser colectivas.
La responsabilidad no es individual. No obstante, los medios de comunicación y los diversos altavoces de la derecha han tratado de culpabilizar a la juventud del aumento de los contagios. Sin embargo, la realidad nos muestra una juventud cada vez más precarizada y fuertemente azotada por la pandemia y las medidas neoliberales. La crisis sanitaria se ha convertido en una excusa para reducir nuestros derechos y libertades y empobrecer más a nuestra clase, especialmente a la juventud trabajadora.
“Desde HARIAN, trabajamos para construir la solidaridad de clase de la juventud trabajadora de Ezkerraldea, posibilitando responder de forma colectiva ante atropellos estructurales”
Por ello, ahora más que nunca, toca movilizarse y organizarse frente a los ataques del capital y de las instituciones que se ponen al servicio de éste. Hay que brindar herramientas colectivas a aquellos problemas aparentemente individuales. Multitud de jóvenes venden su fuerza de trabajo aisladas y atomizadas (repartidoras de Glovo y Amazon, tabernaris, cuidadoras, profesores de clases particulares, etc.), sin posibilidad de sindicarse o con opciones limitadas para la negociación colectiva. Desde HARIAN, trabajamos para construir instrumentos al servicio de la juventud trabajadora de Ezkerraldea, una herramienta para la solidaridad de clase, posibilitando responder de forma colectiva ante atropellos estructurales.
Juventud
Gazte problematikaz
Joera sozial hegemonikoek gizarte problematiken klase izaera ezabatzen dute (gazteria, generoa, ikaslegoa, etorkinak...) eta zapalkuntza guztiak modu isolatuan tratatzen dituzte. Guri, kontrara, gazteria prozesu sozialistara lerrokatzea dagokigu.
Si comenzamos el 2020 con una huelga que posibilitó la organización y articulación política entre diferentes, empezaremos el 2021 con más movilización, protesta y denuncia, organizando el descontento popular en clave emancipadora. Frente al individualismo, las medidas neoliberales y los constantes ataques contra nuestra clase, no queda otra que organizar la rabia en clave anticapitalista y feminista, de cara a avanzar en la consecución de un horizonte de cambio consensuado y compartido entre los múltiples sectores subordinados. Frente a la pandemia, la explotación y la precariedad, ¡organización y lucha!
Ardura ez da indibiduala. Amorrua antolatu!