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Naciones Unidas (ONU)
¿Quién teme una arquitectura de la deuda justa?

La IV Conferencia sobre Financiación para el Desarrollo arrancó oficialmente en Sevilla este lunes, mientras los líderes mundiales se reunían con amplias sonrisas para felicitarse mutuamente por el buen trabajo ya realizado. Ese trabajo era el documento final de la FpD4, que había sido acordado por la mayoría de los Estados miembro de la ONU -excepto Estados Unidos- antes de la reunión. Conocido como el “Compromiso de Sevilla”, el documento podría describirse más exactamente como el 'compromiso de Sevilla' [en inglés las palabras commitment y compromise se traducen ambas por compromiso, pero la autora usa el término compromise en la segunda, dándole una menor fuerza a dicho compromiso, para remarcar que puede quedar en papel mojado]. Aunque muchos Estados miembro habían presionado para que se establecieran compromisos de reformas estructurales ambiciosas, el texto final revisado las eliminó o diluyó, a menudo debido a las prioridades políticas de los gobiernos del Norte global. La sección sobre deuda soberana no es una excepción.ç
Expectativas
En medio de una crisis de deuda en toda regla que incluso el FMI reconoce como un descarrilamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, había grandes esperanzas de que la FpD4 cumpliera con la reforma de la deuda. Las propuestas de un nuevo marco jurídico multilateral para la resolución de la deuda y la prevención de crisis, largamente perseguidas, se incluyeron en los borradores iniciales del documento final. Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, el Grupo Africano y países como Cuba, Brasil y Pakistán defendieron la necesidad de dicha reforma para superar la toma de decisiones disfuncional y dominada por los acreedores en cuestiones de deuda soberana.
Los grupos de la sociedad civil impulsaron una Convención Marco de la ONU sobre Deuda Soberana. Discutido y acordado por todos los Estados miembro, el marco abarcaría un consenso mundial sobre las normas, principios y estructuras de las distintas etapas del ciclo de la deuda. La creación de un mecanismo multilateral de resolución de la deuda soberana, pendiente desde hace tiempo, sería uno de los principales elementos de esta convención. Pero también se ocuparía de las normas y herramientas para la concesión y el endeudamiento responsables, la transparencia de la deuda y otros elementos de la gestión de la deuda con el fin de prevenir futuras crisis.
La Unión Europea, Reino Unido y Suiza, Japón, Canadá, Corea del Sur y Arabia Saudí se opusieron a la idea de un grupo intergubernamental de la ONU para debatir y acordar reformas de la arquitectura de la deuda mundial
Durante meses, sin embargo, la propuesta se encontró con la feroz oposición de la mayoría de los países acreedores, europeos en particular. La Unión Europea, Reino Unido y Suiza, así como Japón, Canadá, Corea del Sur y Arabia Saudí, se opusieron firmemente a la idea de un grupo intergubernamental de la ONU para debatir y acordar reformas de la arquitectura de la deuda mundial. China insistió en dejar la deuda en manos de los foros no inclusivos del G20. Como los países prestatarios siguieron presionando para que se llegara a un acuerdo sobre el inicio de un proceso de la ONU para debatir las lagunas de la arquitectura de la deuda, con vistas a establecer una convención sobre la deuda, los cofacilitadores del proceso acabaron proponiendo un texto de compromiso diluido. El acuerdo final incluye un proceso intergubernamental, pero con el único propósito de “hacer recomendaciones” (párrafo 50f). Este añadido de última hora debilita drásticamente el Compromiso.
En otros ámbitos se han producido resultados similares. En lugar de un acuerdo sobre normas vinculantes de préstamo y endeudamiento responsable, se creó un grupo de trabajo convocado conjuntamente por el Secretario General de la ONU, el FMI y el Banco Mundial (como si estos dos últimos tuvieran un historial de préstamos responsables). En lugar de un registro de deuda independiente, abierto y vinculante, el Compromiso insta a consolidar las bases de datos de deuda existentes en el Banco Mundial, “respetando la privacidad y la protección de datos”. En lugar de impulsar un mecanismo multilateral de resolución de la deuda, el documento anima al G20 a mejorar el Marco Común.
En lugar de un compromiso para corregir los desequilibrios de un sistema dominado por los acreedores, el resultado es un mandato débil que algunos quieren limitar aún más
Al final, en lugar de un compromiso para corregir los desequilibrios de un sistema dominado por los acreedores, el resultado es un mandato débil que algunos quieren limitar aún más a un debate anual en Nueva York. En definitiva, protege el statu quo y deja a los prestatarios fuera del proceso de toma de decisiones. En un momento en el que una de las peores crisis de deuda que el mundo haya visto jamás está asfixiando los presupuestos públicos, amenazando toda la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible e impidiendo actuar sobre la crisis climática, quienes sufren los peores impactos seguirán sin tener voz ni voto en el futuro. Y como dice el refrán, “si no tienes un sitio en la mesa, estás en el menú”.
¿Y ahora qué?
La cuestión de la deuda es fundamental para las perspectivas presentes y futuras de los países del Sur global, especialmente en África, por lo que la lucha no ha terminado. En Sevilla se han dedicado más actos paralelos al tema de la deuda soberana que a ningún otro. Hay varias cosas a las que prestar atención, tanto en Sevilla como en los próximos meses y años.
Los canjes de deuda no son lo suficientemente eficaces como para crear suficiente espacio fiscal, ni pueden abordar adecuadamente los problemas de sostenibilidad de la deuda
Falsas soluciones: Esta semana podemos esperar el anuncio de la Plataforma de Acción de Sevilla (SPA), una iniciativa del Gobierno español para crear coaliciones de voluntarios que apoyen diversas iniciativas, entre ellas el Global Hub for Debt Swaps for Development. Los canjes de deuda, también incluidos en el documento final, se presentan a menudo como una solución beneficiosa para todos, que aborda la deuda en el contexto de la restricción fiscal. Pero los canjes de deuda no son una panacea. Ni son lo suficientemente eficaces como para crear suficiente espacio fiscal, ni pueden abordar adecuadamente los problemas de sostenibilidad de la deuda.
Crisis climática
Plan colombiano Deudas que ahogan y un Plan Marshall contra la crisis climática
Club de acreedores: Tanto el documento final como la iniciativa SPA incluyen propuestas para apoyar una mayor coordinación entre los países prestatarios. La UNCTAD acoge una propuesta sobre un Foro de Prestatarios y el Compromiso de Sevilla acuerda “establecer una plataforma para los países prestatarios con el apoyo de las instituciones existentes, y una entidad de la ONU que actúe como su secretaría”. Una mayor coordinación entre los prestatarios es una buena noticia; la arquitectura financiera internacional ha estado dominada durante mucho tiempo por los acreedores, que se coordinan a través del Club de París y el G20. La propuesta establece que la plataforma podría centrarse en debatir cuestiones técnicas, compartir información y experiencias a la hora de abordar los retos de la deuda, aumentar el acceso a la asistencia técnica y la capacitación en la gestión de la deuda, coordinar los enfoques y reforzar la voz de los países prestatarios en la arquitectura de la deuda mundial. Se trata de una propuesta positiva; otra cuestión es si se financiará plenamente y se pondrá en marcha.
Deuda corrupta: El Compromiso de Sevilla incluye el compromiso de frenar los préstamos y empréstitos corruptos, incluso utilizando la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (CNUCC) para “explorar opciones que hagan inaplicables tales contratos”. Se trata de una victoria, aunque menor. El objetivo es garantizar que los prestamistas que participen en acuerdos corruptos que generen endeudamiento no puedan exigir el pago. La próxima Conferencia de Estados Parte de la CNUCC se celebrará en Doha en diciembre, y será una oportunidad para presionar para que esto se haga realidad.
Convención de la ONU sobre la deuda: Se necesita urgentemente una Convención de la ONU sobre la Deuda, al igual que una Convención de la ONU sobre Impuestos. Esta última fue rechazada en Addis Abeba en 2015, pero hoy se está negociando en la Asamblea General de la ONU. Un proceso similar podría tener lugar con la Convención de la Deuda. Los debates en el 2º Comité y la Asamblea General de la ONU pueden ser una opción más rápida que el proceso intergubernamental acordado para debatir la arquitectura de la deuda. En cualquier caso, la sociedad civil seguirá trabajando en este sentido y apoyará a los países prestatarios que deseen que se establezca una arquitectura de la deuda más justa y equitativa.
Un movimiento mundial contra la deuda: Hace veinticinco años hubo una movilización masiva por la justicia de la deuda, y conseguimos una amplia cancelación de la deuda. 2025 es de nuevo un año de Jubileo, y organizaciones de la sociedad civil, grupos religiosos y movimientos sociales de todo el mundo se están coordinando para luchar por la cancelación incondicional de la deuda y la reforma sistémica. Se están firmando peticiones en todo el mundo pidiendo justicia por la deuda. Por el momento, mientras la crisis de la deuda se prolonga en medio de una austeridad mundial cada vez mayor, la vida de miles de millones de personas depende de la lucha por la justicia de la deuda y de su consecución.