Heteropatriarcado
Besos
Parece que existen nueve tipos diferentes de besos, cada uno de ellos con un significado diferente. Recibir besos es una de esas sensaciones que pueden ponernos la piel de gallina, y un acto universal que expresa amor y afecto.

Miembro de la Asociación de Hombres Por la Igualdad de Género (AHIGE) de Andalucía.
Los besos nos hacen contar con la otra persona, romper la barrera invisible que nos separa, y comenzar a empatizar. La psicología cree que los besos tienen una importante carga genética, y que como humanos y humanas estamos predestinadas a ellos, nos ayudan a estrechar lazos y a sobrevivir.
Me pregunto si podríamos vivir sin besarnos, y sí alguien lo habrá intentado con éxito. Yo no podría.
Existe el beso esquimal, y el francés, el beso en la frente, en la mejilla, y en la boca, el beso al aire, en la mano, y en la nuca. El beso libera adrenalina y nonadrenalina en nuestro flujo sanguíneo, aumenta nuestro ritmo cardíaco, y el bombeo y las palpitaciones del corazón.
Dicen que un beso puede liberar dos o tres calorías por minuto, y que la endorfina liberada por un beso es tan potente como la morfina.
Entonces, si el beso tiene tantos efectos positivos, porque los hombres no nos besamos, o no lo hacemos en la misma proporción que las mujeres. Tendrá también algo que ver en esto el patriarcado, y esa manía de diferenciarnos de las mujeres, de marcar niveles y diferencias.
Se encargaron de adiestrarnos en la cultura del no beso, a no expresar ni exteriorizar lo que sentíamos, ni ser generosos con nuestros afectos
A los hombres de mi generación no nos educaron, ni enseñaron a besar. Por eso en general besamos tan mal. Es más diría que se encargaron de adiestrarnos en la cultura del no beso, a no expresar ni exteriorizar lo que sentíamos, ni ser generosos con nuestros afectos.
Recuerdo que salvo a amigos muy especiales, y no en todas las ocasiones y situaciones, nuestros saludos consistían en un frío abrazo, o en dar la mano.
Era algo que estaba, y sigue estando mal visto, entre los hombres hetero. Dar un beso a otro hombre es un acto que no es propio de hombres. Un síntoma de debilidad de nuestra masculinidad, y de temor a que esta sea confundida y puesta en duda. Miedo a no ser un hombre de verdad, y sobre todo a no serlo ante los ojos de los otros hombres.
Hoy, aunque ciertas rigideces comienzan a flexibilizarse, aun sigue sin ser aceptado mayoritariamente por los hombres, y optamos por el abrazo, las palmadas fuertes en la espalda que publicitan nuestra virilidad, y el saludo formal con la mano.
Sin embargo, a las mujeres no les sucede lo mismo, ellas si se besan, y expresan con normalidad sus sentimientos, sin miedo a ser considerada menos mujer, poco femenina, lesbiana, o cualquier otra circunstancia.
Pero paradójicamente ese miedo que los hombres tenemos a besarnos en público, no lo tenemos con las mujeres, y a ellas les exigimos por la vía de los hechos que acepten nuestros besos a modo de saludo. Esto también me hace pensar, y no porque esté en contra de besarnos como forma de comunicarnos y expresar nuestro respeto y emociones, sino por el desequilibrio que produce.
Nuestro beso en estos casos, suele implicar una actitud de condescendencia, una demostración de autoridad y poder.
El saludo estrechando las manos establece las posiciones de cada uno en la relación, de igualdad hacía otros hombres. El beso a la mujer desequilibra e impone la desigualdad, la superioridad. El beso mutuo restablece la equidad. Creo que los hombres tenemos que romper los miedos que nos impone la masculinidad y comenzar a besar, besar sin miedos ni complejos, besar sin jerarquías ni diferencias, besar para crear complicidades y relacionarnos, besar para construir un mundo en igualdad.
Por mi educación aún me cuesta hacerlo, pero confieso que como soy muy tocón, me gustan las ternuras, los cariños y los abrazos, y además con ello contribuyo a derribar los muros de un patriarcado, machismo y masculinidad, de las que estoy ya tan harto, me he puesto beso sobre beso a construir mi nueva forma de ser hombre, si es que así puedo decirlo. De las mujeres y del feminismo sigo aprendiendo.
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