Accidente: “Somos un grupo de punk, y el punk es rabia, inconformismo, cuestionarlo todo”

La banda madrileña Accidente publica disco nuevo en plena pandemia. En esta entrevista hablan de Caníbal, así se titula, y de sus alegrías e infortunios como banda, los motivos para seguir haciendo música y su visión del punk.

Para la banda Accidente, el punk es comunidad. Palabras como autogestión y apoyo mutuo son importantes para un grupo por cuyas letras laten el inconformismo, la rabia y las ganas de crear un mundo nuevo.

Tras diez años de existencia como grupo y después de girar por México, Japón, Estados Unidos y otros rincones del planeta, Blanca (voz), Edu (el nuevo baterista), Mikel (guitarra), Pablo (guitarra), y Rancio (bajo) llevaban cuatro años sin entregar nuevas canciones. En este contexto extraño, de pandemia, sacan nuevo disco, Caníbal. Los diez temas que componen el álbum cobran vida en vinilo en una coedición posibilitada por dieciséis sellos alternativos de todo el mundo.

¿Qué os gustaría que os preguntase en esta entrevista?

Pablo: Algo del nuevo disco, Caníbal, que acaba de salir después de 4 años sin sacar nada y que puedes escuchar en nuestro bandcamp

¿Y qué preferiríais que no os preguntase?

Pablo: Que por qué nos llamamos Accidente.

Dejaremos correr lo del nombre, porque la portada de vuestro primer disco resulta bastante elocuente. Como muchas otras personas yo os conocí a través de uno de esos 2.000 cedés que distribuisteis gratis, allá por 2011. ¿Cómo y por qué empezasteis así y qué tal funcionó? 

Blanca: No sabíamos cómo iba el tema. No teníamos experiencia pero pensamos que la mejor manera de darnos a conocer era difundiendo lo que hacíamos. Fotocopiábamos las letras en los conciertos, colgábamos todo en internet abierto, traducíamos lo que escribíamos… Es lo que hacían las bandas de nuestro entorno en quienes nos reflejábamos porque nos identificábamos con su actitud y su estilo de hacer las cosas.  

Mikel: Allá por 2011, cuando sacamos nuestro primer albúm, la mayoría de la gente ya estaba editando solo en vinilo y el CD no servía para mucho, por experiencia también vimos cómo a la gente le daba igual si un CD costaba uno o cinco euros y decidimos regalarlos, era un modo de difusión rápido y un gesto que sentimos apropiado dentro del DIY.  

Blanca: Nuestro colega Juan de Zaragoza nos dijo que odiaba lo que hacíamos hasta que se le quedó pillado el CD en el coche y tuvo que aguantarlo un viaje largo y desde entonces nos ha llamado muchas veces para tocar así que creemos que lo del CD regalado fue un acierto.

Confieso que a mí me pasó algo parecido. Hablemos de ese disco nuevo, ¿qué sabéis ahora que no sabíais cuando sacasteis ese primer álbum, qué habéis aprendido?
Pablo: Pufff, todo, a componer, a tocar, a grabar, a girar, a mezclar, a producir… Empezamos haciendo versiones de Post Regiment en un local de Leganés sin mucha idea de nada. Ahora hemos mejorado en todos esos aspectos, aunque tenemos 10 años más, curros, responsabilidades… 

Blanca: Cada vez tenemos menos tiempo para hacer camisetas, envíos, contestar mensajes, hablar con la fábrica y con las distris, fijar fechas y vernos para ensayar, pasamos menos horas divagando y pasando el rato, pero también cuidamos todo más. Este disco ha sido un currazo y por eso le tenemos cariño también. Ahora sabemos más sobre cómo tratar a bandas que vienen a tocar y cómo no mola recibir a la peña que está girando y llega a tu ciudad. Hemos aprendido muchas cosas guapas sobre el punk, sus espacios, sus gentes, sus medios y herramientas, su poder transformador… Y también hemos conocido su lado menos amable y hemos aprendido también a decir que no a veces.

Accidente_punk

Seguís haciendo discos de vinilo en un momento en el que todo está en internet y en los móviles. ¿Qué os impulsa a seguir haciendo plástico?

Pablo: Nos gusta ese formato porque escucharlo requiere dedicarle tiempo, no está en el móvil, ni en el ordenador. Tienes que abrirlo, cuidarlo, darle la vuelta y prestarle atención. Hay un insert que puedes leer mientras gira el disco. Estéticamente también nos gusta más, y no sé, los discos que más nos gustan y nos acompañan nos mola poder tocarlos, compartirlos cuando viene alguien, tenerlos en las manos y cargarlos en las mudanzas (risas). En el fondo hay algo de ritual y de fetiche en todo ello pero lo cierto es que nosotros compramos vinilos y los disfrutamos así que tiene sentido hacerlos también. 

¿Cómo es vuestra forma de difundir vuestra música, qué es importante para vosotras? ¿Por qué no estáis en Spotify y qué pensáis de esa plataforma?

Pablo: Pues solemos ponerlo en descarga gratuita en nuestro blog. También lo subimos al bandcamp donde es gratuito, pero si quieres puedes pagar algo por descargarlo, a la voluntad de toda la vida. En cuanto a las ediciones físicas, solemos editar los vinilos con sellos DIY de gente amiga de todos lados, son gente y proyectos que conocemos y que nos gustan. En cuanto a Spotify, nos parece una plataforma abusiva con los artistas, que paga una mierda a quienes generan el contenido y gana mucho dinero con la excusa de ser el programa standard para streaming que tiene todo, así que como no nos importa el dinero con la banda, pues pasamos de tenerlo ahí. La gente puede acceder muy fácilmente a nuestra música, así que no hay problema. 

Blanca: Somos conscientes de que Facebook, Bandcamp, Blogspot y otras muchas plataformas que usamos son intermediarios indeseables pero lo de Spotify es demasiado. Nos subió alguien hace años pero le pedimos que lo quitara.

¿Cómo os sentís respondiéndome esta entrevista? ¿Es posible que siempre hayáis sido algo reticentes a hablar con este medio, y también cuando lo intentamos hace años para Diagonal? ¿Por qué?

Pablo: Yo me siento bien, seguramente porque nos la estás haciendo tú, María. Preferimos difundir nuestras cosas en medios DIY, no comerciales, siempre teniendo en cuenta cada caso y sin cerrazones. También nos pasa con los sitios donde tocamos: la línea que separa lo comercial de lo no comercial es muy difusa y preferimos colaborar con proyectos en los que nos tratan bien y donde no se aprovechan de nosotros. Si nosotros no sacamos pelas de esto, ¿por qué lo deberían sacar terceras personas?  Yo a Diagonal no le hacía ni caso la verdad, pero El Salto lo suelo leer de vez en cuando. Aunque preferimos los fanzines y el Todo por Hacer, (risas).

Blanca: Personalmente, creo que hay bastantes discursos cañeros para los que El Salto es altavoz y sigo a muchas y muchos columnistas de esta casa. Me he hecho mayor y ahora tengo menos ramalazos puristas… Creo que es importante conocer el medio en el que decides aparecer y poner límites, pero tampoco doy por supuesto que uno completamente DIY o un fanzine vayan a estar en mi línea sólamente por eso. En la vida, en los movimientos contestatarios, hay matices y contradicciones y creo que aprender a afrontarlas, a asumir el disenso político y rectificar si hace falta es mejor que pasarte media vida bloqueada porque todo es “el enemigo”.

Accidente_Pablo

¿Cuál es vuestro propósito como grupo? ¿Qué queréis contar a quienes os escuchan?

Blanca: Creo que es de las pocas cosas que no han cambiado en estos diez años. La realidad es que somos un grupo de colegas que igual echaba el rato en el local como hacía jornadas en centros sociales o nos subíamos a la Pedriza a hacer el cabra. Poco a poco los curros y las distancias, la tendencia a atomizarnos de las ciudades han hecho que compartamos un poco menos el día a día y a veces nos cueste incluso encontrar el hueco para ensayar o vernos, pero la esencia es la misma. Seguimos gozándonos los conciertos, compartiendo bandas y conversaciones en la furgo, disfrutamos trayendo temas al local y conociendo proyectos y gentes allá donde nos acogen. Nos sigue pareciendo un buen medio para sacar fuera lo que pensamos, deseamos o hacemos. No creemos que el mensaje de una banda cambie el mundo pero siempre nos han inspirado bandas que decían cosas y nos flipa ver la respuesta de la gente cuando tocamos. Invita a compartir experiencias. 

Mikel: Arte no hacemos, desde luego, aunque intentemos currarnos cada vez más los temas y arreglos, así que sería una forma de pasarlo bien y en la que nos expresamos, y a veces eso refleja unas ideas, pero no creemos que sea el objetivo final.

¿Por qué seguís tocando, sacando discos?

Blanca: Porque no nos hemos cansado. Aún sentimos que tenemos historias que sacar, viajes que compartir y mundos que conocer. Los lunes por la tarde son un momento especial de la semana y por un momento se pone en pausa la inercia de la vida en la ciudad; y los findes, cuando podíamos salir, se convierten en una ruptura con las dinámicas de curro, cansancio, de hastío con lo que está pasando. Nos contamos las vidas, las nuevas, nos echamos unas risas y sudamos un rato. En estos meses de aislamiento nos hemos hecho conscientes de cuánto importa seguir juntas y cuánto echamos en falta los ensayos y los bolos.

¿Os reconocéis como grupo punk? ¿Y a qué os suena esa palabra, punk, en 2020?

Pablo: Para mí, sí somos un grupo de punk. Entendiendo el punk como una especie de comunidad DIY en todo el mundo que funciona de manera cercana a la autogestión y el apoyo mutuo. Como estilo, puedes llamarlo como quieras, punk rock, pop punk, hardcore punk, hc Melódico… Hay bandas que consideramos punk aunque su estilo no encaje en el sonido demarcado. Y en 2020 significa rabia, estar atenta, ser crítico, cuestionarlo todo, gritar contra lo establecido, y hacerlo con pasión, mirarte, aprender y cambiar para acercarte más a lo que consideras justo, hacer las cosas por ti misma, con el menor número de intermediarios posible, apoyar en la medida de lo posible las causas que te mueven. En parte, significa lo mismo que hace veinte años y en parte, ha cambiado todo. (...) No nos gusta romantizar el pasado y creemos que sigue habiendo mucha actitud que expresar a través del punk aunque cambie la forma, aunque cambie el estilo. El punk sirve al inconformismo y cuando el punk ya no sirva, vendrá otra cosa. 

Accidente_Blanca_Mikel
Algunas militáis en proyectos políticos. Esto es algo que claramente se filtra en vuestras letras y en vuestra forma de actuar.

Blanca: Como muchas bandas de nuestro entorno, estamos empapadas de la cultura política en la que andábamos cuando nos juntamos para empezar a tocar. Entonces okupábamos espacios para montar actividades que necesitábamos en nuestro barrio, algunos llevaban una distri, se implicaban en proyectos antirrepresivos y anticarcelarios, empezábamos a apoyar la difusión de la liberación animal, montábamos el Encuentro del libro Anarquista en Madrid y los Domingos del Cierre, algunas militábamos en el Local Anarquista Magdalena. Han pasado los años y hemos ido cambiando de barrio, de ciudad y de vida pero más o menos hemos seguido apoyando causas afines allá donde estábamos de forma individual y como banda.

La entrega 24/7 de hace diez años ha pasado a rascar horas al sueño y encontrar la manera de seguir en asambleas y apoyando a proyectos contrainformativos, anticapitalistas, de liberación animal… de manera muy atropellada y con menor dedicación. El ciclo del capitalismo en la ciudad es claro, llega un punto que estás tremendamente cansada y el curro te desactiva y te desconecta de las redes de activismo y de eso también van nuestras letras. Por suerte seguimos con ganas y hay resistencias a las que sumarse en la ciudad. 

Y además de al punk y de todos estos otros proyectos, ¿a qué dedicáis vuestras horas? ¿En qué trabajáis?

Blanca: Ran lleva un bar 100% vegetariano que se llama B13, Mikel es editor de vídeo, Pablo es técnico en el estudio Musigrama, donde han grabado Las Grecas, Paco de Lucía y también nosotras (risas). Edu trabaja en calidad en una empresa de logística, aunque le tienen frito, y yo trabajo en investigación en psiquiatría y hago psicoterapia.

Habéis visto mucho mundo con el grupo: México, EEUU, Japón… El año pasado, vuestra gira por el sudeste asiático terminó de forma abrupta al llegar a Indonesia. Al acoso policial le siguió vuestra detención. Después os interrogaron para finalmente expulsaros del país. Tuvisteis que gastar miles de euros en nuevos billetes para volar de Yakarta a España, que pudisteis desembolsar gracias a donaciones de la gente. ¿Cómo lo vivisteis? ¿Os ha hecho replantearos vuestra forma de girar o de moveros por el mundo, como grupo y de forma individual?

Blanca: Casi todas las giras y los conciertos nos han ido dando claves sobre lo que queremos hacer y lo que no. Hace diez años íbamos donde nos llamaran aunque las condiciones fueran poco fiables, tipo “para dormir igual no hay cacho, pero droga la que queráis” o “tocaréis entre la 1 y las 6 de la mañana”... Ahora somos viejos (risas), pedimos un espacio para sobar tranquis y algo de comer vegano, e intentamos que los espacios cumplan unos mínimos.

Aun así, nos hemos encontrado lugares DIY donde hay un puerta que de día resulta que es madero, espacios liberados que venden animales, organizadores y asistentes que me ignoran o ningunean en aspectos técnicos y creen que el feminismo es una marca de camisetas… Así que ahora miramos un poco más, hablamos con la peña que organiza y entre nosotras antes de decir que sí y nos lo tomamos con más calma. Vamos a tocar a espacios con propuestas que compartimos.

Lo de Indonesia fue un golpe en muchos sentidos. Por un lado, fue impactante conocer a peña que arriesga más de lo que ninguno de nosotros hemos hecho jamás por montar un concierto o tocar y difundir… Y al mismo tiempo chocamos en muchas cosas: conciertos en los que no hay ni una sola tía, o una tapada de la cabeza a los pies mientras al resto nos sobra hasta la camiseta y ningún hombre se cubre; que me nieguen el saludo sistemáticamente o se nieguen a compartir habitación por mi género; una escena casi 100% exenta de discurso político… No me refiero a que las bandas no tengan letras políticas, eso me da igual, sino al ambiente en general. Evidentemente, bajo la amenaza de unas leyes represivas a un nivel que no conocemos aquí, la impronta del Islam de 30 años para acá y su legado en el punk.

No es que no me haya encontrado con machismo, especismo, racismo y autoritarismos en otros continentes, y por supuesto en casa… Pero el shock cultural en esa gira fue muy fuerte. Además de eso, fue extenuante, dormíamos en buses y comíamos poca cosa, tuvimos algunos problemas graves de salud, así que cuando llegaron los problemas con la policía estábamos con pocas fuerzas. Tres días en la comisaría de extranjería y el trato directo con las burlas, amenazas y prepotencia de la policía, que ni hacía el esfuerzo de traducir sus humillaciones, acabaron con nuestra voluntad.

Y tener que aceptar una cantidad de dinero enorme de la gente que nos apoyó para salir de allí nos hizo sentir mal. Los ánimos estaban flojos y la logística era muy complicada así que sí, nos ha pasado factura y nos ha costado remontar. Ha sido duro pero hemos aprendido mucho de eso y de nosotros como banda. Hay muchas contradicciones en girar: compañías de vuelos, gasolina, tocar en espacios no afines o dar con personas que en casa no toleraríamos… Pero como grupo vamos tomando decisiones y rectificando. Poniendo en equilibrio lo que la experiencia aporta respecto a las líneas rojas que traspasamos.

Hablando de volver a casa, sé que algunos sois del Real Madrid...

Pablo: Mikel y yo somos fieles merengues, y yo soy miembro de la peña Anarquistas Madridistas (risas). 

Blanca: Puedo afirmar que ha habido conciertos programados para no coincidir con partidos y paradas en la carretera para no perderse una mitad… [GrrrGrrrrr]

Ahora en serio, ¿cómo es vuestro Madrid?

Pablo: Puff, pues como decía el Rubio en Ugly Bastards, “qué calor y qué frío en invierno”. Es una ciudad monstruosa donde hemos aprendido a vivir. Hay cosas repulsivas, como el precio del alquiler, la gentrificación de los barrios; o las y los políticos que la gobiernan; y otras cosas maravillosas: como el Rastro, las cañas, las bravas, darte una vuelta por el pueblo de Madrid por la noche, o a dar un paseo por la Sierra el finde. Mucha de nuestra gente y tantos proyectos increíbles están aquí también...

¿En qué os ha afectado o está afectando el covid19 como banda?

Mikel: Pues la pandemia apareció cuando estábamos terminando de grabar el disco. Aún quedaban algunas voces y coros por grabar. Por un lado nos vino bien para poder repasar bien todo, pero por otra parte en el aspecto laboral a Pablo le afectó bastante y todo se vio paralizado durante meses. También se cancelaron mogollón de conciertos y proyectos increíbles en los que íbamos a participar como el MDA en Barcelona, el Actitud fest en Vidreres, el Punk Picnic en Polonia, Manchester, Asturias, y un largo etc. Esperamos ansiosos poder presentar en vivo Caníbal pronto y poder seguir participando en todos estos proyectos y muchos más dentro de esta nueva realidad.

¿Dónde os sentís más cómodas tocando? ¿Dónde os sentís en vuestra casa? ¿Hay algún sitio en el que diríais que vuestra propuesta no tiene cabida?

Pablo: Donde nos sintamos a gusto: ya sea el Rock Palace, 7Katu, Blokes Fantasma o El Ateneo L’Harmonía. No nos gusta tocar para ayuntamientos o en lugares institucionales, aunque a veces lo hemos hecho cuando no queda otra. Tampoco nos gustan los festivales comerciales y nunca tocaríamos en el Viña aunque nos guste el kalimotxo.

Blanca: Para mí ha habido espacios realmente especiales por lo que significan y quienes los habitan, como la Kike Mur de Zaragoza, Itzar Beltz en Bilbao, Blokes Fantasma o el Caos a Gràcia en Barcelona, la Casika en Móstoles, el Luis Aragofest en Hortaleza… O por lo que implican como el Latino Punk Fest en Nueva York, o el festi de Niigata en medio de las montañas en Japón o el Common Ground en UK: un festival benéfico para causas antifascistas y de liberación animal, supercurrado, 100% vegetariano donde tocamos con DOOM... en medio de un bosque… y otros muchos que recordaremos siempre… donde nos hemos sentido muy cerca de la gente implicada pero también nos ha molado a veces tocar en sitios que no son tanto nuestro rollo pero donde ves que la gente se deja la piel por intentar dar cabida a actividades con los medios que tienen y mogollón de ilusión donde no es tan fácil sostener un evento así como puede serlo en las grandes ciudades. 

¿Qué os parece Rosalía? ¿Y C. Tangana?
Pablo: C. Tangana una mierda. Rosalía le gusta mucho a Mikel, pero ahora ya solo hace regueton como todo el mundo...

Mikel: (Risas) Sí, la verdad es que los primeros discos de Rosalía me gustan. Hasta la fecha me parece alguien inteligente y que ha sabido hacer lo que le gusta. C Tangana me parece un trapero más del montón, no estoy al tanto de estos estilos de ahora, no sé si nos hacemos viejos y no lo entendemos o si realmente a todo el mundo le encanta comer basura.

Blanca: La realidad es que estoy muy fuera. He escuchado a Rosalía porque me la pone Laura Troika en el coche y me da la tabarra y de C Tangana he leído más que escuchado, pero no puedo evitar ser un dinosaurio. Me gustan los Angry Samoans y Alarma, los Reagan Youth y los RIP. Vivo más en el pasado y en el underground y no lo digo muy orgullosa.

¿Hasta cuándo seguiréis con el grupo?

Blanca: Hasta que no tenga sentido. Hemos sobrevivido a dos cambios en la batería. Dos amigos que ya no tocan y que extrañamos, las adaptaciones que eso supone, encajarnos una y otra vez y aprender a convivir de nuevo. Enfermedades de personas cercanas, duelos, despedidas… Nos han machacado una pandemia, una deportación y algunos ataques duros de encajar. Y estamos tocados pero no hundidas. Somos familia y eso rara vez tiene un final. Cuando acabe Accidente seguiremos el viaje en otro barco.

 

 

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