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Crisis climática
Un nuevo informe expone la enorme contribución del Pentágono a la crisis climática posterior al 11 de septiembre
Al no frenar el uso de combustibles fósiles de los militares estadounidenses, el codirector del proyecto Costs of War advierte que Estados Unidos “ayudará a garantizar los escenarios de pesadilla” que pronostican los científicos.
La profesora de la Universidad de Boston Neta C. Crawford detalla las contribuciones masivas del Departamento de Defensa de los Estados Unidos a la emergencia climática global en un documento publicado el pasado miércoles por el proyecto Costs of War (costes de la guerra), del Instituto Watson para Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Brown.
“El consumo de energía de los militares estadounidenses impulsa el consumo total de energía del Gobierno de los Estados Unidos”, se lee en el documento. “El DOD [Departamento de Defensa] es el mayor consumidor de energía en los EE. UU. Y, de hecho, el mayor consumidor institucional de petróleo del mundo”.
“A falta de un cambio en la política de uso de combustible de los militares de EE UU, el consumo de combustible de sus militares necesariamente continuará generando altos niveles de gases de efecto invernadero”, advierte el informe. “Estos gases de efecto invernadero, combinados con otras emisiones de EE UU, ayudarán a garantizar los escenarios de pesadilla que el ejército predice y que muchos científicos del clima dicen que son posibles”.
Crawford, codirector del proyecto Costs of War, señala que las emisiones militares de los EE UU, que provienen en gran parte de las armas y equipos, y de uso de más de 560.000 edificios en todo el mundo, se basaron en datos del Departamento de Energía porque el Pentágono no informa de sus cifras de consumo de combustible al Congreso.
El documento también examina los patrones de uso de combustible militar desde 2001 en relación con las emisiones y las opiniones del Pentágono sobre “el cambio climático como una amenaza para las instalaciones y operaciones militares, así como para la seguridad nacional, cuando y si el cambio climático genera una migración masiva, conflicto y guerra”.
Al escribir sobre su investigación para The Conversation Wednesday, Crawford apuntó que las emisiones anuales del Departamento de Defensa han disminuido desde que alcanzó su punto máximo en 2004, ya que el Pentágono ha reducido su consumo de combustibles fósiles a través de acciones que incluyen el uso de energía renovable y la climatización de edificios durante la última década, y reduciendo el tiempo de inactividad de las aeronaves en las pistas”.
El resumen del documento describe cuatro beneficios principales de una mayor disminución del uso de combustibles fósiles por parte del Departamento de Defensa.
Primero, los EE UU reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto mitigaría el cambio climático y sus amenazas asociadas a la seguridad nacional.
En segundo lugar, reducir el consumo de combustibles fósiles tendría importantes beneficios políticos y de seguridad, incluida la reducción de la dependencia de las tropas en el campo del petróleo, que el ejército reconoce que las hace vulnerables a los ataques enemigos. Si los militares de Estados Unidos disminuyeran significativamente su dependencia del petróleo, Estados Unidos podría reducir los recursos políticos y de combustible que utiliza para defender el acceso al petróleo, en particular en el Golfo Pérsico, donde concentra estos esfuerzos.
Tercero, al disminuir la dependencia de Estados Unidos respecto a Estados ricos en petróleo, Estados Unidos podría revaluar el tamaño de su presencia militar en el Golfo Pérsico y revaluar su relación con Arabia Saudita y otros aliados en la región.
Finalmente, al gastar menos dinero en combustible y operaciones para proporcionar acceso seguro al petróleo, EE UU podría disminuir sus gastos militares y reorientar recursos hacia actividades económicamente más productivas.
Crawford, en su artículo para The Conversation, concluyó que “el cambio climático debería estar en el centro de los debates de seguridad nacional de los Estados Unidos. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del Pentágono ayudará a salvar vidas en Estados Unidos y podría disminuir el riesgo de conflicto climático”.
Está lejos de ser la primera institución en destacar cómo el Pentágono está alimentando la crisis climática mundial y pedir reformas urgentes. El mes pasado, la senadora Elizabeth Warren lanzó un plan de “resistencia y preparación” climáticos para los militares de Estados Unidos como parte de su campaña de 2020 para la Presidencia. Sin embargo, como Common Dreams informó en ese momento, los críticos antibélicos del plan de Warren acusaron de que “tratar de ‘ecologizar’ al Pentágono sin abordar los efectos destructivos de su presupuesto inflado y el imperialismo estadounidense es una forma equivocada de combatir la emergencia del calentamiento global”.
La autora y abogada Stacy Bannerman, en un artículo de opinión para Common Dreams el año pasado advirtió que “si no nos tomamos en serio la posibilidad de detener la Máquina de Guerra de Estados Unidos, podríamos perder la batalla más grande de nuestras vidas”.
“Para lograr las masivas transformaciones sistémicas y culturales necesarias para mitigar el cambio climático y promover la justicia climática —escribió Bannerman— vamos a tener que lidiar con la violencia institucionalizada y socialmente sancionada perpetrada por la política exterior de EE UU sobre el fuego del calentamiento global”.
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El enlace al texto citado en el comentario anterior
https://m.publico.es/columnas/110606131523/punto-y-seguido-greenwashing-las-marchas-verdes-olvidan-el-factor-guerra
Contraten con lo que denuncia Nazanin en su blog de Público. es
"tampoco se veía mención alguna a las consecuencias de las guerras abiertas en Siria, Yemen, Irak, Afganistán, Sudán, Libia (que han destruido la vida de cerca de 150 millones de personas), ni de las que el imperialismo puede empezar contra Venezuela e Irán, ni de la contaminación mortal del hábitat de los palestinos, que además de ser bombardeado casi a diario por Israel, viven una catástrofe ecológica: millones de sus olivos han sido arrancados por los ocupantes, los campos de frutales y granjas de Gaza han desaparecido; sus gentes respiran el amianto de viviendas derruidas, y las aguas residuales no tratadas contaminan el Mediterráneo a causa de la destrucción de las infraestructuras."
Veo el titular, y no me puedo creer semejante intento de pintar de verde la verdadera causa del peligro para el planeta, y sus habitantes: las guerras, y la escalada hacia la, guerra nuclear en marcha.
El combustible de los edificios y vuelos del Pentágono, eh. Los millones de toneladas de petróleo quemado en las guerras del Golfo, de Siria, de Israel contra Gaza, de productos letales arrojados sobre la población, incluso fósforo blanco y uranio empobrecido, claro y otros agentes de guerra química y biológica en ataques de falsa bandera. Millones de incendios, explosiones, voladuras, destrucción de plantas potabilizadoras y de centrales eléctricas, ciudades arrasadas, y el problema es lo que hasta el Pentágono en combustible. Cinismo verdoso.