Opinión
Un grito y dos protestas encontradas
La subida de los precios fijados para los productores, es la condición innegociable que reclaman todos los trabajadores del campo extremeño que hoy se han manifestado en Mérida. Sin embargo, los pequeños productores además exigen cambios de mayor calado: apostar por la transformación local y agriculturas más sostenibles para detener la hemorragia del despoblamiento rural.

La movilización del campo extremeño que ha transcurrido este viernes por las calles de Mérida ha dejado un reguero de gritos compartidos. Han sido años secos y de caída de precios, como comentaba un cerealista integrante de La Unión de Extremadura. Y continuaba: “poco relevo le veo a esta situación, mis hijos están pensando en cambiar de oficio”. Es un descontento reiterado y acumulado, pero ahora retomado con más garra en la calle y en los lemas: “somos agricultores, no somos delincuentes”, “a tí también te damos de comer”.
“Precios bajos” ha sido la expresión más repetida para explicar el por qué de las reivindicaciones para personas de ASEPREX, una nueva patronal que agrupa a empresarios pequeños y medianos de las Vegas del Guadiana. De Montijo, Puebla de la Calzada, Talavera la Real y otros municipios habían salido esta mañana una decena de autobuses. “ASEPREX -comentaba un integrante- son 60 o 70 personas que nos hemos ido juntando y que hemos recibido apoyos de las cooperativas y de nuestros ayuntamientos”. Estos días hemos visto, efectivamente, a alcaldes de Ciudadanos y del Partido Popular apoyar a pie de carretera las tractoradas de ASAJA.
Asociación Valle del Jerte se ven a sí mismos como productores de pocas hectáreas que se apoyan en una agricultura familiar y que comparten destino con jornaleros y jornalerasVenidos del Norte, ocho autobuses han acercado la Asociación Valle del Jerte y comarcas vecinas a la capital extremeña. Han tenido menos apoyos de sus ayuntamientos y de sus cooperativas. El discurso de los precios es insuficiente, o más bien, solo una primera piedra que ha facilitado esta unión puntual de protestas. Comentaba una de las personas de la coordinación de esta Asociación que el salario mínimo ha de subir. Se ven a sí mismos como productores de pocas hectáreas que se apoyan en una agricultura familiar y que comparten destino con jornaleros y jornaleras de esas tierras, pues en invierno es tiempo de irse a podar o a abonar tierras de otros.

La salida desde las instalaciones de Carrefour ha motivado más de algún comentario en torno a “teníamos que entrar allí”. Quizás por razones diferentes. Para la nueva y la vieja patronal del campo, la gran distribución es necesaria, sólo que ha de ceder parte de sus beneficios. Para las asociaciones relacionadas más con la pequeña producción se tienen que producir cambios de mayor calado, aparte de comenzar a apostar por la transformación local y agriculturas más sostenibles, que consigan detener la hemorragia del despoblamiento rural. En ambos casos, se denuncia la situación de privilegio que originan los oligopolios de insumos y la comercialización en torno a la alimentación.
Las camionetas y la megafonía de ASEPREX son grandes, demostrando una capacidad de recursos de la que carece el descontento de la pequeña producción, que camina con pancartas hechas a mano y vestimentas coloridasLos bloques caminaban compartiendo cabecera, reclamando precios más justos. Aparecían entonces los matices. Una treintena de miembros de ASEPREX vestían con sus clásicos uniformes verde oliva, más próximos a la vestimenta de la guardia civil que a la de agricultores del campo. Entremezclaban demandas rurales con cánticos que han sido bandera de la ultraderecha en estos tiempos como el “a por ellos, eoeoé”. Las camionetas y la megafonía eran grandes, demostrando una capacidad de movilizar recursos de la que carece el descontento de la pequeña producción, que caminaba con pancartas hechas a mano y vestimentas coloridas.
Se ha realizado una entrada conjunta por parte de tres representantes de cada una de las organizaciones cuando las autoridades regionales accedieron a recibir una comisiónPor algunos momentos se han compartido canciones entre integrantes de diferentes bloques, como cuando ha sonado Extremoduro por las camionetas de ASEPREX. Y también se ha realizado una entrada conjunta por parte de tres representantes de cada una de las organizaciones cuando las autoridades regionales han accedido a recibir una comisión. La crisis del sindicalismo oficial y la apuesta por formas más directas de presión y participación es otro elemento que será bandera compartida en futuras protestas de estos sectores. Pero poco más.
Hoy gran parte del campo extremeño ha hablado con una voz, reclamando precios justos. Para el sector empresarial la globalización es aún una fuente de oportunidades si se aumentan los márgenes y se disminuyen salarios. Para la pequeña producción se tiene que problematizar la propia cadena alimentaria, las subvenciones a los terratenientes y acabar con una agricultura hecha para beneficio de las grandes multinacionales. Habrá más protestas porque el descontento comenzará a manifestarse y re-organizarse. Pero igual comenzamos a ver gritos que apuntan en distintas direcciones.
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