LaMataObras: “Todo está orquestado para que las comunidades vecinales no puedan contra la turistificación”

María Alandes (LaMataobras) lucha junto a su comunidad vecinal por conservar un espacio comunitario amenazado por una empresa de alojamientos turísticos.
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Carmen Iranzo Obras de unos bajos turísticos que se han comido la terraza comunitaria de María Alandés (LaMataobras).
Correcció versió valencià: Cora Bartual
4 jun 2025 06:00

En València, una terraza se ha convertido en escenario de batalla por la vivienda digna. En 2023, una empresa dedicada a alojamientos turísticos inició unas obras para abrir los techos de los bajos que dan a la terraza comunitaria, con el objetivo de conseguir más luz natural. Esta intervención, que pone en cuestión la propiedad y el uso de la terraza comunitaria, desató la alarma entre los vecinos, ante lo que consideran un ataque a su hogar y a los espacios que defienden como comunes.

Frente a esta situación, María Alandes, residente en dicha comunidad de vecinos fundó LaMataObras, un colectivo que ha crecido hasta convertirse en un apoyo fundamental para muchas comunidades que luchan contra la turistificación y la pérdida del control sobre sus propios edificios. LaMataObras no solo denuncia estas prácticas, sino que acompaña y asesora a las comunidades para blindarse legalmente frente a la presión del negocio turístico, promoviendo la reforma de los estatutos, una herramienta legal prevista en la Ley de Propiedad Horizontal, para prohibir las viviendas turísticas y proteger el carácter residencial de sus barrios.

En las últimas semanas, el conflicto en la comunidad de vecinos de María Alandes ha vivido un nuevo episodio de tensión. A principios de mayo, la empresa promotora decidió reanudar las obras en la terraza, a pesar de la oposición vecinal y de que los trabajos ya habían sido motivo de litigio. Esta vez, se intentó ampliar los huecos ya existentes en el techo de los bajos, unos lucernarios que ya estaban judicializados antes de ser modificados y cuya ampliación incrementó la indignación entre los vecinos.

La reacción fue inmediata. Alandes se sentó en la terraza decidida a evitar lo que considera una agresión contra su hogar y contra la convivencia en el edificio. Junto a ella, una veintena de activistas consiguieron frenar temporalmente los trabajos mediante una acción de resistencia pacífica que se prolongó varios días. Sin embargo, tras la intervención policial, los operarios aprovecharon para continuar con la ampliación. La Policía Nacional identificó a todas las personas presentes y, finalmente María fue trasladada a comisaría. El conflicto permanece abierto, y la lucha vecinal continúa.

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María Alandes (LaMataobras) junto a uno de los agujeros que le han construido en su terraza Carmen Iranzo

María según explicas en 2023 arranca todo. ¿Cómo detectaste las primeras intervenciones en la terraza?
Yo estaba trabajando cuando una vecina me escribió. No entendía nada y me puse muy nerviosa. Estaban rompiendo la terraza comunitaria de uso privativo. Apartaron mis pertenencias porque les molestaban, igual es una tontería, pero tenía ropa tendida y la habían quitado, me resultó violento, una vulneración de mi intimidad. Habían apartado un balancín y las cajas donde jugaban los gatos. En cuanto el trabajo me lo permitió fui a mi casa y llamé a la policía, pero nos dijeron que ellos no podían paralizar la obra. Tenía que intervenir una inspección del Ayuntamiento.

Has denunciado que los primeros trabajos se hicieron con una licencia inicialmente denegada. ¿Qué recorrido legal ha tenido esto hasta llegar a juicio?
Lo primero fue notificar al Ayuntamiento, pero era agosto, así que todo se retrasó. Cuando finalmente vinieron, las obras ya estaban hechas. Confirmaron que no tenían licencia: se la habían denegado. Pero después descubrí algo que me sorprendió mucho: aunque hagas una obra sin permiso, si luego el proyecto se considera viable, puedes conseguir el “ok”.

Además, el Ayuntamiento no tiene obligación de avisar a los propietarios para conceder una licencia. Esto significa que yo puedo pedir una licencia de obra para tu casa o la de cualquier lector/a que esté leyendo esto. Después de muchas notificaciones —incluso al Síndic de Greuges— la única vía que nos dejaron fue la civil. La comunidad decidió denunciar, aunque no fue fácil, pero finalmente conseguimos unirnos.

Me sentía desamparada por la administración pública, me parecía muy injusto que la policía no pudiera paralizar la obra y que el Ayuntamiento dijera que no era asunto suyo

¿Qué esperas de esa sentencia y qué papel juega la reforma de estatutos que hiciste después?
Lo que está en juego saber a quién pertenece la terraza. No hay documentación clara al respecto y esperábamos que el juzgado en base a las pruebas que aportamos, nos diera la razón, para que la terraza volviera a estar como era originalmente. Ya ha salido la sentencia, pero el juez no resolvió esta cuestión y nos remite a otro procedimiento. Así que seguimos igual, sin una solución clara.

¿Cómo surge La Mataobras y cómo ha ido creciendo este colectivo?
Me sentía desamparada por la administración pública, me parecía muy injusto que la policía no pudiera paralizar la obra y que el Ayuntamiento dijera que no era asunto suyo, que ellos simplemente conceden licencias sin comprobar quién es el legítimo propietario.

Además, descubrí que muchas obras se realizaban con un DERE (declaración responsable) que se usa para obras pequeñas, pero se estaban usando para reformar locales comerciales y convertirlos en viviendas por toda València. Estaba indignada y decidí notificar todas las obras irregulares que pudiera. Pero yo sola no podía mapear toda València, así que abrí una cuenta en Instagram para sumar apoyo. Al hacerlo me di cuenta de que no estaba sola en esto y la cuenta creció hasta alcanzar más de 12 mil seguidores. Ahora somos un colectivo amplio que está formalizándose como asociación.

Lo primero es hacer una junta vecinal y prohibir las viviendas turísticas (VUTs) en los estatutos. La ley de Propiedad Horizontal (LPH) dice que podemos prohibir las viviendas turísticas por 3/5 partes de la cuota de propietarios/as

¿Qué pasos concretos pueden tomar los vecinos frente a los bajos turísticos?
Lo primero es hacer una junta vecinal y prohibir las viviendas turísticas (VUTs) en los estatutos. La ley de Propiedad Horizontal (LPH) dice que podemos prohibir las viviendas turísticas por 3/5 partes de la cuota de propietarios/as. No es retroactivo, pero si cambian de propietario y tienen que renovar a los 5 años, podría suceder que no les vuelvan a conceder la licencia.

Y si tenemos la suerte de tener unanimidad, podemos prohibir también pensiones, hoteles y hostales. Y también prohibir el cambio de local a vivienda para evitar la ley de los 11 días (cuando se alquila a partir de once días no se considera VUT, se considera corta estancia). Esto es importante porque estamos viendo que, si se prohíben las VUTs buscan estas fórmulas.

Los administradores/as suelen decir que desde abril de 2025 si quieren hacer viviendas turísticas tienen que pedir permiso a los vecinos, pero... ¿crees que te pedirán permiso? … No. Y habría que ir a juicio. Es mucho más fácil prohibirlo en los estatutos. Además, el Ayuntamiento no tiene la obligación de preguntar por este acuerdo con la comunidad de vecinos, pero sí mira si los estatutos lo prohíben o no.

Esta semana os habéis encontrado con que, pese a encontrarse la obra judicializada, han intentado hacer todavía más grandes los lucernarios en la terraza. ¿Cómo viviste esa situación?
Ha sido muy desagradable. No puedo contar mucho porque está todo en manos de los abogados, pero puedo decir que ha sido increíble la solidaridad de la gente que se ha acercado a mi casa sin conocerme o me ha escrito por redes para darme su apoyo.

Esto es un reflejo de lo que está pasando por toda València, empresas saltándose las normativas gracias a la connivencia del Ayuntamiento, que dilata la respuesta a nuestras notificaciones y apenas destina recursos para reforzar la labor de inspección.

Después de varios días en los que lograsteis paralizar las obras gracias a la presión de vecinas y activistas, fuiste trasladada a comisaría por la Policía Nacional. ¿Cómo fue ese proceso?
Sabía que era una estrategia para apartarme de la terraza y temía que al volver ya hubieran ejecutado la ampliación del agujero, como finalmente sucedió. Por un lado, me sentí fuerte ya que tuvieron que buscar una estrategia para apartarme porque conmigo allí no eran capaces de hacerlo. El proceso en comisaría fue básicamente declarar, llamé a mi abogado y cuando él me dé permiso para contar más cosas lo haré.

¿Qué opinas del uso de la fuerza y la criminalización contra quienes defienden su comunidad?
Lo que estoy viendo es que todo está orquestado para que las comunidades vecinales no pueda defenderse de la turistificación y utilizan por ejemplo la Ley mordaza para intentar amedrentarnos, pero cuando ya tienen a la población inmersa en una situación de vulnerabilidad, llega un punto que sólo queda defender nuestros derechos.

A LaMataObras nos escriben constantemente pidiendo asesoramiento por obras que no cumplen la normativa o porque simplemente no quieren ver sus barrios desprovistos de comercio de proximidad

¿Crees que lo que está ocurriendo en tu edificio es un síntoma de algo más amplio en València? ¿Qué efectos está teniendo la turistificación y la compra masiva de bajos en los barrios?
Sí, a LaMataObras nos escriben constantemente pidiendo asesoramiento por obras que no cumplen la normativa o porque simplemente no quieren ver sus barrios desprovistos de comercio de proximidad.

La desaparición del comercio local, hablo de peluquerías, fruterías... que daban servicio al vecindario y ahora se han convertido en barrios desprovistos de comercio para sus habitantes. Barrios dormitorio, donde sales y solo encuentras bajos turísticos o alquileres de bicicletas.

¿Cómo os planteáis la lucha a partir de aquí y qué mensaje le darías a quienes están pasando por situaciones similares a la de tu comunidad de vecinos?
Respecto a mí casa aún me quedan ases bajo la manga. Hemos perdido una batalla, pero no la guerra. Mi consejo a quien se encuentre en esta situación es claro: que no tengan miedo, que peleen por sus hogares y barrios. Cambiar los estatutos, organizarse en comunidad y ejercer presión social son herramientas fundamentales para defender nuestro derecho a vivir tranquilamente.

¿Seremos las últimas generaciones que podrán vivir en los barrios? Aunque parezca una exageración, basta mirar por ejemplo el centro de Málaga, donde el 85% de la vivienda ya es turística. El precio de la vivienda se ve afectado por este modelo de negocio, que nos obliga a buscar casas lejos de nuestros familiares y amigos, lejos de nuestros trabajos. Nuestra calidad de vida se ve mermada y empobrecida. Lo de debajo de tu casa no es solo un piso turístico más, es otro palazo de tierra sobre nuestro derecho a una vida y vivienda digna. Que la gente se acerque a las asociaciones vecinales, sólo con la presión social podemos parar esta agresión al territorio y a nuestras vidas.

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