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Galicia
La Xunta dio 4,8 millones en contratos a dedo a la empresa que dirige la hermana de Feijóo en solo cinco años
La empresa de seguridad, limpieza y servicios sociosanitarios Eulen, capitaneada en el noroeste del Estado español por Micaela Núñez Feijóo, hermana del líder del Partido Popular, se llevó 1.311 contratos adjudicados a dedo y sin concurso público por un valor total de 4.832.029,85 euros solamente entre 2018 y 2023. Lo consiguió repartiendo cientos de contratos entre todos los organismos dependientes del Gobierno gallego, que han contratado de forma recurrente con familiares de altos cargos del partido, como consellerías, agencias públicas, consorcios, organismos autónomos, fundaciones del sector público, sociedades mercantiles públicas y otros entes como institutos sectoriales o centros de innovación. Todos ellos, eligieron contratar con Eulen, Eulen Centro Especial de Empleo, Eulen Seguridad y Eulen Servicios Sociosanitarios, empresas pertenecientes al mismo grupo.
Licitaciones menores entre la Xunta y Eulen (2018-2023) by El Salto periódico on Scribd
Esta información la desvela en exclusiva El Salto gracias al análisis exhaustivo de más de millón y medio de contratos emitidos sin anuncio previo ni concurso público por las decenas de organismos públicos dependientes de la Xunta de Galicia, a pesar de la escasa accesibilidad que ofrece el Portal de Transparencia del Gobierno gallego en este tipo de contratos menores. Además de estas contrataciones, la empresa de la que Micaela Núñez Feijóo es alta directiva se llevó en las mismas fechas otros 15,1 millones en licitaciones mayores, esta vez sí abiertas, como desveló el diario Público en 2022. Además, calcula cómo la empresa multiplicó por más de tres sus contrataciones públicas desde que Alberto Núñez Feijóo llegó a la Xunta en 2009 en comparación con el Gobierno de coalición entre el PSdeG-PSOE y el BNG en la legislatura 2005-2009. En este caso, los datos son de libre acceso tanto en la Plataforma de Contratos Públicos de Galicia como en el Diario Oficial de Galicia.
Hace apenas una semana, esta redacción revelaba otro caso de cómo un familiar de un alto cargo del Partido Popular gallego se lucraba multiplicando su facturación gracias a los contratos con organismos dependientes en última instancia del Gobierno gallego. Es el caso de Francisco Antonio Otero Illodo, el marido de la secretaria general del PPdeG, Paula Prado, que, desde que entró a formar parte de la empresa Allwork Vestuario Laboral un día antes de decretarse el estado de alarma, esta sociedad pasó de facturar un contrato de apenas 182 euros a lucrarse durante los tres años que duró la pandemia con 38 contratos menores con la Xunta, es decir, realizados a dedo, por un valor total de 145.975,72 euros y dedicados, principalmente, a la compra de equipos de protección individual (EPI).
Galicia
Exclusiva Una empresa dispara su facturación con la Xunta tras fichar al marido de la secretaria general del PP gallego
La Xunta solicitó decenas de contratos con conceptos ambiguos
Además de la opacidad y el entorpecimiento al acceso de los contratos públicos —reduciendo al mínimo exponente las posibilidades en los procesos de búsqueda— el objeto con el que la Xunta hace públicos estos contratos, en decenas de ocasiones, son sencillamente indescifrables. Hasta en 85 ocasiones, esos contratos llevan como título “Edificios y otras construcciones”. O en otras 170 ocasiones, la administración correspondiente decide simplemente colocar el nombre de la escuela donde Eulen realiza algún tipo de servicio sin que se detalle cuál. Pero la cosa sigue. A la Consellería de Sanidade, al Sergas, Eulen le factura hasta en 39 ocasiones por “material no sanitario” que evitan detallar.
Se podría deducir sin mucho margen de riesgo a la equivocación que muchos de estos contratos, especialmente los adjudicados a la rama de seguridad del grupo, se dedican precisamente a eso, a llevar a cabo las labores de vigilancia de muchos de los centros de titularidad pública donde los organismos dependientes de la Xunta realizan algún tipo de actividad. Sin embargo, si esa manera de operar se lleva a cabo así, ¿por qué las consellerías que gestionan cientos de inmuebles como Educación o Sanidade no licitan la seguridad de todos sus centros en un único paquete y lo sacan a concurso público para conseguir una mejor oferta y permitir democratizar su acceso?
Sanidade facturó a Eulen, mes a mes, 14 veces 10.834,55 euros por un mismo concepto nombrado como “seguridad”. Un servicio que, de manera conjunta, tendría que haber sacado a concurso
Fuentes especializadas en contratación pública explican a esta redacción varias claves para entender la libertad de acción que permite a cualquier administración el uso de este tipo de contratos. Por una parte, conviene tener en cuenta que las licitaciones menores son aquellas tienen un valor inferior a 40.000 euros cuando son contratos de obras y de 15.000 euros cuando se trata de contratos de suministro o de servicios. De hecho, casualidad o no, la Consellería de Sanidade facturó a Eulen, mes a mes desde el cuatro de mayo de 2021 hasta el 12 de septiembre de 2022, 14 veces por la misma cantidad 10.834,55 euros y por el mismo servicio nombrado solamente como “seguridad”. Lo que suma un total 151.683,70 euros que, si lo licitasen de manera conjunta, obligaría a sacarlo a concurso y que otras empresas pudieran competir en igualdad de condiciones por acceder a ofrecer ese servicio. Esa dinámica se repite una y otra vez en los 1.311 contratos adjudicados a dedo que El Salto ha publicado de forma libre y accesible al comienzo de esta información.
En esa misma línea, la Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Públicos es clara: “No podrá fraccionarse un contrato con la finalidad de disminuir la cuantía del mismo y eludir así los requisitos de publicidad o los relativos al procedimiento de adjudicación que correspondan”. El propio Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) ha publicado un artículo de investigación al respecto firmado por Cristina Clementina Arenas Alegría, profesora encargada en la Universidad de Deusto, que es casi una suerte de guía ciudadana de corte jurídico para tratar de entender los supuestos en los que una administración podría cometer fraude realizando un fraccionamiento de los contratos de forma interesada y artificial. La Junta Estatal del INAP afirma que existe fraccionamiento del objeto del contrato “siempre que se divida este con la finalidad de eludir los requisitos de publicidad o los relativos al procedimiento de adjudicación correspondiente, y ello, aunque se trate de varios objetos independientes, si entre ellos existe la necesaria unidad funcional u operativa”. Ahora bien, esta interpretación resulta muy compleja en la práctica y exige, de facto, una valoración en cada caso.
“En la base del concepto de contrato menor en fraude se sustenta la idea de que, al permitir una adjudicación directa, lo que se pretende es beneficiar a un determinado y concreto sujeto”, explica la profesora de la Universidad de Deusto en su artículo publicado en el INAP. Y remata al respecto: “Otro criterio utilizado como indicativo de un fraccionamiento fraudulento es la existencia de contratos periódicos o sucesivos. La existencia de diversos contratos menores con un mismo objeto realizados simultáneamente es, a todas luces, indiciaria de un fraude. Si bien resulta menos sospechosa, la existencia de diversos contratos menores tramitados consecutivamente que tienen por objeto prestaciones que forman una unidad operativa, es también un indicio de fraude”.
Partido Popular
A Xunta deu 4,8 millóns en contratos a dedo á empresa que dirixe a irmá de Feijóo en só cinco anos
A empresa de seguridade, limpeza e servizos sociosanitarios Eulen, capitaneada no noroeste do Estado español por Micaela Núñez Feijóo, irmá do líder do Partido Popular, levou 1.311 contratos adxudicados a dedo e sen concurso público por un valor total de 4.832.029,85 euros soamente entre 2018 e 2023. Conseguiuno repartindo centos de contratos entre todos os organismos dependentes do Goberno galego, que contrataron de forma recorrente con familiares de altos cargos do partido, como consellerías, axencias púnlicas, consorcios, organismos autónomos, fundacións do sector público, sociedades mercantís públicas e outros entes como institutos sectoriais ou centros de innovación. Todos eles, elixiron contratar con Eulen, Eulen Centro Especial de Empleo, Eulen Seguridad e Eulen Servicios Sociosanitarios, empresas pertencentes ao mesmo grupo.
Licitaciones menores entre la Xunta y Eulen (2018-2023) by El Salto periódico on Scribd
Esta información desvélaa en exclusiva O Salto grazas á análise exhaustiva de máis de millón e medio de contratos emitidos sen anuncio previo nin concurso público polas decenas de organismos públicos dependentes da Xunta de Galiza, a pesar da escasa accesibilidade que ofrece o Portal de Transparencia do Goberno galego neste tipo de contratos menores. Ademais destas contratacións, a empresa da que Micaela Núñez Feijóo é alta directiva levou nas mesmas datas outros 15,1 millóns en licitacións maiores, esta vez si abertas, como desvelou o diario Público en 2022. Ademais, calcula como a empresa multiplicou por máis de tres as súas contratacións públicas desde que Alberto Núñez Feijóo chegou á Xunta en 2009 en comparación co Goberno de coalición entre o PSdeG-PSOE e o BNG na lexislatura 2005-2009. Neste caso, os datos son de libre acceso tanto na Plataforma de Contratos Públicos de Galicia como no Diario Oficial de Galicia.
Hai apenas unha semana, esta redacción revelaba outro caso de como un familiar dun alto cargo do Partido Popular galego lucrábase multiplicando a súa facturación grazas aos contratos con organismos dependentes en última instancia do Goberno galego. É o caso de Francisco Antonio Otero Illodo, o marido da secretaria xeral do PPdeG, Paula Prado, que, desde que entrou a formar parte da empresa Allwork Vestiario Laboral un día antes de decretarse o estado de alarma, esta sociedade pasou de facturar un contrato de apenas 182 euros a lucrarse durante o tres anos que durou a pandemia con 38 contratos menores coa Xunta, é dicir, realizados a dedo, por un valor total de 145.975,72 euros e dedicados, principalmente, á compra de equipos de protección individual (EPI).
Partido Popular
Exclusiva Unha empresa dispara a súa facturación coa Xunta tras fichar ao marido da secretaria xeral do PP galego
A Xunta solicitou decenas de contratos con conceptos ambiguos
Ademais da opacidade ao acceso dos contratos públicos —reducindo ao mínimo expoñente as posibilidades nos procesos de procura— o obxecto co que a Xunta fai públicos estes contratos, en decenas de ocasións, son sinxelamente indescifrables. Até en 85 ocasións, eses contratos levan como título “Edificios e outras construcións”. Ou noutras 170 ocasións, a administración correspondente decide simplemente colocar o nome da escola onde Eulen realiza algún tipo de servizo sen que se detalle cal. Pero a cousa segue. Á Consellería de Sanidade, ao Sergas, Eulen factúralle até en 39 ocasións por “material non sanitario” que evitan detallar.
Poderíase deducir sen moita marxe de risco á equivocación que moitos destes contratos, especialmente os adxudicados á póla de seguridade do grupo, dedícanse precisamente a iso, a levar a cabo os labores de vixilancia de moitos dos centros de titularidade pública onde os organismos dependentes da Xunta realizan algún tipo de actividade. Con todo, se esa maneira de operar leva a cabo así, por que as consellerías que xestionan centos de inmobles como Educación ou Sanidade non licitan a seguridade de todos os seus centros nun único paquete e sácano a concurso público para conseguir unha mellor oferta e permitir democratizar o seu acceso?
Sanidade facturou a Eulen, mes a mes, 14 veces 10.834,55 euros por un mesmo concepto nomeado como “seguridade”. Un servizo que, de maneira conxunta, tería que sacar a concurso
Fontes especializadas en contratación pública explican a esta redacción varias claves para entender a liberdade de acción que permite a calquera administración o uso deste tipo de contratos. Por unha banda, cómpre ter en conta que as licitacións menores son aquelas teñen un valor inferior a 40.000 euros cando son contratos de obras e de 15.000 euros cando se trata de contratos de subministración ou de servizos. De feito, casualidade ou non, a Consellería de Sanidade facturou a Eulen, mes a mes desde o catro de maio de 2021 até o 12 de setembro de 2022, 14 veces pola mesma cantidade 10.834,55 euros e polo mesmo servizo nomeado soamente como “seguridade”. O que suma un total 151.683,70 euros que, se o licitasen de maneira conxunta, obrigaría a sacalo a concurso e que outras empresas puidesen competir en igualdade de condicións por acceder a ofrecer ese servizo. Esa dinámica repítese unha e outra vez nos 1.311 contratos adxudicados a dedo que O Salto publicou de forma libre e accesible ao comezo desta información.
Nesa mesma liña, a Lei 9/2017, de 8 de novembro, de Contratos do Sector Públicos é clara: “Non poderá fraccionarse un contrato coa finalidade de diminuír a contía do mesmo e eludir así os requisitos de publicidade ou os relativos ao procedemento de adxudicación que correspondan”. O propio Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) publicou un artigo de investigación respecto diso asinado por Cristina Clementina Areas Alegría, profesora encargada na Universidade de Deusto, que é case unha sorte de guía cidadá de corte xurídico para tratar de entender os supostos nos que unha administración podería cometer fraude realizando un fraccionamento dos contratos de forma interesada e artificial. A Xunta Estatal do INAP afirma que existe fraccionamento do obxecto do contrato “sempre que se divida este con a finalidade de eludir os requisitos de publicidade ou os relativos ao procedemento de adxudicación correspondente, e iso, aínda que se trate de varios obxectos independentes, se entre eles existe a necesaria unidade funcional ou operativa”. Agora ben, esta interpretación resulta moi complexa na práctica e esixe, de facto, unha valoración en cada caso.
“Na base do concepto de contrato menor en fraude susténtase a idea de que, ao permitir unha adxudicación directa, o que se pretende é beneficiar a un determinado e concreto suxeito”, explica a profesora da Universidade de Deusto no seu artigo publicado no INAP. E remata respecto diso: “Outro criterio utilizado como indicativo dun fraccionamento fraudulento é a existencia de contratos periódicos ou sucesivos. A existencia de diversos contratos menores cun mesmo obxecto realizados simultaneamente é, de xeito evidente, indiciaria dunha fraude. Aínda que resulta menos sospeitosa, a existencia de diversos contratos menores tramitados consecutivamente que teñen por obxecto prestacións que forman unha unidade operativa, é tamén un indicio de fraude”.
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Porque no hacéis también un artículo con las reuniones de Begoña Gómez con AirEuropa ? Estaría muy bien la verdad. Y también uno explicando porque hay coches oficiales aparcados en las puerta de prostíbulos. Corruptos.