Opinión
Cuando una huertana llora: saquen sus racistas manos de nuestra región

Ig: @mag97
Soy murciano, y estoy muy orgulloso de serlo, a pesar de las habituales burlas sobre nuestro acento, sobre nuestra existencia o no, y el resto de clichés clasistas en los que no entraré ahora. De lo que no estoy orgulloso es de que sea el patio de recreo de la ultraderecha española.
Este fin de semana hemos asistido tristemente a un espectáculo de violencia racista pública, donde grupos de extrema derecha, de corte ultranacionalista y racista, se han reunido en un pequeño pueblo murciano, Torre Pacheco, para salir literalmente a dar caza a personas de origen magrebí (o, al menos, que a ellos les hayan parecido magrebíes, porque todo es una cuestión de apariencia).
No me voy a detener a explicar por qué es una salvajada todo lo que ha acontecido estos días, porque presupongo que cualquier persona decente y cabal es capaz de señalar y ver como algo evidente lo triste y horrible de estas agresiones racistas.
Lo que sí pretendo es hacer un pequeño retrato de esta derecha murciana (y española) que soporta y alimenta este tipo de ataques.
Quiero recordar también, los muchos casos de agresiones sexuales a trabajadoras migrantes que se han producido en Murcia y, en particular, en campos de la zona de Torre Pacheco
Quiero recordar que la Región de Murcia es uno de los principales territorios agrícolas de Europa, y quiero recordar que la mayoría de las personas que trabajan como jornaleros en este sector son migrantes o, en todo caso, personas racializadas.
Estos trabajadores del campo murciano están sometidos a unas condiciones de explotación que exceden las malas condiciones laborales y retributivas que podrían esperarse de cualquier puesto de trabajo, y más de este sector; no, es que además tienen que hacer frente a condiciones de inseguridad que han llegado incluso a provocar la muerte de trabajadores. Es raro el verano en el que no fallece algún jornalero en el campo murciano, y es rara la muerte en el puesto de trabajo que no pretende silenciar un empresario de este sector. Recordemos al jornalero nicaragüense que su empleador abandonó en la puerta de Urgencias de un hospital de Lorca hace un par de años.
No olvidemos que la llama que ha prendido toda esta violencia ha sido un bulo sobre la procedencia del agresor de un anciano
Quiero recordar también, los muchos casos de agresiones sexuales a trabajadoras migrantes que se han producido en Murcia y, en particular, en campos de la zona de Torre Pacheco, por ejemplo. De hecho, hace también un par de años se detuvo a un empresario que había llevado a cabo hasta veinte agresiones a sus empleadas, era de una plantación del citado pueblo.
No quieren a las personas migrantes, salvo para explotarlas laboralmente y agredirlas sexualmente.
Quiero recordar, por supuesto, que la semana pasada los líderes de la extrema derecha española salían en prensa anunciando su medida estrella de deportar a inmigrantes y a hijos de inmigrantes, es decir, a ciudadanos españoles. Como fieles cachorros de Trump quiere perpetrar las mismas políticas xenófobas que se están llevando a cabo en Estados Unidos.
Pero estos no están actuando solos, ahora mismo hay todo un aparato mediático y de difusión en redes de las ideas de estos partidos tan sólido que ha llegado a organizar grupos armados de todo el país para ir a un pequeño pueblo murciano a pegar palizas a personas racializadas. Esto da mucho miedo, muchísimo, más si tenemos en cuenta que han logrado eliminar cualquier filtro de razonamiento de sus adeptos, porque no olvidemos que la llama que ha prendido toda esta violencia ha sido un bulo sobre la procedencia del agresor de un anciano.
Me aterra pensar que esto es el comienzo de algo peor, que es el primer síntoma de una enfermedad que hemos permitido que campe a sus anchas por nuestras regiones. Me horroriza pensar en un futuro en el que se olvida cualquier tipo de respeto a la vida y dignidad humana.
Hoy día, la huertana de la parranda murciana es de origen magrebí, y no ríe, está llorando.
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