Opinión
Piquete por el clima. Madrid Central, modelo de ciudad y la defensa de nuestros territorios

El autor defiende la organización desde abajo para mantener Madrid Central y frenar desarrollos urbanísticos que pueden multiplicar el impacto de los vehículos privados en la calidad del aire y acrecentar la desigualdad en la ciudad.

Manifestación Madrid Central 7
David F. Sabadell Manifestación en defensa de Madrid Central el sábado 29 de junio en Gran Vía.

Es miembro de la Fundación de los Comunes.

8 jul 2019 11:56

Madrid Central, decenas de miles de personas salen a las calles en defensa de una de las medidas del gobierno de Ahora Madrid que más consenso e impacto han generado en la ciudad. La amenaza inminente de eliminar esta medida moviliza a todas aquellas personas que luchan contra el cambio climático, el impacto sobre nuestra salud que produce la contaminación y a quienes defienden un nuevo modelo de ciudad. Finalmente, los tribunales ponen freno a las bravuconadas de la derecha y aceptan los recursos legales que presentan Ecologistas en Acción y Greenpeace.

A pesar del empeño del PP, Ciudadanos y Vox, la cifras son inapelables y el respaldo ciudadano también. Según el informe de calidad del aire presentado por Ecologistas en acción para el segundo trimestre de 2019 se han reducido los niveles de dióxido de nitrógeno en 15 de las 24 estaciones de medición, el valor medio de estas estaciones marca el segundo mejor dato de la década y los datos recogidos por la céntrica Plaza del Carmen hablan de una reducción del dióxido de nitrógeno de un 32% en un solo año.

Estos datos son consecuencia directa de medidas que han llevado a una reducción del tráfico en la Gran Vía de entre un 24% y un 30%, también porque —según las estimaciones— Madrid Central ha reducido el nivel de tráfico en parámetros que se aproximarían a los 50.000 desplazamientos diarios, como ya auguraba la Empresa Municipal de Transportes en octubre de 2018.

La pregunta es cómo escalar un conflicto territorial, ambiental y de reproducción de la propia vida cuando “nuestro” modelo urbano se basa en el crecimiento ilimitado, el consumo de territorio sin límites y la expansión inmobiliaria constante

Pero además de todo esto, lo más importante de las últimas semanas, lo que ha conseguido concretar la Plataforma en Defensa de Madrid Central y los piquetes en defensa de Madrid central, es la necesidad de movilizarse contra el cambio climático señalando nuestros hábitos concretos de consumo y nuestro modelo cotidiano de movilidad. Importante porque además se ha elevado la mirada exigiendo y defendiendo políticas públicas que aterricen con valentía los grandes enunciados de lucha contra el cambio climático en un territorio central de esta lucha, el modelo de desarrollo de las grandes regiones metropolitanas.

Este cruce en el contexto de la movilización climática y de la crítica compleja sobre el modelo territorial que queremos, que ha tenido lugar en Madrid Central o con la defensa de proyectos como los de la calle Galileo, deben replicarse. Sus piquetes informativos y de acción, las movilizaciones y la organización en torno al momento de emergencia que vivimos en nuestro planeta y en nuestras ciudades es una nueva oportunidad para construir modelos de desobediencia civil que cambien el rumbo político.

Aterrizar las batallas en nuestro territorio

La pregunta ante esto es cómo escalar un conflicto territorial, ambiental y de reproducción de la propia vida cuando “nuestro” modelo urbano se basa en el crecimiento ilimitado, el consumo de territorio sin límites y la expansión inmobiliaria constante. De hecho, cuando comparamos algunos datos no se puede evitar cierto temblor de piernas. Decíamos que Madrid Central ha logrado reducir en cerca de 50.000 los desplazamientos de vehículos en el centro de nuestra ciudad, lo que ha supuesto bajadas en los índices de contaminación de hasta un 38%.

Pues bien, veamos la región metropolitana madrileña en su conjunto y veremos como las batalla en defensa de Madrid central debería extenderse con urgencia. Si tomamos como ejemplo el impacto que va a tener en nuestra ciudad un desarrollo urbanístico como la Operación Chamartín, veremos clara la escala del problema. Según otro informe de Ecologistas en Acción y el Instituto para la Democracia y el Municipalismo solo esta operación urbanística supondrá más de 530.000 desplazamientos diarios en vehículo privado, lo que supondrá no solo el colapso de las actuales vías de acceso a la ciudad sino también la de los propios sistemas de transporte público. Hablamos de que solo la Operación Chamartín hará que el transporte en vehículo privado se incremente en Madrid capital un 21,2% en los próximos años. Debemos ser conscientes de que en esta operación Madrid se juega en materia de movilidad y contaminación el enfrentarse a un problema 4 o 5 veces mayor que el de Madrid central.

Con este modelo de desarrollo, en el que la vuelta al ciclo inmobiliario y a la expansión del vehículo privado se concretan en la construcción de grandes operaciones como Chamartín, Berrocales y Campamento o cuando ya se anuncian grandes inversiones como las de la remodelación del nudo norte de la ciudad, el desdoblamiento de la A1 o el soterramiento de la A5 parece difícil que la inversión pública se dedique en su conjunto a medidas de transición ecológica, a políticas de redistribución de la riqueza o al diseño de una ciudad a escala humana.

Desde un punto de vista político el mayor problema es que frente al crecimiento del movimiento por el clima, las luchas ecologistas y vecinales, las manifestaciones y acciones de protesta que se suceden semanalmente, en el caso madrileño tenemos una correlación de fuerzas institucional que —por desgracia— impulsan por la derecha y por izquierda el grueso de las políticas que van a llevar a Madrid a ser una ciudad que siga caminando hacia su colapso medioambiental y social.

En los próximos años veremos a partidos como el Partido Popular, de la mano de Ciudadanos y Vox acelerando los ladrillazos, los túneles y la movilidad del coche privado, tendremos a un Partido Socialista manteniendo sus eternos equilibrios entre un discurso por un modelo de ciudad habitable y la necesidad de complacer a golpe de operaciones como Chamartín los intereses del BBVA de Villarejo, pero también nos encontraremos a Más Madrid poniendo una velita a su Operación Chamartín y sus Berrocales y otra al #GreenNewDeal.

Madrid camina hacia una nueva expansión basada en la explotación de su territorio y en el aumento de su brecha social. La crisis urbana lo es por el crecimiento de la desigualdad social, por la crisis de cuidados y por los graves problemas medioambientales que padecemos. El modelo de crecimiento y de los grandes pelotazos se ha encargado de engrasar los sistemas de extracción de beneficios a costa de parasitar y violentar los de la reproducción, el cuidado y la construcción de derechos en nuestros territorios. Y solo desde abajo —debemos repetirlo mil veces—, desde los movimientos de lucha, sus acciones y sus piquetes se podrán reconstruir los lazos y formas organizativas y de vida capaces de pararle los pies a los grandes señores del beneficio financiero y sus proyectos de futuro.

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