Elecciones del 26 de mayo
Mira mi talante de psicópata especialista

En las municipales de mayo del 2015, el Partido Progresista Industrial Mirobrigense (PPIM) se lanzó a la conquista del seso y propuso desde un parque de atracciones a no cobrar sueldos, eso sí, salvo la asistencia a cualquier cosa que suene a trabajar por el municipio. Porque, al final, las campañas electorales son lamidas de oreja, pasquines horteras y verborrea infantilizada.

Urna en unas votaciones
Urna en unas votaciones. Olmo Calvo
22 may 2019 06:19

En sierra de Gata de Extremadura también hay elecciones municipales. El mayo político de la orilla de acá, algo antes de bajar el puerto, se presenta como la simiente del alborozo perdido, asesinado, en un pueblo que ya solo es medio grande en las postales y que se añade años sin leyes de movimiento ni fuerzas que lo produzcan. Uno como todos los pueblos, pero cuya mejor virtud es la de darse la mano con Portugal por una frontera de melindres que sirvió de capa a los que pasaban un par de kilos de café bajo el guardabarros. Así es que a este lado de la sierra extremeño-salmantina la historia también le queda pequeña.

En las municipales de mayo del 2015, el Partido Progresista Industrial Mirobrigense (PPIM) se lanzó a la conquista del seso y propuso, como proponemos todos a las cinco de la mañana de nochevieja. A esta pequeña formación no se le podía pasar el turno para delinear el plan que terminaría, a juicio de su fundador, con el mal fario del pueblo, la histórica aldea desangrada del oeste de Salamanca que ha perdido 2.000 habitantes en los últimos 15 años, con una tasa de paro en torno al 20% y con la edad media de población rondando los 50.

La del 2015 era la tercera vez para el PPIM. Aunque su mejor marca dejase que desear 67 veces, quería plantar cara al parasitismo de PP, PSOE e IU, y al más que probable pulgón que llegaría con Se puede, Cs y UPyD. Para ello desplegó su armamento en un DINA4 en blanco y negro doblado por la mitad. “Toma, hija, esta hoja, y se la das a tu abuela”. Además de las entrevistas de rigor en los medios locales, el PPIM también se paseó por el pueblo en un coche tanero tipo Supermirafiori forrado de programas electorales que caían por la chapa a su libre albedrío, y quemando rueda con un radiocasete y un micro de tenderilla. Canela en rama.

Así fue disparando hasta 49 medidas electorales, entre las que destacaban la creación de “un parque de atracciones dando paso a Walt Disney”, una fábrica de gigantes y cabezudos, una pista de karting con su escuela de pilotos y todo y, ojo, una moneda exclusiva que se llamaría “duro”. El PPIM consideraba que esta aldea de silencio estomagante tocaría teta con ese recetario.

Pero, sin duda, la medida que más le aproximaba al resto de partidos políticos, independientemente de su ámbito de actuación espacio-temporal, era aquella en la que se comprometía a no cobrar “sueldo alguno salvo las dedicaciones exclusivas y asistencias a plenos y a aquellas comisiones que tuvieran que asistir” (sic). Es decir, se comprometía a cobrar un sueldo, más las comisiones, más los plenos. Es decir, embarullaba, no se sabe si conscientemente, lo negativo y lo afirmativo para abalanzarse sobre la demagogia. Se vende hielo frío.

El resultado del aquel domingo de mayo fueron 47 votos para una lista de 17 miembros (más una suplente a la que definían como ‘ama de llaves de la Reina Fabiola’) en la que se repetían apellidos de principio a fin.

Aunque no lo parezca, la dinámica del Partido Progresista Industrial Mirobrigense, con su barra libre de propuestas irrealizables, siguió al dedillo el caminito politiquero de siempre, pero con las cartas boca arriba. La única diferencia entre él y los que prometen pleno empleo o bonificaciones cochambrosas, entre su fábrica de cabezudos y los curanderos de la repoblación, entre el duro y quienes creen que los derechos humanos son un resfriado, es que los segundos lo hacen con todos los colores a sus pies mientras giran el volante del chevrolet Nova de Death Proof. Mira mi talante de psicópata especialista. VO-TA-ME.

Porque, al final, las campañas electorales son lamidas de oreja, pasquines horteras y verborrea infantilizada. Y de tanto niño paren legislaturas con un verano menos que aprietan las tuercas a un Estado de bienestar sobre el que ya pocos descansan, y hasta cuya almenara trepa como puede la dignidad política: ojo, que vienen elecciones. Cuídate de creer lo que se promete.

A este lado de la sierra de Gata todavía repiquetea el PPIM en las cabezas de los paisanos. Puede que sea el suyo el único programa electoral que conservamos la mayoría entre algodones. Hay quien incluso se atreve a echarlo de menos y quien asegura que, ante el cretinismo político actual, no dudaría en meter una de sus papeletas en las urnas. Todo sea por el circo.

Sobre este blog
El espacio para la libre expresión de los socios y las socias de El Salto. Si quieres participar sigue los pasos que encontrarás en Cómo publicar en el Blog de las Socias. El Salto no se responsabiliza de las opiniones que sus socios/as expongan en este blog.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Partidos políticos
El evitable ascenso de Vox en 2019

El año ha estado decisivamente marcado por la emergencia del partido de Santiago Abascal. Hasta cinco elecciones han puesto a prueba la crisis de representación que vive España.

Pista de aterrizaje
María ‘La Paparachi’: “Andalucía está hecha por los barrios y sus gentes”

A María Valencia, vecina del Polígono Sur de Sevilla, todo el mundo la conoce como ‘La Paparachi’. Hace teatro, tiene un libro de cocina y quiere escribir otro sobre su vida; participa en varias asociaciones del barrio y tiene dos programas de radio.

Badajoz
Y la extrema derecha volvió a entrar en Badajoz

Badajoz será, con el paso del tiempo, el prototipo de muestra en el que se inspiren las derechas que pueblan toda la península sobre la manera en que se hacen las cosas.

Sobre este blog
El espacio para la libre expresión de los socios y las socias de El Salto. Si quieres participar sigue los pasos que encontrarás en Cómo publicar en el Blog de las Socias. El Salto no se responsabiliza de las opiniones que sus socios/as expongan en este blog.
Ver todas las entradas
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Pensamiento
Trabajo Sarah Jaffe: “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral, e investiga cómo a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos, para que “trabajar apeste menos”.

Últimas

Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Un tercio de los asesinatos de periodistas en 2024 fueron obra del ejército de Israel
Reporteros Sin Fronteras documenta la muerte de 18 periodistas en Palestina y Líbano este año “asesinados deliberadamente por hacer su trabajo” y habla de una “masacre sin precedentes” de profesionales del periodismo.
Crisis energética
Análisis Los aerogeneradores no son molinos, son gigantes
El megaproyecto eólico del Clúster Maestrazgo, punta de lanza del capitalismo verde, destruirá un área natural de alrededor de 1325 campos de fútbol.
Ecofeminismo
COP29 La brecha de género en las Cumbres del Clima
VV.AA.
Las cumbres del clima no están aisladas del resto de espacios políticos y también están atravesados por las dinámicas patriarcales, pero ¿en qué lo notamos? ¿cómo abordan las negociaciones climáticas las políticas de género?
Más noticias
Galicia
Galicia Activistas de Greenpeace instalan ‘una celulosa’ en la sede de la Xunta en protesta contra Altri
Los ecologistas han realizado una acción en la sede del Gobierno gallego de Alfonso Rueda para animar a gallegos y gallegas a asistir a la manifestación de este domingo en la Praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
Comunidad de Madrid
Educación pública El Gobierno de Ayuso recula y aplaza hasta junio los despidos masivos en Educación
Integradoras sociales, enfermeras, educadoras, auxiliares y otros perfiles de personal laboral se enfrentaban a la incertidumbre de ser cesados en plenas vacaciones de Navidad.
El Salto Radio
El Salto Radio Mirada a los barrios andaluces
A partir de la presentación por parte de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía del informe “Pobreza Sur” hablamos sobre la realidad de alguno de los barrios más castigados de Europa.

Recomendadas

Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.
Fronteras
Túnez Túnez endurece la represión contra las ONG de ayuda a las personas migrantes
Mientras el presidente Kaïs Saied se prodiga en discursos racistas, el estado persigue a las entidades solidarias con quienes llegan al país, bajo el silencio cómplice de la Unión Europea.
Galicia
Economía ¿Quién lidera el negocio del eucalipto en Galicia al que Altri quiere sumarse?
El estallido social que ha producido el intento de la multinacional Altri y la Xunta de instalar una nueva celulosa en Galicia abre la necesidad de poner el foco en el sector forestal, donde se encuentran algunas de las mayores fortunas del Estado.