Desempleo
Paro crónico o estabilidad del empleo en la primera EPA de 2018 en Extremadura
Extremadura se mantiene como la comunidad con la tasa de paro más alta del país. Los datos encierran, además, profundas desigualdades que también tienden a cronificarse.

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) realizada por el INE para el primer trimestre del año (enero-marzo), no ofrecen unos resultados nada halagüeños para Extremadura. Situada a la cola tanto en tasa de paro como de empleo y de actividad, con índices negativos de variación trimestral y una clara tendencia al mantenimiento sostenido de valores claramente superiores al 20% de paro, la encuesta muestra, una vez más, la relativa estabilidad de la dramática situación del empleo en la Comunidad.
Pero eso solo a grandes rasgos. Un análisis más fino de la EPA dibuja una realidad socio-laboral atravesada por una inmensa brecha: brecha generacional, brecha de género, brecha campo-ciudad, brecha sectorial, brecha formativa, y un largo etcétera.
Las mujeres extremeñas cuentan con una de las tasas de actividad más bajas del país (47,71%)
La tasa de paro se situó en el 25,94%, alcanzando la cifra de 128.400 personas, unos 4.000 parados más que en el trimestre anterior, casi diez puntos por encima de la media nacional (16,74%). Cerca de uno de cada tres extremeños se encuentra en situación de desempleo. La cifra crece hasta el 31,71% entre las mujeres extremeña, mientras que desciende hasta 21,45% entre los hombres. A estos diez puntos de “ventaja” de las mujeres hay que añadirle su crecimiento sostenido desde el tercer trimestre de 2017 .
El descenso interanual de la población activa (unas 1.500 personas) es especialmente significativo entre las mujeres extremeñas, que cuentan con una de las tasas de actividad más bajas del país (47,71%), solo superada por Asturias (47,29%). Por sectores económicos, la actividad crece en la agricultura (+2,3% interanual) y los servicios (+2,5%), aunque de nuevo de manera desigual, revelando una nítida tendencia hacia la terciorización de la economía y, sobre todo, hacia la feminización del sector terciario (+3,9% interanual).
Las divergencias generacionales son alarmantes. Por supuesto, el porcentaje de jóvenes paradas (54,79%) es sensiblemente superior al de los hombres jóvenes (45,83%)
Al mismo tiempo, las divergencias generacionales son alarmantes. La tasa de paro entre los menores de 25 se encuentra en el 49,69%, con una variación, tanto trimestral como anual, inapreciable. Por supuesto, el porcentaje de jóvenes paradas (54,79%) es sensiblemente superior al de los hombres jóvenes (45,83%), si bien esta brecha se aprecia, con matices que no alteran la tendencia, en todos los grupos de edad.
Si nos fijamos en los diferentes sectores económicos, el grueso de las personas desempleadas se concentran en los servicios (unas 41.900) y la agricultura (unas 20.400). Pero hay que recordar que el INE solo clasifica por sectores económicos a los parados que han perdido su trabajo en los últimos doce meses, constituyendo con los denominados “parados de larga duración” un terrible totum revolutum que ronda las 57.100 personas. Dicho esto, en el primer trimestre del año desciende el número de parados de larga duración, al mismo tiempo que aumentan en el sector servicios y en la agricultura, dos sectores caracterizados por la temporalidad, la estacionalidad y la rotación en el empleo.
El desempleo es, sobre todo, un fenómeno rural. De las catorce ciudades extremeñas de más de 10.000 habitantes, solo Montijo supera la media regional de paro (30,52%)
Por su parte, el paro en la industria y la construcción (4.700 y 4.400 personas, respectivamente) se sitúa en mínimos históricos, datos que podemos desprender de la pérdida paulatina de peso de estos sectores sobre el PIB regional (caso de la construcción), así como de su limitada necesidad actual de mano de obra por el avance de la mecanización (industria agroalimentaria). No es difícil deducir, atendiendo a los datos, que una parte considerable de los parados de larga duración proviene de estos sectores de actividad.
Otro aspecto a tener en cuenta es la distribución geográfica del paro. Si el porcentaje regional de desempleados se sitúa en un 25,94% (la cifra más alta del Estado), el dato asciende en la provincia de Badajoz hasta el 28,64%, mientras que Cáceres se sitúa en el 21,20%, mucho más cercano a la media nacional (16,74%). El desempleo es, sobre todo, un fenómeno rural. De las catorce ciudades extremeñas de más de 10.000 habitantes, solo Montijo supera la media regional de paro (30,52%), situándose todas las demás, con Cáceres a la cabeza, en valores cercanos al 20%. Hay que recordar que el 50% de la población extremeña vive en núcleos de menos de 10.000 habitantes, la tasa de ruralidad más alta de España (ruralidad media del Estado 20%).
Más del 50% de las personas que no superaron la secundaria y buscan empleo no lo encuentran
Por otra parte, la distribución del paro es también desigual dependiendo del nivel formativo alcanzado. Más del 50% de las personas que no superaron la secundaria y buscan empleo no lo encuentran, cifra que se ha reducido moderadamente desde el mismo trimestre del año pasado, cuando alcanzaba el 58,6%. Especialmente significativo es el porcentaje de parados con estudios superiores. Los datos interanuales muestran un crecimiento considerable del desempleo entre este sector poblacional (del 16,4% de 2017 al 19,7% del último trimestre).
Para concluir, podemos decir que la evolución del empleo en Extremadura sigue las tendencias observadas a nivel estatal, si bien con las limitaciones propias de una comunidad autónoma cuyas particularidades matizan la creación masiva de empleo, vía fraccionamiento del mismo, en el sector servicios. Así mismo, tenemos que recordar que, según la Encuesta Trimestral de Coste Laboral del cuarto trimestre de 2017, los costes salariales en la región son los más bajos del país (1.637,43 euros), muy por debajo de la media nacional (2020,14 euros) y con una caída interanual del 0,6%.
Los costes salariales en la región son los más bajos del país (1.637,43 euros), muy por debajo de la media nacional (2020,14 euros)
Con estos datos, hemos mostrado una cartografía general del (des)empleo en Extremadura. Sin querer ser exhaustivos, con ánimo de encontrar un cuerpo sólido para los fríos números, queremos ahora construir un perfil del desempleado extremeño:
El desempleado extremeño es una mujer que, aunque joven, se encuentra en situación de desempleo desde hace más de un año, vive en un pueblo del sur de la provincia de Badajoz y busca trabajo en el sector servicios. Volvió a casa después de acabar la carrera y el máster en Sevilla, pero entra y sale del mercado laboral, entre empleos precarios, esperando una oportunidad para desarrollar su profesión en condiciones que le permitan quedarse en su tierra. Aunque de momento se niegue a ello, es probable que tire la toalla y se sume a los miles jóvenes que desde el 2011, según el INE, se han marchado de Extremadura en busca de un futuro. Mejor, si es posible.
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