Campesinado
A sangre y fuego: la expansión de la palma aceitera en América Latina

En América Latina, la producción de aceite de palma ha experimentado un acelerado auge que desplaza a los campesinos y rompe lazos comunitarios

aceite de palma
Campesinas en una plantación de aceite de palma en Colombia. Jheisson A. López

cofundadora del proyecto Carro de Combate.

22 sep 2017 06:00

Cuentan en las veredas –las pedanías rurales– de María la Baja que, hasta hace apenas veinte años, esta era una tierra de abundancia. Este municipio de los Montes de María, una región colombiana cercana a la célebre Cartagena de Indias, era famoso por su tierra fértil, que permitía que el monocultivo de arroz conviviese con las economías campesinas, cuyos productos de pancoger –como llaman en Colombia a la producción de alimentos para el consumo– se exportaban a Cartagena, Barranquilla e incluso Medellín.

Todo cambió al borde del cambio de siglo. Entre 1998 y 2003, todo el país sufrió la sacudida del terror paramilitar, que protagonizó escalofriantes masacres y obligó a millones de personas a abandonar sus casas y sus tierras. Sólo en los Montes de María, alrededor de 250.000 personas huyeron. Muchas volvieron al cabo de unos años y encontraron sus tierras irreconocibles: donde ellos plantaban maíz, yuca o plátano, ya sólo había palma de aceite. Así sucedió en el Chocó y Nariño, en la costa pacífica, y también en María la Baja. Y así fue cómo la palma pasó de ocupar 150.000 hectáreas en 1998 a superar las 350.000 hectáreas en 2008. Hoy, con alrededor de medio millón de hectáreas, se ha convertido en el cuarto productor del mundo y primero de América Latina del ambicionado aceite de palma.

Desde entonces, la abundancia se tornó escasez. “En estas comunidades de campesinos y pescadores, había la lógica del trueque, salían todos los días a las grandes ciudades cinco camiones cargados de ñame, yuca, maíz, plátano. No teníamos tecnología, pero sí tranquilidad, bienestar, en el sentido de que vivíamos bien”, narra Natalia, una campesina afrodescendiente de María la Baja. Su nombre, como el del resto de campesinos entrevistados para este reportaje, es ficticio: si bien la violencia paramilitar amainó tras la supuesta desmovilización de los paramilitares que promovió en 2006 el entonces presidente del país, Álvaro Uribe Vélez, las amenazas persisten contra aquellos que se atreven a defender sus territorios y formas de vida.

“La palma fue una maldición para nosotros: la plantaron para tener acceso al territorio. Llegó manchada de sangre, y todas esas vivencias son imborrables, aunque pasen mil años, no se puede olvidar”, prosigue Natalia. Lo cierto es que la brutal arremetida de los paramilitares precedió a la compra de tierras de las empresas palmeras, que aprovecharon un marco legal a su medida para expandirse a costa de las comunidades campesinas. En el caso del Chocó, en la costa pacífica, la justicia evidenció la conexión entre los paramilitares y la empresa Urapalma; en Montes de María, esa relación no se ha podido demostrar jurídicamente, pero llama la atención que los empresarios palmeros llegaran exactamente en el momento en que miles de campesinos huían aterrorizados.

Un marco legal a la medida de las empresas

Fue Carlos Murgas, ingeniero agrónomo y ministro de Agricultura con Andrés Pastrana (presidente entre 1998 y2002) quien diseñó un marco normativo a la medida de la industria palmera. Murgas es hoy el 'zar de la palma' en María la Baja, donde no posee tierras pero controla la producción a través de 'alianzas productivas' en las que los pequeños campesinos se endeudan y se comprometen a vender la palma a Oleoflores, la empresa de Murgas, por los 25 años que da fruto la planta.

“El papel del Estado es clave. Otorga subsidios y aporta incentivos, y creó un mercado del agrodiésel a la medida de esta industria”, sostiene la investigadora Victoria Marin-Burgos, autora de la tesis doctoral Acceso, poder y justicia en las fronteras de los commodities. El modelo de las alianzas productivas, que Murgas conoció en Malasia, tenía la ventaja de que los campesinos conservan sus tierras, y se presentó como oportunidad para el desarrollo local, alternativa a los cultivos ilícitos y pieza central de esa "locomotora minero-energética" llamada a ser el motor del modelo de desarrollo en Colombia, según su presidente, Juan Manuel Santos.

Sin embargo, ese modelo tenía trampa: “Los campesinos deben tomar un crédito, les proveen las semillas, insumos, capacitación, todo; pero eso se lo descuentan de lo que deberían pagarles por la palma. A veces, el cheque llega en cero, y entonces te dan otro crédito: así amarran a la gente. El riesgo, al final, es perder la tierra”, afirma Pedro, un líder comunitario en María la Baja. Además, si una plaga acaba con las cosechas, como sucedió en Nariño cuando arrasó la PC (pudrición del cogollo), quien sale perdiendo es el agricultor.

“A las grandes empresas no les interesa la propiedad, sino el uso del suelo: se trata de extraer la mayor cantidad de nutrientes en el menor tiempo posible. Es la nueva configuración del capital”, explica el economista ecuatoriano Alberto Acosta. Así, Wilmar, la empresa que controla el 45% del negocio palmero en el mundo, sólo produce por si misma el 5%. Es la misma estrategia que ha llevado a las empresas del textil –como Inditex– a comprar a proveedores en lugar de producir la ropa; y lo mismo cabe decir de Nike o Apple.

aceite de palma 2
Palma recolectada en un campo de Colombia. Jheisson A. López

Ecocidio en Guatemala

El caso de Colombia es extremo por el grado de terror que acompañó a la entrada de la palma en los territorios; sin embargo, en otros países de América del Sur y Centroamérica, fundamentalmente en Ecuador, Brasil, Honduras y Guatemala, la palma se expande despojando a los campesinos y provocando agudos impactos socioambientales.

En el municipio de Sayaxché, departamento de Petén, toda la tierra está ocupada por la palma, salvo una comunidad que resiste, como aquella irreductible aldea gala de Asterix, a la invasión palmera. Se llama Manos Unidas –y no, no tiene nada que ver con la ONG homónima– y se ha convertido en la última frontera de la resistencia al monocultivo, porque, cuentan sus habitantes, allí las tierras todavía gozan de propiedad colectiva. Son hoy las únicas tierras donde todavía es posible cultivar maíz y fríjol.

La tenencia colectiva de la tierra complicó el éxito de las estrategias de las empresas palmeras, que en las comunidades vecinas forzaron a los campesinos a vender, según múltiples testimonios, con amenazas veladas y oscuros argumentos: "La mayoría fueron engañados. Decían que iban a hacer una represa y que desaparecerían varias comunidades, así que malvendieron sus tierras. Les prometieron trabajo de por vida en la palma y dinero en efectivo para hacerse una buena casa. La propia comunidad se dio cuenta después de que todo eran mentiras”, afirma Juan, uno de los líderes comunitarios de Manos Unidas.

En diferentes comunidades y aldeas de Sayaxché, los relatos de los impactos de la palma son muy similares a los de los campesinos de María la Baja: aumento de plagas, cambio climático –más calor y menos lluvia–, pésimas condiciones laborales en las plantaciones y, sobre todo, una crisis hídrica que, causada por los agrotóxicos que se aplican a la palma, ha dejado a muchas comunidades en la más absoluta desesperación. Sus pozos artesanales se han secado y, en la estación seca, muchos deben recurrir a recoger agua del río, aunque bien saben que está contaminada. Y ahí es cuando llegan las enfermedades estomacales y dermatológicas, las insuficiencias renales y las infecciones vaginales.

Nada de lo que sucede hoy en Guatemala puede entenderse sin conocer su historia reciente. Es uno de los países del mundo más atravesados por la violencia y la desigualdad: el índice Gini –el indicador de la desigualdad en el que 1 implica la máxima desigualdad y 0 la máxima igualdad– es del 0,52, el noveno más alto del mundo, mientras que el índice Gini de la tenencia de la tierra es de 0,84, el segundo más alto de América Latina.
“En Guatemala, la profundidad del racismo y el patriarcado han configurado una sociedad dañada y enferma, conflictiva, que difícilmente se reconcilia con su identidad indígena”, sostiene Ana Cofiño, una de las coordinadoras del periódico feminista La Cuerda. Tras 36 años de guerra interna, en 1996 llegaron los ansiados acuerdos de paz, pero no se resolvió el problema que motivó el alzamiento de la guerrilla: la necesidad profunda de una reforma agraria que corrija la extrema injusticia de estructuras sociales heredadas de la colonia.

De aquellos barros, estos lodos. La palma llegó a Sayaxché de la mano del Grupo HAME, siglas de Hugo Alberto Molina Espinoza, considerado uno de los mayores terratenientes del país. Del grupo forma parte la Reforestadora de Palma del Petén, S. A. (REPSA), que se hizo tristemente célebre en 2015, cuando se supo que era la responsable directa del ecocidio en el río La Pasión.

El abogado Saúl Paau, miembro de la Comisión por la Defensa de la Vida y la Naturaleza, que lleva el caso del ecocidio, explica de primera mano cómo ocurrió el desastre: “Se desbordaron las lagunas de oxidación y eso provocó una enorme mortandad de peces, y contaminación a lo largo de 150 kilómetros del curso del río”. El caso se tiñó de sangre cuando asesinaron a tiros al campesino que denunció el ecocidio, Rigoberto Lima. El crimen continúa impune y la empresa “sigue funcionando sin ningún tipo de monitorización, a pesar de que el propio Ministerio de Ambiente reconoció que carece de estudio de impacto amBiental”, explica Paau.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Biocombustibles
Ecología Activistas ecologistas despliegan una pancarta gigante en la Gran Vía de Madrid contra los biocombustibles
Cuatro activistas de Ecologistas en Acción escalaron un edificio de La Gran Vía de Madrid y desplegaron una pancarta para exigir al Gobierno español medidas contra los biocombustibles.
Greenwashing
Greenwashing Reino Unido prohíbe los anuncios de combustibles fósiles de Repsol, Shell y Petronas por ‘greenwashing’
La Autoridad de Normas Publicitarias del país concluye que las tres grandes petroleras “engañaban” al público sobre los beneficios climáticos de sus productos. “Omitían información fundamental” sin ninguna mención a sus operaciones contaminantes.
Biocombustibles
Biocombustibles Acabar con los biocombustibles de la palma y la soja es vital
El Parlamento europeo ha votado a favor de eliminar la soja y el aceite de palma como base para fabricar biocarburantes. Los autores piden que la Comisión y el Consejo sigan este criterio para evitar la deforestación mundial.
Economía
En primera persona Instrucciones por si encuentras muerta a tu suegra
Todo el que está en el mundillo sabe que el sector funerario vive casi un duopolio de facto y lo máximo que se está dispuesto a hacer es poner una multa de vez en cuando. Cuando alguien llama a una, ni se imagina al entramado que está llamando.
Educación pública
Iglesia Semana Santa: negocios, procesiones en colegios, inmatriculaciones y fervor
Más allá de la expresión cultural, la Semana Santa tiene una esfera económica que genera millones de euros y otra social que le sirve a la Iglesia Católica para legitimar sus privilegios dentro del Estado español.
Genocidio
Ayman Qwaider “A la gente se le pide una cantidad excesiva de dinero para poder salir de este campo de exterminio de Gaza”
Profesor especializado en educación en emergencia y educación inclusiva, Ayman Qwaider vive en Australia. Desde allí, intenta ayudar a su familia a salir de Gaza, mientras denuncia la ocupación israelí y la complicidad de la comunidad internacional.
Industria
Transición industrial Mecaner, un cierre injusto o cuatro alternativas con mirada ecosocial para mantener la fábrica de Urduliz
ESK y LAB han presentado el ‘Plan de Transición Ecosocial’ que ha elaborado la cooperativa Garúa como una herramienta para la búsqueda de soluciones al ERE propuesto por la multinacional Stellantis.
Venga, circula
Venga, circula Un paso, luego otro
Llega un día en el que vemos con claridad algo que solíamos observar en los demás pero que nunca —prometíamos— nos sucedería a nosotros.
Sexualidad
Consultorio de sexualidad ¿Qué tengo si me diagnostican Síndrome de Ovario Poliquístico?
Afecta a entre un 7 y un 13% de las mujeres en edad reproductiva, y el 70% están sin diagnosticar. Pero, ¿qué es el SOP y como podemos apaciguar sus síntomas?
Palestina
Palestina Viaje al fondo del horror
El fotoperiodista Javier Bauluz cubrió la primera Intifada, la primera gran rebelión del pueblo palestino desde la creación del estado israelí.
Ocupación israelí
Opinión Las palestinas también existen
La morbilidad femenina, el conjunto de enfermedades, factores de riesgo y motivos de consulta recurrentes en las mujeres que merecen una atención específica, tiene múltiples ejes de discriminación: no es lo mismo en Suecia que en Palestina.

Últimas

Ocupación israelí
Palestina El Salto te ofrece una camiseta para apoyar económicamente a la UNRWA
No cesamos de buscar nuevas vías para visibilizar un mayoritario clamor social que pide un alto el fuego al que apenas se da cabida en el discurso mediático convencional. Todos los beneficios de esta campaña irán destinados a la UNRWA.
Maternidad
Maternidades Reaprender la espera
El tiempo de gestación es largo y va a un ritmo distinto al que acostumbras: el ritmo natural al que desarrolla una playa, un monte, un océano. Y no estamos ya habituados a darle la mano a la pausa.
Momus Operandi
Momus operandi Todo es una narración
Nos dicen que las mentiras son la única realidad. Que aprendamos a mentirnos, que nos engañemos, que no nos importa la salud, ni los derechos laborales, ni las violencias estructurales.
Accidentes laborales
Accidentes laborales Detenidos tres empresarios en Galicia tras la muerte de un migrante que trabajaba sin equipo de protección
El joven de 28 años, que estaba empleado con un contrato irregular, falleció el 26 de febrero tras precipitarse desde una carretilla elevadora sin la protección necesaria para esa labor.
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda La PAH València clama por el derecho a una vivienda digna: “¿Duermen tranquilos?”
Centenares de personas protestan frente al palacio de la Generalitat para exigir que se haga efectivo el derecho a la vivienda ante la insoportable alza de los precios.
Sidecar
Sidecar Crisis intratable en la República Democrática del Congo
Una y otra vez los actores externos han fracasado a la hora de contener la escalada de violencia en la República Democrática del Congo.
Deportes
Rugby femenino +35 Las Milnoh Granada, un club de rugby femenino +35 creado y gestionado por mujeres
32 mujeres nacidas en mil novecientos y pico, federadas en un equipo que les ha dado un espacio propio, sentido de pertenencia, una tribu donde “yo soy porque somos”

Recomendadas

Argentina
Argentina Myriam Bregman: “El de Milei es un típico gobierno neoliberal con recetas ortodoxas clásicas”
Quien fuera candidata de la izquierda a la presidencia en las elecciones en las que Milei salió victorioso, evalúa las consecuencias del gobierno de La Libertad Avanza y las respuestas que están dando los distintos actores políticos.
Ríos
Radiografía fluvial de España La tierra que no amaba sus ríos
Los ríos ibéricos agonizan. Casi la mitad de las masas de agua está en mal estado. Presas, sobreexplotación, contaminación y crisis climática son sus principales amenazas, con la agroindustria como mayor agresora.
Memoria histórica
Marc Solanes “Mi bisabuela luchó en el frente y fue considerada una mala madre, pero lo hizo por sus hijas”
En ‘Las niñas de Elna’ (Pollen, 2024) el periodista reconstruye la historia de las mujeres de su familia resolviendo enigmas para resignificar la imagen de la mujer en la historia.
Euskal Herria
Korrika Correr a favor del euskera cruzando fronteras
La Korrika es el mayor evento de Euskal Herria. En la última edición de esta carrera de más de 2.500 kilómetros ha participado un tercio de la población vasca.