8 de marzo
Resaca feminista: las mujeres de Bilbao cantan a la revolución

En Bilbao cerca de 70.000 mujeres participaron en las distintas acciones y movilizaciones bajo el lema “Emakumeok Planto- Nosotras Paramos”. Una jornada histórica tanto por la afluencia de manifestantes, como por la construcción de una agenda feminista radicalmente “antipatriarcal, anticapitalista y antirracista”

8M Bilbao ayuntamiento
Vista de la plaza del ayuntamiento de Bilbao durante la huelga feminista de 2019 Christian García

Las imágenes de los cánticos en la plaza del Ayuntamiento de Bilbao están, de nuevo, dando la vuelta al mundo. Emocionantes, son una manifestación de esa pulsión revolucionaria que hoy encarna el movimiento feminista y la expresión última de mucho trabajo de organización en cada pueblo y en cada barrio. Como comentaban desde la Coordinadora Feminista de Euskal Herria minutos antes de partir por segunda vez en el día de ayer desde la plaza del Sagrado Corazón hacia el Ayuntamiento: "esta tarde vamos a volver a llenar de todas la ciudades de Euskal Herria, pero lo más importante es que no solo vamos a manifestarnos en Bilbao, en Iruña, en Gasteiz y Donosti, sino que también hay manifestaciones en casi todos los pueblos y comarcas de Euskal Herria”.

8 de marzo
La huelga feminista toma las calles de Euskal Herria

Las plazas de las principales ciudades se han llenado en una jornada de reivindicación en la que los más de 200 actos convocados en el territorio confirman la dimensión de la marea feminista

Ya en ese momento, después de más de doce horas de movilización, a pesar del cansancio y las semanas de tensión por lo preparativos previos, la expresión era de alegría. Según la organización, han sido más de 130.000 mujeres las que han participado en las distintas acciones y movilizaciones bajo el lema “Emakumeok Planto - Nosotras Paramos”. Una jornada histórica tanto por la afluencia de manifestantes, como por la construcción de una agenda feminista radicalmente “antipatriarcal, anticapitalista y antirracista”. La apuesta por la interseccionalidad es total, en una huelga que aspira a comprender y atajar las complejidades de los distintos tipos de opresiones que se ceban contra las mujeres.

Las semanas previas tuvieron lugar varias citas que han posibilitado que así fuera. Encuentros de reflexión y de lucha que buscaban apuntalar un trabajo de décadas para que la jornada de ayer fuera otro hito histórico. El pasado 23 de febrero en el Muelle de Ripa, tuvo lugar una Abiada Feminista en el que se dieron las mil y una razones para una huelga de producción, cuidado y consumo. Una huelga que las feministas han llevado, según señala Verónica Gago, “a lugares impensados”. “Hoy la huelga es una pregunta de investigación, ¿qué significa para cada una de nosotras parar en relación a las vidas, a los trabajos que tenemos?”, señalaba la feminista que el pasado 19 de febrero visitó Bilbao en vías de la movilización de ayer.

Las movilizaciones para la huelga en Bilbao comenzaban todavía de noche, en torno a las 7 de la mañana y mientras llovía generosamente. Los piquetes informativos convocados por la Coordinadora Feminista en Juan de Garay y las inmediaciones de EITB cortaron dos de los principales accesos a la ciudad. Después, en columnas coordinadas (forma de organización que se repitió a lo largo de todo el día) los piquetes avanzaron por la Gran Vía de Bilbao hasta el edificio de la Diputación Foral de Bizkaia donde empezaron las primeras reivindicaciones de la jornada, en relación a la situación de trabajadoras del hogar en nuestro territorio y la carga desproporcionada de las tareas de cuidados que desempeñan las mujeres.

Las distintas organizaciones de trabajadoras del hogar como Trabajadoras no Domesticadas, Ath-Ele y Torre de Babel tuvieron un papel fundamental en la jornada de ayer. “Somos interdependientes, a lo largo de nuestra vida vivimos momentos de mayor autonomía y otras de más dependencia, pero siempre necesitamos cuidados. El no reconocimiento de los cuidados debe permanecer invisible para mantener a flote el capitalismo patriarcal y racista”, comentaban desde una de las organizaciones. Por eso exigían la “desaparición de la figura de empleada de hogar interna que somete a las trabajadoras a unas condiciones laborales inaceptables y excepcionales (…) horarios que duran todo el día y se extienden a la noche, aprovechando que una de cada cuatro de nostras no tiene papeles y necesitan resistir” y su sustitución por un sistema público de cuidados.

Al mismo tiempo, en el Casco Viejo, centro de consumo y turismo por antonomasia en el mapa del nuevo Bilbao, había convocados piquetes informativos que recorrieron zazpikaleak repitiendo consignas anticapitalistas como “patriarcado y capital, alianza criminal” saboteando la actividad comercial de cadenas multinacionales y de la banca. Recordando, tanto por la mañana como por la tarde, que la convocatoria de la huelga era también de consumo. Una de las integrantes de Kalamiak, del Bilbo Zaharreko Gazte Talde Feminista y el Gazte Sare Feminista lo contaba así: “la coordinación de la jornada del 8 de marzo se ha ido organizando mediante asambleas abiertas, para poder estar hoy aquí en las calles y decir planto al heteropatriarcado capitalista porque desde el movimiento feminista creemos en una sociedad en la que pongamos las vidas en el centro, libre de opresiones y que se haga cargo de las necesidades de las personas. Por eso paramos hoy, porqué si paramos nosotras, se para todo”.

Frente al Teatro Arriaga, de camino al puente de San Antón se encontraba Maria Luisa Menendez, que se había acercado a ver la concentración de las estudiantes. Luisa, que pertenece a la Asamblea de Mujeres de Bizkaia “desde hace por lo menos medio siglo”, valoraba que “va a ser un día emocionante, un día reivindicativo, de buscar lo común y aunar todas las peleas de las mujeres en el largo camino de la igualdad”.

No eran las 12 de mediodía aún y la afluencia de personas empezaba a rondar el millar en varios de los puntos en los que se habían convocado concentraciones. La columna que se dirigía al puente de San Anton, en representación de los barrios de la zona, fue recibida entre aplausos a su paso por el Mercado de la Ribera por las trabajadoras que, no pudiendo hacer huelga, dejaron sus puestos vacantes para celebrar a sus compañeras. Al mismo tiempo, los piquetes que se encontraban en la Gran Vía en un ambiente festivo, junto a varios cientos de manifestantes, se dirigían hacia el Sagrado Corazón. Allí estaba convocada la cabecera de la manifestación de la mañana, que en palabras de la organización “es nuestro recorrido ya clásico” que apenas una hora después desembocaría en la plaza del Ayuntamiento.

La escena que dejaron las columnas que partieron desde el Sagrado Corazón fue espectacular. Ambos márgenes de la ría tomados por el color violeta, entre gritos de “gora borroka feminista!” o “abajo el patriarcado que va caer, arriba el feminismo que va a vencer”. Así cruzando el puente Pedro Arrupe hasta la Universidad de Deusto, para después remontar la ría por ambos márgenes dejando una imagen histórica. Entre ambos márgenes, una trainera marcaba el paso cortando las aguas de la ria.

La llegada al Ayuntamiento, el encuentro de las columnas, permitió vislumbrar la dimensión que estaba tomando la huelga feminista en la capital bizkaina. La plaza estaba absolutamente llena y tanto en el puente del Arenal como en los márgenes de la ría las mujeres se apiñaban para escuchar los cánticos que son ya una estampa clásica de las movilizaciones feministas en Bilbao y que por segundo año consecutivo han recorrido el mundo.

Tras las marchas de la mañana, los alrededores del Ayuntamiento se despejaron para dejar paso a las comidas populares y los zaintzagune (espacios de cuidados) organizadas principalmente en diferentes puntos de el Casco Viejo y Bilbi, para poder así descansar y retomar fuerzas para prepararse para las manifestaciones que se habían convocado para la tarde. En la calle Pelota, entre la Ekoetxea y el local de Ongi Etorri Errefuxiatuak, se encontraba el local de la Asamblea de Mujeres de Bizkaia, donde florecían las sillas y mesas de camping, donde los compañeros habían cocinado y se podía disfrutar de unos rayos de sol antes de las movilizaciones de la tarde.

8 de marzo
El 8M en Euskal Herria, en imágenes

El transcurso de la jornada de huelga feminista en Bilbao e Iruñea nos ha dejado algunas imágenes emocionantes


A las 17 horas las feministas se habían convocado delante de la Subdelegación de Extranjería con el objetivo de que echase el cierre. Entre proclamas como “papeles para todas o todas sin papeles” o “la ley de extranjería mata gente cada día” precintaron la entrada al edificio. En las pancartas se leían consignas antirracistas y ondeaban banderas de Ongi Etorri Errefuxiatuak, en la enésima demostración de que las feministas han venido a cambiarlo todo. Media hora después seguían llegando mujeres, tantas que cortaron la calle Máximo Aguirre y finalmente también la Gran Vía.

8M Bilbao
Las huelguistas en Bilbao consiguieron el cierre de la Subdelegación de Extranjería Christian García

Anabel Sanz de la Coordinadora Feminista y activista de Ongi Etorri Errefuxiatuak nos daba los porqués de esa convocatoria. “Tanto en Euskal Herria como en el resto de Estado una de las cosas que estamos diciendo es que esta huelga es anticapitalista, antipatriarcal y antirracista. El racismo es un componente fundamental y que afecta especialmente a las mujeres por eso en esta huelga, una de las cosas que pedimos es la derogación de la Ley de Extranjería y el cierre de los CIEs”, señalaba, y añadía que “es importantísimo lo que pasa con las mujeres inmigrantes y refugiadas en este momento y por tanto es una lucha muy compartida por el movimiento feminista”.

Pocos después, la Gran Vía comenzaba llenarse hasta convertirse en una manifestación de 70.000 personas según la organización y 50.000 según la Policía Municipal. Las miles de personas volvieron a concentrarse en la plaza del Sagrado Corazón. Eran tantas que, como ocurrió el año pasado, hubo momentos en las que la manifestación a duras penas podía avanzar. Los cánticos sonaban de forma atronadora y las manifestantes eran recibidas con vítores. Finalmente, sobre las 21 horas, llegaron de nuevo al Ayuntamiento.

Allí, en el mitin final, hubo lugar para todas. Las trabajadoras del hogar y mujeres migrantes dedicadas a los cuidados, las mujeres lesbianas, trans y genero disidentes que son perseguidas por lo que son, las pensionistas que llevan en lucha en esta ciudad desde hace más de un año, las mujeres jóvenes y estudiantes que quieren cambiar un sistema educativo que las oprime, las mujeres del campo que quieren ver su estatus reconocido y valorizado en una sociedad que no tiene lugar para ellas y así hasta llegar al momento de la famosa Kora.

La revolución feminista no está aquí solo para cambiarlo todo, si no que también está dispuesta a recuperar aquellos elementos de la lucha que nunca se debieron perder. Quizás esos cánticos sean la más pura expresión de ello. Recogen una tradición de lucha que les ha traído hasta aquí; apelan a la emoción, pero cada verso es producto de un proceso deliberativo; incorporando nuevas agendas transformadoras, revisando y actualizando su práctica política; asumiendo que la revolución se hace cada día escuchando a las demás. El movimiento feminista señala el norte en el Sur, y los demás deberíamos tener a bien seguirlas.

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