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Tribuna
Menos hipocresía y más compromisos reales
El 18 de diciembre se celebra el Día Internacional de las personas Migrantes. La ONU designó este día en el año 2000 con el fin de visibilizar las dificultades que atraviesan estas personas y hacer un llamado a que los estados contribuyan a que la migración sea un proceso seguro, regular y digno. La Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todas las personas trabajadoras migrantes, adoptada en 1990, es uno de sus principales antecedentes.
Han pasado décadas de ambas declaraciones y pocos son los avances reales en términos de migración segura, en condiciones dignas, sin discriminación y en igualdad de derechos y oportunidades. Ni la ONU, ni la OIT, ni la Unión Europea y sus estados miembros han cumplido sus promesas. Más bien, al contrario, somos testigos de cómo reafirman su apuesta por una Europa Fortaleza que lleva en su ADN necropolíticas, racismo y odio; cuyo brazo ejecutor combina un conjunto de políticas de extranjería, de asilo y de control fronterizo de los estados comunitarios. El anteproyecto de Ley de Asilo e Inmigración a debate en el Estado francés que todavía tiene visos de aprobarse incluso con un carácter más racista, se sitúa en la misma línea
Las consecuencias de esto son de sobra conocidas: muertes de miles de personas en su proceso migratorio, restricción y vulneración de derechos laborales y vitales fundamentales, precarización y explotación. Urge, por tanto, al estado central, seguir exigiendo la abolición de la ley de extranjería y la inmediata regularización masiva de todas las personas migradas. Y aquí, en Hego Euskal Herria: interpelar a los gobiernos de la CAV y de Nafarroa denunciando el recrudecimiento racista, estigmatizador y persecutorio de los requisitos de acceso a derechos y prestaciones sociales fundamentales, por ejemplo en las reformas recientes de la ley de vivienda y de renta de garantía de ingresos, entre otras; demandando que se protejan y garanticen éste territorio los derechos fundamentales de estas personas.
Si queremos combatir el racismo en Euskal Herria, tenemos que nombrar y abordar el abuso laboral y de poder que se ejerce al interior de los centros de empleo
En Hego Euskal Herria, según los registros, viven más de 324.000 personas migrantes; cerca de un 10-11% del total de la población. Son compañeras trabajadoras empleadas en diferentes nichos laborales, muchos de ellos, vinculados con la reproducción y el sostenimiento de la vida: trabajo agropecuario, pesca, industria alimentaria y conservas, hostelería, cuidados, tala de monte... En lo que nos toca, como herramienta sindical, en LAB si queremos combatir el racismo en Euskal Herria, tenemos que nombrar y abordar el abuso laboral y de poder que se ejerce al interior de los centros de empleo con estas personas trabajadoras.
Explotación, discriminación, desigualdad, abusos, chantajes, esclavismo, engaños, desinformación, deshumanización, injusticia, menosprecio, falta de respeto, rechazo desde el primer día, maltrato psicológico, humillación, trato diferenciado, vulneración del derecho al descanso, jornadas abusivas, contratos falsos. Incumplimiento de las promesas de regularización. Negación de los equipos de protección, de derecho a la salud laboral. Represalias por exigir, miedo, presión, impotencia, rabia, tristeza, incertidumbre. Todo esto no nos lo hemos inventado. Son vivencias compartidas en torno al racismo laboral que han compartido personas trabajadoras migradas y racializadas, con las que recientemente hemos facilitado formaciones en derechos laborales en Azpeitia, Iruña, Tutera y Bilbao durante el pasado mes de octubre.
En LAB queremos que se hable claro y se actúe contundentemente frente a esto. El racismo laboral es una expresión del odio y la desigualdad sistémica, que permite en el interior del mundo del empleo, extraer el máximo beneficio posible de aquellos cuerpos y fuerza de trabajo que menos se puede defender.
A pesar de todas estas situaciones, las trabajadoras migradas en Euskal Herria no somos víctimas ni sujetos pasivos. Cada vez más estas personas trabajadoras se acercan a LAB aportando sus demandas, formas de organización e instrumentos de lucha que mejoran y enriquecen a LAB como sindicato. Por nombrar sólo algunos de éstos conflictos en los que la presencia de las personas trabajadoras migradas está siendo crucial, celebremos y apoyemos más allá de este 18 de diciembre luchas como las de las y los trabajadores agropecuarios de la rivera navarra que ahora mismo se encuentran en pleno conflicto; la del sector de la hostelería tanto en Bizkaia y Araba o en las de residencias de Araba y Nafarroa; la huelga de los próximos días de los trabajadores y trabajadoras de reparto de Amazon y de los almacenes de Eroski en Bizkaia y la lucha de las trabajadoras de hogar y de cuidados cuyas reivindicaciones han logrado un lugar central al interior de la Huelga Feminista General del 30 de noviembre en Euskal Herria.
Conmemorar a las personas migrantes y garantizar el ejercicio efectivo de derechos y la igualdad de oportunidades; va más allá de un día concreto. Se trata de una práctica cotidiana y coherente que tiene que sostenerse desde muchos ámbitos. Lo que falta es voluntad política, compromisos, medidas concretas, presupuestos y seguimiento de las condiciones efectivas de vida y de empleo en que se encuentran (y que se les ofrece) a las personas trabajadoras que llegan a Euskal Herria porque deciden asentarse aquí o porque se encuentran en tránsito hacia otros territorios.
Por todo ello, desde LAB llamamos a participar en las movilizaciones convocadas en los diferentes pueblos y capitales de Euskal Herria exigiendo derechos este 18 de diciembre.