Salud laboral
Trabajar estando enfermo más allá del coronavirus

El presentismo laboral es un fenómeno frecuente entre la población española que, al contrario que en otros países europeos, señala como uno de los principales motivos para ir a trabajar encontrándose mal el miedo a perder el empleo. El coronavirus y el teletrabajo han impuesto un escenario que obliga a repensar las formas de organización de las empresas.

Brecha salarial 3
Bego, durante su jornada de trabajo en unas aulas vacías a causa del coronavirus Christian García
8 sep 2020 06:00

Casi dos de cada diez personas trabajadoras con tareas de atención al público afirmaron haber acudido a su empleo con síntomas compatibles con el covid-19 —fiebre, tos, dificultad respiratoria, malestar general— durante el mes de mayo, según los resultados de la encuesta Condiciones de Trabajo, Inseguridad y salud en el contexto del covid-19 (COTS). Un 13% entre la población asalariada en general. Pero la posibilidad de que una persona fuera a trabajar estando enferma existía mucho antes del coronavirus, aunque la preocupación aparentemente no fuera tan grande. Con enfermedades contagiosas o no, con dolencias más o menos graves, el problema del presentismo en España viene de lejos.

El concepto del presentismo surge como respuesta al de absentismo laboral, pero todavía no se ha estudiado tanto como este. Las definiciones varían entre la comunidad científica, pero la más aceptada es simple: ir a trabajar estando enfermo —o teniendo alguna lesión— dos o más veces al año. En un momento en el que el asunto de las bajas laborales por el coronavirus ha vuelto a despertar interés entre la opinión pública, investigadores especializados en salud laboral recuerdan que en España el número de trabajadores que han acudido a sus puestos de trabajo encontrándose mal son tradicionalmente preocupantes, y muestran dudas sobre cómo el el teletrabajo puede influir en esta cuestión. 

salud laboral vs economía familiar

Antonia trabaja como vigilante de seguridad —externalizada— en una oficina municipal. Le diagnosticaron ciática hace unas semanas, pero no ha dejado de acudir a su puesto de trabajo a pesar de que el dolor ha llegado a ser muy agudo, le limita a la hora de realizar ciertos movimientos y el nivel de malestar “va por días”. No ha contemplado la opción de pedir la baja: considera que “no es tan grave”, sobre todo teniendo en cuenta que pedirla le supondría “perder dinero” y que teme que ausentarse de su puesto le repercuta negativamente en su continuidad en la empresa.

Un 44% de los trabajadores en España afirmaba haber acudido a sus puestos estando enfermos en el último año 

El caso de Antonia no es una excepción. En la última Encuesta europea sobre las condiciones de trabajo —datos de 2015—, un 44% de los trabajadores en España afirmó haber acudido a sus puestos estando enfermos en el último año. Un 38% —48% en el caso de trabajadores manuales— consideraba que su trabajo afectaba negativamente a su salud. Esta cifra, solo superada por Letonia, contrasta con el reducido número de empleados que admite haber faltado al trabajo en el último año: el 73% dice no haberlo hecho nunca.

“Lo importante del presentismo es que es un fenómeno que tiene dos partes: el estar enfermo y después el ir a trabajar”, introduce Albert Navarro, miembro del grupo de investigación POWAH —Psychosocial risks, Organization of Work and Health— y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid (UAB). Para él, el presentismo supone “un fenómeno que finalmente resulta de un ejercicio de los derechos, del derecho a tomar una baja laboral”.

Mientras en países nórdicos reseñan como principales motivos del presentismo laboral 'porque me gusta mi trabajo' o 'porque es bueno para mi salud', en España se subraya el de razones económicas o el miedo a ser despedido

Navarro es coautor de una investigación publicada en 2018 que concluye que casi uno de cada cuatro trabajadores presenta presentismo laboral y que, entre los motivos más frecuentes para ir al trabajo aun estando enfermo, o teniendo alguna lesión, se encuentra el de evitar sobrecargar a los compañeros (46%) o acumular trabajo (38,5%), seguido de cerca por razones económicas (36%). “Contra lo que pueda pensarse, en la mayoría de países europeos los dos primeros motivos del presentismo laboral son los mismos”, explica el profesor de la UAB, “pero en España hay una diferencia en relación a otros países: entre los principales motivos, está el de razones económicas (tercer lugar) o el miedo a ser despedido (número seis), mientras que en países nórdicos los siguientes son 'porque me gusta mi trabajo' y 'porque es bueno para mi salud'”. 

Presentismo antes y durante el covid

“Pues porque no tengo otro sueldo”, responde escuetamente Mercedes Pérez, de 60 años, ante la pregunta de por qué sigue yendo a trabajar teniendo los tendones del hombro derecho rotos a causa de los movimientos repetitivos que lleva más de tres décadas haciendo en su trabajo como camarera de piso en Benidorm. “Estoy yo sola. Si me dieran la baja me la cogía ahora mismo, pero todavía no me la dan. Me tenía que ver el traumatólogo para estudiar si me operaban, y con esto de la pandemia, después de esperar años a mi cita, el día de antes me llamaron avisándome de que se había paralizado la actividad”, explica.

Mercedes cuenta que ha ido varias veces a la mutua pero reseña que “no han puesto ningún interés”. Y eso que los tendones se suman a todo un historial de lesiones y enfermedades frecuentes entre el colectivo de las kellys: está operada del túnel carpiano de las dos manos, se rompió el pie en el trabajo... “Estoy aguantando un montón, un montón. Pero estoy hecha un trapo”.

Aunque según la encuesta europea el presentismo laboral se da en mayor medida entre trabajadores manuales —como pueden ser las camareras de piso—, Albert Navarro explica que el fenómeno es muy transversal. “La magnitud de las diferencias entre sexo o edad no son tan relevantes como en otros casos, son más los factores estructurales los que hacen que en algunas poblaciones haya más presencia de presentismo”. Se refiere a cuestiones como la prestación por baja laboral, que en España implica que durante los tres primeros días no se cobre.

Pablo es autónomo y tuvo una hernia que le impidió ir a trabajar durante unos días: quiso reincorporarse al poco tiempo, pero le resultó imposible por el dolor. El problema es el mismo: “Día que no trabajo, día que no cobro”. Además, es quien dirige su propia empresa, y el trato con los clientes —que se le acumulan conforme más días pase sin acudir al trabajo—, explica, es muy personalizado y requiere de atención continuada, así que teme que se vayan a otros sitios. 

La cantidad de trabajo que se tiene, que la organización del trabajo implique que si esa persona no esté el trabajo no se haga o la estructura del salario y tipo de contrato son algunos de los factores que influyen en el presentismo

“Existen factores vinculados a la organización de las empresas o instituciones: la presión para asistir por la cantidad de trabajo, o de que la organización del mismo hace que si tú no estás, tu trabajo no se haga; el compromiso excesivo con la empresa; cuestiones como la estructura del salario —profesiones en las que cobras por lo que trabajas, como repartidores—, o el tipo de contrato”, enumera Navarro. En profesiones como la de Mercedes, y a tenor de la reforma laboral —entre cuyas implicaciones, hasta el mes de febrero, estaba la de que las bajas por enfermedad podían ser causa de despido objetivo, el último condicionante mencionado por Navarro queda, opina la camarera de piso, más difuso. “Hoy en día tenemos todos que perder. Si el dueño quiere echarte, te echa. Aquí fijo hoy en día no hay nadie”, sentencia esta trabajadora fija discontinua con más de 30 años de experiencia en su empresa actual.

Laboral
Casi la mitad de los trabajadores temen perder su empleo y siete de cada diez que disminuya su salario
Un informe de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) en colaboración con Comisiones Obreras refleja el enorme incremento de la incertidumbre laboral durante la pandemia.

En el contexto de pandemia, casi la mitad de trabajadores temía perder su empleo. La crisis económica derivada del coronavirus subraya la precariedad laboral de una gran parte de la población española, del mismo modo que la irrupción del teletrabajo en muchas empresas afectará también, previsiblemente, a fenómenos como el del presentismo. “En trabajos no manuales el teletrabajo es difuso, porque a veces la persona, incluso estando de baja, acaba trabajando, y ese es uno de los peligros del trabajo a distancia”, defiende Navarro. “Creo que en ese sentido tiene mucho riesgo, porque si tú te desplazas hasta un puesto de trabajo es muy evidente, también para ti mismo, si trabajas o no lo haces”. Pero si se está en casa, se tiende a ser más flexible. 

todos salen perdiendo

Las profesiones que estuvieron en primera fila durante la peor fase de la pandemia —personal sanitario o de limpieza, trabajadores de supermercados, auxiliares de geriatría...— vieron aumentada su carga de trabajo y, en mucho casos, también la del consumo de psicofármacos, con los efectos negativos para la salud que eso conlleva. Por otro lado, dentro y fuera del contexto de la pandemia, en la mayoría de profesiones muchos de los factores que se vinculan al presentismo están relacionados con el tema de las plantillas: allí donde el equipo es más reducido, las personas serán necesariamente más difíciles de sustituir, con lo cual la presión para seguir trabajando será más alta. 

La tendencia de las mutuas a favorecer “reincorporaciones excesivamente tempranas” también es negativa para las empresas. “Una de las consecuencias del presentismo es un episodio de absentismo alargado que además a menudo acaba en el sistema de salud pública”

Los resultados de esto no son negativos únicamente para la persona empleada. “Hay varios estudios enfocados en términos de productividad de la empresa que afirman que los costes atribuidos al presentismo son muy superiores a los costes del absentismo, y una de las causas del presentismo es una reincorporación excesivamente temprana tras, por ejemplo, una baja laboral. Tener trabajadores sanos es una ganancia para la empresa”, defiende Navarro.

¿Y por qué esta incorporación se hace antes? Navarro introduce la tendencia de las mutuas a favorecer “reincorporaciones excesivamente tempranas”. ¿A qué conduce la obligación de una vuelta temprana al trabajo? “Una de las consecuencias del presentismo es un episodio de absentismo alargado que además a menudo acaba en el sistema de salud pública”. Se llega a la situación que precisamente se quería evitar. Todos pierden cuando se juega en contra de la salud. 

Hemeroteca Diagonal
Morir por miedo a perder el trabajo

Tras la aplicación de la reforma laboral, una trabajadora de Konecta BTO prefirió seguir en su puesto a pesar de estar gravemente enferma.

posibles soluciones

Por lo que sí le dieron la baja hace unos años a Mercedes fue por depresión. Su trastorno estuvo motivado, cuenta, por la sobrecarga laboral. “Yo antes iba con alegría a trabajar, ¿pero de hace unos años hasta ahora? Nada, nada. Hoy mismo llevo 29 habitaciones”, narra la camarera de piso. El presentismo, no obstante, puede ser positivo cuando la enfermedad del trabajador es, precisamente, un trastorno mental como la depresión. Eso sí, siempre y cuando el ambiente de trabajo psicosocial sea positivo.

Para atajar el problema, debería revisarse el papel de las mutuas y el tema de las bajas: “A nivel estructural cabría mejorar las prestaciones por incapacidad y hacer que se garantice que la reincorporación se haga cuando el trabajador esté realmente recuperado”

El asunto de los modelos organizativos de la empresa entra también en juego como problema y solución: se traduce en un mayor presentismo que la empresa o institución “esté organizada de tal forma que tú no puedas faltar al trabajo”, mientras reduce el problema que exista “una capacidad de reorganizarse ante una ausencia”, explica el investigador de la UAB. “La solución pasa por democratizar el trabajo e ir a una organización del trabajo saludable, que dé más margen de autonomía a los trabajadores, donde se favorezca la cooperación entre personas empleadas y que implica entre otras cosas que podamos faltar en el trabajo cuando estemos enfermos”. También debería revisarse el papel de las mutuas y el tema de las bajas: “A nivel estructural, para reducir el presentismo cabría mejorar las prestaciones por incapacidad, y hacer que se garantice que la reincorporación se haga cuando el trabajador esté realmente recuperado”.

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“Lo importante es que si alguien se siente enfermo y piensa que tiene que quedarse en casa cuidándose, pueda hacerlo”, resuelve Navarro. “Ahora es fácil explicar lo riesgoso que es ir a trabajar estando enfermo. Nos ponemos las manos en la cabeza si a alguien se le ocurre ir a trabajar teniendo covid-19 porque es una enfermedad transmisible. Pero cuando no es transmisible, la enfermedad no tiene esa cosa, y no es solo la cuestión infecciosa”. Para él, el mensaje que deja el coronavirus, pero que ya dejaba el presentismo, es claro:“Trabajar estando enfermo es mucho peor que parar, para la persona y para la empresa. Y es lo que deberían entender estas últimas”.

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#69821
14/9/2020 17:33

Se habla de las mutuas que es verdad que son salvajes con las bajas que casi no la dan ni muertos y menos tiempo del debido por sistema, pero no sé habla de la seguridad social como si no tuvieran nada que ver en esto. Cuando muchas veces o son ellos los que no las dan o las recortan. O los mismos médicos o inspección médica la deniega u obliga al alta estes como estés incluso sin tratamiento Y este año en Junio/ Julio inspección médica se ha dedicado a dar altas en masa incluso a veces por SMS sin visita médica ( cuando además tampoco se veía a los pacientes en consulta previamente. Hay que valorar eso también. Y gracias a la valoración del trabajo y su sobrecarga, que el cuerpo lo paga de los profesionales de la gama baja como limpieza. Que parece que solo importan los sanitarios ( con todo el respeto a ellos )

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#69633
10/9/2020 23:46

Ya es hora de que investiguen a fondo las mutuas. No hay derecho que un trabajador sin estar recuperado le den el alta por favorecer al empresario.El trabajador siempre vive con el corazón en un puño, con pánico a enfermar, porque sabemos que el día que entregas el parte de baja, acabas de entregar tu despido una vez recuperado. Es de vergüenza lo que hay que tragar en este país de pandereta.

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