Opinión
El "problema catalán" y la democracia en peligro
Es imposible el diálogo, primero, porque los interlocutores no se reconocen. Pero lo es, sobre todo, porque –recordemos– los interlocutores no nos representan.

Ha llegado el momento de decir con firmeza que si uno quiere tener una mínima idea sobre “lo que está pasando en Cataluña”, antes debe alejarse de la actualidad que construyen los medios de comunicación y sentarse a hablar, sin prisas, con la persona que tiene al lado. Créanme, sí se puede.
De vuelta a la conversación, una vez superado el nivel superficial, repleto de tópicos y prejuicios de otro, descubriremos que lo que ha ocurrido en este tiempo tiene que ver con eso, con la interrupción del diálogo social que el estallido de la crisis propició, cuyo hito principal es el 15-M, y con el (r)establecimiento de la unidireccionalidad incontestable, ese monólogo insoportable a través del cual los grandes medios nos invitan a creer en lo que ellos dicen, y no en lo que ven nuestros ojos.
El consenso social de las plazas del 15-M, hoy fracturado, es el que impidió una deriva fascista en España homologa a la de la mayoría de países europeos, un fascismo que emerge ahora bajo la forma de represión de la plurinacionalidad
Que en las últimas semanas se haya insinuado un escenario político partido, como todos, en dos entre los defensores de llevar la confrontación al último extremo (155 vs. DUI) y una posición difusa que pide diálogo, no deja de resultar paradójico. Más si cabe si la inmensa mayoría intuye que esa posición, el diálogo, es inmensamente mayoritaria, tanto en España como en Cataluña, y que evoca al poderoso consenso social que resultó de las plazas del 15-M. Ese consenso, hoy fracturado, es el que impidió una deriva fascista en España homologa a la de la mayoría de países europeos, un fascismo que emerge ahora bajo la forma, muy española, de represión de la plurinacionalidad.
De ello se deriva que la unilateralidad (del 155 y de la DUI) sea innegociable, ya que la alternativa, el diálogo, lleva implícita una subversión democrática del orden actual. Es imposible el diálogo, primero, porque los interlocutores no se reconocen. Pero lo es, sobre todo, porque –recordemos– los interlocutores no nos representan. Si la crisis de representación ha ido adoptando la forma de la crisis territorial, ello se debe a la capacidad del poder constituido para ir traduciendo el conflicto social a un lenguaje manejable. Habría que advertir, llegados a este punto, la convivencia pacífica entre la crisis de Estado y la incuestionable consolidación de unas políticas profundamente regresivas. Podríamos concluir, entonces, que el rearme del poder requiere de un proceso de descomposición institucional.
Es difícil augurar nada bueno en los próximos meses. Pero es posible resituar los términos, necesario. Inscribir el “problema catalán” en el contexto de una democracia en peligro, despojarlo de esa aura de metafísica noventayochista que tiende a adquirir la política en España en tiempos de crisis. Reclamar, frente a la unilateralidad del poder, procesos de discusión pública que permitan construir consensos sociales que podamos oponer a los venideros arreglos entre las élites. Va a ser difícil, pero mucho más complicado es convencer a mi abuela de que su miserable pensión es el resultado de las demandas independentistas en Cataluña.
Relacionadas
Murcia
Extrema derecha
La Fiscalía de Murcia investigará si el presidente de Vox Murcia ha incurrido en delitos de odio
Opinión
Integración, valores europeos, y otros grandes chistes racistas
Opinión
Lo de Torre Pacheco tiene un nombre: terrorismo supremacista blanco
Comunidad de Madrid
Los bomberos forestales madrileños inician una huelga de un mes
Economía
¿Cómo funciona el mecanismo de defensa que Europa podría activar contra los aranceles de Trump?
El Salto n.79
La celulosa o la vida: periodismo situado y lucha social para frenar un ecocidio
Dependencia
El Gobierno reduce al 27% la inversión en el sistema de dependencia
Maternidad
La discriminación de las familias monoparentales por los permisos de nacimiento llega al TEDH
Fronteras
Las devoluciones en caliente de solicitantes de asilo pasan a ser política oficial en Alemania
Últimas
Comunidad El Salto
El Salto estrena nueva página: una web como una casa
Palestina
Israel despeja la zona de Rafah para su “ciudad humanitaria”, denunciada como un futuro campo de concentración
Alicante
Denuncian cortes de suministro en pleno verano por parte de Aguas de Alicante
Junta de Andalucía
La Audiencia de Sevilla eleva a la UE la sentencia absolutoria del Constitucional del caso ERE
Sindicatos
Extremadura con Las Seis de La Suiza
Opinión
Redes sociales
Todos vivimos ahora en el castillo del vampiro
Palestina
La coordinadora europea contra el antisemitismo dice que los informes sobre la hambruna en Gaza “son rumores”
Euskal Herria
“No matan los ríos, mares ni montañas, matan las políticas migratorias”
Palestina
Más de mil caras conocidas de la cultura exigen al Gobierno que cese la venta de armas a Israel
Recomendadas
Málaga
Málaga, el punto de inversión para los fondos israelíes a pie de playa
Feminismos
Patricia Reguero
“Mis relatos están escritos al lado de otras, arropada por la escucha de otras”
LGTBIAQ+
Mana Muscarsel
“La amistad da más juego para salir de la lógica de la familia porque tiene menos reglas"
Barcelona
El reciclaje invisible: la relación entre la chatarra y la ciudad de Barcelona
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!