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Día de las Fuerzas Armadas
Transformación, ocupación y consumo del espacio en Logroño
Llega el desfile de las fuerzas armadas a Logroño y la ciudad se dispone a una serie de cortes en su trama urbana habitual que están generando una serie de interferencias en el paisaje y en las dinámicas urbanas del día a día.
Desde cortes de calles al tráfico hasta problemas en la circulación y el acceso habitual a peatones, pasando por la retirada de mobiliario público y las molestias generadas por ruido y movilidad. La privatización del espacio público en pleno centro de la ciudad pone en evidencia la falta de planificación urbanística. Porque lo destacado es que estos hechos marcan una falta absoluta de diseño urbano por parte del equipo de gobierno de la ciudad, no solamente en el caso específico del desfile, sino porque arrastra toda una serie de consecuencias de un modelo de ciudad limitado y poco sostenible.
el 60% de los desplazamientos se realizan a pie en una ciudad que destina un 70% de su superficie al tráfico rodado
Tal y como indica el PMUS de Logroño, el 60% de los desplazamientos se realizan a pie en una ciudad que destina un 70% de su superficie al tráfico rodado y aparcamiento, mientras el restante es para peatones y mobiliario urbano. Si la ciudad contemplase un reparto más equitativo de su superficie al uso peatonal y estancial del espacio público, muchos de los inconvenientes generados por los cortes de calles, entre los que se encuentran la necesidad de dar rodeos y alargar sus trayectos, las vallas que cortan e impiden el paso alegando motivos de seguridad pero que perjudican gravemente la movilidad, o el retranqueo de pasos de cebra, podrían no solo haberse evitado, sino contribuido a generar una ciudad mucho más amable y más predispuesta al uso común del espacio público. La pacificación de las calles es otro de los elementos que deberían contemplarse para evitar transformaciones urbanas efímeras y temporales, ya que permitiría la creación de espacios libres en el espacio público.
Pero no solo el desfile pone en evidencia el modelo fallido sino que nos encontramos con una privatización del espacio público que está durando días con la única finalidad de servir a un desfile militar que durará 27 minutos. No solamente es la calle, sino también edificios públicos que van a albergar a distintas personalidades relacionadas con el poder. Logroño se suma de esta manera a la lista de ciudades que priorizan el consumo del espacio frente a la socialización, donde las calles y las plazas dejan de ser entendidas como espacios fundamentales para el desarrollo de la comunidad y pasan a ser únicamente un objeto de explotación, en este caso patriótica.
La ciudad de Logroño se engalana de gran empresa, aprovecha el desfile para venderse como ciudad y se prepara para entrar en la lógica capitalista de la productividad y el consumo del espacio. Los cambios urbanos que estamos viendo estos días, responden a la entrada de Logroño en el proceso de producción del espacio como mercancía-lugar, como un espacio que puede ser consumible pero no espacio productivo. Este tipo de eventos se convierten en escaparates orientados a la atracción de capital e inversiones con un contenido puramente simbólico.
La urbe quiere demostrar que está perfectamente capacitada para albergar este tipo de eventos, tal y como aseguró la alcaldesa de Logroño el pasado 21 de mayo en Madrid: “perfecto escaparate” para Logroño, y que es capaz de condensar nuevas intervenciones en nombre del desarrollo y el progreso, a pesar de las consecuencias que trae consigo este devastador modelo de ciudad. Todos estos elementos y formas de transformación de la ciudad, se combinan para formar una “marca ciudad” que se encarga de resaltar elementos particulares e identitarios de un determinado lugar. A través del marketing urbano se genera una marca en forma de imagen inducida que trata de construir una interesada identidad territorial y, a su vez, hacer a la ciudad más atractiva, competitiva y prestigiosa en el mercado de ciudades.
El beneficio que se espera es tanto político como económicoEl beneficio que se espera es tanto político como económico, si bien la intervención urbana del desfile es un potencial recurso electoralista, genera una notable cota de poder a través de relaciones entabladas con importantes actores empresariales, los cuales ocuparan parte de las gradas importantes del desfile, seguramente en busca de algún bocado del pastel urbano.